Layla se entera que la otra parte del equipo ya ha conseguido terminar la misión, ella les informa de Bobby y quedan en ir a buscarlo porque ella solicita quedarse, sin embargo, por recomendación de Steven, no dice la razón ni mucho menos con quién se quedará.Clarisse se lleva a Layla a uno de los cuartos para que se bañe y cambie ropa, mientras que Steven se queda con Bobby, necesita saber un par de cosas antes de continuar con todo eso.—Oye, doc, ¿en verdad era tu novia? —Steven por respuesta le muestra las imágenes que tiene en su teléfono y Bobby silba sorprendido—. No mames, doc, eso está cañón.—¿De dónde eres, Bobby?—De México, doc. Me llamo Alberto, pero me dicen Beto y aquí me pusieron Bobby que suena más internacional, o eso me dijo un chileno en el equipo —se encoge de hombros y Steven sonríe porque es un niño por dónde se mire.—¿Y eres muy amigo de mi mujer?—Sí, ella es como mi hermana mayor… ¡En serio! Ninguna se detiene de darme un guamazo en la nuca si me lo gano,
El corazón de Steven se estruja y siente que miles de dardos llegan a él para herirlo más. Layla estaba embarazada al momento de aquel ataque.Su hijo tendría ocho años y eso sólo lo hace sentir impotente.La abraza con fuerza, deja que las lágrimas salgan sin barreras, pero eso no es suficiente. La cabeza de Layla está en su pecho y Steven deja salir un grito de dolor.—¡Nooo! No puede ser… no lo sabíamos, te juro que no lo sabíamos.—Lo sé, bueno, al menos eso es lo que me dijeron cuando desperté —ella se separa un poco, ya más calmada y sigue hablando con suavidad—. Me dijeron que no lo sabía, de otra manera no habría ido a esa misión y que el padre de mi hijo había muerto allí.«Me sentí destrozada, con el alma perdida y sin saber qué hacer. Schneider me dio de baja por todo un año, para que me recuperara y decidiera si querría regresar. Pasé por terapias, aunque nunca para recobrar la memoria y cuando pedí fotografías, me dijeron que no podían dármelas porque eran confidenciales.
Steven sabe que no lo hace porque ame su trabajo, en su mirada puede distinguir varias emociones y una de ellas es una rabia infinita. Que Layla quiera seguir para buscar respuestas, culpables y cargarse a todos los involucrados con toda esa mentira no quiere decir que él se sienta más tranquilo.—Layla…—Mi amor… —le dice con una vehemencia dulce que Steven siente su pecho a punto de estallar—. Tengo que hacerlo.—Déjame volver…—No. Si lo dejaste fue por algo y lo haces aquí es más importante. Además, tengo la leve sospecha de que lo ocurrido tiene que ver con mi relación contigo, por algo a ti y a mí nos mintieron y seguro pagaron mucho para ocultar toda la verdad.—Los chicos, ellos lo sabían…—Dame nombres —Steven le da los nombres de todos y ella niega—. No trabajo con ninguno de ellos, tal vez estén en la división que Schneider tiene en Alemania, donde se supone que yo estaba antes, ¿verdad?—Sí, espera… ¿Schneider tiene otra división?—Sí, una en Ucrania, pero esa es ultrasecr
En cuanto Robert y Steven se ven, ambos abren mucho los brazos para recibirse, aunque no ha sido tanto tiempo como cuando en doctor estaba en Chicago, definitivamente ahora se extrañan más.—Hermano, te oí muy nervioso —y la expresión sombría le dice a Robert que es lo menos que siente.—Lo que debo decirte es realmente tétrico —ya que están sentados en un pequeño bar, ambos hacen el gesto para pedir un trago. Robert se pide ese una cerveza, pero en cuanto Steven pide un vaso de whisky, sabe que lo que debe decir no amerita una cerveza.—Que sean dos whiskies, amigo… —le dice al chico antes que se vaya y luego dirige la mirada a su hermano—. Bien, dime, me estás matando de curiosidad y de miedo.—Y deberías tenerlo… —Steven mira la mesa unos segundos y suspira antes de poder revelar la verdad—. Nos mintieron, Robert —el labio le tiembla y Robert se asusta, estira su brazo para colocarlo sobre el hombro de su hermano y así darle fortaleza, pero cuando Steven levanta la mirada, sólo hay
