Cuando abrí la puerta, ambos chocamos, y caí al suelo, lo más curioso fue que él ni siquiera se movió, seguía de pie como si nada.
—Disculpe, no ha sido mi intención hacerla caer.
La mirada que tanto conocía fue fácil de leer para mí, tenía que guardar las apariencias. Entonces, las palabras de Jenkins me enviaron nuevamente a la realidad.
— Así que… ¿a qué has venido Cat? No es necesario añadir la inmensa casualidad de tu visita.
—Señor Jenkins, he venido a… a cancelar los impuestos.
—Bien, espera aquí un minuto para ir por los documentos, puedes conversar con nuestro visitante, ya regreso.
Ya sin Jenkins…
—Te dije que faltaba poco ¿lo recuerdas Cat? Anoche estabas tan abatida que usaste alcohol, pero ya no estás sola.
¿Entonces…? Es cierto luca, has venido para ayudarme y protegerme, ES… ¡increible!
Shhh! No grites pequeña. Baja la voz.
Lo siento, no me había dado cuenta del volumen que estaba usando, pero entiéndeme, verte en sueños es insólito pero que ahora estés aquí es…
—Extraño, lo sé, pero no digas nada. Debemos salir cuanto antes de aquí, no deseo que me linchen y de paso te veas involucrada. Ya has visto lo hostiles que se encuentran. Debes actuar como si no me conocieras.
De acuerdo, pero después me explicarás lo que sucede ¿verdad?
El físico era mil veces mejor que la voz. Medía casi 1, 80mts, tenía el cabello color chocolate y unos increíbles ojos amarillos, su piel era distinta, como mirar una figura de porcelana. No había en él rasgo alguno de imperfección. Me controlé y traté de disimular. Al volver Jenkins, volvió a mostrarse distante.
—Tal vez te soy familiar pues me parezco a mi tío Luca, hay pinturas de él en la casa que compraste.
—Tienes razón, es que he estado muy ocupada y obviamente estoy confundida.
Siento curiosidad Luca, usted dijo saber que Cat había comprado la casa, podría explicarme cómo lo supo si es cierto que nunca se habían visto.
Aquella pregunta pilló desprevenido a Luca, Jenkins no tardaría en darse cuenta.
Bueno, es que…
Quizás yo puedo explicarle alcalde. Durante los últimos meses mantuve comunicación con Ivanna, encontré su dirección en unas viejas cajas. Imagino que le ha hablado de mí a Luca, especialmente si sabía sobre su interés en visitar la casa y el pueblo.
<<La mirada de Luca indicaba que estaba orgulloso de mi respuesta>>
Entiendo Cat, entonces puedo pedirte un favor especial.
—Dígame señor Jenkins
—Luca necesita que alguien le muestre un poco el lugar y me preguntaba si serías tan amable de estar con él. Si has estado en contacto con Ivanna imagino que lo tomaría como un favor especial.
—Sí, claro que sí.
—Dime algo, ¿Qué te ha sucedido? Sé que estuviste en el consultorio médico.
— ¿Consultorio médico? Preguntó Luca dando un paso hacia mí, incluso le vi levantar el brazo con intensión de sujetarme pero pareció recordar al alcalde porque volvió a bajarlo.
Caramba… en aquella oficina había demasiada testosterona, aunque no provenía del señor Jenkins. (Qué horror, tan solo de pensar en el alcalde irradiando sensualidad, siento que me da un ataque)
—Creo que he pescado un resfriado, la jaqueca me está matando.
—Ayer cumplías años ¿verdad?
—Sí, y creo que se me fue la mano con el vino.
—Bien, espero que mejores y gracias por el favor. Ah! Feliz Cumpleaños.
Ya a solas…
— ¿Porqué fuiste a ver al médico?
—Mi migraña amaneció peor que nunca, pero no fue nada serio.
—De acuerdo <<aunque no muy convencido, dejó pasar el tema>>
Mientras salíamos del edificio, todas las miradas se posaban sobre nosotros. El señor McLonnie un valioso aliado de la loca Margareth, me tomó por el brazo sacudiéndome un poco.
—Catherine, él no es de fiar, aléjate o te vas a arrepentir.
Luca intentó acercarse pero varios de los vecinos le bloquearon el paso. Yo me sacudí, liberándome.
—Mire, ustedes son unos ridículos, ¿Qué tiene Luca? ¿Los ojos amarillos? ¡Por favor! ¿Entonces cabe suponer por mi parte que después de lincharlo a él seré la próxima? Acaba de llegar a la ciudad y voy a atenderlo.
<<Nuevamente me tomó por el brazo, pero esa vez Luca logró intervenir>>
—No creo que sea manera de tratar a una dama, quítele sus sucias manos de encima.
—Bien, pero mi advertencia sigue en pie Cat.
— Estúpidos, necios. No tienen nada que hacer ¿verdad? Déjenme en paz.
<<Inclinándose un poco, para hablarme al oído me dijo…>>
—Ya estás advertida.
—Si se le acerca nuevamente señor McLonnie, personalmente me encargaré que no se olvide de mí.
En ese momento fue como si todo se hubiese paralizado, nadie respiraba para no perderse una sola palabra.
—Hmmm, ya veo que estás bien cuidada, pero no siempre vas a estar acompañada Cat, y entonces…
— ¿Percibo una amenaza hacia ella?
