EMIRLos días pasaban rápidamente. Pronto se llevará a cabo una pasarela para presentar la nueva línea de ropa exótica, una idea de mi hermana. Además, presentaremos nuestra línea de ropa de maternidad y para bebés. He estado tan ocupado estos días que casi no he tenido tiempo para descansar. Levantar mi empresa ha requerido muchas noches sin dormir, pero ha valido la pena.—Señor, estas son las estadísticas de venta. Hemos superado la crisis de la línea de maternidad —mencionó la contadora, mostrándome los detalles. Sonreí levemente al ver el crecimiento en las ventas.—Eso es una buena noticia. ¿Y cómo van las ventas de la línea de ropa exótica?—Están en tendencia. A las jóvenes de hoy en día les encanta vestirse así.—Bien, Erín hara una reunión con las costureras y las diseñadoras. Solicítalas.—Sí, señor. Enseguida.Al salir la contadora, me puse a pensar en mi hermana. Se que ella ha venido al país con un objetivo y aún no me lo ha dicho, pone de escusa la empresa, en fin por l
EizaEstaba tan preocupada a punto de volverme loca, le pregunté a la enfermera cómo se encontraba mi hijo. Ella me aseguró que solo se había dado una indigestión y que no debía preocuparme, ya que estaban canalizándolo y dejándolo descansar para recuperarse. Me acerqué a la señora Carmela, y su nerviosismo era evidente.—¿Qué pasó? —le pregunté.—No sé, creo que fue la leche, señora, pero no me fijé —dijo, visiblemente agitada—. Discúlpame, no sé qué ocurrió.—Mira, Carmela, yo sé que no tuviste la culpa, pero siempre tienes que fijarte en el biberón del bebé. No puede pasar más de una hora sin que lo cambies. Si pasan de horas tienes que cambiarlo.—Sí, señora, no fue mi intención, pero ocurrió —contestó.Suspiré y me dirigí hacia el señor Orlov, apenada me acerco a él.—Muchas gracias por traerme. Creo que la cena se arruinó, quizás sea en otra ocasión.—No te preocupes, Eiza —me dijo, acariciando mi rostro—. Tómate tu tiempo. Es una lástima que no podamos seguir platicando, pero
EIZA Junto a las chicas, conversábamos sobre el evento que pronto se realizará en uno de los salones más grandes del país. Según decían, es para beneficiar a los inmigrantes, ayudándolos a encontrar trabajo o proporcionarles alimento. Era admirable que el gobierno implementara esta estrategia con los dueños de cada empresa. Además, habrá un bazar de ventas.Después de un rato, fui con los diseñadores para ayudar en los dibujos y estilos. Ellos al verme se emocionaron pidiendo que me les acercara para ver los detalles y las estructuras de los diseños.—Eres muy creativa, Eiza, te quedará espectacular ese traje cuando lo uses en las pasarelas—Mencionó Jeremías con entusiasmo.—Sin duda que serás la que llame más la atención. Aparte de bonita tienes un cuerpo perfecto.—Está vez Mauricio me alago.—Muchas gracias chicos, ustedes son más especializados en este trabo yo apenas aprendiendo.—Con nosotros aprenderás rápido. — Expresó Jeremías.—Lo bueno es que al señor Isaac le parecían per
EMIR Estaba más que satisfecho con todo lo bueno que estaba ocurriendo en mi empresa y en la agencia. Habían pasado más de dos meses desde que las ventas, con la ayuda de mi hermana y las modelos, habían crecido enormemente. No podía pedir más; estaba agradecido. Sin embargo, sentía que algo hacía falta en mi vida. Ese sentimiento persistente de querer tenerla a ella junto a mí, hacerla mi esposa, amarla y demostrarle lo que no pude cuando aún estaba confundido, no se desvanecía. No obstante, sabía que las cosas pasaban por alguna razón. Lo bueno era que ella estaba feliz trabajando para esa casa de moda, y yo no podía hacer más que observarla de lejos. Por otro lado, habíamos recibido una invitación para una pasarela en el salón más grande del país, donde también tendríamos ventas de bazar con los productos que manejábamos, todo con el fin de apoyar a los migrantes del país que no tenían techo ni trabajo. Salí mi despacho caminando por el pasillo observando todo a mi alrededor, m
