6

Todos se marcharon tan pronto estuve a su lado, se veía tan frágil que deseaba abrazarla, no sabía si sería capaz de tranquilizarla, es decir, acababa de verme matarlos ¿podría sentirse segura en mis brazos nuevamente?

—Lucianna, no temas, te llevaré a casa.

— ¿Los...mataste?

—Te sientes aterrada  pero jamás podría lastimarte.

—Me siento más tranquila, deja esa cara. No te temo Luca pero dime qué eres.

—Te contaré sobre mí, pero debes mantenerte con la mente abierta, escucharme sin salir corriendo.

—De acuerdo.

Hablé por horas, al principio veía sus bellos ojos azules llenos de confusión pero luego descubrí una mirada de comprensión e incluso aceptación.

— ¿Quieres que me vaya, Luci?

—Siento como si nos conociéramos  hace mucho. Aunque sé que es irracional, esta es una fuerza más grande de lo que imaginaba. Pero por otro lado...

— ¿Qué sucede?

—No sé cuánto daño te causaré mientras estés a mi lado.

— ¿Piensas que me causarás daño alguno?

—Mi alma es mucho más llamativa.

— Lucianna...deberías pensar en el riesgo que corres no en protegerme. El peligro es inmenso, podría llegar a lastimarte… y por ello siento aversión por mi otro yo. Nunca había sentido algo así por nadie, por eso debo transformarte, ¿quieres ser una Tsugniss?

—No quiero convertirme en… algo como ustedes.

<<Sentí mucha rabia, la forma tan despectiva en la que hablaba de nosotros me lastimaba>>

— ¿Algo como nosotros…?

—No te ofendas pero creo que seremos felices si continuo siendo  mortal, al fin y al cabo puedes envejecer a mi mismo ritmo.

— ¿Felicidad? ¿Eso crees que tendremos? Otras criaturas vendrán siempre tras nosotros y siendo una mortal me sería imposible protegerte, entiéndelo.

 —Imagino lo que es esa clase de vida y me da miedo.

— Nunca viviré plenamente sabiendo que unos años después morirás y deberé continuar solo.

—No puedo hacer nada. ¿Amarte no es suficiente?

— ¿Suficiente para quién? Te amo tanto Luci… una sola vida jamás bastaría porque sé que existe la posibilidad de que pasemos la eternidad juntos y no quieres.

— ¡ENTIÉNDEME!

—Te quiero a mi lado por siempre,  vivir como mortal es imprudente, ridículo y estúpido, Luci. ¿Entonces qué es lo que quieres hacer?  ¿Renunciar a la maravillosa oportunidad de una eternidad juntos?

—Vives robando almas Luca  ¿Imaginas tu castigo si algún día mueres? cuando tengas que dar cuenta de tus actos en algún lugar del universo. Eso si es que sobre ti no pesa ya una condena. No puedo convertirme en Tsugniss

—Piénsalo.

—La decisión está tomada. Lo mejor sería terminar con esto antes de que se vuelva inmanejable.

Caminamos tomados de las manos unos minutos en silencio. No quería soltarla, la amaba muchísimo.

— ¿Qué vas a hacer Luca?

—Aprender a vivir sin esta fantasía,

—Entiéndeme,  esa vida  no tiene nada que pueda envidiarle, adiós Luca.

Verla alejándose me afectó muchísimo, aquella noche dejé salir a mi otro yo.   

Tras terminar la cacería me refugie en una cueva, el viento estaba distinto, soplaba con tanta intensidad que la tierra en la calle me impactaba, atacándome cual miles de agujas. Eran tan humanamente dolorosas que por un segundo me sentí como uno de ustedes, vulnerable, frágil.

Lo peor era que nunca más encontraría alguien como ella, la vida no me daría una segunda oportunidad, el amor se encuentra una sola vez. Las segundas oportunidades se les dan a los mortales, pero esos premios no son para nosotros.

Me acerqué a su casa, entonces la escuche sollozando, Luci  sufría. Yo había maldecido alguna vez a sus padres por hacerla llorar y le estaba haciendo lo mismo. No quería dejarla ir, pero  tenía razón, le pedía estar conmigo y amarme bajo el concepto más viable según mi criterio, pero ¿y su punto de vista? 