La cosa iba a salirse de control por lo que me paré frente a Luca, le coloqué ambas manos sobre el pecho. Quizás pudo percibir mi miedo o el ambiente estaba demasiado hostil, porque inmediatamente relajó los hombros y me pasó el brazo por la cintura, envolviéndome…, protegiéndome.
Nos alejamos rápidamente, me habían puesto nerviosa, algo que Luca notó, sentía los brazos entumidos, y comenzaban a verse las marcas de los dedos del señor McLonnie.
Mirándome a los ojos frotaba mi piel intentando aliviarme, él ignoraba mis sentimientos, era ilógico que comprendiera cuanto me perturbaba su toque.
— ¿Estás bien?
— No lo sé, eso creo. ¿Tienes dónde hospedarte? Podrías quedarte en casa.
No quisiera causarte más problemas, tal vez debería ir al hotel.
Pienso que no es el mejor lugar.
Mientras no sea una molestia.
De haber llegado hace pocos meses, las cosas serían distintas. La casa estaba en pésimo estado, pero he logrado restaurarla y con ayuda de Henry ha quedado magnifica.
¿Henry…?
<<Creí ver algo de celos en él, aunque quizás eran los efectos del medicamento que me habían aplicado durante la mañana>>
El electricista. Tuve que ir al pueblo vecino, aquí nadie aceptaba trabajar, le temen a la casa.
Bien, entonces vamos.
Tras instalarlo en una habitación de huéspedes, me retiré a dormir. La casa parecía saber que era parte de la familia, ya que el ambiente estaba distinto, con calor de hogar. Una de mis pesadillas me visito aquella noche, tras huir de la criatura, comencé a caer por un precipicio. Fue extraño pues hasta antes de la llegada de Luca, las pesadillas habían acudido muy poco y no eran tan intensas.
Unos minutos después, Luca estaba sentado en el borde de la cama.
Lo siento, ¿te desperté?
No podía dormir, y entonces te escuché.
Perdona, es que estas pesadillas me vuelven loca.
Duerme de nuevo, te voy a cuidar.
No quisiera ser una molestia. Además no es prudente que te quedes conmigo.
Duerme que solo te cuidaré, no voy a atacarte ni a tomarte por la fuerza.
No es lo que quise decir…
Lo sé, ahora duerme.
Pensé que iba a ser más difícil pero tras unos cuantos segundos, dormí profundamente. A la mañana siguiente me acompañó un rato en la tienda, luego se fue a buscar algunas cosas al pueblo.
Mi hermosa tienda… desde que la compré no la había visitado, la casa demandaba todo mi tiempo y ya era necesario dedicarme a algo más.
Me dispuse a organizar las cajas de pedidos y entonces todo sucedió muy rápido. Estaba junto a la ventana, algunas personas con túnicas blancas comenzaron a tirar piedras, el vidrio se rompió, los trozos me cayeron encima cortándome parte de la cara y pierna.
Uno de los tipos se abalanzó sobre mí, por más que me moví para quitármelo de encima, era más grande y más fuerte, su puño impactó mi mandíbula luego me dio otro golpe cerca del ojo, tras sentir el sabor a sangre no supe más.
—Cat ¿puedes oírme? Vamos pequeña despierta.
<<Nada>>
— ¡Maldición! Ya regreso llamaré para pedir ayuda.
No me dejes…
¿Cat?
No te vayas.
¡Shhh! Está bien, te llevaré al hospital.
No… no me lleves ahí. Harán preguntas y no quiero hablar sobre esto.
Vamos a casa, creo que los cortes son superficiales. Lo siento mucho Cat, es todo mi culpa.
Justo entonces levanté la vista y vi un mensaje en la pared de la tienda.
Adoradora de Satan, si lo proteges es porque eres una de ellos. La tienda y los golpes solo fueron una simple muestra. Piensalo bien.
—Tengo miedo…
Luca maldijo durante algunos segundos, no imaginé que pudiera sentir miedo de él, pero en ese momento estaba fuera de sí. Mi agitación le calmó, luego se dirigió a mí luciendo más en calma.
—Escúchame Cat, debes descansar, yo me haré cargo. Te llevaré a casa y luego volveré para poner todo en orden.
—Ellos vendrán por mí…
—No se acercarán de eso me encargo yo, además las cosas no se pueden quedar así, mira como te dejaron la cara. Esos cobardes te tocaron, casi te matan…
Me llevó en sus brazos al auto, el agotamiento me ganaba y solo deseaba dejarme ir.
—Tengo sueño…
—Vamos Cat, abre los ojos.
—Es difícil.
El viaje a casa fue bastante rápido, quizás porque cerré los ojos en algunas ocasiones, pero Luca insistía que me quedara despierta. Unas horas después, cuando estuvo seguro que estaba bien decidió volver a la tienda.
—Volveré en un rato, descansa.
La cara me dolía mucho, cuando llegué al espejo fui consciente de la magnitud de lo sucedido. Los cortes eran pequeños tal cual dijo Luca, pero los ojos estaban inflamados y en la cara habían varios golpes.
Fui a cerrar la puerta de la cocina y las ventanas de la sala, Luca estaba en una esquina de aquel salón, su respiración era casi imperceptible a tal punto que llegué a pensar que no respiraba.
— ¡Por mil demonios Luca!
—Lo siento, solo pretendía vigilar, me pareció lo mejor. Deberías estar descansando.
Bajé a revisar, tenía miedo de que me visitaran.
Bueno ya he llegado así que a descansar.
Quisiera… tomar un baño, me siento sucia...
Bien, prepararé todo. Te doy quince minutos pequeña, luego entraré a buscarte.