Los ojos de Layla se humedecen ante la posibilidad de ver a su padre, aunque no tiene recuerdos tácitos de él, sabe en su corazón que ese hombre es tan importante para ella como lo es su Steven.—¿Mi padre? ¿Mi padre vendrá… aquí? —Steven asiente y ella deja que la primera lágrima caiga—. Me dijiste que vive en Estados Unidos.—Pero lo llamé ese mismo día que nos separamos, le pedí que viniera y en cuanto le dije que tenía que ver contigo, arregló todo de inmediato.—¿Le dijiste que estoy viva?—No, pero le dije que era algo relacionado contigo y no dudó en aceptar mi invitación —ella se cubre la boca y Steven le acaricia el rostro—. Te lo dije, él te ama, eres su todo en el mundo y estoy seguro de que estará feliz de que estés viva.—Steven…—Te amo y quiero que estés con las personas que te aman sin perder más tiempo, ya estuviste sola y quiero que Jordan esté contigo en todo lo que haremos ahora.Ella sólo lo abraza y se deja llevar por esa paz que nunca ha sentido, al menos que el
Bobby se pone de pie con ayuda de Steven, le da la mano a Robert y toma asiento frente a Clarisse sólo para no perderse nada de la chica. Con todos ubicados y Robert sirviendo la comida que acaban de llevar, la conversación se torna seria enseguida, pero es el mismo Robert quien detiene a su hermano.—¿Sí podemos hablar temas de adultos frente a los niños? —dice apuntando a Clarisse y Bobby.—Bobby me ayudará a recabar información en la organización, aunque ya les tenemos novedades, pero eso para el postre —Layla se ve como siempre, en su elemento, misteriosa, decidida y directa—. Cuenta con mi absoluta confianza, no por nada la bala le llegó por cubrirme a mí.—Clarisse es inteligente y tiene mucho que aportar —dice Steven—. Ella me dio una idea bastante buena como parte de la estrategia, además de que quiere que la entrene porque no pretende ser sólo un adorno médico.—Perfecto, niños en las trincheras…—Tengo veintiséis —dice Clarisse evidentemente molesta, pero con una sonrisa que
Después de la demostración de Bobby, ya nadie pone en duda la razón de que esté en esa división especial. Layla comienza a hacerles una lista de todos los integrantes de la organización que está en Ucrania y Robert tiene mucho cuidado en anotar cada nombre para investigarlo y conocer su origen.Pero todos coinciden en que sí, la conclusión de Layla y Bobby es cierta, allí sólo tienen a los mejores en algo.Luego de eso, hablan un poco más de otras cosas, hasta que Robert les dice que ya ha hecho todo, así que debe regresar a Londres con sus mujeres.—Gracias, hermano —le dice Steven con un fuerte abrazo—. Que tengas un buen viaje y cuéntame lo que vaya pasando.—No te preocupes, seguro Flavio lo hará perfecto —Robert le da un abrazo también a Layla y desde allí ya cada uno comienza a prepararse para despedirse—. Ahora sólo ocúpate de tu mujer y de ser feliz.—Yo iré a pasear por la ciudad —dice Bobby poniéndose de pie—. Hace dos años estuve aquí y hay un lugar al que quiero regresar.
Una vez que Bobby deja a Jordan en casa de Steven y le dice a Layla que se quedará en el mismo hotel que Robert, se sube de regreso al auto en donde va Clarisse.—¿A dónde te llevo? —le pregunta con amabilidad, luego de pasar una tarde tan agradable, al parecer ella ya dejó la hostilidad.—Me estoy quedando en el mismo hotel donde estuvimos.—Bien, yo voy para allá, iré a cambiarme, comer algo y luego ir a buscar algo qué hacer. No soy de los que le gusta estar quieto.—¿Me recomendarías algún lugar?—Claro…El silencio se apodera del vehículo, es un poco tenso, porque los dos quieren decir algo, pero al final ninguno se anima a decirlo. Al llegar al lugar, Bobby la ayuda a bajar extendiéndole la mano, ella lo acepta y caminan uno al lado del otro al interior del bello edificio.—Saldré en una hora —le dice Bobby en el ascensor—. Nos vemos allí en el lobby.—Puede ser que me tarde, ya sabes que las mujeres nos demoramos en ponernos bonitas.—Clarisse, no te verás más bonita que cuando