Steve es una mole de un metro noventa y uno, de noventa kilos, con músculos bien definidos, bastante entrenamiento y una dieta basada en proteínas. Tiene buen cuerpo y buena condición física, podría resistir todo, pero hay algo que Steve no hace y es practicar deportes combativos.Por eso, cuando frente a él se para un tipo unos cinco centímetros más bajo que él, pero con diez kilos más de peso y unos músculos demasiado grandes, sabes que está en serios problemas. A pesar de eso, su expresión calmada no cambia para nada y sigue calentando en el mismo lugar, saltando de un pie a otro.Sandy está inmóvil en el mismo lugar, casi sin respirar, mirando fijamente al tonto de su jefe cómo está a punto de ser partido por la mitad por aquella persona que está frente a él.—Sin golpes bajos ni muy duros a la cabeza —les advierte el presentador y los dos asienten.El hombre se separa de ellos y les deja el camino libre, cuenta hasta cinco y les da el pie para que comience la pelea. El primero en
En el instante en que se detienen en el estacionamiento del edificio, ayudan a Steve a bajar del auto entre Ferdinand y Sandy. Lo ayudan a llegar a su departamento y, una vez allí, Fer le pregunta a Sandy si necesita ayuda, pero ella niega.—Yo creo que Ferdinand debería quedarse… amm… quiero bañarme.—No se haga el pudoroso conmigo, señor Moore, recuerde que ya le he visto todo, así que no me va a sorprender.—¡Pero yo no quiero que tú vuelvas a verme!—¡¡Y en este preciso instante, a mí me importa muy poco lo que usted quiera!! ¡Su madre me pidió a mí que me hiciera cargo y lo haré!Con una mirada Sandy le dice a Fer que se vaya y este sale cerrando la puerta del departamento, riéndose de la pobre suerte que tiene Steve al tener que quedarse con una mujer tan gruñona como ella.Steve le indica dónde queda su habitación y caminan lentamente hasta llegar a ella. El hombre intenta sentarse al borde de la cama, pero ella no lo deja y por supuesto que Steve le reclama.—Si lo dejo sentar
Steve abre los ojos sintiéndose cansado, con sueño y bastante adolorido. A pesar de las pastillas, siente que no logró reponerse lo suficiente con haber dormido algunas horas. Se gira un poco en la cama y la vista con la que sus ojos se encuentran lo dejan con la boca seca y sin aliento.Sandy aún está dormida, está tirada en el suelo, con su cabello desparramado, una mano al lado de su rostro y así se ve tan pequeña. Steve no puede dejar de pensar en lo joven que es, ella no debería estar haciendo ese trabajo… No debería estar lidiando con él.Se quedaría allí mirándola dormir por más tiempo, pero lamentablemente tiene urgencias que atender. Tratando de no emitir ningún sonido ni quejido, se sienta en la cama e intenta ponerse de pie, pero siente de inmediato el tirón que el dolor le causa en las costillas y vuelve a caer sentado en la cama con un gemido de dolor.Sandy se incorpora incluso antes de abrir los ojos y se pone de pie, se acerca a él para ayudarlo y cuando logra ponerse
Una microfractura, por eso le dolía tanto y el médico no dudó en inyectarlo para dejarlo dormir todo un día para que se recupere mejor de los golpes.—No sé usted, pero sí me estoy arrepintiendo un poquito de no haberlo sacado de una oreja de allí antes del primer golpe —le dice Sandy sentada a un lado de la cama, mientras que Mía está del otro lado.—¿Me creerás que yo no? —le dice Mía, apartándole un mechón de cabello que le cubre el rostro—. Sé que pudo haber salido más lastimado que esto, pero si él tomó la decisión de ponerse en riesgo para deshacerse de ti y demostrar que no eres apta para cuidarlo… Se merecía este escarmiento.—Sé que es una pregunta íntima, pero tengo curiosidad… Luego del rompimiento con esa mujer, ¿él tomó alguna clase de terapia?—No, mi hijo se negó completamente a tomar cualquier tipo de terapia. Todo esto ocurrió el día de su cumpleaños y ese día su hermana, Lía, le regaló un pase VIP para un local nocturno y decidió que de esa manera podría ahogar mejor