EIZALa fiesta ya había comenzado, y las pasarelas estaban en marcha. Me encontraba nerviosa; me mordía las uñas, llevando los dedos a mi boca una y otra vez. Me sentía sofocada al ver al hombre que amaba. Era difícil olvidarlo.Las luces, la música, las voces de las demás modelos y los murmullos del público se desvanecían en un eco lejano. Todo lo que podía escuchar era el latido de mi corazón, resonando con fuerza en mis oídos, mientras intentaba mantener la compostura. Por qué no puedo simplemente dejar de pensarlo.Verlo en las redes sociales, y ahora, verlo en persona era como echarme un balde de agua fría, tratando de congelar ese sentimiento tan profundo que aún sentía por él. Solté un suspiro de nerviosismo y decidí no prestarle atención, pero era imposible no pensar en él.El se me había acercado y me habló como si nada hubiera pasado. ¿Cómo podía actuar así? Sabía bien cómo era él, un hombre duro, frío, déspota, que no se preocupaba por los demás. Aunque al final fue gentil
EizaEstaba enojada, a punto de demandar a ese hombre ¿cómo era posible que Kadir me hubiera encontrado en el salón de la pasarela? Apretaba los puños con indignación, sentía la rabia hervir en mi interior. Por otro lado, estaba Emir. Quería una explicación de su parte, pero me hacía la dura, como si no me importara nada de lo que él pudiera decirme.Era lo mejor, o al menos eso me repetía a mí misma. De esa manera, podía protegerme de cualquier sentimiento fracasado. No pienso caer en el juego de un CEO engreído que cree que puede tener a cualquier mujer a su antojo. Verlo con esa mujer había sido delirante, como si una parte de mí hubiera sido traicionada.—¿Por qué sigo pensando en ese tipo? —me recriminé automáticamente, sacudiendo la cabeza en un intento inútil de sacarlo de mi mente.Me levanté del sofá, necesitando ocuparme de algo que no fuera el torbellino de emociones que me consumía. Fui a buscar a mi hijo. Era mi día libre, y había decidido que lo mejor sería dar un paseo
ISAACMi corazón latía con fuerza, un ritmo inquieto que no podía controlar. Había escuchado que mi padre estaba en coma, sin ninguna reacción, y una tristeza pesada se posó sobre mí. Sentía una impotencia abrumadora; no había nada que pudiera hacer para ayudarlo. Era una situación difícil, una pesadilla que no parecía tener fin. Sin embargo, había algo más que ocupaba mi mente, algo que no podía dejar de pensar en ella. Eiza.Estaba enamorado de ella desde hace tiempo, pero parecía que ni siquiera me veía. Era como si yo fuera invisible a sus ojos, y eso me desmoronaba por dentro. ¿Qué debía hacer para que me notara? Convencerla de que me diera una oportunidad era mi propósito, aunque sabía que no sería fácil. Ella era una mujer hermosa, con una gracia natural que cautivaba a cualquiera. Pero había más en ella que su belleza; tenía una fuerza interna, una determinación que la hacía destacar.No me importaba que tuviera un hijo. Al contrario, admiraba su valentía y la dedicación con l
DiandraEstaba furiosa, desde aquel día en que vi a Emir con esa modelo. No podía creer lo que veía: sus ojos no se apartaban de ella, y me consumía la rabia. ¿Qué debía hacer para que me hiciera caso? Me acercaba a él, intentaba iniciar conversaciones, pero él ni siquiera me dirigía la palabra. Era frío, distante, y su egoísmo se manifestaba en cada gesto. Lo único que le importaba era su estúpida empresa.Quería conquistarlo, pero también hacerle pagar por las humillaciones que le había hecho a mi hermana. La había enamorado, solo para luego tratarla como un simple pasatiempo. Cuando descubrí quién era realmente Emir Rockefeller, me propuse llegar hasta él, sin importar el costo. Así que, decidí meter mis documentos en su empresa, y conté con la ayuda de alguien que trabajaba allí y que lo odiaba tanto como yo.Me contaron que el CEO tenía preferencia por una sola modelo, y al ver su foto, ideé un plan. Traté de maquillarme como ella, incluso me puse lentes de contacto para asemejar