DiandraEstaba furiosa, desde aquel día en que vi a Emir con esa modelo. No podía creer lo que veía: sus ojos no se apartaban de ella, y me consumía la rabia. ¿Qué debía hacer para que me hiciera caso? Me acercaba a él, intentaba iniciar conversaciones, pero él ni siquiera me dirigía la palabra. Era frío, distante, y su egoísmo se manifestaba en cada gesto. Lo único que le importaba era su estúpida empresa.Quería conquistarlo, pero también hacerle pagar por las humillaciones que le había hecho a mi hermana. La había enamorado, solo para luego tratarla como un simple pasatiempo. Cuando descubrí quién era realmente Emir Rockefeller, me propuse llegar hasta él, sin importar el costo. Así que, decidí meter mis documentos en su empresa, y conté con la ayuda de alguien que trabajaba allí y que lo odiaba tanto como yo.Me contaron que el CEO tenía preferencia por una sola modelo, y al ver su foto, ideé un plan. Traté de maquillarme como ella, incluso me puse lentes de contacto para asemejar
EmirEsto es inaudito, Diandra me besó y rápidamente la alejé molesto. No le daba crédito a su insinuación.—Lo siento Emir, me pase de las manos, Pero no puede aguantar más, tú me gustas mucho y se que yo…—No te permito que hagas eso, nunca te di un motivo, nuestra relación debe ser profesional, eres una atrevida.—Espeté molesto.—Espero que esto no dañe la amistad que estábamos teniendo — me dijo, con una mezcla de disculpa y ansiedad en su voz.La miré fríamente, sintiendo que cada palabra se escurría por entre mis dedos como arena. —No hubo ninguna amistad,—le respondí con firmeza. —Lo único que importa es nuestro trabajo. Nada más.—Entiendo.Podía ver la angustia reflejada en su rostro, pero no me permití suavizar mi tono.—Espero que te mejores y que esto no se vuelva a repetir—Vi la angustia en sus ojos. Continué acercándome a la puerta—Si vuelve a ocurrir, tendré que echarte de la empresa.No esperé una respuesta. Con el enojo hirviendo en mi interior, giré sobre mis talones
Capitulo subido de tono +18Eiza.Estaba tratando de asimilar lo que acababa de pasar. Me encontraba en la residencia de Emir, ambos desnudos sobre la cama, acariciándonos, y todavía sentía los efectos del alcohol en mi cuerpo. No sabía si lo que habíamos hecho fue una locura impulsada por el alcohol, pero no me arrepentía. Me gustaba lo que acabábamos de hacer, y escucharlo decir que me ama me hacía sentir ilusionada.—¿En qué tanto piensas? —preguntó Emir, sacándome de mi trance.—En esto… en lo que acabamos de hacer. Creo que fue…—No digas nada, cariño. Lo que pasó, tenía que pasar porque nos amamos. Me he dado cuenta muy tarde, discúlpame, pero desde que te fuiste de la empresa no he podido dejar de pensar en ti. Todos los días te tenía en mi mente y por eso necesitaba que aceptaras mis sentimientos, Eiza. Sé que ha sido tarde, pero aún tengo la esperanza de que podamos estar juntos. Dame esa oportunidad, cariño, para que podamos ser felices.Lo miré, sin saber qué responder. Que
EmirEste momento parecía un sueño hecho realidad. Tenerla cerca de mí, besarla y tocarla era algo mágico. No hay marcha atrás, debo hacer lo posible por tenerla a mi lado, hacerla mi esposa sin importar las consecuencias. La amo, y nadie detendrá este sentimiento. Dejo de pensar en ella, al ver preocupación en su mirada.—Emir, debo irme a casa. Hoy falté al trabajo y debo reportarlo —mencionó intentando sonar firme.—Sí, tienes razón. Yo tenia una reunión. Te llevaré a casa—respondí, acercándome un poco más.—No te preocupes, iré sola —negó ella, pero me acerqué y le di un suave beso en los labios. Sonrió, aunque con cierta duda.—Déjame llevarte, y no quiero un "no" por respuesta —le dije, mirándola fijamente—. Desde ahora en adelante.—¿Es esto en serio? Pero si nos ven juntos... No quisiera perjudicarte.—Que eso no te impida estar a mi lado —mencioné con mi voz firme—. Te amo, Eiza, y quiero que tú y yo formalicemos una relación.Ella me miró sorprendida, como si no pudiera cre
