Si Layla les pidió que la dejaran en paz, lo que comenzó a pasar desde el día siguiente a esa conversación es realmente lo contrario.Por la mañana Robert llegó con desayuno para ella y Steven llegó con algo para la resaca, aunque no bebió tanto, pero Layla lo agradeció de todas maneras, y por supuesto que el desayuno se lo devoró con ganas.Se fueron a una misión y ahora que están de regreso, Robert sale para comprarle un arma que para Layla es letal, una navaja bastante especial y sabe dónde encontrarla. Mientras que Steven va por algo completamente diferente.Los dos llegan a la puerta de Layla, se miran y Robert se destornilla de la risa.—¿En serio?—Tú con lo tuyo y yo con lo mío… no me avergüenzo —Steven toca la puerta y desde dentro oyen a Layla decirles que entren con la voz cargada de mal genio.—¿Sí saben que los cristianos quieren descansar luego de patearle el cul0 a un montón de traficantes de mujeres? —dice mientras se gira en la cama para enfrentarlos y salta de esta c
Dos misiones más y Harman anuncia su retiro, por eso es por lo que todos han planeado una buena despedida porque saben que el hombre no regresará a esto. Su prioridad ahora es estar con su hijo y reconquistar a su mujer, aunque esté pensando en casarse con otro hombre. Para poder hacerlo sin medir las consecuencias, deciden que la base es el mejor lugar. Así que no se han cortado en nada de lo que quieren para darle una despedida como se lo merece. Ciento cinco misiones, todas exitosas, sin un rasguño ni mucho menos nada que pueda manchar su historial. Robert aprendió muchas cosas de él, aunque era el líder real del equipo, el honor de la última palabra siempre fue de aquel hombre de sonrisa calmada y aspecto paternal. —¿Globos? —pregunta Layla riéndose, pero también admirando el trasero de los hermanos Sanders, con los que ha tenido muchos encuentros y anécdotas. —Sí, todos merecen globos en una fiesta en su honor —dice Robert. —Y después nos servirán para jugar al tiro al blanc
Cuando la luz del sol se vuelve insoportable en el cuarto, Steven se levanta con cuidado y camina al baño completamente desnudo. Al salir de allí ve a Layla con el cabello desparramado en la almohada, cubierta sólo con la sábana porque el edredón quedó con la marca de que ahora es diferente. Busca su ropa para salir a buscar algo de comer, pero ella se despierta con una sonrisa y tira de su bóxer para que se meta dentro de la cama otra vez. —No te vayas… —Iba por comida —la besa con ternura en la nariz y ella la arruga porque le provoca cosquillas y ese gesto es uno de los que se le quedaría en la memoria a Steven para siempre. —No quiero comida, te quiero a ti… se siente bien estar así —se acurruca apoyando su cabeza en el brazo del hombre, pasa el suyo por su abdomen y le sube una pierna encima. —Layla, no me des esperanzas… —No te compliques más, sólo disfruta el momento, mira que ya mi cabeza es un huracán… ustedes me tienen al borde de la locura. Steven le besa el cabello
En cuanto a Layla, ve la figura de Robert frente a ella en la puerta, sólo siente unos nervios que le nacen desde el estómago, pero no tiene nada que ver con las mariposas que realmente siente revolotear en el cuando está cerca de Steven.—¿Qué quieres? —le pregunta con seriedad y lo deja entrar.—Me duele la espalda, tal vez podrías ayudarme como la última vez —le dice mirándola con expresión de perrito abandonado y ella sólo se ríe.—Está bien, ya sabes lo que debes hacer —Layla despeja un poco su cama para dejarle espacio a Robert para que se acueste boca abajo y ella poder aplicar la presión en la espalda.Robert se quita la chaqueta y la playera, las deja sobre una silla y se recuesta en la cama boca abajo. Layla se sube sobre él, con las rodillas apoyada en su espalda, Mientras sus manos comienzan a buscar el punto exacto en donde presionar.—No te muevas… Chilla cuando te apriete.—Está… ¡Bien! —chilla Robert, porque la mujer ni siquiera le dio tiempo de prepararse para la pres
