~~~Ana.Estoy atónita, al ver todas las pruebas frente a mi cara, y si Levy intenta negarlo nuevamente, seré yo quien me ponga de parte de su tío, quien parece tener la razón.Ese niño es el hijo de Levy, ya no me cabe la menor duda.― ¿Y qué se supone que has puesto como si fuera una prueba, tío? ¿Qué ese niño se parece mucho a mí? ―le dice con sorna, haciendo que yo frunza el ceño― ¿o se te olvida que tú y yo nos parecemos mucho? ―le recuerda y eso es verdad― ¿Qué mi madre y tú eran gemelos? ―le señala y yo ahora trago en seco―no, tío, el parecido entre tú y mi madre era muy grande, como para que uno de tus hijos pudiera parecerse a mí―le recalca.―Y esa es la duda que hace que mi plan sea perfecto―se burla ahora Lesley― ¿es tu hijo o el mío? Una duda que puedo arreglar, con varias personas que le digan a todos que en realidad es tu hijo, de hecho, ya todo el mundo en Sombra Oscura duda que Macarena ha muerto, porque, si Violeta y Ana están vivas, también ella podría estarlo, ¿cier
~~~Ana.Las sombras van dibujando la forma de la persona más importante de la manada, luego de Levy, quien ahora tiene el ceño fruncido.También noto que los hombres de Leandra ahora van directos a apresar a Lesley y a Casius y aún peor, porque se van directo hasta donde está la propia Leandra, pero no la toman a ella, sino a su acompañante, a quien le colocan un arma en el cuello.―Lo siento, padre, pero sigo siendo una hija leal a Sombra Oscura y en cuanto entendimos que venían para acá, me encargué de avisarle a la Sabia del concejo para que estuviera preparada―le cuenta Leandra todo su plan y quedo sorprendida mirando a Levy, quien me da un asentimiento de cabeza―también se pueden llevar a Sebastian, quien es otro esbirro de mi padre, a pesar de que soy su esposa―le pide a los guardias cargada en desprecio por aquel hombre, quienes en seguida lo amarran.―Siempre has demostrado tu lealtad, Leandra, a pesar de tu propia familia, quienes ahora sé que nunca le importó nada, todo por
~~~Ana.Estoy en la casa de la manada de Sombra Oscura, un lugar al que prometí no volver a venir.Del cual me escapé haciéndome pasar por muerta, porque solo eso podría salvarme a mí y a mis hijos no natos.Y ahora me río de la ironía de que este sea el único lugar seguro para todos, uno en el cual la bestia no tiene ni idea de que estamos, o es lo que todos esperamos.―Ya lo he dicho, no me separaré de mis bebés―le digo a Levy, en cuanto intentan llevarse a mis hijos a una habitación―tampoco pretendo usar mi antigua recámara―le espeto, en cuanto noto hacia a dónde nos dirigimos.Porque esa habitación tiene un pasadizo secreto que conecta con el cuarto de Levy y no pretendo que el intente visitarme por la noche siquiera, como si entre él y yo no hubieran pasado tantas cosas.De pronto, siento un escalofrío que me recorre la piel, solo de recordarme en aquel hospital en donde me mantuvo encerrada por tanto tiempo, todo por sus miserables celos.En donde le pedí a Peyton que me sacara
~~~Ana.Levy se quita rápidamente de encima de mí, en cuanto nota lo enojada que estoy por la manera en que está asaltándome, así, en mitad de la noche.―Lo siento―termina por susurrarme, al tiempo que me muestra la puerta del balcón por donde supongo que debe haber entrado―por lo que te ha dicho la Sabia así, sin más―señala, y cuando ve que no me muevo de la cama, lo veo tragar en seco―quisiera conversar contigo, si eres tan amable―me indica y me ofrece su mano, pero no pretendo tomarla, así que él la retira, pero se levanta de mi cama y vuelve a hacer un ademán para que lo siga.―Asumo que no te irás de aquí, sin que te escuche, ¿no es cierto? ―me mofo de él, quien traga en seco, así que no me lo pienso otra vez y lo acompaño hasta donde me indica, para que mis hijos no se despierten.Entonces, noto que él no me puede mirar a la cara, así que trata de fijar sus ojos en la distancia, para luego mirar al piso.―No ha sido para nada romántico que la Sabia haya dicho que debemos casarn