Los días comenzaron a pasar,  el otoño dio paso al invierno. Estaba solo e infeliz. Las cacerías dejaron de ser un desafío, ya no lograba disfrutarlas.

—Pero... si existía alguna probabilidad de que fuese una bruja y habías pensado en solicitar su transformación, entonces  ¿Porque no solicitarla desde ese momento? o ¿Por qué no le dijiste la verdad sobre esa posibilidad?

—La única forma en que aceptarían esa transformación era si se confirmaba esa teoría, pero si no era ella, ¿Qué haría?

Llegué a trabajar, justo cuando me disponía a empezar el examen, pero no estaba en clases. En la oficina administrativa  me informaron que se había retirado de la carrera. Al final del día decidí buscarla en su casa sin éxito. Los días pasaban y seguía sin aparecer, por lo que decidí ir al bosque, si la conocía como creía hacerlo estaría ahí.

Me acerqué a la espera de su rechazo pero ni siquiera apartó la mirada, por primera vez desde aquel día me hablaba.

—Hola Luci, pareces muy cansada, ¿Cómo has estado?

—Bien, han sido días difíciles.

<<Extendí mi mano y recorrí su rostro, le extrañaba tanto que ese simple contacto me hizo sentir que podía perder la razón>>

— No es nada

<<me dijo,  apartándose de mis manos>> pude ver unas cuantas lágrimas cayendo por sus mejillas.

— ¿Estás segura? ¿Necesitas algo?

La cura a mi dolor no existe.

— ¿dolor?

—Haberme enamorado duele, por eso he tomado una decisión y te lo digo personalmente porque es lo mejor. Mañana me voy de aquí, dejo Canadá.

— ¡Te seguiré!

— ¿Para qué te siga dañando y seguir amándote más cada segundo? ¿Resignándome a aceptar una inmortalidad que no deseo?

—Deja esas ridiculeces, no estás lastimándome, te dije que me eras más llamativa que los demás pero si te conviertes…

—Vete y déjame ya.

—Amor, debes permitirme estar a tu lado, cuidarte, protegerte…

—Adiós Luca.

Llegué a casa y poco después llegó papá.

—Tenemos una situación bastante delicada. Los Gonimbus se dirigen a nosotros para atacarnos pues piensan que nos hemos aliado con las hechiceras para iniciar una batalla  en su contra.  Me he comunicado con Harthas, e insiste en que ellas tres podrán resolver ese asunto. Debes tratar de visualizar ese lugar, necesitamos saber si tendrán éxito.

—Está bien.

Me concentré en localizarlas, luchaban y habían acabado con la mayoría de los Gonimbus, pero entonces se confiaron.

—Padre, ¡Harthas está muerta!

—No es posible, estás equivocado.

—No lo estoy,  se confió más de lo debido y la han atacado por la espalda. Tomaron a las tres brujas y las  quemaron,  aunque... ¡ellos se retiran! Parece que han localizado a quien buscaban.         

Por unos segundos sentí un gran alivio. Parecía que ellos no lucharían con nosotros, pero luego mi mayor pesadilla se hizo realidad.

—Oh No ¡Déjenla ir!

¿Hijo, que sucede?

—Papá,  es Lucianna.

—Luca ¡Regresa aquí!

Entonces todo se confirmó, las piezas encajaron al fin. Un humano sin instintos, mi desgaste de energía al estar junto a ella, mi nueva habilidad de ver en sueños… finalmente  tenía lógica.

Mientras veía como  corría para salvar su vida comprendí que no podría existir sin ella,  debía buscar la forma de transformarla en una Tsugniss, no estaba dispuesto a perderla.

Recorrí el bosque que días atrás estaba vivo  pero en ese momento  parecía muerto, los animales habían huido ante la presencia de nosotros...los monstruos. Ni siquiera sentía ganas de respirar, todo era tétrico. El aire comprimía mi pecho, ejerciendo tal presión que se hundía sin poder hacer nada. Me dolía perderla, me lastimaba pensar en un futuro sin ella.

 De pronto la conexión entre ambos empezó, debía estar aproximándome. Los árboles mostraban el camino... estaba cerca.

— ¿Los árboles mostraban el camino?