Quince minutos después Luca me ayudaba a acostarme, preparó ropa limpia y salió a revisar todo mientras me vestía. Tras una deliciosa cena, nos quedamos en la sala tomando una copa de vino.
Gracias por cuidarme.
Me siento responsable, te han atacado por mi culpa.
Nada justifica su actitud Luca.
Mira tu cara pequeña, ni siquiera puedes abrir el ojo derecho. Casi ni cenaste por no poder masticar bien a causa de la inflamación en tu mandíbula. Además estás muy nerviosa, cualquier ruido fuera de la casa te hace inquietarte.
— Cierro los ojos y veo a Gregory golpeándome.
— ¿Cómo sabes su nombre si usaban máscaras?
—Su voz es inconfundible, me tiene preocupada que tampoco puedo encontrar a mi gatita, April. Siempre me espera en la cocina para que le sirva su cena. Quizás suene absurdo pues es solo una gata, pero es mi única familia.
—Estaré atento, no me parece absurdo que te preocupes por ella, en cuanto a lo de la familia, sé que han sido momentos difíciles, pero ya estoy aquí, nunca más estarás sola.
—Gracias por todo Luca, ha sido un día difícil.
—No es justo lo que te han hecho, por eso he decidido adelantar mis planes. Es tiempo de que escuches mi historia, de que conozcas sobre nosotros, sobre mi especie.
— ¿Disculpa? ¿Es hora de que yo escuche qué? Mira, no es mi intensión actuar así, pero todo esto es muy extraño.
—Escúchame, hay demonios tras de ti, el tiempo se agota. Ya hemos estado juntos, te he protegido en tus sueños, debes confiar en mí.
—Dudo ser capaz de esto ahora, es extraño, no lo tomes a mal pero me siento cansada, preferiría ir a descansar. Has cuidado de mí pero es algo irreal y no me siento lista.
—Bien, pero mañana insistiré y lo haré hasta que decidas escucharme.
Debía descansar pues al día siguiente insistiría nuevamente pero era difícil. El ser consciente de su presencia en la habitación contigua hacía las cosas más arduas.
Durante toda mi vida espere el momento de tenerlo frente a mí, le había visto en tantas ocasiones… conocía cada rasgo de su cara, no había manera de negar que era él pero… ¿Podría acaso confiar en quien había causado que me atacaran de esa forma?
Como a las 2 a.m. escuché un fuerte ruido proveniente del jardín, al salir comprendí que alguien me llamaba. Aquella voz era tan familiar… capaz de helarme la sangre.
—Cat... Cat...ven a mí
¡Sí! Definitivamente era él, me puse unos zapatos, tomé la linterna y fui en su búsqueda. Comencé a correr tratando de seguirlo, entonces lo vi ¡era papá! estaba caminando hacia el bosque.
La noche era helada y bastante oscura, la ausencia de luna hacia todo más difícil. Lo seguí durante mucho tiempo, estaba con frío, debí de haber tomado un suéter también.
Cuando desapareció pensé que probablemente lo había imaginado. El clima lograba afectarme, tiritaba a más no poder. Las marcas en mi cuello ardían, me asfixiaban. Estaba a punto de levantarme para proseguir en la búsqueda de mi padre cuando apareció frente a mí. Segundos después Luca se había situado entre ambos, su cuerpo protegía al mío.
— ¿Qué haces? Es mi Padre.
—No lo es, tu papá está muerto. Además no te buscaría a esta hora, ni te expondría a tantos peligros, piénsalo un poco, esa criatura desea matarte para evitar que me escuches.
— ¡Es él!
¡maldita sea Cat, reacciona!
Luca me sacudía enérgicamente, quería hacerme entrar en razón pero resultaba impactante ver a papá de nuevo, quizás lograría que me perdonara por haberle asesinado, porque aunque hubiese sido un accidente, yo no le impedí salir.
— ¡Suéltame ya, déjame tranquila! No imaginas la alegría que me da poder ver a mi padre de nuevo.
— ¡Que no es tu padre!
No pude moverme en lo absoluto, estaba sin poder decidir. Había visto a papá dentro del carro antes de morir, Luca debía tener razón. Me dejé caer de rodillas y empecé a llorar, deseaba tanto que fuera mi padre que no me importaba nada más.
—Papá perdóname, no quise hacerte daño
—No te lo mereces, me asesinaste ¿recuerdas? por tu culpa estoy muerto, lo menos que puedes hacer es obedecerme. Fui demasiado blando contigo toda la vida.
—Necesito que me perdones.
— ¡Jamás! De haber llevado el collar, las criaturas no nos hubiesen atacado
—Lo siento tanto papá, no hay día que no me reproche tu ausencia.
Lloraba como una niña, mi cuerpo se estremecía sin control alguno. Luca se arrodilló frente a mí, y me colocó detrás de su espalda.
— ¡Maldito desgraciado! ¿Cómo te atreves a hablarle así? Cat, no llores por favor, esa es una de las cosas que no puedo tolerar, tampoco le ruegues por perdón, date cuenta que tu Padre nunca te hablaría así. Ven conmigo.
—No, déjenme en paz los dos.
—Debes dar un paso atrás y venir conmigo, él desea matarte. Ese no es tu padre, pregúntate como sabía que el collar te protegía.
Era cierto, pero la realidad conllevaba culpa, de haberlo usado aquel día no nos habrían atacado.
—No pienses así Cat, no es tu culpa.
