«Si Martín rechaza a Serena al final, seguro que se le va a romper el corazón», pensé.—No te preocupes. Solo necesitas entregarle la carta, lo demás lo resolveré por mi cuenta. Tengo la confianza de hacer que se enamore de mí.Me encontraba en un dilema: la defraudaría a Serena si no la ayudara, pero, de todas maneras, era muy posible que fuera rechazada por Martín. Al final, me vi obligada a aceptar a regañadientes, pues, por lo menos, había que probar.Sofía vio que entré con una carta en la mano, se curioseó y me acercó preguntando:—¿Qué llevas en la mano? ¿Ahora eres una cartera?Le miré de reojos sin ganas de responderle. Puse la carta en la mesa sin decir ni una palabra.Sofía vio de cerca la carta y empezó a bromear conmigo:—Mira, se trata de una carta de amor. Vamos, hermosa, déjame ver de quién es.—No la abres. Es de Serena. Una estudiante mayor la escribió para Martín.Sofía se sorprendió y parecía que se quedó sin palabras. Después me dijo balbuceando:—¿Para…Martín? ¿Re
—Martín, tengo dos regalos, para que la buena fortuna te llegue por duplicado.Martín me sonrío con su mirada repleta de ternura puesta en mí y dijo:—A ver, ¿qué regalos me has preparado?Dicho esto, empezó a acariciar mi cuello. Por cierto, déjenme explicar, debido a su mala costumbre de frotar mi cabello, mis compañeros de clase se burlaban a menudo de mi peinado desordenado. Entonces, no permití a Martín que me tocara el pelo nunca. Y él no tuvo más remedio que hacer concesiones, pero empezó a acariciar mi cuello y lo hizo con más frecuencia que antes.—Luna, por favor, no podemos esperar más. Déjanos ver de qué se trata.Me di cuenta de su impaciencia, por eso entregué la caja bien decorada a Martín con mucho cuidado: —¡Feliz cumpleaños, Martín! Te deseo todo lo mejor en tu cumpleaños. Enseguida todas las personas se acercaron a Martín, instándolo a abrir el regalo.Martín me miró con una sonrisa y abrió la caja, sacando un rollo de papel pergamino, desplegándolo frente a todos.
La multitud volvió a alborotarse haciendo burla de Martín e insistió que leyera la carta ahora mismo.Martín no les hizo caso, en cambio, fijó su mirada en mí y su sonrisa casi me volvió borracha. Todos estaban felices a menos de Sofía. Ella suspiró largamente moviendo la cabeza con impotencia y dijo:—Mejor que la leas ahora, si no…Sofía no pudo continuar la fase, y Carlos se le acercó en ese momento e insistió que continuara las palabras. Sin embargo, Sofía no dijo nada más, sino que me lanzó una mirada y le devolvió a Carlos un guiño significativo.De repente me recordé lo que ella dijo esa noche, y pensé que tal vez no fue la mejor idea de darle la carta en este momento. Pero ya era tarde para arrepentirse. Quizás Martín había notado mi desconcierto, él soltó mi mano, abrió la carta y empezó a leerla línea por línea.Su expresión cambió de repente, y se volvió tan fría cuando vio la firma al final de la carta.Se quedó mirándome fríamente. Asustada, retrocedí dos pasos sin darm
En cuanto a Ana, ni siquiera me miró, y estuvo murmurando en voz baja con Pedro. A nadie pude acudir en ese momento crucial. ¿Qué error había cometido? No entendía. Parecía que todos estaban enfados conmigo, pero ¿en qué me equivoqué exactamente?Regresé a mi asiento con desconcierto, mirando la mesa llena de deliciosos platos, pero ya no tenía apetito. Martín no pronunció ni una palabra más, pero no dejaba de beber una copa tras otra.Mientras todos, los demás comieron en silencio. La atmósfera se volvió repentinamente extraña.Y Martín no me miró más durante toda la cena.Estuvo claro que Martín se enfadó conmigo. Era la primera vez que me trató así, pero no entendí lo que pasó. Cuando terminó la fiesta de cumpleaños, que originalmente estaba planeada para ir al karaoke, pero Martín dispersó la multitud con una simple excusa de estar cansado. Me sentí bastante decepcionada, ya que practiqué dos canciones para dedicárselas a él. Sin embargo, todos los esfuerzos resultaron en vano