—La energía queda atrapada en ellos, es como si fuesen capaces de grabar lo sucedido y mostrármelo después.  Su imagen llegó a mí tan clara que agradecí mis habilidades, frente a ella estaba uno de los jefes Gonimbus: Belicomínidus.

—Debes ser Lucianna. Sé que  Morgana vive en ti y por eso hemos de matarte, no es nada personal, será una muerte cálida, indolora.

— ¿Quién es  Morgana? Creo que se ha equivocado de persona.

— ¡No sabes nada niña! lo veo en tu mente, en fin qué más da  igual morirás.

 Luci levantó su mano al tiempo que dijo unas palabras extrañas, como en otra lengua.

Aquella imagen desapareció por completo, minutos después caminaba hacia mí, se había golpeado la cabeza y sangraba mucho. Arrastraba el cuerpo inerte de aquella poderosa criatura. No traté de entender lo sucedido, en ese momento lo único importante era que estuviese a salvo.

Estaba a punto de llegar a su lado cuando se desplomó, la llevé a casa y quise revisarla, pero papá había insistido en que Gaetano lo hiciera, creía que yo no sería capaz.  Él ya se encontraba ahí, me pidió que saliera de la habitación, por supuesto  me negué.

—Muy bien, ¿qué tiene?

—Lo mismo que cuando llegué. Aún no la he revisado, tranquilízate o te sacaré de la habitación. Bien Lucianna, ¿te duele aquí?

—Si… muchísimo.

—No es necesario hacerlo de ese modo Gaetano, obviamente lo estás haciendo mal.

—Obviamente estás demasiado involucrado con mi paciente. ¡BRUNO! Por favor llévate a Luca, no seré capaz de revisarla bien si insiste en decirme como hacer mi trabajo.

—Vamos hijo, sabes que Gaetano es el más indicado para hacerlo.

—Para hacer lo que está haciendo, mejor lo hubiese hecho yo.

—Vamos Luca, basta ya.

—Está bien.

Salí preguntándome cómo había sido capaz de matar a ese Gonimbus, incluso de arrastrarlo. Para mí era alguien tan frágil que necesitaba de mi protección.

Aunque fuese esa bruja, me resultaba difícil imaginarla con el poder suficiente para derrotar a  Belicomínidus. Gaetano nos dijo que tenía rotas dos costillas, que debía reposar durante unos días.

Entré a la habitación a verla, la había sedado y dormía tranquila.

Me quedé con ella  para vigilarla, pues no estaría junto a mí por mucho más tiempo. En este momento no importaba su recelo a convertirse en una Tsugniss, las reglas eran mis mayores aliadas, debía solicitar su transformación porque la prioridad era mantenerla con vida.

Mi preocupación era llegar a herirla en el proceso, pues nada garantizaba que saliésemos victoriosos, podíamos quedar en manos de los Pfathraz. La deseaban  más que a cualquier mortal, su alma valía cientos de veces más y ni que decir de la mía.

A la mañana siguiente…

—Hola Lucianna, ¿como estas hoy?

—Adolorida y asustada. Nunca había tenido tanto miedo, creí que me mataría.

—Necesito saber si recuerdas lo que pasó, es decir...ese Gonimbus era uno de los más poderosos y simplemente acabaste con él.

—No lo sé, pero quisiera ir a casa, posiblemente ahí encuentre las respuestas que busco.

—Ni hablar, ¿sabes cuan molestos estarán los otros Gonimbus?  Así que no es negociable.

— ¿Y a ti que te importa?

—Por favor, no lo hagas <<susurré>> No busco problemas, me parece que la suerte te ha ayudado.

—Las cosas entre nosotros no han cambiado, mi negativa a convertirme me ha hecho replantear mis prioridades. No puedes retenerme aquí y lo sabes.

Llegué a casa de Luci, estaba hablando sola en la biblioteca. Unos minutos después escuché otra voz… un hombre. Traté de entrar pero la puerta estaba bloqueada.

—Vete Luca, esto es entre ella y yo.

— ¿Quién eres? ¿Cómo demonios sabes mi nombre?

—Sé muchas más cosas de las que imaginas. Soy el maestro encargado de iniciar a Lucianna en su nueva vida. Ella es a quien  Morgana ha escogido para gobernar la Tierra. Una vez que despierte será una sola con Lucianna. Una nueva era se acerca, en la que los mortales nos servirán, les esclavizaremos y dominaremos.

