Steve se pasea por su oficina de lado a lado, preocupado sin saber nada de Sandy. Así es como Nathan y Mía se lo encuentran, su madre se acerca a él y le toma con suavidad el brazo para sentarlo.—¿Pasa algo hijo?—Aunque estoy seguro de que Sandy fue a ver a su novio… estoy preocupado por ella, madre. Siento que algo muy grave le ha pasado y que necesita ayuda.—Me vas a disculpar hijo, pero Sandy no es de las muchachas que necesiten ayuda. Ella no necesita un caballero andante para que la salve de esas situaciones complicadas.—Como sea madre… ¿Por qué no le llamas tú y le preguntas cómo está, si necesita algo?—Hijo, eso sería entrometerse en su vida privada y no creo que le agrade.—Tu madre tiene razón, hijo —le dice Nathan acercándose a su hijo—. Esperemos a que regrese y si ella quiere contarnos, bueno la apoyaremos, pero si no… es lógico, ella sólo trabaja para cuidarte.Pero esas palabras no les satisfacen a Steve, quien se queda con ese sentimiento de que debe llamarla.Los
Una vez arreglada la situación, con el odioso Sanders, Sandy y regresa al hospital y se sienta al lado de su padre. En cuanto James la ve, sabe que ha hecho algo que no es del todo correcto según lo que le ha enseñado.—¿Sabes que a mí no puedes ocultarme nada?—Lo sé… —dice ella agachando la cabeza.—Y sí sabes que no estoy ciego, ¿verdad? —ella asiente en silencio y James suspira—. ¿Vas a decirme quién te hizo eso?—Dejé que Jacob Sanders me golpeara, para simular que me había defendido… El tío Gerard va a tener que alegar que tuve un pequeño ataque de locura.—Sabes que nosotros no hacemos las cosas así, ¿verdad?—Lo sé, no es lo que tú me enseñaste, pero los hijos tenemos derecho a tomar nuestro propio camino. Si me preguntas ahora si estoy arrepentida de lo que hice, te diré que no, si me lo preguntas mañana o en diez años, la respuesta será la misma.«Con sólo recordar lo que sentí cuando me llamaste para decirme lo que les había pasado y luego, el verte a ti y a mi hermano ahí
Unos días después de que Sandy haya regresado a Chicago. Steve sale de su oficina y le hace un gesto para que entre. Al hacerlo, él cierra la puerta, se sienta tras su escritorio y le indica que se siente frente a él, Sandy lo hace y no puede dejar de pensar en qué tanto misterio se trae.—Dime ¿qué necesitas de mí?—Mi hermana Lía está de cumpleaños en dos días y la verdad es que necesito ayuda, porque no tengo idea que regalarle. Le pedí ayuda a mi madre y a mis otras hermanas, pero ninguna quiso hacerlo.—¿Y quieres que yo te ayude?—Así es.—Pero yo no sé sus gustos, tú eres su hermano, la conoces mejor, años atrás ¿qué le regalabas a tu hermana?—Más o menos tengo una idea de qué regalarle, pero de todas maneras necesito ayuda. A mi hermana no le gustan las cosas materiales, son más de las experiencias lo que le llaman la atención.—Bien, eso me suena interesante.—Ha nadado con tiburones, delfines, se ha lanzado en paracaídas y todo tipo de esas cosas extremas.—Entonces, asumo
Las dos chicas se van escabullendo en medio de las obstáculos para esconderse y también para ir buscando a los enemigos. Pero no solamente deben cuidarse de ellos, sino que dentro del campo también hay peligros reales de los que se deben cuidar. De pronto, Lía se queda atrás escondida y comienza a observar los movimientos de Sandy. Se da cuenta que la chica es realmente rápida y letal, por un momento se queda allí, sumida en sus pensamientos viendo la manera tan ligera en la que se mueve y agradece que sea ella quien cuide de su hermano. Sandy se da cuenta que Lía se ha quedado atrás y le hace un gesto para que avance. Rodean uno de los obstáculos, el cual consiste en varios contenedores de petróleo vacío amontonados, justo antes de salir a campo abierto se encuentran de cara con dos hombres del equipo contrario. Sandy reduce de tres disparos mientras que Lía le vacía un cargador completo al otro. —La siento Laius… —le dice Sandy a uno de ellos con una sonrisa y sigue su camino.