~~~Ana.Tengo una sensación de déjà vu justo en este momento, por todas las veces que mis hijos han sido arrancados de mis brazos, desde la primera vez, cuando Calel los secuestró para llevárselos a Luna Escarlata, para acabar con su tío Casius, hasta hace unos pocos días, cuando su propio padre me los arrebató, quien ya había tenido a Levan en su poder por dos años, sin siquiera avisarme.Ni siquiera quiero recordar acerca de todas las veces que han podido perder la vida, ya fuera por uno u otro enemigo que ha querido amenazarme, porque saben que ese es mi punto débil, mis hijos.Y ahora la Sabia me los arrebata, lo que hace que un escalofrío recorra todo mi cuerpo.―Tienes que entenderlo, Ana, porque ni siquiera tú puedes ser tan obtusa, como para exponer a tus hijos a semejante poder―trata de tranquilizarme, al tiempo que veo a otra persona conocida entrando por la puerta.―Descuide, señora Ana, trataré a los pequeños amos como mi más sagrado tesoro―me dice Ezra, pero sus palabras
~~~Ana.Detengo mi carrera por los pasillos de la manada, exhausta, aún con la desazón que me provoca el saber que no me queda otra alternativa que unirme a Levy, odiando a mi destino, quien es el que me ha traído aquí."Sigo sin poder hablar con Sanjay", me dice Ateba, preocupada, "me sigue sin gustar esto, porque creo que me oculta algo muy importante", continúa hablándome, algo que me enoja."No quiero saber ni de él ni de Levy", le respondo con un resoplido, "y si pudiera, yo...", trato de decir, pero entonces escucho una risa conocida muy cerca, la cual hace que mire por instinto.Se trata de Casius, quien se encuentra en una de las celdas, con la cara toda hinchada, por los golpes que debe haberle dado Levy, mientras lo interrogaba por la caja.O para desquitarse por todo lo que nos ha pasado, y si fuera yo, también lo hubiera hecho, porque se merece eso y más, la muerte.―Pensé que, a estas alturas, ya llevarías la marca de tu noviecito y que estarían muy felices, mientras se
~~~Ana.―Supuse que tarde o temprano, alguno de ustedes vendría a buscarme―me burlo de Amadeo, sin dejar de mirar con odio a Casius, con quien gustosa me desquitaría, por la rabia que me provoca toda la situación.―El alfa solicita su presencia y me ha pedido especialmente que la escolte―me señala y yo muevo mi cabeza de lado a lado―también ha sido un pedido de la Sabia del concejo, quien ha dicho expresamente que en sus manos está el destino de todos―asegura y yo ahora respiro profundo, al tiempo que miro a Casius.―Siempre es un placer volver a verte, querida, ya sabes, por los buenos tiempos, cuando estuviste a punto de ser mi Luna―se burla de mí tan descaradamente, que tengo ganas de devolverle el comentario, pero me contengo, porque no le daré el gusto de ver cómo sus palabras han calado en mí.―Disfruta de tu mazmorra, Casius―le indico sin mirarlo, al tiempo que me voy escoltada por el Beta, quien me lleva hasta mi habitación.―Pero, pensé que el alfa quería verme―le indico des
~~~Ana.En cuanto los escoltas me dejan en mi habitación, comienzo a llorar amargamente. Lo sé, no soy tonta, y Levy lo ha notado, y es por eso que ahora viene con cenas románticas y promesas vacías, las cuales romperá en el mismo instante en que diga que acepto, y que ya sea suya para siempre.Quizás se espere un poco, hasta que logre acabar con el cuerpo de Aradia, solo para asegurarse que la amenaza que representa se haya terminado.Pero no espero de él nada más, porque en cuanto sus celos enfermizos o sus deseos de posesión sobre mí comiencen a emerger, ya no tendré ni alegría ni paz con él, solo llanto y angustia.Entonces, me voy hasta donde se encuentran mis hijos para darle un beso a cada uno y cuando regreso a mi propia cama, noto que hay un porta vestidos en ella, así que lo abro de inmediato.Se trata de mi vestido de novia, el cual es igual al que tenía, el día de mi unión fallida con Levy, justo cuando fui secuestrada por Calel, y que Levy, en lugar de creerme, prefirió