Cuando la luz del sol se vuelve insoportable en el cuarto, Steven se levanta con cuidado y camina al baño completamente desnudo. Al salir de allí ve a Layla con el cabello desparramado en la almohada, cubierta sólo con la sábana porque el edredón quedó con la marca de que ahora es diferente. Busca su ropa para salir a buscar algo de comer, pero ella se despierta con una sonrisa y tira de su bóxer para que se meta dentro de la cama otra vez. —No te vayas… —Iba por comida —la besa con ternura en la nariz y ella la arruga porque le provoca cosquillas y ese gesto es uno de los que se le quedaría en la memoria a Steven para siempre. —No quiero comida, te quiero a ti… se siente bien estar así —se acurruca apoyando su cabeza en el brazo del hombre, pasa el suyo por su abdomen y le sube una pierna encima. —Layla, no me des esperanzas… —No te compliques más, sólo disfruta el momento, mira que ya mi cabeza es un huracán… ustedes me tienen al borde de la locura. Steven le besa el cabello
En cuanto a Layla, ve la figura de Robert frente a ella en la puerta, sólo siente unos nervios que le nacen desde el estómago, pero no tiene nada que ver con las mariposas que realmente siente revolotear en el cuando está cerca de Steven.—¿Qué quieres? —le pregunta con seriedad y lo deja entrar.—Me duele la espalda, tal vez podrías ayudarme como la última vez —le dice mirándola con expresión de perrito abandonado y ella sólo se ríe.—Está bien, ya sabes lo que debes hacer —Layla despeja un poco su cama para dejarle espacio a Robert para que se acueste boca abajo y ella poder aplicar la presión en la espalda.Robert se quita la chaqueta y la playera, las deja sobre una silla y se recuesta en la cama boca abajo. Layla se sube sobre él, con las rodillas apoyada en su espalda, Mientras sus manos comienzan a buscar el punto exacto en donde presionar.—No te muevas… Chilla cuando te apriete.—Está… ¡Bien! —chilla Robert, porque la mujer ni siquiera le dio tiempo de prepararse para la pres
Steven en su faceta de novio es mucho menos intenso que en su fase de conquistador, pero no por eso menos detallista.Tras llegar de la misión, se lleva a Layla un lago en donde por las noches se pueden ver las estrellas reflejadas en las calmadas aguas del lugar. Ella no tiene idea, pero es un detalle que Steven quiere tener, porque es una de las cosas que le dijo no merecer por no ser una dama.Pero para Steven lo es, en especial porque se guardó por mucho tiempo para encontrar al indicado, ella se merece mil detalles de ese tipo para que sea feliz y él está dispuesto a demostrarle que es una mujer especial.Tras llegar a una cabaña a orillas del lago, Layla mira el lugar con sus ojitos brillando, mira a Steven y él sólo le sonríe.—¿Te gusta el lugar? —le pregunta él con voz ronca, atrayéndola a su cuerpo.—Sí, está muy lindo. Se me antoja un picnic a la orilla del lago, con sándwiches de pollo, carne y queso, refresco de cola y música de los Backstreet Boys, Spice Girls, N’Sync y
A pesar de que su compromisos ha sido bastante apresurado, no así la boda. Ambos decidieron que esperarían un tiempo suficiente para seguir conociéndose y para poder decidir bien cuándo se casarían.La idea de Layla es poder casarse en su país natal, por lo cual decidieron darse al menos un año para conocerse mejor y para preparar las cosas como debían ser. Su padre hace poco se ha trasladado a Chicago, allí es donde está viviendo y ejerciendo su profesión actualmente, además de realizar algunas clases en la universidad.Ambos también han tomado la decisión de compartir su cuarto, porque no tiene sentido estar tan separados si ya son una pareja. Todos se lo han tomado bastante bien, incluso Robert, quien está feliz por su hermano.Ahora se encuentran todos reunidos porque se están preparando para salir a una nueva misión. Esta se ve bastante complicada y probablemente les tomará incluso más de una semana.Un gobierno, del cual no se puede saber su nombre, los ha contratado para que pu