—Él lo dijo y tú no lo has negado. Deja además de indagar en mi mente. Aunque la lógica me dice que tienes razón, necesito estar segura.
Me acerqué y extendí la mano hacia papá, pero antes de lograr tocarlo me asusté y di un paso atrás.
—TONTA MORTAL.
Aquel Ser levantó la mano, yo le veía llena de confusión, ahora que había asumido su verdadera forma sentí miedo. Todo duró pocos segundos, su golpe fue tan fuerte que terminé unos metros atrás, luego me llevé la mano al brazo izquierdo y sentí un gran dolor.
Un poco aturdida logré levantarme, luego de unos cuantos segundos empecé a correr. El sol comenzaba a salir y eso le daba algo de claridad al bosque.
— ¡No te atrevas a moverte! <<Me dijo aquella voz>> Si lo haces morirás.
Mi cuerpo se quedó petrificado, era presa de un miedo incomparable. De pronto, al voltearme fijé la vista en el que me había engañado ¿Cómo le había creído? Por otro lado Luca estaba ahí, dispuesto a luchar con esa “cosa” para defenderme, como en mis sueños y yo… estaba pagándole tantos años de ayuda con deslealtad.
En cuanto Luca logró detenerle un poco me alejé, no me necesitaba allí para entorpecer su trabajo. Fue entonces que me pregunté si para él yo era una carga y nada más.
Huí durante mucho tiempo, fueron horas difíciles, aunque me alejaba del lugar sentía que estaban tras de mí. El frío del amanecer era acompañado por unas cuantas ráfagas de viento, los árboles se movían intensamente y las hojas se agitaban a mí alrededor, no debía dejar que el gélido ambiente lograra derrotarme.
Mientras mis pensamientos divagaban tropecé con una raíz. Caí por unos segundos, hasta que el tronco de un árbol detuvo mi viaje. Admito que pensé en rendirme, no sabía de dónde sacar fuerzas para seguir adelante.
Cerré mis ojos pero entonces recordé lo que hacía Luca para salvarme, si él luchaba por mí, debía poner de mi parte también. Al levantarme pude ver mi casa, al principio me arrastré, recordando mis juegos de infancia en los grandes charcos de lodo, allá en Carolina del Sur, pero luego comencé a caminar, mi captor podía estar cerca… asechándome.
El haber salido de prisa tenía sus ventajas, la puerta continuaba abierta, llegué hasta el sillón, me acosté y comencé a pensar en él, cosa que funcionó ya que unos segundos después estaba conmigo.
—Cat ¿Dónde estás?
¿Y si era mi atacante, si lo había derrotado y ahora había adoptado la forma de Luca?
—Creí que te había perdido. ¿Cómo te sientes? estás algo pálida.
—Solamente cansada, no creo tener más que raspones.
—Eso está bien, fuiste bastante afortunada Cat, la criatura pudo herirte de gravedad.
— ¿Cómo supiste qué no estaba en casa?
—Llámalo presentimiento, fui a revisar si dormías bien y cuando no te encontré en la cama casi me vuelvo loco, pero no se compara con el miedo que experimenté al ver a la criatura atacándote. De eso hablaremos mañana pequeña, hoy tendrás puro descanso.
Luca estuvo conmigo hasta que pude dormirme, se dedicó a acariciarme el cabello, y susurrarme que todo estaría bien.
La mañana llegó cargada de dudas, Luca empezó a exponerme sus relatos. Su argumento base era que al parecer, el haber escogido esa casa en particular, me hacia merecedora de su historia. La situación estaba clara, todo había sucedido 20 años atrás.
— Los monstruos de tus pesadillas reafirmaron que eras a quién buscaba, luego estaba el asunto de esta casa, te ha aceptado y permitido vivir en ella, esa es mi señal Cat. La vez del ático, cuando te observaba dormir pensé que estabas lista, pero no lo hice de la manera correcta.
Me marché esperando un tiempo prudencial y por eso volví, mas no contaba con la gente del pueblo. Siguen igual de necios que hace 20 años.
— ¿dices ser el mismo Luca de hace 20 años? Esto es una farsa, entonces tendrías cerca de 5 años en aquel entonces, ¿usando esos absurdos argumentos pretendes que simplemente escuche? Incluso... suponiendo que esta locura sea cierta, ¿cómo estás tan seguro que soy a quién buscas?
—Dediqué todo mi tiempo a buscarte, me invocaste cuando tenías 5 años ¿recuerdas? pediste un ángel de la guarda. Desde entonces te he seguido, manteniendo la distancia.
Debía asegurarme que había escogido bien. En un principio pensé que nuestros enemigos me hacían creer que eras a quien buscaba y que mientras atacaban en sueños a una niña inocente, ellos eliminaban a la verdadera.
Tu aura completamente blanca, la madurez excesiva, tu aroma, tus ojos, el color de tus mejillas, todo jugaba a mi favor. Luego compraste mi casa a pesar de que te habían advertido sobre la brujería y demás cuentos.
Y no solo eso, la consideraste tu hogar, la sentías cálida a pesar de que el resto de los mortales la creían lúgubre, tétrica. Para terminar de corroborar mis sospechas este lugar te protegió de las vecinas
Necesito que me escuches con calma para poder mantenerte a salvo. Si luego decides seguir tu camino y alejarte de mí, lo entenderé.
—Mi existencia cambió por completo cuando llegué a vivir a esta casa. Hasta entonces llevaba una vida relativamente calma, si acaso se le puede llamar así… “vida” Creo que las criaturas como yo, nunca logramos estar en paz. Nuestra conciencia se encarga de recordarnos constantemente lo que somos y hacemos.
