Cumpliendo con la petición de su nieta mayor y para calmar la angustia de su esposa, James acude a un centro especializado en neurología. Allí lo espera el doctor Marco Castelli, un médico considerado una eminencia en el área.Luego de realizarle algunas preguntas como una entrevista previa, el doctor Castelli determina que no hay un riesgo de Alzheimer o de demencia senil, sin embargo, para tranquilidad de James y de Elizabeth, decide ordenar algunos estudios más específicos para poder descartar que tenga cualquier problema de salud.—Lo importante es, señor James, es que pueda tener una buena alimentación. Debe privilegiar la vitamina B 12, el ejercicio y la constante movilidad no sólo de su cuerpo, sino que también de su mente. Todo esto le ayudará a que, si en algún momento estas enfermedades se presentan, puedan retrasarse.—Muchas gracias, doctor. La verdad es que esto me deja un poco más tranquilo y por supuesto que me haré todos los estudios.—Una vez que tengamos todos los re
Siete años después…Toda la familia se está reuniendo en torno a uno de los logros más grandes de uno de los integrantes de la familia, y es que la joven Beatrice se ha graduado a sus casi diecisiete años, además de tener la carta de aceptación a la Johns Hopkins University, en donde realizará sus estudios en neurología y buscará especializarse en estudios de la memoria y las enfermedades degenerativas que afectan el cerebro.Por supuesto que tanto Steve, como James y Nathan parecen palomas con su pecho inflado de orgullo.—No puedo creer que mi niña se vaya a la universidad y solita —dice Nathan, quien no está muy de acuerdo con esa decisión.—A todos nos toca, padre. Tú te fuiste solo y nadie te dijo nada, pasa que te acostumbraste a que todos estuvimos cerca porque no quisimos irnos de casa —se ríe Steve.—Al menos ella en dos meses cumplirá los diecisiete, Charlize Méndez se fue con quince años —le dice James y Steve siente que su niña aún es pequeña, pero que no puede detenerla.
Todo lo que Steve pensó alguna vez de su vida, sobre quedarse solo, soltero, sin hijos ni mujer fija, ahora sólo lo piensa como una mala época que le tocó vivir para valorar mucho más estos momentos que está viviendo ahora.Sandy está sentada en el césped sobre una manta con sus hijas, todas peinándose el cabello, aprovechando que Beatrice está de vacaciones.—¿No tienes ningún pretendiente, hermanita? —le pregunta Lynda.—No, o tal vez sí, no me he fijado —dice ella trenzándole el cabello a su madre—. Sabes que esas cosas nunca me han llamado la atención.—Pero debe haber un chico lindo en tu facultad, aunque sea un maestro… —insiste Amira—. ¿En verdad ni siquiera un profesor ha salido por allí?—¡Te digo que no sé! No veo a los hombres como objetos que me gusten, sólo humanos con los que compartir algún tema de conversación o una tarea.—Estás loca —le dice Zuri.—Ya dejen a su hermana, al menos una de ustedes salió cuerda y se concentra en sus cosas más que en los chicos —las regañ
Sinopsis Atracción IndomableFerdinand Kast es un alma libre, un excelente guardaespaldas y un fiel creyente de que las mujeres son para disfrutarlas, jamás para atarlas… sólo si ellas se lo piden. Pero un día, mientras habla de sus anécdotas, se le cruza ella, la imposible, la mujer que más ha deseado y que no puede tener.Diane Moore es una mujer práctica, ha tenido sus encuentros, pero nada que la dejaran pidiendo más. Es una fiel creyente de que los hombres sólo sirven para los problemas, porque hasta para la intimidad existen muchos, pero muchísimos reemplazos y más satisfactorios. Hasta que se le cruza él, ese hombre de ojos celestes que la hacen apretar las piernas… y por eso mismo, le comienza a huir.Una novela que revolucionará las hormonas y que tal vez las haga suspirar, eso depende de qué consideren romántico.***Capítulo 1Es innegable que Ferdinand y Steve se llevan bastante bien. Ambos son sumamente desordenados en sus vidas, con la única diferencia que Ferdinand no e