Steven siente el cuerpo pesado, intenta abrir los ojos, pero siente una enorme dificultad al hacerlo. Su boca intenta emitir algún sonido, pero sólo un gruñido sale de allí.Se siente frustrado, quiere moverse, pero su cuerpo no responde, hasta que por fin logra abrir un poco los ojos. Reconoce que está en un cuarto de hospital y de pronto recuerda todo, eso lo desespera más haciendo que el monitor de sus latidos se vuelva loco y pronto una voz femenina se acerca a él.—Tranquilo, señor Johnson —frunce el ceño porque él no se llama así—. Iré por el doctor para que lo evalúe —la mujer intenta irse, pero él la toma de la muñeca y la detiene.—Mi… mujer… —la voz le sale rasposa y le duele, pero tiene que saber de ella, de su hermano—. Gemelo…—Su hermano está bien, despertó hace dos días. Deje que vaya por el médico.Dos días.Robert despertó hace dos días, no quiere saber cuánto es lo que ha estado dormido, ahora su mayor preocupación es Layla. Ella ya tenía una herida complicada, la ex
Cuando el avión aterriza en la ciudad de Chicago, Steven puede ver que una fina llovizna está cayendo sobre la ciudad. El clima es perfecto para la manera en la que se siente. Cuando el avión maniobra para entrar en el hangar que lo cubrirá, puede notar la figura de un hombre parado al lado de un auto de color negro.Aunque sospecha quién es, no es hasta que la puerta del avión se abre para permitirles bajar y que el hombre se acerca con lágrimas en los ojos que Steven confirma que se trata del padre de Layla. Recibe de las manos de Steven la urna que contiene los restos de su hija y no puede evitar llorar amargamente.—Gracias… —le dice el hombre con los ojos llenos de lágrimas—. Muchas gracias, Steven por hacer esto.—No tiene nada que agradecerme, señor Hopkins. Ella lo era todo para mí.—Dime, Jordan —le extiende una mano cordial y Steven la recibe—. Veo que tú también estás herido. Sólo debieron decirme, yo pude haber viajado para ir a buscar a mi hija… —aquellas palabras salen l
El tiempo se le va pasando lento y duro a Steven. Si pensó que encontraría una mujer para ser feliz, se equivocó, puesto que esa tarea se ha vuelto más complicada porque se la pasa encerrado.Sólo sale una vez a la semana para ir a ver al padre de Layla y luego juntos van al cementerio a dejarle flores.Así es como se le pasan más de seis años, entre el dolor y la desesperanza.Ese día está hablando con la señora de la cocina, Giovanna es una mujer agradable, inteligente y que tiene un sentido del humor bastante particular. Ven entrar a Jason, el jefe de seguridad del Nathan, quien parece algo preocupado.—¿Qué te pasa, bombón? —dice Giovanna y él sólo rueda los ojos.—Me estoy escapando del señor, llegó algo molesto.Steven no se tarda en salir de allí para ver a su amigo, son muy pocas las cosas que lo molestan y la mayoría tienen que ver con su padre. Se lo encuentra en el despacho, tomándose un vaso de whisky de un tirón y sirviéndose otro más de inmediato.—Si vas a emborracharte
La vida de Steven ahora gira toda en torno a Mía y en ayudarla. Lamentablemente la chica sufre de bulimia y anorexia, además de una fuerte depresión, peor aún… Nathan no está ayudando en nada.Necesita que su amigo lo sepa para que tome la decisión más importante en la vida de Mía, dejarla ir para que otros puedan amarla y ayudarla, o quedarse en su vida de una manera útil, amándola como se merece y protegiéndola, porque la verdad es que está seguro de que Nathan está enamorado, sólo que no quiere reconocerlo.Robert lo llama para saber cómo está y lo invita a una pequeña ceremonia en Londres, para conmemorar a sus padres.—Sé que ahora no quieres salir de Chicago, pero en verdad quiero hacerlo.—Te entiendo, me parece una buena idea y nuestros padres se lo merecen.—He invitado a muchos de sus amigos, casi todos confirmaron la asistencia.—Bien, allá estaré. Sólo tengo que decirle al bruto de Nathan.—¿Sigue haciéndole la vida imposible a la muchacha?—Sí, pero entiendo lo que en rea