Capítulo274
Por la tarde, Benito también fue a visitar a Raulito. Sus palabras de consuelo fueron más efectivas que las del doctor Escarlata y las de su tía. Solo dijo una frase corta:

—Debes saber soportar.

Con esas palabras, toda la ansiedad de Raulito desapareció, y con calma y obediencia continuó su tratamiento.

Benito pasó media hora con él practicando caligrafía. Ahora, su escritura era mucho mejor, y la movilidad de sus dedos había mejorado significativamente, algo que alegraba a todos.

Era evidente que Raulito era un niño al que le encantaba y era muy dado a platicar. Mientras Benito estaba a su lado, escribía en el papel muchas preguntas, la mayoría irrelevantes, solo porque quería charlar con él.

Benito tuvo la paciencia de responderle todo lo que preguntaba, dedicándole su tiempo con amabilidad.

Isabella los acompañó un rato antes de encargar al mayordomo Eduardo que preparara la cena, ya que esa noche Benito se quedaría a comer.

Benito iba ocasionalmente a cenar con ella. Doña Filomena
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