—No te entiendo... ¿Qué eres? <<Le dije, estremeciéndome un poco>>
—Soy un Tsugniss. Mi familia y yo formamos parte de una sociedad secreta llamada Los Atrapa Almas.
Vivo en un mundo ajeno al de ustedes, la inmortalidad no es ficción, es más bien algo parecido al infierno, tal vez es difícil de entender pero llega un momento en el que las almas que he robado empiezan a sentirse como una carga que debe llevarse por toda la eternidad. Imagina, para ese entonces yo tenía más de 300 años y seguía solo.
— ¿Tsugniss? ¿Más de 300 años?
—Si.
— ¿piensas que voy a creer que tienes más de 300 años? Todo es muy extraño, me siguen esos entes, la gente me ataca y para colmos, me dices algo así. Lo mejor es salir de aquí.
—Dame la oportunidad de probarte que no miento.
—No, debo irme de aquí.
—Vamos Cat, allá fuera hay demonios deseosos de asesinarte, no seas impulsiva.
Ignorándole por completo me levanté de la cama y abandoné la habitación, sabía que la casa me protegía así que me mantuve dentro de la propiedad. Sin tener claro que hacer me senté cerca del rio.
Luca se detuvo casi a un metro de mi, entonces sucedió algo que me heló la sangre, simplemente empezó a envejecer, en pocos segundos paso de tener 25 a tener 50, 70, luego se volvió un niño de unos 10 años, para finalmente volver a los 25.
— ¿Quieres algo más o ahora si estas dispuesta a escuchar y creer? ¿Cat?... ¿Cat?... ¿Cat háblame?...
Todo se puso negro, apenas recuerdo la sensación de ser atraída a sus brazos, luego comenzó a agitarme, aunque de forma sutil fue suficiente para traerme de vuelta.
Estaba mareada, asustada, aterrada, impresionada... podría pasar horas describiendo lo que sentí. Unos minutos después, cuando el color regresó a mis mejillas, me llevó a mi habitación.
— Aléjate de mí, ¡eres un monstruo!
—No lo soy, estoy aquí para protegerte.
—Vete, déjame sola.
—No te dejaré sola, debes calmarte estás histérica. Lo siento, quizás pude haber sido más sutil << ¿Era mi imaginación o había algo de humor en su disculpa?>> Cat pequeña, aparentemente esta era la única forma de convencerte. Mañana hablaremos sobre esto, lo mejor es que descanses el resto del día. Me mantendré cerca por si me necesitas.
—De acuerdo.
Tras su marcha me dirigí al ático, la probabilidad de hallar algo, cualquier cosa sobre él o su familia estaba ahí. Encontré varias cajas viejas, con fotos de Luca y alguien más, atrás tenían grabada una fecha, había sido tomada veinte años atrás, otras estaban fechadas en 1940, esas mostraban la evolución de la familia, la vejez que ganaban con los años.
Intenté calmarme para así poder analizar todo. Las pruebas físicas <<las fotos y la transformación del jardín>> eran una parte importante a su favor, pero quizás lo que termino de convencerme fue recordar. Durante toda mi vida él se mantuvo en mis sueños protegiéndome y siempre lucía como de 25 años.
Fui a prepararme un café, había pasado la noche en vela tratando de procesar todo en mi mente. El nuevo día vendría lleno de mucha más información.
—Hola Cat, siento mucho la forma en que se dieron las cosas ayer, debí ser más sutil.
—Lamento haber reaccionado de esa forma, pero no es algo muy común. En fin, creo que me siento lista para escucharte.
— ¿De verdad?
—Sí, ¿Sabes algo Luca? Imagino que debe ser increíble tener ese poder, no puedo ni pensar en las cosas que has de haber visto y vivido.
— ¿Increíble? Cat, esto es más una maldición que una bendición. Todos los humanos sueñan con la inmortalidad, pero solo los que la vivimos realmente, sabemos que lo que se muestra en las películas, dista mucho de ser la realidad, nuestra realidad.
— ¿Eres...peligroso?
—Hmmm… Peligroso en esencia... si, bueno al menos intento hacerlo lo mejor que puedo. Tratamos de colectar las almas de aquellos que ya han muerto, pero algunas veces cedemos ante la tentación. Nunca he matado sin sentir pena aunque quizás no sea suficiente para salvar mi alma.
— ¿Has matado... a muchos humanos?
—No y eso hace que sienta menos repulsión por mí mismo. Las almas de los humanos, mientras viven, tienen un aroma distinto ¿sabes? Lo que supone una constante tentación. Por eso no podemos descuidarnos ni bajar la guardia.
También son más sustanciosas, llenan más por así decirlo pues cómo aún están atadas al cuerpo físico cargan parte de él.
— ¿Sientes deseos de matarme?
—Sí y muchos a decir verdad, pero me contengo.
— ¿Y cómo funciona...?
— Debemos satisfacer tanto al cuerpo físico como al astral. Corporalmente somos similares a ustedes, la alimentación es igual y eso nos ha permitido pasar desapercibidos.
— ¿Bebes sangre?
—Nunca.
— ¿Y en cuanto al cuerpo astral?
—Almas, me dedico a tomar aquellas que vagan antes de ingresar al más allá, nos buscan, creen que somos quienes las liberarán de sus culpas. Aunque no lo parece, en casi cualquier lugar del universo hay almas deambulando sin saber qué hacer. Están en un estado similar a la perdida de la memoria, ignoran lo sucedido.
