Como cada lunes, desde hace meses, Mía se levanta con toda la energía y esa disposición de atender la empresa con las ganas de hacerla una de las más importantes del país.Los brazos de Nathan la rodean unos segundos, lo justo para darle un beso de buenos días y luego ayudarla a salir de la cama.Nathan la acompaña a la ducha, pero esta vez no hay nada de caricias que puedan llegar a algo más, porque no quiere tardarse, ya que esta vez él irá con ella. Cuando bajan a tomar su desayuno, los dos se miran felices, porque al fin Nathan podrá retomar una parte importante de su vida, la que por cuatro largos meses ha tenido que dejar de lado por su accidente.—Estoy seguro de que en cuanto vaya viendo algunas cosas, recordaré.—Creo lo mismo, ya quiero verte en acción —le deja un beso suave en los labios, para luego terminar su avena.El trayecto lo hacen animados en una conversación que es de preguntas y respuestas, en donde Nathan quiere saber qué tiene que hacer o si dejó muchos pendient
Antes de aquel escape tan repentino y duro, Nathan estaba en la sala de conferencias, revisando documentos, en su elemento, recordando muchas de las cosas de su trabajo y estaba sorprendido por el magnífico trabajo que Mía había hecho aquellos meses. Algunos de los proyectos que él dejó pendientes de ejecución, Mía los había sacado adelante y tenía un control bastante riguroso de cada uno. En total cinco proyectos en diferentes ciudades, uno de ellos en sociedad con Collins Building, la empresa más importante de construcción del país, con su revolucionaria construcción con elementos prefabricados de hormigón, hechos a medida especialmente para uno de los hoteles de lujo más prometedores en la ciudad de Atlanta, en el estado de Georgia. Con ese proyecto Nathan quería abrir otra rama de la empresa, una hotelera y que quería dejar a cargo de Hank, que tenía mucho potencial para ese tipo de negocios, de esa manera, su hermano también podía brillar en su elemento… sí, Nathan no era tan m
Poner de pie a Mía era una tarea demasiado difícil, en especial por todo lo que involucraba aquel dolor espantoso de su corazón, que podría estar sacando en forma de gritos y llanto desconsolado, pero sólo estaba allí catatónica, en silencio y mirando a la nada… eso era mucho peor. Tras lo ocurrido, Todd mandó a todo el mundo a salir de allí y llamó a su esposa, porque no podía lograr que Mía reaccionara, es por eso por lo que la mujer salió con rumbo a la empresa sin pensarlo dos veces. Verónica corre hacia su hija en cuanto las puertas del ascensor se abren, verla en ese estado no es lo que quisiera para ella, en especial en su condición y no puede evitar evocar el recuerdo de cuando su hija se retrajo en su mundo hace tan sólo tres años. —¡Hija, mírame! —le dice desesperada, tratando de moverla con suavidad, pero ella no responde—. ¡Mía, debes reaccionar… le estás haciendo daño a tu hijo! Mía mira a su madre a los ojos y se aferra a ella con un dolor tremendo, se deja levantar
Mía ya tiene una pancita bella de treinta y una semanas, la misma que está acariciando mientras está sentada frente a la chimenea pasando su sábado por la noche como siempre. Les dio la semana libre a todos para pudiesen ir con sus familias y así ella poder tener un poco de privacidad, el único que no quiso aprovechar esos días fue Jason, quien alegó no tener familia que visitar y Giovanna se molestó con él por decir eso, al parecer lo de ellos va muy en serio. Tanto su madre como Hank la invitaron para que fuese a pasar el fin de semana con ellos, pero prefiere quedarse sola, así consigue pensar mejor. Durante la semana se puede escapar perfectamente de todo lo que le ha pasado en el último mes y medio. Cada día se despierta con ese mantra que se ha convertido en su fortaleza, «volverá y lo resolveremos». Para todo el mundo, Mía está furiosa con Nathan, cuando regrese le hará la vida de cuadritos y lo primero que hará luego de la bofetada será pedirle el divorcio, sin embargo, es
