~~~Ana.Detengo mi carrera por los pasillos de la manada, exhausta, aún con la desazón que me provoca el saber que no me queda otra alternativa que unirme a Levy, odiando a mi destino, quien es el que me ha traído aquí."Sigo sin poder hablar con Sanjay", me dice Ateba, preocupada, "me sigue sin gustar esto, porque creo que me oculta algo muy importante", continúa hablándome, algo que me enoja."No quiero saber ni de él ni de Levy", le respondo con un resoplido, "y si pudiera, yo...", trato de decir, pero entonces escucho una risa conocida muy cerca, la cual hace que mire por instinto.Se trata de Casius, quien se encuentra en una de las celdas, con la cara toda hinchada, por los golpes que debe haberle dado Levy, mientras lo interrogaba por la caja.O para desquitarse por todo lo que nos ha pasado, y si fuera yo, también lo hubiera hecho, porque se merece eso y más, la muerte.―Pensé que, a estas alturas, ya llevarías la marca de tu noviecito y que estarían muy felices, mientras se
~~~Ana.―Supuse que tarde o temprano, alguno de ustedes vendría a buscarme―me burlo de Amadeo, sin dejar de mirar con odio a Casius, con quien gustosa me desquitaría, por la rabia que me provoca toda la situación.―El alfa solicita su presencia y me ha pedido especialmente que la escolte―me señala y yo muevo mi cabeza de lado a lado―también ha sido un pedido de la Sabia del concejo, quien ha dicho expresamente que en sus manos está el destino de todos―asegura y yo ahora respiro profundo, al tiempo que miro a Casius.―Siempre es un placer volver a verte, querida, ya sabes, por los buenos tiempos, cuando estuviste a punto de ser mi Luna―se burla de mí tan descaradamente, que tengo ganas de devolverle el comentario, pero me contengo, porque no le daré el gusto de ver cómo sus palabras han calado en mí.―Disfruta de tu mazmorra, Casius―le indico sin mirarlo, al tiempo que me voy escoltada por el Beta, quien me lleva hasta mi habitación.―Pero, pensé que el alfa quería verme―le indico des
~~~Ana.En cuanto los escoltas me dejan en mi habitación, comienzo a llorar amargamente. Lo sé, no soy tonta, y Levy lo ha notado, y es por eso que ahora viene con cenas románticas y promesas vacías, las cuales romperá en el mismo instante en que diga que acepto, y que ya sea suya para siempre.Quizás se espere un poco, hasta que logre acabar con el cuerpo de Aradia, solo para asegurarse que la amenaza que representa se haya terminado.Pero no espero de él nada más, porque en cuanto sus celos enfermizos o sus deseos de posesión sobre mí comiencen a emerger, ya no tendré ni alegría ni paz con él, solo llanto y angustia.Entonces, me voy hasta donde se encuentran mis hijos para darle un beso a cada uno y cuando regreso a mi propia cama, noto que hay un porta vestidos en ella, así que lo abro de inmediato.Se trata de mi vestido de novia, el cual es igual al que tenía, el día de mi unión fallida con Levy, justo cuando fui secuestrada por Calel, y que Levy, en lugar de creerme, prefirió
~~~Peyton.Me coloco la ropa de batalla del alfa de la manada Luna Escarlata, finalmente, como había sido mi sueño desde que descubrí mi origen y el legado que debo preservar, según me contó mi madre, sin embargo, nada se siente como lo había imaginado.Porque me siento un títere en las manos de esta mujer que sigue gobernando entre las sombras, de la cual no confío porque no estoy seguro de qué jugarreta más tendrá escondidas.Y entre las filas de soldados, hay uno que me llama la atención, quien luchó conmigo hace dos años, cuando tomamos la casa de la manada de Luna Escarlata, precisamente, tratando de rescatar a Ana, mientras derrocaba a Casius e intentaba tomar mi puesto como el líder.Así que lo llamo aparte, con disimulo de que Violeta se entere y le pido que vaya por delante, hasta Sombra Oscura y que averigüe todo lo que está ocurriendo en esa manada y lo más importante, cómo se encuentra Ana.El hombre me da un asentimiento de cabeza y se va a paso apresurado, justo cuando
