~~~Ana.― ¡De todas las personas…! ―le digo, quedándome sin palabras, mientras su presencia encima de mí me vuelve una mezcla de sentimientos que ni siquiera puedo definir, rabia, dolor, esperanza, decepción, congoja… no, esto es demasiado para mí.― ¡Levántate, maldita! ―me dice, al tiempo que me alza del pavimento de mala manera y ahora creo que se despejan muchas de mis dudas.Porque es claro lo que ha venido a hacer y de parte de quién está.― ¡Tú eres el maldito, quien se ha quedado con mis hijos y que estás de parte de ese... de ese demonio! ―le espeto y él ahora me frunce el ceño, al tiempo que veo cómo su vista se ensombrece, bañada de incógnitas, igual que lo estoy yo.― ¿En dónde está Ezra? ―pide saber a uno de sus hombres y es cuando se aparece Amadeo, quien me mira como si yo fuera su peor enemiga.Una cosa que es más que obvia, porque me declaro la enemiga de toda esta gente, que solo viven para hacer daño.― ¿Tú no entiendes en el peligro en el que nos encontramos? ―le
~~~Ana.Estoy devastada y molesta, al tener que volver a acceder a los caprichos de Levy, como si todavía estuviéramos en Sombra Oscura y yo siguiera siendo su concubina, una con la cual hacía lo que le daba la gana, ya fuera en la cama o fuera de ella; incluso, hasta atreviéndose a encerrarme varias veces.Ese es al Levy al que le temo y guardo tanto rencor.Debo buscar una manera de que mis niños y yo escapemos, no vaya a ser que este sea otro de sus caprichos.―Lo que sea que estés pensando hacer, detente―le digo muy molesta, sin embargo, él me ignora deliberadamente, así que voy directo a una de las maniguetas de las puertas y trato de abrirla, pero soy detenida por el propio Levy, quien toma mis muñecas―llevaré a mis hijos con Peyton y Cinthia, quienes los cuidarán como si fueran su familia―le suelto y él hace un bufido.―Peyton no es su padre y Cinthia tiene menos que ver con Levan y Lennon―me responde, mientras me mira en lo más profundo de mis ojos―nadie le dará más protecció
~~~Ana.― ¡Miserable! ―me grita Leandra, entre asombrada y molesta, y yo… yo me siento fantástica, después de todas las veces que esta mujer me ha humillado.― ¡Y tú ya no eres nadie, Leandra! ―me burlo de ella― ¡no tienes manada, no tienes nada! ―le espeto, mientras me río― ¡ahora tú y yo somos iguales y si te metes conmigo o siquiera piensas en tocar alguno de mis hijos, te vas a encontrar con un muro! ―la amenazo en toda regla, provocando el asombro de todos, incluyendo a Levy, quien parece no conocerme.― ¿Quieren calmarse ambas? ―nos pide, luego de que sale de su estupor― ¡esto no nos está llevando a ningún lugar! ―ruge y su voz de alfa hace que bajemos la cabeza, haciendo una reverencia.―Deberías pensártelo muy bien, si quieres a esta mujer aquí―le cuestiona Leandra con sorna―porque ella ha sido la culpable de todas nuestras desgracias―me acusa, así, sin más.―Pero ¡qué fácil es ponerle un nombre a tus problemas, Leandra! ―le espeto yo muy cabreada―sin embargo, si estás buscán
~~~Levy.La manera en que Ana está reaccionando me ha golpeado muy fuerte en el corazón.Sí, lo sé, ella no confía en mí y estoy muy seguro de que me he ganado esto a pulso, porque he sido quien la ha lastimado más.Pero, no sabía hasta qué punto mis acciones la habían afectado.― ¿En serio me crees capaz de hacer una cosa como esa? ―le pido saber, quizás con más rudeza que la debida, sin embargo, sigo sin entender todo esto.― ¡No tienes derecho a ofenderte, en cambio, yo sí que puedo esperar cualquier cosa de ti! ―me responde, ofuscada y tratándome de quitar a mis hijos, en una pelea que estoy seguro de que no puede ganar.Pero, se atreve a desafiarme y eso habla mucho de ella y de cómo ha cambiado en todo este tiempo.―No te lanzaré al abismo, en cambio, ambos debemos ir juntos hasta allá abajo―le aclaro, y ella sigue desconcertada―si dudas tanto de mí, bajaré primero, para que te des cuenta de que no te miento―le aseguro esta vez y ella frunce el ceño, confundida.― ¿Y mis niños?
