Capítulo 348
—Tengo dos hijos. El que sea feliz me hace feliz. Luna, no te preocupes. En cuanto a Sergio, aquí estamos Roberto y yo.

Lo que dijo Carmela reconfortó a Luna y le hizo nublar los ojos con lágrimas. Leticia miró incrédula a Carmela y tomó la mano que ella le ofrecía. Unos meses más tarde, las dos amigas, que habían crecido juntas desde la infancia, volvieron a abrazarse sinceramente. Gracias al apoyo de Carmela, Luna y Martín finalmente vieron esperanza en una situación desesperada.

—Carmela, gracias. —dijo Leticia y lloró con Carmela.

Nadie podía encontrar una forma más apropiada de expresarse que llorar.

Martín besó el dorso de la mano de Luna y dijo agradecido: —Mamá, gracias y lo siento.

De repente, un fuerte estruendo los alarmó a todos. En la puerta de urgencias, Roberto estaba parado empujando a Sergio en una silla de ruedas. Lo que hizo el sonido fue una manzana que rodaba impotente por el suelo. Ese golpe parecía haber consumido todas sus fuerzas. Se apoyó débilmente en el
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