Podemos alimentarnos a diario, no tenemos un límite máximo pero si debemos cumplir con un mínimo, una vez al mes pues de no hacerlo ustedes los mortales correrían peligro ya que sus almas tienen mejor aroma que aquellas que vagan por ahí.
— ¿Y cómo mantienen el orden, como saben cuáles son las reglas? Porque no creo que todos los Tsugniss tengan tanta disciplina.
—Teníamos líderes, aquellos que llegaron primero de algún espacio en el universo del tiempo. Habitaban Irlanda y les veíamos ocasionalmente si había algún problema amenazando nuestra especie. Un día desaparecieron y Augustus Povonof quedó a cargo. En los últimos años hemos estado librado batallas intensas para lograr mantener el orden, pero es difícil, no hay reglas, los enemigos han revelado sus intenciones, es algo difícil.
—Por eso fui atacada ¿verdad? No hay nadie a quien temerle.
—Algo así, aunque no fueron Tsugniss, pero te enterarás más adelante.
— Imagino que eras feliz, no preocuparse por morir, viajar a cualquier parte del mundo…
— Te equivocas en eso Cat, mis padres y hermano eran dichosos cada uno a su manera, para ellos parecía funcionar de esa forma. Hasta entonces yo me había resignado a la soledad, a que las criaturas como yo no pueden ser felices.
— ¿Pero... porqué ellos sí lo eran?
—Mis padres y mi hermano están juntos desde antes de ser transformados. Nunca fui mortal, nací luego que fuesen convertidos.
¿hace cuanto tiempo les transformaron?
—Eran originarios del Londres medieval, en 1665. Ese año casi cien mil personas murieron a causa de la gran Peste. Ellos enfermaron gravemente y cuando estaban a punto de morir, llegó un amigo de mi padre quien le propuso convertirles en inmortales y él acepto.
Les llevó a Irlanda, pero la enfermedad los mantenía tan débiles que no pudieron ver nada del proceso, solo recuerdan despertar siendo Tsugniss. Eso les permitió ser de los pocos sobrevivientes, claro que se vieron obligados a ir a vivir al nuevo mundo.
— ¿Y porque lo hizo ese amigo? Es decir… imagino que fue difícil para tu padre tomar la decisión.
—Gaetano era un Tsugniss desde 1347, le había tomado mucho cariño a mis padres y a mi hermano Pietro. Papá le había dado empleo a pesar de que las personas lo rechazaban.
— ¿Y a qué edad desarrollaste la habilidad de manejar el tiempo?
— Una vez que cumplí 12 años, también adquirí la habilidad de colocar mis manos sobre cualquier libro y absorber toda información. Obviamente fue beneficioso en la época en que estudiaba. Me gradué con honores en las mejores y más prestigiosas Universidades del mundo
Aunque mi éxito académico no era suficiente, me sentía solo. Por eso durante muchísimos años busqué entre las humanas.
— ¿Pero porque una mortal?
—Las relaciones entre Tsugniss son poco comunes, bastante complicadas si quieres verlo así. Como especie somos fuertes, dotados de distintas cualidades, o maldiciones según como se vea y eso causa constantes fricciones.
Cuando uno de mi especie seleccionaba un humano, era algo como su dueño, responsable de aleccionarlo en lo referente a las costumbres, la ventaja obvia radicaba en que el Tsugniss sería el alfa y el humano, aunque al transformarse desarrollara mayores habilidades o incluso mayor poder, jamás intentaría nada pues las jerarquías estarían establecidas.
Poco después de la conversión de mis padres las reglas cambiaron, todo se salió de control. Los Tsugniss más jóvenes comenzaron a transformar humanos a diestra y siniestra. El problema radicaba en que fallaban un 90% de las veces y los humanos morían, sus almas pasaban a manos de los Pfathraz.
Augustus estableció dos pruebas imposibles de superar, por lo que nadie más logró convertir a los mortales. Luego de un tiempo, decidió que ya no concedería esa oportunidad a nadie, ya que los Pfathraz estaban tomando todas las almas de aquellos que fallaban.
— ¿Los Pfathraz?
—Eran Tsugniss desterrados por rebelarse contra los líderes. Al adquirir almas de aquellos que fracasaban empezaban a volverse más fuertes, lo cual representaba una amenaza a nuestra especie. Por ello nuestros líderes solamente convertirían humanos si necesitaban evitar algún peligro para la sociedad secreta.
— ¿Cambian de edad constantemente?
—Manejamos el tiempo según la necesidad como ya lo notaste. Si debemos vivir en un lugar un largo período, envejecemos al mismo ritmo de los mortales, si nos vamos a un nuevo lugar, rejuvenecemos a nuestro antojo.
Nuestra sangre se encarga de mantener nuestros cuerpos, regenerando tejidos. Papá nos toma muestras periódicamente y las almacena, en caso de necesitar transfusiones.
Luca se detuvo para asegurarse que mi corazón aún latía. Me fue posible verle incómodo de alguna manera, y entendía que debía ser difícil confesarse con una perfecta desconocida. << ¿Y si después de contarme aquella historia me convertía en algún peligro para él o su especie? ¿Podría llegar a matarme...? >>
Mis pensamientos fueron aterradores, Luca jamás me dañaría… ¿verdad?
—No estoy confesándome con una perfecta desconocida, tampoco temas preguntar lo que sea, ya me he propuesto no matarte y creo que mi poder de abstinencia mejora cada día más.