~~~Peyton.―Pero ¿cómo has podido? ―le reclamo a Ana, mientras lucho contra los hombres de Levy, quienes intentan detener mi camino hasta el altar― ¡después de todo lo que él te ha hecho, tú te unes a él! ―le señalo, mientras veo lágrimas en sus ojos, al tiempo de que Levy la tiene bien asida por el torso.―Era preciso―me dice aún llorando―no tienes idea de todas las cosas que están en juego―me asegura y yo me deshago de los guardias, empujándolos con tanta fuerza, que salen por los aires, debido a mi fuerza, lo cual me sorprende, porque nunca pensé que pudiera hacer una cosa como esa.Pero, eso no es lo importante ahora, sino que debo ir al altar, a encarar a Ana y Levy, quien se nota muy feliz.― ¿Por qué, Ana? ¿Qué te ha prometido él? ―le pido saber y ahora miro la primera fila frente al altar, en donde se encuentra la Sabia del concejo, en compañía de Levan y Lennon― ¿qué te devolvería a tus hijos, es eso, Ana? ―le reclamo, pero ella sigue consternada.―No es solo por mis hijos,
~~~Ana.En cuanto Peyton me suelta, me voy directo hasta donde se encuentra Levy, para poner a mis hijos a salvo, aunque en este momento dudo mucho que haya algo parecido. Él los pone detrás de sí al igual que a mí, mientras que Peyton sigue en el suelo, todavía confundido.―Y díganme, ¿ya puedo darles el enhorabuena o siguen sin querer unirse? ―nos dice Aradia y yo aprieto mis dientes, enojada.―Cualquiera diría que estás celosa por eso, después de todo, eres Violeta, ¿o no? ―me burlo de ella, a pesar del peligro que representa para los que nos encontramos en su presencia―pero, tus regalos de buena voluntad pueden esperar, si es que ese era tu preocupación―le indico mordaz y ella esboza una ligera sonrisa.―De todas formas, no importa, porque me imagino que debo encontrar primero el cuerpo―me revela y ahora Peyton es quien se nota extrañado.~~~Peyton.―Entonces, he sido tu peón todo este tiempo, incluso cuando pensé que me había escapado para detener este matrimonio absurdo―le ech
~~~Ana.La bruma se acerca al cuerpo de todos los presentes, los pocos que nos hemos quedado atrapados en el recinto sagrado, la cual se siente ardiente en nuestra piel, como si nos estuviera marcando, y yo abrazo con fuerza a mis bebés, para que esa neblina no los toque, pero es casi que inútil mi esfuerzo.― ¡Fuera de aquí, miserable bestia! ―escucho decir a la Sabia del concejo, quien pareciera que se hubiera quitado unos cuantos años de encima― ¡atrás, o no descansaré hasta que vuelvas del inmundo hoyo de donde viniste! ―le espeta, al tiempo que la bruma intenta tocarla, pero pasa de ella, desvaneciéndose en cuanto intenta acercarse a su cuerpo.― ¡Ja! ―se burla ahora Aradia, quien la mira con sorna―ahora te recuerdo―le señala y yo me pregunto cómo en el mundo esto es posible, pero la Sabia simplemente se ríe.―Y si sabes quién soy o el odio que te tengo, también debes saber que he jurado acabarte―le asegura y yo me quedo pasmada por sus aseveraciones―ahora, ¡largo! No te creas q
~~~Ana.Ya todo está dicho, y solo me queda aceptar mi destino.―Mamá, por favor, que no vuelva esa señora mala―me pide Lennon y yo lo abrazo con fuerza, al igual que a mi Levan.―Descuiden, nada malo les pasará a ninguno de los dos―les responde Levy, al tiempo que les da un beso en la coronilla, pasándole la palma de las manos por sus caritas, al tiempo que yo lo miro al rostro.―Esa señora no volverá a molestarlos, se los prometo―les indico y ellos me dan un fuerte abrazo, como si no nos fuéramos a ver jamás, aferrándose a mí como si luego de eso, se sentirán solos y desamparados.Nada más lejos de la realidad.―Vayamos enseguida―le pido y le paso a la Sabia el cuidado de mis hijos, al tiempo que ambos nos colocamos frente al celebrante, quien luce todavía muy nervioso, y supongo que teme que Violeta y sus hombres vuelvan, así que miro hacia la puerta.Peyton no está y supongo que ha entendido mi urgencia de casarme o eso espero, porque me dolería mucho que siga con el corazón roto