No creía que Martín pudiera ignorarme para siempre. Entonces, enviaba mensajes uno tras otro:[Martín, ¿estás feliz hoy?][Martín, ¿si el regalo que te di es demasiado barato y no te gusta? Mañana te compraré un regalo más caro, ¿qué quieres?][Martín, la comida en ese restaurante es deliciosa. Quiero celebrar mi cumpleaños allí también.][Martín, ¿por qué estás enojado? ¿Puedes decirme la razón? Soy un poco tonta y no puedo adivinarlo.][Martín, ¿por qué no quisiste ir al karaoke? Practiqué canciones especialmente para tu cumpleaños.]…Envié más de una docena de mensajes, pero ni siquiera respondió un mensaje. Entonces, decidí llamarlo directamente. Resultó que el teléfono ya estaba apagado.Debería estar muy enojado. Pero todavía no entendía la razón. No pude conciliar el sueño con la mente desordenada, así que me consolé pensado que no era nada grave, solamente porque su estado de ánimo no era estable. Se iba a mejorar todo mañana. Sin embargo, no se trataba de algo tan simple. L
Realmente estaba preocupada. Entonces, llamé a Pedro, luego a Carlos. ¡Qué raro! No pude conectarme con nadie.«¿Todos se habían escondido juntos? ¿Algo le pasó a Martín?», murmuraba nerviosa.Corrí sin rumbo fijo, atravesando el paseo de rosas, llegando sin aliento al edificio de posgrado y entrando apresuradamente al estudio de arte.Pero encontré la puerta cerrada con llave, sin importar cuánto golpeara, nadie respondió.Mi mundo se estaba desmoronando.Sin apetito para comer, regresé al dormitorio. Me tumbé en la cama y me quedé dormida enseguida por el cansancio.No tenía clases por la tarde, así que dormí hasta cerca de las cinco. Suponía que no me despertaría si mi estómago no gruñera de hambre.Martín no permitió que yo perdiera ni una comida, pero hasta ahora no había comido nada. ¿Me iba a preocupar?Así que, hambrienta, esperé a que él viniera a buscarme. O tal vez él me diría dónde estaba y yo lo buscaría, no importaba cuán lejos.Sin embargo, hasta que se oscureció por com
— Exacto. Me da pena verla así.—A mí también. ¿Qué tal si la ayudamos?—Mejor que resolverá este tipo de cosas por su propia cuenta. Además…Pisé accidentalmente algo en el suelo, haciendo un ruido que sorprendió a ellas. Ambos se quedaron congeladas mirándome sin poder pronunciar ni una palabra. Sonreí y les dije:—Volví a buscar mi teléfono. Ya me voy. No se preocupen por mí. A pesar de que sentía vacío por dentro por la actitud fría que me trataba Martín, ya me acostumbraba de ser abandonada y confiaba en que podía superar los desafíos otra vez. No era más que una repetición del pasado. Además, entre Martín y yo no teníamos ninguna promesa.A lo mejor ya se enteró de que Flora era su familiar. Ya le agradecí mucho por haberme cuidado durante tanto tiempo.Era mi destino.La Escuela contaba con cuatro comedores de cinco pisos, que tenía todo para comer. Pero a menudo tenía que hacer cola durante las horas pico. Para conseguir los platos deliciosos, de hecho, no era fácil. Cuando
«Quizás Martín se encontró con alguna dificultad por haberme ignorado. No debería causarle más problemas», pensaba. Así que dejé de llamarlo y me esforzaba por adaptarme nuevamente a cuidar de mí misma. Tenía miedo de las burlas. Mantendría mi dignidad de la mejor manera posible. A pesar de lo bien que Martín me trató, él era el hermano biológico de Sergio, y no podía cortar lazos con él simplemente por mí. Era ridículo.Perdí dos veces ante la familia de López. Antes fue Sergio y ahora era Martín. ¡Qué miserable era yo!Los ruidos de día pudieron distraerme fácilmente. Pero las noches eran difíciles de sobrellevar. Pasaba el tiempo libre tras la cena sentada durante horas en una esquina del campus. El viento me hizo templar de frío.Al día siguiente, vi a Martín caminando al lado de Serena con una sonrisa muy tierna. Quería acercarme y preguntarle dónde había estado estos días, por qué no contestó mis llamadas ni mensajes. Pero pensaba que a lo mejor no quería que les interrumpiera