Sus palabras sonaron bastante severas pero en sus ojos estaban las pruebas de que se divertía a mi costa. Grandísimo arrogante….!!!!
Este nuevo Luca, lleno de humor negro, me desconcertaba.
— ¿Cómo supiste...?
— ¿Lo que pensabas? Bueno, es parte de mis habilidades. Nadie nunca me había llamado Grandísimo arrogante, entre mi pueblo y los mortales que han sabido de mi, ninguno se atrevería, ellos me respetan…
—O te temen, que dicho sea el caso no me importa, nunca me verás doblegarme y jamás dejaré de decirte lo que pienso.
—No te lo pido, de hecho me fascina.
—Y dime algo... ¿porque no había escuchado sobre ustedes antes?
—Recuerda que somos un grupo desconocido, o al menos lo éramos hasta antes de contarte mi historia, los humanos que han llegado a enterarse han debido ser eliminados.
Ustedes consideran pintorescos a los seres inmortales pero tan solo saben sobre algunas criaturas.
— ¿Y porque escogieron Yellowknife?—La Aurora Boreal. Tras ese magnífico fenómeno, se esconde la puerta dimensional más grande que se haya visto. Miles de almas viajan a través del portal, incluso las almas de planetas lejanos coinciden en ese punto. Y era por eso que la población de Gonimbus había incrementado en número en Yellowknife.
— ¿Gonimbus?, no mentías cuando decías que solo sabemos sobre algunos inmortales
—Pues sí, esas criaturas son seres demoníacos. Miden 50 cm, con ojos son negros y garras inmensas, esa es su principal arma. Las reglas establecidas fueron más severas para ellos, estaban acostumbrados a matar humanos, especialmente en épocas como la vivida durante la conversión de mis padres, tiempos en que no existían noticias y casi era imposible darse cuenta de esas cosas, si sucedían en pueblitos alejados de las grandes ciudades.
De ahí que se les obligase a cazar animales solamente y tomar almas que ya rondaban, si hacían lo contrario serían entregados a los Pfathraz.
—Aterrador…—Bueno, como te dije antes, el mundo tal cual lo conoces, no está habitado únicamente por mortales.
—Y... ¿los vampiros… existen realmente?
—Claro, aunque ellos mismos han creado cientos de mitos sobre su existencia y la forma de aniquilarles, como el ajo, estacas, no salir a la luz del sol, o mojarse con agua bendita entre otras. Si buscas en internet verás que incluso venden kits para matarles.
Cada vez que hacen películas sobre ellos, se inspiran para darles un aspecto terrorífico casi implacable, pero al mismo tiempo les muestran vulnerables, así los humanos no les temerán. Pero si les vieran realmente, jamás podrían volver a dormir.
Solamente un vampiro puede matar a otro y cuando eso sucede, es en medio de grandes baños de sangre, son situaciones muy violentas, que son capaces de helarle la sangre a cualquiera, incluso a nosotros.
Un buen amigo mío, lleva en su cuerpo muchas marcas. Pero nunca las oculta, más bien las exhibe, como muestra de su poderío. Como te decía, a ustedes les llama la atención la inmortalidad porque lo único que conocen sobre ella es lo que se ha mostrado en las películas.
Por mutuo acuerdo nos tomamos un descanso, yo aproveche para darme un baño y luego me reuní con él en la sala. Con un café en la mano y comiéndome una ensalada me sentí más humana. —Eres el hijo de Ivanna, ¿verdad? —Sí, y mi madre se sentiría muy halagada de ver lo que hiciste con la casa. —Cuando llegué a vivir aquí todos me juzgaron pero en esta casa me sentí a gusto, fue sencillo tomarle cariño. Si Ivanna quiere volver, puede hacerlo. Yo buscaré otro lugar… — ¿Crees que ella podría venir y tomar una casa en la que has trabajado tanto? ¿O que yo te dejaría sin hogar? Al fin y al cabo este lugar me fue heredado a mí, por eso te dije en sueños que vinieras aquí, para poder protegerte. ¿A ustedes cómo les recibieron? —Bastante bien pero en nuestro caso no podíamos confiarnos, un pueblo hospitalario est
Todos se marcharon tan pronto estuve a su lado, se veía tan frágil que deseaba abrazarla, no sabía si sería capaz de tranquilizarla, es decir, acababa de verme matarlos ¿podría sentirse segura en mis brazos nuevamente? —Lucianna, no temas, te llevaré a casa. — ¿Los...mataste? —Te sientes aterrada pero jamás podría lastimarte. —Me siento más tranquila, deja esa cara. No te temo Luca pero dime qué eres. —Te contaré sobre mí, pero debes mantenerte con la mente abierta, escucharme sin salir corriendo. —De acuerdo. Hablé por horas, al principio veía sus bellos ojos azules llenos de confusión pero luego descubrí una mirada de comprensión e incluso aceptación. — ¿Quieres que me vaya, Luci? —Siento como si nos conociéramos hace mucho. Aunque sé que es irracional, esta es una fuerza más grande de lo que imaginaba. Pero por
