Capítulo 0087
Realmente estaba preocupada. Entonces, llamé a Pedro, luego a Carlos. ¡Qué raro! No pude conectarme con nadie.

«¿Todos se habían escondido juntos? ¿Algo le pasó a Martín?», murmuraba nerviosa.

Corrí sin rumbo fijo, atravesando el paseo de rosas, llegando sin aliento al edificio de posgrado y entrando apresuradamente al estudio de arte.

Pero encontré la puerta cerrada con llave, sin importar cuánto golpeara, nadie respondió.

Mi mundo se estaba desmoronando.

Sin apetito para comer, regresé al dormitorio. Me tumbé en la cama y me quedé dormida enseguida por el cansancio.

No tenía clases por la tarde, así que dormí hasta cerca de las cinco. Suponía que no me despertaría si mi estómago no gruñera de hambre.

Martín no permitió que yo perdiera ni una comida, pero hasta ahora no había comido nada. ¿Me iba a preocupar?

Así que, hambrienta, esperé a que él viniera a buscarme. O tal vez él me diría dónde estaba y yo lo buscaría, no importaba cuán lejos.

Sin embargo, hasta que se oscureció por com
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