La Gran Princesa pronunció entre dientes: —¡Isabella!Al escuchar ese nombre, la Reina Madre Leonor bajó un poco la cabeza y sus ojos empezaron a moverse nerviosos. Ella había mandado a alguien a seguir a Isabella para ver si realmente había ido a la casa de la Gran Princesa, pero la persona aún no había regresado a informar cuando la Gran Princesa ya había llegado al palacio y la había llamado también.Viendo la furia de la Gran Princesa, la Reina Madre Leonor no necesitaba escuchar el informe; estaba segura de que Isabella había ido a la casa de la princesa y le había dicho cosas muy duras, aunque seguramente también muy satisfactorias.¿Qué habría dicho? Que pudo hacer enfurecer tanto a la vieja arpía, quien nunca antes había visto entrar al palacio para buscar que el Rey interviniera a su favor.La Reina Madre se malhumoro. —¿Isabella? ¿Qué ha hecho? ¿Por qué deseas que el Rey la castigue?La Gran Princesa exclamó con enojo: —¡Se atrevió a irrumpir en mi casa y a insultarme la muy
El Rey levantó una mano y dijo: —Tía, por favor cálmese. Que Isabella haya irrumpido en su hogar y la haya insultado no es apropiado y carece de la dignidad de una dama noble. Pero, ¿qué fue lo que le dijo? ¿Hay testigos? Si lo cuenta, yo tomaré cartas en el asunto. En cuanto a la acusación de difamación sobre el arco de castidad, ordenaré que se investigue. Si resulta ser una calumnia contra usted, también la castigaré.—¿Testigos? Los hay de sobra. Todo el personal puede dar testimonio. Ella entró directamente, los guardias no pudieron detenerla. Y en cuanto a sus insultos, los presentes también los oyeron —respondió la Gran Princesa.Hizo una pausa y añadió: —En cuanto a investigar lo del arco, es innecesario. Si se hace una investigación pública, se armará un gran escándalo. El pueblo, en su ignorancia, al ver que el gobierno investiga, lo tomará por cierto. Aunque al final se demuestre que yo no hice tal cosa, será difícil limpiar mi nombre.La Reina Madre intervino con impacienci
Al ver cómo el rostro de la Gran Princesa se puso de todos los colores, la Reina Leonor sintió un placer indescriptible. Por fin había llegado el momento en que ella probara el sabor de la derrota.Aunque la Reina Leonor no entendía por qué no se podía condenar a Isabella por un crimen de lesa majestad, ya que esa acusación era bastante grave, la Gran Princesa se quedó callada, lo que indicaba que quizás no quería continuar con la acusación.El motivo detrás de todo esto era algo que necesitaría preguntar a su hermana más tarde, pero eso no le impedía disfrutar viendo la cara de la señora roja de la rabia.Finalmente, ella se marchó, furiosa. Dicha visita al palacio le hizo darse cuenta de que Isabella actuaba con tanta audacia porque tenía el respaldo de la Reina Leonor y del Rey, no solo de Benito.No era de extrañar que fuera entonces tan insolente.Cuando la Gran Princesa se fue, el Rey se llevó una mano a la frente y suspiró: —Parece que la historia del arco de castidad es despué
En Casa Alta, la lámpara frente al pasillo reflejaba las finas figuras de papel en el enrejado de la ventana y los proyectaba por todas las paredes de la mansión como bestias gigantes. Isabella Díaz de Vivar se sentó de manos cruzadas en la amplia silla de respaldo redondo de roble, la sencilla ropa que llevaba envolvía su esbelto y atractivo cuerpo.Levantó la mirada y observó al caballero frente a ella, su esposo con quien se había casado hace poco, pero a quien había tenido que esperar durante un largo y tortuoso año. La armadura a medio usar de Theobald Vogel aun yacía majestuosa en sus hombros, con firmeza, pero con una pizca de disculpa en su hermoso rostro dijo.—La voluntad de matrimonio ya ha sido otorgada y sellada, y Desislava Maiquez de cualquier manera será mi esposa.Isabella se volvió a cruzar de brazos, sus ojos estaban oscuros y solo le preguntó con gran sospecha.—La reina una vez dijo que, la general Desislava era un modelo a seguir para otras mujeres, ¿pero acaso se