Para Diane no es sencillo olvidarse de la mirada tan intensa de Ferdinand. El resto de la tarde se lo pasa pensando en el hombre y decide que la mejor manera de quitarse esa sensación cosquilleante de la piel es irse de fiesta esa noche.Al llegar a casa, sus padres se están preparando para salir a cenar. Mía le da un abrazo y la mira a los ojos, como interrogante.—¿Estás bien, corazón? Te noto algo extraña.—Estoy bien, mami, sólo es un poquito de estrés. Esta noche saldré con unas amigas, iremos a algo tranquilo. Hay una de ellas que no tiene muchas ganas de ir a un restaurante, así que lo más probable es que nos quedemos en la casa de Erika.—Bueno, ya sabes, si se te hace tarde es mejor que te quedes en la casa de ella.—Por supuesto, mami, no te preocupes, tendré mucho cuidado. Disfruten su velada.Diane les da un beso a sus padres y sube a su habitación para cambiarse. Tras darse una ducha deliciosa, se coloca un vestido bastante descarado, le llega a la mitad del muslo, apenas
Diane está con su humor de perros de siempre, es que no aprende, siempre va a buscar acción a ese lugar y resulta que se queda con más ganas.—Es que yo debería irme directo a mi departamento con mis juguetes —regaña entre dientes mientras borra una línea y la vuelve a hacer.Como esa bendita línea se ha vuelto su nuevo némesis, decide mandar al carajo la revisión del proyecto y sale de allí para ir a almorzar. Nada de lo que haga en ese rato será productivo porque trae un genio de aquellos.Va de camino al ascensor cuando oye a su hermano gritar que él y Sandy son novios.—Ferdinand… —se le sale en un susurro y algo la lleva a ir a un lugar distinto a un restaurante.Al subirse a su auto hoy conduce directamente al edificio, en donde Steve tiene su departamento. Al llegar se da cuenta que ya no está la misma seguridad de antes, así que asume que todo es se jaleo de tenerle guardaespaldas como niñeras se ha terminado.Camina al ascensor pensando en que tal vez se perdió la oportunidad
Para no parecer tan obvia, esa noche Diane pasa de ir al Julius porque no se vería bien que parezca desesperada. Además, primero quiere ver qué tipo de hombre es Ferdinand, si de los que se espanta o de los que se divierte, y para eso tiene alguien a quien puede pedirle información.Llama a la única persona que le tiene algo de confianza, Anthony Julius, el dueño del lugar.—¡Pero que hermosa llamada la que recibo! —la voz amable del hombre la hace sonreír como siempre—. ¿Cómo está mi cliente más importante?—Hola, Anthony, estoy bien, y tú ¿cómo andas? —le dice mientras se mete en la cama.—Bien, no me puedo quejar si tengo novia y el negocio ha aumentado sus ventas.—Se está corriendo rápido la voz y te felicito por lo de la novia, los dioses me libren de caer en la tentación de una relación estable.—Sí, al parecer son muchas las personas que buscan algo casual y sin complicaciones —Anthony le dice divertido, porque Diane tiene un ejemplo precioso de una familia que se ama y ella l
Fer lleva una semana metiéndose en el Julius, aunque sólo dos veces ha encontrado una pareja casual, las demás sólo ha ido para beber tranquilo sin mirar a nadie y eso a Anthony le llama mucho la atención.Diane está al tanto de todo lo que Fer está haciendo en el lugar, eso es lo único que al hombre se le pasa por alto, porque de la ausencia de la mujer está claro que es para darle más suspenso al asunto.Pero hoy es el día, Diane no quiere hacerse esperar más, así que con el mismo discurso de siempre sale de la casa, con la misma gabardina hasta los tobillos, mientras que debajo lleva un vestido rojo de seda, que le llega hasta las rodillas, pero con una abertura hasta la cadera sostenido por unas finas cadenas doradas. El escote es cuello barco, dejando a la vista sus hombros blancos y suaves.Va con el cabello recogido en un moño tras la nuca, desaliñado y ha dejado algunos mechones sueltos, que le dan un toque desenfadado, pero eso sólo mientras va con la gabardina, porque en cua