EIZAMe encontraba en la gran casa de moda del señor Isaac Orlov. Era mi primer día de trabajo, me sentía demasiado nervioso. Exhale un poco de aire. Entramos en una gran sala, se encontraban los empleados, al verme se levantaron y saludaron. Él CEO me presentó a todos los diseñadores, costureras y una cooperativa de moda, quienes me recibieron con una mezcla de curiosidad y profesionalismo. Luego, me llevó a la sala de pasarela donde organizaban eventos tanto para microempresas como para grandes marcas.—Esta es la sala de pasarela,—mencionó Isaac, —aquí es donde se celebran nuestros eventos más importantes.—Es impresionante,— respondí, asombrada por la magnitud del lugar.—Así es, la mayoría de las agencias viene a este salón para presentar sus eventos.—Se puede hacer eso.—Sí, se puede. Los dueños de agencia lo piden en alquiler.Luego de su explicación él señor Isaac me condujo a conocer a las demás modelos. Varias de ellas me saludaron con una sonrisa cálida, lo cual me hizo s
Emir Me encuentro sentado en mi despacho, revisando con detenimiento los currículum que había traído a mi residencia. Cada uno tenía su potencial, pero uno en particular captó mi atención el día de ayer, por lo que busco ese documento. Suelto un suspiro profundamente, observo los datos de una chica rubia, delgada y de ojos verdes. Su apariencia me recordó a Eiza, lo que me dejó momentáneamente pensativo. Mostraba cierto parecido con ella, por un momento me invadió la nostalgia, esa que me golpeaba con fuerza cada vez que pensaba en ella. Pero necesitaba mantener la mente enfocada en el negocio. Sabía que esta chica podría llamar la atención en la empresa con las diseñadoras y en las agencias de modelaje. Y eso podría ser justo lo que necesitábamos para elevar las ventas, que últimamente estaban un poco estancadas. Sin embargo, el desánimo me acompañaba. Todavía tenía la esperanza de que Eiza regresara, pero ya habían pasado muchos días desde la última vez que intenté comunicarme
Emir Era lunes y, como siempre, llegué a la empresa sin siquiera detenerme a saludar a los empleados. Al verme, todos se levantaron y me saludaron, pero yo me limité a detenerme y observar a las secretarias con mi habitual mirada penetrante. Siempre me aseguraba de que estuvieran bien arregladas. Me fijé en una de ellas, y noté algo que no me gustó.—Parece que no tuviste tiempo para arreglarte el lazo del uniforme —le dije, señalando el pequeño descuido.—Lo lamento, señor —respondió con un tono de disculpa, mientras se ajustaba el lazo rápidamente.—Siempre les he dicho que me gusta que sean ordenadas y puntuales. Que no se repita —agregué, negando con la cabeza antes de continuar hacia mi oficina.Una vez dentro, llamé a Melivia, quien entró casi de inmediato.—Sí, señor. Buenos días —dijo con una sonrisa profesional.—Buenos días. Hoy vendrá una señorita para una entrevista. Hazla pasar directamente a mi oficina. Es posible que sea la nueva modelo para nuestra línea de ropa de e
EMIRLos días pasaban rápidamente. Pronto se llevará a cabo una pasarela para presentar la nueva línea de ropa exótica, una idea de mi hermana. Además, presentaremos nuestra línea de ropa de maternidad y para bebés. He estado tan ocupado estos días que casi no he tenido tiempo para descansar. Levantar mi empresa ha requerido muchas noches sin dormir, pero ha valido la pena.—Señor, estas son las estadísticas de venta. Hemos superado la crisis de la línea de maternidad —mencionó la contadora, mostrándome los detalles. Sonreí levemente al ver el crecimiento en las ventas.—Eso es una buena noticia. ¿Y cómo van las ventas de la línea de ropa exótica?—Están en tendencia. A las jóvenes de hoy en día les encanta vestirse así.—Bien, Erín hara una reunión con las costureras y las diseñadoras. Solicítalas.—Sí, señor. Enseguida.Al salir la contadora, me puse a pensar en mi hermana. Se que ella ha venido al país con un objetivo y aún no me lo ha dicho, pone de escusa la empresa, en fin por l