Theobald se sintió algo avergonzado.—¿Por qué te empeñas tanto en buscarte problemas? Este es un matrimonio aceptado por su majestad, y aunque Desislava entre a la familia, ustedes estarán en partes separadas de la mansión. Ella no competirá contigo por el control de la casa y lo que tú tanto valoras, a ella no le interesa. —Replicó Isabella. —¿De verdad crees que me aferro al control de la casa?La casa del general no era fácil de manejar, solo la medicina de su madre requería decenas de reales de plata cada mes, sin contar con los gastos en comida, ropa, y en mantener las relaciones sociales a flote, todo lo cual demandaba dinero.La mansión era antes solo una fachada vacía, por eso durante el último año, Isabella había estado usando su patrimonio para cubrir los gastos y este era el resultado de tanto esfuerzo. Theobald perdió por completo toda paciencia.—Olvídalo, no discutiré más contigo. Solo necesitaba informarte. Estés de acuerdo o no con esto, el resultado no cambiará.Su
Juana trajo consigo la lista de la dote y dijo.—Este año, has dado más de seis mil reales de plata en efectivo, pero no has tocado para nada, las tiendas, las casas ni las fincas. Los certificados de depósito que dejó tu madre en el banco, así como los títulos de propiedad de las tierras, están todos muy bien guardados en un baúl cerrado con llave.—Entiendo...Isabella miró con detenimiento la lista. Su madre le había dejado un patrimonio bastante grande, por miedo a que sufriera en la casa de su esposo. Sintió un dolor agudo en su corazón. Juana, muy triste a su lado le preguntó.—Señorita, ¿a dónde podemos ir?, ¿regresaremos a la casa de su padre?, ¿o acaso iremos al Cerro de los Cerezos?Al recordar la sangre derramada y los cadáveres en la mansión del Marqués, un dolor agudo atravesó al instante el corazón de la única sobreviviente.—Cualquier lugar es mejor que quedarse aquí, ¿no crees?—Pero si te vas, les estarás dando lo que ellos quieren.Isabella le respondió con frialdad.
Doña Rosario sonrió de mala gana.—¿Si me agrada o no?, solo nos hemos visto una vez, ¿cómo puedo hablar de eso? Sin embargo, ya que su majestad ha concedido el matrimonio, esto ya es un hecho establecido. En el futuro, ella y Theobald lograrán importantes méritos en el ejército juntos, mientras tú manejas con diligencia la casa del general, disfrutando de los méritos que ellos obtienen, ¿No es bueno?—¡Es realmente bueno! —Isabella sonrió con agrado—Aunque es un poco injusto que la general Desislava sea la amante. —La anciana sonrió con sarcasmo y dijo.—¡Mira jovencita pendeja!, su majestad ha concedido el matrimonio, ¿cómo puede ser una amante?, además, ella es una oficial militar del gobierno, ¿cómo puede acaso un funcionario gubernamental ser una simple amante? Es una esposa igual, sin distinción alguna de rango.—¿Sin distinciones de rango? ¿Existe acaso tal regla? —La expresión de la anciana se tornó algo indiferente.—Isabelita, siempre has sido bastante sensata. Ahora que te h
Los miembros de la familia Vogel se miraron entre sí, sin esperar que, Isabella, siempre tan dócil, esta vez mostrara una actitud tan firme. Además, ni siquiera escuchó a su madre. La anciana dijo con desprecio.—Ella obedecerá poco a poco, no tiene otra opción. Ahora no tiene familia materna a quien recurrir, no tiene de otra más que quedarse con nosotros, además, no la hemos tratado mal, y sigue siendo la esposa principal.A la mañana siguiente, Isabella y Juana, regresaron a la residencia del Marqués Díaz de Vivar, su padre. El jardín estaba totalmente desolado, con montones de hojas caídas. En solo medio año sin mantenimiento, el patio de la residencia de su padre se había llenado por completo de hierbas silvestres que crecían hasta casi la altura de una persona.Al volver a entrar en la casa, su corazón se sentía desgarrado por el recuerdo tan doloroso del pasado. Hace seis meses que se había enterado de la cruel masacre de su familia, en ese instante cuando entró colapsó arrodill