Las semanas fueron pasando tanto para Nathan como para Mía, el primero estaba mucho mejor después de aprender a amarse y entender que todo lo que había hecho era por un sentimiento que no provenía de él directamente, sino de esa vida asquerosa que le tocó vivir con su padre y quiso desquitarse con una inocente.Aunque a Gianina le había costado un par de jabs, sabía que Nathan estaría bien con un nuevo terapeuta en Estados Unidos, uno convencional por supuesto.Mía estaba radiante con su embarazo, pensando que tal vez Nathan llegaría para estar con ella en el parto. Pero ahora mismo la tiene ocupada el evento de la empresa, que es este día y siente que no está lista para llegar al lugar sola, pero sabe que siempre puede contar con sus padres, que irán al evento como cada año.—Victor, ¿ya trajeron mi ropa?—No, señora, pero ya está en camino, en unos diez minutos ya debería estar aquí.—Bien… por favor, no me pase más llamadas ni visitas, a menos que sean mis padres, me recostaré a de
—Déjame… —le dice ella dándole un manotazo para que se aleje, pero Nathan no le hace caso, porque la expresión de dolor en el rostro es evidente.—Mía, ¿eso fue una contracción? —le dice ayudándola a llegar a una silla y sacando su teléfono.—Noooo, sólo es una manera nueva de ejercitar la panza… —le dice ella con evidente sarcasmo—. ¡Claro que fue una contracción y es tu culpa! ¡Me había sentido de maravilla y ahora este niño se va a adelantar por tu culpa!—Yo no quería… —pero él mismo se interrumpe, porque no es momento de disculparse—. Mía, vamos al hospital y allí me gritas todo lo que quieras.—Contigo no voy ni a la salida —respira profundamente, se pone de pie y camina a la puerta, pero Nathan la toma por el brazo.—Yo te llevo.—¡Que no me toques! —y vuelve a estallar en llanto, pero esta vez ella misma entierra la cara en el pecho de Nathan—. Te odio… te odio mucho.Él se queda allí, sonriendo porque es obvio que no, la rodea con sus brazos para consolarla, le acaricia la es
Cuando Nathan regresa con su mujer y su hijo, siente que el corazón le salta de felicidad al verla de lado, sonriendo mientras alimenta a su bebé y Steve está aferrado a un dedo de su madre. Se acerca a él, para dejarle un beso en su cabecita, ganándose un gruñido de su parte y dejándolos a los dos con los ojos y sus bocas abiertas.—¡Acaba de gruñirme porque lo estoy molestando mientras come!—Es un pequeño tragón, se me hace que este pecho no será suficiente.—¿Cómo te sientes?—Agotada… pero feliz, tenerlo así, frente a mí y que tú estuvieras presente… pensé que no…—Shhh, ya hablaremos de eso después. Ahora quiero que estés lo más tranquila posible, porque todo lo que tú sientas, lo sentirá él.Mía asiente y se relaja, eso sólo hasta que Steve suelta el pecho de su madre y busca más, así que ella se acomoda del otro lado, mientras Nathan lo sostiene, para luego dejarlo al lado de su madre y pueda succionarle todo lo que puede.En esa tarea llegan Verónica y Todd, este último se ll
Aquella semana para Nathan había sido la más estresante y dura de su vida, sin excepción alguna, pero al fin puede sentir alivio.Sale de la clínica con aquel sobre entre las manos y las lágrimas de felicidad pura, por saber que Steve no tiene ninguna enfermedad a causa del parentesco de sus padres.«—Ahora eso es un alivio para ti, pero te advierto… debemos realizar chequeos constantes, porque en cualquier momento de su vida un cromosoma querrá hacer un bailecito y eso puede desatar una enfermedad bastante complicada.—Pero las enfermedades se pueden tratar, ¿no es cierto?—En teoría sí, pero depende a lo que tú entiendas por tratamiento. Existen tratamientos paliativos y tratamientos para curar la enfermedad, y las de origen genético suelen tener tratamientos paliativos, así que no te confíes al cien por ciento.»La doctora había sido categórica en aquello de las enfermedades, pero él se siente optimista. Al menos, por ahora, su hijo está sano y no tendrá que lidiar con otro dolor o