Nunca imaginé que despedirme sería tan difícil, quería llevarla conmigo pero una mortal no podía ver a Augustus. El viaje hasta Irlanda fue rápido, llegamos en pocos segundos, nos dirigimos hacia Los Acantilados de Moher, al extremo más elevado y esperamos por el sol de las 5:30 pm, en ese momento la puerta al santuario se abrió. —Hijo, hoy conocerás al ser más temido y respetado, Augustus Povonof, le han nombrado líder absoluto no solo por su poder, sino porque es el único capaz de cruzar el sendero prohibido sin ser tocado. Hasta las almas atormentadas de los Pfathraz le respetan. Él es celoso guardián de la sabiduría Tsugniss, su solo nombre me aterra, su presencia es total, como un agujero negro que absorbe toda la energía a su paso. —Y… ¿Hablaremos con él? —Únicamente aquel que desee convertir un humano en Tsugniss hablará con él. Si uno de nosotros entrase, firmaría su sentencia de muert
Nunca llegué a pensar que terminaría escapando de quien amaba, es decir… nuestra historia parecía ser más trágica que cualquier otra, pero jamás imaginé un final así. Hablar sobre Luci resultaba difícil, pero nunca pensé que le afectaría tanto. En ese momento me dije que no debía perder la calma, quizás volvería pronto, especialmente si había criaturas demoníacas tras de mí, él no sería capaz de abandonarme ¿verdad? Tras su marcha tomé una decisión; si no regresaba jamás le perdonaría, todo parecía sencillo, simplemente me iría sin dejar rastro, pero cada vez que llegaba a la puerta con mi maleta y documentos daba un paso atrás, la casa estaba llena de él, su aroma, recuerdos y esencia, era difícil renunciar a lo único que me quedaba de Luca. Aquella mañana de febrero, mi corazón latió de nuevo, aunque no fue el reencuentro que soñaba. Cuando llegó me dijo que mi vida corría peligro, que debía sacarme de ahí, todo sucedió muy r
Era la primera de muchas mañanas, en que amanecía con una sensación de tranquilidad, ya que Luca, mi Luca había vuelto y quizás para nunca más irse. Deseaba disfrutar de su compañía, pero teníamos algo pendiente y para mantenerme a salvo, era necesario terminar de escucharlo. Ya no tenía sentido seguir pensando en lo que habían hecho los multiformas, debíamos dejarlo atrás. Aunque lo primero sería comer algo, al llegar a la cocina me di cuenta de que Luca tenía un amplio menú, no iba a rendirse. —“Aunque sea a la fuerza”—me dijo— —No es necesario, hoy amanecí con buen apetito, quizás el tenerte de vuelta tenga algo que ver. Luego de desayunar, decidí sentarme un rato en la hamaca, todo estaba distinto, incluso la casa se sentía acogedora. — ¿Qué sucede? — Pensaba en los multiformas, ellos saben dónde encontrarme, no se van a conformar, están dec
Nosotros sabíamos que venía la lucha definitiva, para mí lo más importante sería protegerla, tratar de evitar que se viera forzada a luchar, porque de hacerlo, ella moriría. O al menos así lo veía. El miedo a perderla ahogaba a los demás pensamientos que tenia. Ni siquiera escuchaba lo que pasaba a mí alrededor. Si moría, yo haría lo necesario para dejar de existir también. —Un momento Luca, me dices que había forma de que fallecieras. ¿Pero y el asunto de la inmortalidad? —Nuestros enemigos no pueden aniquilarnos ya que tenemos la capacidad de transportarnos, pero si yo decidía dejar de vivir, debía aislarme y dejar de alimentarme de almas. Ellas nos mantienen vivos, por lo que sin tomarlas la energía vital se va. ¿Recuerdas que al principio de la historia te dije lo importantes que eran? —Pero sonabas aburrido, como que esto de la inmortalidad era una condena, ¿no hubiese sido más sencillo dejar de alimentarte de almas desde hace 300 años
—Luego de la transformación, nos reuniremos con los Pfathraz y con Morgana. Iremos a luchar contra Augustus, será una lucha intensa, recordada como la batalla de los mil caballeros. Según Morgana, nosotros 6 lucharemos contra Augustus. Ya los Gonimbus se nos han unido. Gaetano se quedara en casa, esperando por los heridos. — ¿Los Gonimbus? —Sí, hemos hablado con los Jefes y ellos están de acuerdo con que hay que restablecer el equilibrio, y todos estamos de acuerdo de que con Augustus vivo, las cosas irán empeorando cada vez más. Seremos varios grupos, vampiros, hechiceros y Tsugniss. Será histórica porque nunca antes nos habíamos aliado. —Hola Cat, me parece que las visitas han acabado. –Intervino Gaetano- —No... Que Luca no se vaya por favor. —Bien, no te agites. ¿Cómo te sientes? —Me duele la garganta —Es normal, en un par de días estarás como nueva, ahora descansa. Despu
Habían pasado un par de días desde lo sucedido en Moher. Los líderes me habían contactado ya que deseaban verme a solas. Imaginaba que sería algo importante, por lo que no pude evitar sentirme ansiosa. Me despedí de mi familia, ya que Luca me acompañaría hasta llegar junto a ellos, para después volver a casa. — ¿Nerviosa amor? —Bastante. Una vez ahí, me despedí de él e inicie mi viaje. Los líderes estaban un poco distintos, habían recuperado sus poderes en un 90%, pero había algo más, ellos estaban serios, distantes. —Cat, te estamos profundamente agradecidos, eso comprueba que escogimos bien, realmente eras la elegida. — ¿Escogieron bien? Ustedes estaban prisioneros como fue que me escogieron, ya que para la época en que Luci fue convertida, ustedes no eran libres. —Cat ¿sabes realmente como fuiste escogida? — Lo que sé es que yo... es decir... Luci era la última en la línea genética de Morgana y que