Poco a poco los invitados van llegando y Lía se va viendo rodeada por gente que en verdad la aprecia. Sandy trata de mantenerse al margen, aunque está allí como una chaperona de Steve y no deja de ser una empleada más.Se queda de pie al lado de un seto, en un lugar algo oscuro, va mirando los movimientos de Steve y también de aquellas mujeres que se acercan a saludarlo, algunas manoseándolo más de la cuenta.—No deberías estar aquí, querida —la voz dulce de mía le llega y se gira para verla. La mujer la está mirando con una sonrisa y se engancha de su brazo—. Mi hijo nos contó que estás aquí para evitarle precisamente eso, que alguna se quede más de la cuenta a su lado.—Sí, primero me gusta analizar la situación y ya que tengo que entrar en papel… Tengo que ver quién se merece que le quiebre la nariz y quién que le arranque los cabellos falsos —Mía deja salir una carcajada y le da unos golpecitos en el brazo.—No necesitas hacer nada de eso, por hoy sólo disfruta la fiesta y si algu
A lo largo de esos seis años, cada una de las mujeres que se lanzaron a besar a Steve Moore, terminaron con algo mucho más serio e intenso que un beso. Sin embargo, en ese momento Steve no tiene idea de qué hacer ni menos cómo reaccionar.Si le responde el beso, muere.Si la abraza, muere.Si se aleja de ella… muere.Así que, sea cual sea el resultado, como se va a morir, decide rodearla con sus brazos y pegarla a su cuerpo. Le responde el beso y Sandy no se retira, ambos disfrutan de aquel contacto y es como si todo el mundo a su alrededor desapareciera.Por primera vez Sandy se siente mareada y no tiene nada que ver con el champán que se tomó anteriormente, es algo nuevo, distinto, una sensación que la embarga y se siente tan abrumadora.Mientras que Steve intenta saborear no sólo la boca de Sandy que le sabe a gloria, sino que también se memoriza su cuerpo de esa manera, para no olvidar cómo es tocar el cielo en la tierra.Cuando Sandy al fin logra separarse de Steve, lo mira direc
Cuando Sandy sale al fin al pasillo, se da cuenta de que sólo hay una persona, mientras que Fer se queda a su lado apuntando también al extraño.Frente a ella se encuentra a un hombre alto, de hermosos ojos azules, bastante ancho y que tiene cara amable, pero cuerpo de maleante.—¡¡Arriba las manos y aléjate de la puerta!! —le ordena Sandy, quien está atenta, sin embargo, el hombre la mira incrédulo. Hace lo que le pide con una expresión de diversión—. ¿Qué es lo que te parece tan gracioso?—¿Ustedes? —Sandy le gruñe y con un gesto de la cabeza le ordena a Fer que lo revise.Fer se acerca al hombre para revisar que no vaya armado, de pronto la puerta se abre del departamento de Steve y este se queda allí estupefacto. Su vista va de Sandy al hombre que está frente a él y luego a Fer que sólo va con bóxer.Y eso definitivamente no le gusta.De pronto, el extraño le hace un gesto con el rostro y se acerca a él para abrazarlo.—¡Sobrino no tenía idea que tenían acorralado!—Tío Steven… —l
Steve se encuentra tirado en el sofá de la sala de su departamento total y plenamente aburrido. Esa semana el trabajo fue arduo y se negó a trabajar el fin de semana. Sin embargo, el no tener nada que hacer en casa lo tiene al borde del colapso.Se pone de pie y camina hasta la cocina para ver qué es lo que puede comer, pero no tiene nada, así que decide salir a comprar. En cuanto abre la puerta, se encuentra con la figura de Fer, con la misma cara de aburrimiento.—Tengo hambre, iré de compras —es todo lo que dice, Fer asiente y le avisa a Sandy que saldrán a comprar. En menos de cinco segundos, la chica sale y Steve se dirige al ascensor.—¿No hay ningún panorama para esta noche? —le pregunta ella divertida.—¿Dejarás que me porte mal?—¡Pero por supuesto que… no! —se ríe ella y Steve rueda los ojos—. El día está precioso, deberíamos ir a algún lugar…—¡Eso! Nos iremos de paseo.—¿No deberíamos volver por algo a la casa?—No, compraremos todo en el camino. Prepara tu séquito, nos va