Tras una semana del famoso incidente de la pelea, Steve al fin ya puede darse por recuperado. Sale del centro médico junto a su madre y Sandy, aunque debe permanecer con la faja en el torso, puede regresar a la oficina por períodos cortos, siempre y cuando no tenga un dolor excesivo. —¿Qué piensas hacer ahora, hijo? —le pregunta Mía un poco más tranquila y amable que los días anteriores. —Iré a la oficina, necesito revisar algunas cosas, mis pendientes y también quiero pedirles ayuda con un proyecto. —Muy bien, pero tómate las cosas con calma, no necesitas hacer todo hoy mismo. —Lo sé, para mí lo más urgente es que ustedes revisen mi proyecto, el resto de las cosas las iré haciendo poco a poco. —Muy bien, entonces iremos hasta la oficina y… —pero Mía no puede terminar de hablar porque el teléfono de Sandy comienza a sonar. Cuando ella lo toma entre sus manos frunce el ceño y se aparta un poco para responder, pero en tan sólo unos segundos la escuchan exclamar. —Pero ¡cómo, eso n
Steve se pasea por su oficina de lado a lado, preocupado sin saber nada de Sandy. Así es como Nathan y Mía se lo encuentran, su madre se acerca a él y le toma con suavidad el brazo para sentarlo.—¿Pasa algo hijo?—Aunque estoy seguro de que Sandy fue a ver a su novio… estoy preocupado por ella, madre. Siento que algo muy grave le ha pasado y que necesita ayuda.—Me vas a disculpar hijo, pero Sandy no es de las muchachas que necesiten ayuda. Ella no necesita un caballero andante para que la salve de esas situaciones complicadas.—Como sea madre… ¿Por qué no le llamas tú y le preguntas cómo está, si necesita algo?—Hijo, eso sería entrometerse en su vida privada y no creo que le agrade.—Tu madre tiene razón, hijo —le dice Nathan acercándose a su hijo—. Esperemos a que regrese y si ella quiere contarnos, bueno la apoyaremos, pero si no… es lógico, ella sólo trabaja para cuidarte.Pero esas palabras no les satisfacen a Steve, quien se queda con ese sentimiento de que debe llamarla.Los
Una vez arreglada la situación, con el odioso Sanders, Sandy y regresa al hospital y se sienta al lado de su padre. En cuanto James la ve, sabe que ha hecho algo que no es del todo correcto según lo que le ha enseñado.—¿Sabes que a mí no puedes ocultarme nada?—Lo sé… —dice ella agachando la cabeza.—Y sí sabes que no estoy ciego, ¿verdad? —ella asiente en silencio y James suspira—. ¿Vas a decirme quién te hizo eso?—Dejé que Jacob Sanders me golpeara, para simular que me había defendido… El tío Gerard va a tener que alegar que tuve un pequeño ataque de locura.—Sabes que nosotros no hacemos las cosas así, ¿verdad?—Lo sé, no es lo que tú me enseñaste, pero los hijos tenemos derecho a tomar nuestro propio camino. Si me preguntas ahora si estoy arrepentida de lo que hice, te diré que no, si me lo preguntas mañana o en diez años, la respuesta será la misma.«Con sólo recordar lo que sentí cuando me llamaste para decirme lo que les había pasado y luego, el verte a ti y a mi hermano ahí
Unos días después de que Sandy haya regresado a Chicago. Steve sale de su oficina y le hace un gesto para que entre. Al hacerlo, él cierra la puerta, se sienta tras su escritorio y le indica que se siente frente a él, Sandy lo hace y no puede dejar de pensar en qué tanto misterio se trae.—Dime ¿qué necesitas de mí?—Mi hermana Lía está de cumpleaños en dos días y la verdad es que necesito ayuda, porque no tengo idea que regalarle. Le pedí ayuda a mi madre y a mis otras hermanas, pero ninguna quiso hacerlo.—¿Y quieres que yo te ayude?—Así es.—Pero yo no sé sus gustos, tú eres su hermano, la conoces mejor, años atrás ¿qué le regalabas a tu hermana?—Más o menos tengo una idea de qué regalarle, pero de todas maneras necesito ayuda. A mi hermana no le gustan las cosas materiales, son más de las experiencias lo que le llaman la atención.—Bien, eso me suena interesante.—Ha nadado con tiburones, delfines, se ha lanzado en paracaídas y todo tipo de esas cosas extremas.—Entonces, asumo