EizaEstaba tan preocupada a punto de volverme loca, le pregunté a la enfermera cómo se encontraba mi hijo. Ella me aseguró que solo se había dado una indigestión y que no debía preocuparme, ya que estaban canalizándolo y dejándolo descansar para recuperarse. Me acerqué a la señora Carmela, y su nerviosismo era evidente.—¿Qué pasó? —le pregunté.—No sé, creo que fue la leche, señora, pero no me fijé —dijo, visiblemente agitada—. Discúlpame, no sé qué ocurrió.—Mira, Carmela, yo sé que no tuviste la culpa, pero siempre tienes que fijarte en el biberón del bebé. No puede pasar más de una hora sin que lo cambies. Si pasan de horas tienes que cambiarlo.—Sí, señora, no fue mi intención, pero ocurrió —contestó.Suspiré y me dirigí hacia el señor Orlov, apenada me acerco a él.—Muchas gracias por traerme. Creo que la cena se arruinó, quizás sea en otra ocasión.—No te preocupes, Eiza —me dijo, acariciando mi rostro—. Tómate tu tiempo. Es una lástima que no podamos seguir platicando, pero
EIZA Junto a las chicas, conversábamos sobre el evento que pronto se realizará en uno de los salones más grandes del país. Según decían, es para beneficiar a los inmigrantes, ayudándolos a encontrar trabajo o proporcionarles alimento. Era admirable que el gobierno implementara esta estrategia con los dueños de cada empresa. Además, habrá un bazar de ventas.Después de un rato, fui con los diseñadores para ayudar en los dibujos y estilos. Ellos al verme se emocionaron pidiendo que me les acercara para ver los detalles y las estructuras de los diseños.—Eres muy creativa, Eiza, te quedará espectacular ese traje cuando lo uses en las pasarelas—Mencionó Jeremías con entusiasmo.—Sin duda que serás la que llame más la atención. Aparte de bonita tienes un cuerpo perfecto.—Está vez Mauricio me alago.—Muchas gracias chicos, ustedes son más especializados en este trabo yo apenas aprendiendo.—Con nosotros aprenderás rápido. — Expresó Jeremías.—Lo bueno es que al señor Isaac le parecían per
EMIR Estaba más que satisfecho con todo lo bueno que estaba ocurriendo en mi empresa y en la agencia. Habían pasado más de dos meses desde que las ventas, con la ayuda de mi hermana y las modelos, habían crecido enormemente. No podía pedir más; estaba agradecido. Sin embargo, sentía que algo hacía falta en mi vida. Ese sentimiento persistente de querer tenerla a ella junto a mí, hacerla mi esposa, amarla y demostrarle lo que no pude cuando aún estaba confundido, no se desvanecía. No obstante, sabía que las cosas pasaban por alguna razón. Lo bueno era que ella estaba feliz trabajando para esa casa de moda, y yo no podía hacer más que observarla de lejos. Por otro lado, habíamos recibido una invitación para una pasarela en el salón más grande del país, donde también tendríamos ventas de bazar con los productos que manejábamos, todo con el fin de apoyar a los migrantes del país que no tenían techo ni trabajo. Salí mi despacho caminando por el pasillo observando todo a mi alrededor, m
EIZALa fiesta ya había comenzado, y las pasarelas estaban en marcha. Me encontraba nerviosa; me mordía las uñas, llevando los dedos a mi boca una y otra vez. Me sentía sofocada al ver al hombre que amaba. Era difícil olvidarlo.Las luces, la música, las voces de las demás modelos y los murmullos del público se desvanecían en un eco lejano. Todo lo que podía escuchar era el latido de mi corazón, resonando con fuerza en mis oídos, mientras intentaba mantener la compostura. Por qué no puedo simplemente dejar de pensarlo.Verlo en las redes sociales, y ahora, verlo en persona era como echarme un balde de agua fría, tratando de congelar ese sentimiento tan profundo que aún sentía por él. Solté un suspiro de nerviosismo y decidí no prestarle atención, pero era imposible no pensar en él.El se me había acercado y me habló como si nada hubiera pasado. ¿Cómo podía actuar así? Sabía bien cómo era él, un hombre duro, frío, déspota, que no se preocupaba por los demás. Aunque al final fue gentil