~~~Ana.―Debemos apresurarnos, o se hará de noche―me dice Levy, mientras sus hombres disponen de las cuerdas para que bajemos.Solamente, Ezra, Amadeo, Levy y yo lo haremos, como si ese sitio no fuera para nada peligroso. Sí, lo sé, la bestia ya no se encuentra, pero no conocemos ese apestoso hoyo, como para pensar que ahora se ha vuelto seguro repentinamente.Levy me da un asentimiento de cabeza y todos vamos por las cuerdas y llegamos hasta el fondo del abismo, o eso creo, porque aquí no se ve absolutamente nada, a pesar de que hemos traído unas linternas. El aire enrarecido y casi que irrespirable, igual que la última vez, con olores pestilentes, como de muerte.―Quédate cerca de mí―me ordena Levy, quien me toma fuerte por el brazo, en donde creo que me ha dejado un morado.―Siempre es así contigo, ¿no es cierto? ―le digo molesta―y yo puedo caminar sola, no necesito que me apretujes tan fuerte―le espeto, y él parece que finalmente entiende lo que no me gusta.Y ahora me pone la ma
~~~Ana.Juro que creía que había olvidado el rencor que le tenía a este hombre por todo lo que le había hecho a mi familia, sin embargo, ahora que lo tengo en frente, que sé que no ha muerto, toda la rabia acumulada durante los últimos ocho años vuelve a mí de golpe, mientras que mi cuerpo empieza a temblar, pero no de miedo, sino de odio puro.Está más avejentado, como si, repentinamente, le hubiera caído un millón de años encima y ahora me pregunto si su apariencia de años atrás no se debería a su conexión con la bestia, una que ahora debe estar rota, evidentemente.Cuántas víctimas le habrá ofrecido y por qué ahora se encuentra aquí, en un lugar que es peligroso para cualquiera, esté o no la bestia.Y trato de abalanzarme hasta él, pero una mano puesta en mi pecho me detiene.―Y es estúpido de tu parte buscarme en este abismo, ¿no te parece? ―se burla Levy de él, mientras lo veo escupir en el suelo―ni siquiera tenías certeza si iba a venir o no―le señala.―Y es por esa razón que e
~~~Levy.No les diré lo que hice para salir de este inmundo hueco con la bestia, y mucho menos que Ana se entere.Sí, estaba desesperado. Había muchos peligros para ella y para mis hijos, si es que no salía yo de aquí, así que hice lo que tenía que hacer, incluso si eso significaba que la bestia saliera también.Y ahora miro a Casius y sus ganas de esperarnos aquí para... no sé ni para qué, si se supone que Aradia lo está buscando para matarlo.Quizás él está tan interesado como nosotros en acabar con ella, para que así se termine la amenaza en su contra.―No nos sigas haciendo perder el tiempo en este lugar y dinos de una buena vez en dónde está el cuerpo―le exijo y él me mira y hace un bufido.―Bien, salgamos de aquí y te lo diré―resuelve al fin, dándome una mirada suspicaz― ¿no supondrás que lo dejaría aquí, en donde gente como tú lo querría, ¿no es cierto? ―me indica―no, lo llevé a un lugar seguro, sin embargo, ahora necesito de ti y tu ejército, ya que, como sabes, ya nadie quie
~~~Levy.―Sigo teniendo la curiosidad, Levy―me dice Casius, mientras seguimos por la ruta que nos llevará a Sombra Oscura, una que no he querido tomar por mucho tiempo.Sí, siempre he sabido cómo regresar, algo que nunca le diría a Aradia, porque temía que ella quisiera apoderarse de la manada, de una buena vez y por todas.Prefiero que esté en manos de mi tío, a que sea gobernada por un ser tan diabólico y ancestral como ella. Eso es lo que ella quiere, controlar todo el mundo de los lobos.Tuve que convencerla para que no lo hiciera, que mejor sería que mis hijos estuvieran juntos, así tendríamos la excusa perfecta para invadir, que los verdaderos herederos reclamaban su trono.Lo único que quería era tener a mis hijos conmigo, para poder comenzar con mi plan.Sigo ignorando a Casius, pero él parece que no quiere sacar el dedo de la llaga.―Sé que uno de mis ancestros creó a la bestia para que el espíritu lo habitara, sin embargo, siempre me dio curiosidad por saber cómo lo hizo―se