Steven en su faceta de novio es mucho menos intenso que en su fase de conquistador, pero no por eso menos detallista.Tras llegar de la misión, se lleva a Layla un lago en donde por las noches se pueden ver las estrellas reflejadas en las calmadas aguas del lugar. Ella no tiene idea, pero es un detalle que Steven quiere tener, porque es una de las cosas que le dijo no merecer por no ser una dama.Pero para Steven lo es, en especial porque se guardó por mucho tiempo para encontrar al indicado, ella se merece mil detalles de ese tipo para que sea feliz y él está dispuesto a demostrarle que es una mujer especial.Tras llegar a una cabaña a orillas del lago, Layla mira el lugar con sus ojitos brillando, mira a Steven y él sólo le sonríe.—¿Te gusta el lugar? —le pregunta él con voz ronca, atrayéndola a su cuerpo.—Sí, está muy lindo. Se me antoja un picnic a la orilla del lago, con sándwiches de pollo, carne y queso, refresco de cola y música de los Backstreet Boys, Spice Girls, N’Sync y
A pesar de que su compromisos ha sido bastante apresurado, no así la boda. Ambos decidieron que esperarían un tiempo suficiente para seguir conociéndose y para poder decidir bien cuándo se casarían.La idea de Layla es poder casarse en su país natal, por lo cual decidieron darse al menos un año para conocerse mejor y para preparar las cosas como debían ser. Su padre hace poco se ha trasladado a Chicago, allí es donde está viviendo y ejerciendo su profesión actualmente, además de realizar algunas clases en la universidad.Ambos también han tomado la decisión de compartir su cuarto, porque no tiene sentido estar tan separados si ya son una pareja. Todos se lo han tomado bastante bien, incluso Robert, quien está feliz por su hermano.Ahora se encuentran todos reunidos porque se están preparando para salir a una nueva misión. Esta se ve bastante complicada y probablemente les tomará incluso más de una semana.Un gobierno, del cual no se puede saber su nombre, los ha contratado para que pu
Steven siente el cuerpo pesado, intenta abrir los ojos, pero siente una enorme dificultad al hacerlo. Su boca intenta emitir algún sonido, pero sólo un gruñido sale de allí.Se siente frustrado, quiere moverse, pero su cuerpo no responde, hasta que por fin logra abrir un poco los ojos. Reconoce que está en un cuarto de hospital y de pronto recuerda todo, eso lo desespera más haciendo que el monitor de sus latidos se vuelva loco y pronto una voz femenina se acerca a él.—Tranquilo, señor Johnson —frunce el ceño porque él no se llama así—. Iré por el doctor para que lo evalúe —la mujer intenta irse, pero él la toma de la muñeca y la detiene.—Mi… mujer… —la voz le sale rasposa y le duele, pero tiene que saber de ella, de su hermano—. Gemelo…—Su hermano está bien, despertó hace dos días. Deje que vaya por el médico.Dos días.Robert despertó hace dos días, no quiere saber cuánto es lo que ha estado dormido, ahora su mayor preocupación es Layla. Ella ya tenía una herida complicada, la ex
Cuando el avión aterriza en la ciudad de Chicago, Steven puede ver que una fina llovizna está cayendo sobre la ciudad. El clima es perfecto para la manera en la que se siente. Cuando el avión maniobra para entrar en el hangar que lo cubrirá, puede notar la figura de un hombre parado al lado de un auto de color negro.Aunque sospecha quién es, no es hasta que la puerta del avión se abre para permitirles bajar y que el hombre se acerca con lágrimas en los ojos que Steven confirma que se trata del padre de Layla. Recibe de las manos de Steven la urna que contiene los restos de su hija y no puede evitar llorar amargamente.—Gracias… —le dice el hombre con los ojos llenos de lágrimas—. Muchas gracias, Steven por hacer esto.—No tiene nada que agradecerme, señor Hopkins. Ella lo era todo para mí.—Dime, Jordan —le extiende una mano cordial y Steven la recibe—. Veo que tú también estás herido. Sólo debieron decirme, yo pude haber viajado para ir a buscar a mi hija… —aquellas palabras salen l