Eiza.Me encontraba consternada al ver a Kadir frente a mí, de pie en la puerta de mi apartamento. ¿Cómo había logrado dar conmigo? La desesperación me invadía, estaba sorprendida. Emir, a mi lado, lo miraba de una manera que no podía descifrar.—Eiza, tenemos que hablar —Rogó Kadir con urgencia, ignorando a Emir—. ¿Y este tipo quién es?—Mi nombre es Emir Rockefeller —respondió Emir con calma pero con firmeza—. Soy el novio y prometido de Eiza. ¿Qué quieres tú?Su prometida. Será eso posible.—Necesito hablar con ella sobre nuestro hijo.—¿Nuestro hijo? —repitió Emir con incredulidad—. Estás muy equivocado, ese niño no es tuyo, es mío.Volteé a ver a Emir, sin saber qué decir. Estaba atrapada entre la tensión de ambos.—Estás loco —Vocifero Kadir— Eiza estaba embarazada de mí. Es mi hijo y vengo por mi derecho paternal.—Vaya, si que eres un sinvergüenza, ahora vienes a decir que mi hijo es tuyo cuando ni siquiera estuviste para mí.—Exclame molesta.—No sabes como me arrepiento por t
EmirNo lograba dejar de sonreír al pensar en que pronto le pediría la mano a Eiza. Quiero hacerla mi esposa, protegerla a ella y a su hijo, y darle la vida que se merece, no pienso permitiré que ese tal Kadir, se interponga ahora que ella se ha abierto al amor. Por otro lado, la noche de ayer, casi no logré pegar el ojo, al hacer mi informe para la reunión de hoy, y por si fuera poco Erín estaba llamándome como una desquiciada. Sabia muy bien a que se debía su insistencia.Esta mañana me encuentro con la sonrisa intacta, sin poder borrarla en todo el camino. No pienso permitir que nadie me lo arruine, dejando de lado mi felicidad, puede notar a Andrew mirándome por el retrovisor, consciente de que aún teníamos una conversación pendiente. Anoche me confesó que tenía una relación con Laurien era algo increíble; no me lo imaginé de esa manera. Siempre supe que Andrew tenía una hija y que era divorciado, pero no imaginé que le gustara tanto la amiga de mi novia.Al llegar a la empresa, s
Eiza.Me desperté esa mañana con una sonrisa en mi rostro. Era imposible ocultar la felicidad que sentía. Mi corazón, por fin, estaba completamente compartido con Emir. Y lo mejor de todo era que él quería ser el padre de mi hijo. Ese pensamiento me llenaba de una alegría indescriptible, aunque también sabía que debía hablar con él sobre los trámites para legalizar la paternidad, porque me asustaba la idea de que Kadir pudiera intentar algo en ese sentido.Sacudí mi cabeza, alejando esos pensamientos sobre Kadir, y me concentré en prepararme para el día. Escogí un vestido en color lila que dejaba un hombro al descubierto, tal como me gustaba, y me maquillé con cuidado. Añadí una trenza al estilo de una flor en mi cabello, me puse un blazer y unos tacones. Antes de salir, saludé a la niñera y le recordé que, si necesitaba algo, no dudara en llamarme. Luego, le dejé un beso en la cabecita a mi hijo. Noté que mi amiga ya no estaba, así que me fui, por lo otro lado este fin de semana nos
EmirObservé las revistas desplegadas sobre mi escritorio, cada una mostrando los mejores vestidos de novia que el dinero podía comprar. Con la atención puesta en los detalles minuciosos de cada diseño, estaba inmerso en la tarea de encontrar el lugar perfecto para realizar mi boda con Eiza. Sabía que no podía escatimar en nada; tenía que ser la mejor boda del año, una que dejara huella en la alta sociedad.Melivia, interrumpió mis pensamientos cuando me informó que la señorita Hoffman, deseaba verme. Dejé el móvil a un lado, justo cuando estaba considerando las opciones para los trámites matrimoniales.—Déjala pasar —dije sin desviar la mirada de la revista.Diandra entró en mi despacho con su característico tono coqueto y un aire de confianza que siempre parecía acompañarla.—Buenos días, señor Emir —saludo con una sonrisa que pretendía ser encantadora—. Solo vengo para pedirle unos días libres porque últimamente me he sentido enferma y necesitaba tiempo para mí.Me recosté en mi si