—Abre la maldita puerta.

—Ayúdame Luca

—Lucianna ¿Estás bien?

— ¡Luca...!!!

—Vete ya, ella debe instruirse.

— ¡Ella no!

Mis palabras proyectaron todo el odio e impotencia que sentía en ese momento. Mi cabeza estaba llena de las mil ideas que tenía para deshacerme de aquel ser.

Intenté ingresar transportándome dentro pero la biblioteca tenía una especie de energía que impedía mi ingreso.

Llamé a mi padre y a Gaetano,  cuando llegaban, la puerta se abrió sola, Luci yacía inconsciente en el suelo, apenas si lograba respirar. Me le acerqué… estaba tan caliente que  fue imposible tan siquiera tocarla. Solo podía verla presa de aquella cosa, sin poder defenderla.

—Luca, se la han llevado...bueno a su espíritu, es parte del ritual de las brujas.

— ¿Ritual?...  ¿DE QUÉ DEMONIOS HABLAS?

—Bueno, ya baja el tono, ¿de acuerdo?

—De acuerdo <<acepté a medias>>

—Bien, este ritual lo hacen antes de que Morgana reencarne. Por eso los Gonimbus la querían. Tal vez Lucianna no recuerde mucho al despertar.

—Sí pero existe la posibilidad de adentrarme en sus sueños, podría encontrar algo que nos ayude.

— ¿Puedes... ver en sus sueños? ¿En los de... cualquier persona?

—Si padre,  he tenido esta habilidad desde que la conocí.

— ¿Y aun así sigue viva? Eso es increíble

—Si, al principio fue difícil porque  resultaba más llamativa. Pero poco a poco me acostumbré o al menos eso creo.

— ¿Has pensado que este es su destino?

—No lo es. Sé que de lograr convencer a nuestro líder, ella podría salvarse.

— ¿De qué hablas? ¿No estarás pensando en...?

—Sí, deseo solicitar su conversión. Ahora hay razones más poderosas, es un peligro inminente la aparición de  Morgana.

— ¿Luca?

—Luci. Al fin has despertado. ¿Recuerdas lo que sucedió?

—Sí, aunque parecía un sueño.

— ¿Quieres hablar de eso?

— Creo que te debo una disculpa, no fui yo misma en estos días.

—Bueno, entiendo y no te preocupes, lo más importante es que has vuelto.

Gaetano le administró relajantes  con los  que dormiría toda la noche. Se instalaron en la sala mientras leía su mente. Aquella voz era  de Giulo, un brujo muy poderoso y quizás uno de nuestros enemigos más peligrosos.

Él debía asegurarse  que ella conociera la historia para prepararse. Nos habíamos cruzado más de una vez, aunque nunca para enfrentarnos directamente.

— ¿Padre… Gaetano?

— ¿Has visto algo sobre su preparación?

—Sí, Giulo está detrás de todo esto. Ese maldito rastrero está disfrutando, dice que al fin puede darnos en algo que realmente nos duele. La llevó a la época en que  Morgana vivía en Inglaterra.

— ¿Morgana? ¿La bruja?

— ¿Cómo sabes de ella Cat?

—Bien, encontré un libro sobre esa bruja en el ático cuando acababa de llegar a esta casa. Aunque solo leí el título, no me dio tiempo de hacer nada más.

— ¿No te dio tiempo? ¿Qué quieres decir?

— Bueno, es que cuando lo tomé en mis manos me mostró muchas cosas, después de eso no lo toqué más, me asustó mucho.

— ¿Recuerdas alguna de esas imágenes?

—No lo sé, creo que no pero…

—Inténtalo...

— ¿No te entiendo?

—Piensa en ello.

—No lo recuerdo, ni siquiera sé que tiene que ver con esto.

—Nada. Tienes razón.

—Continuemos, estás aún más extraño que de costumbre. Entonces ¿realmente era una bruja?

—Muy poderosa. Fue exterminada de forma violenta en el año 1866, en su terrible agonía juró regresar del más allá para vengar su muerte 100 años después. Y era la protegida de Dremogues, el vampiro más poderoso del mundo

Harthas era su servidora y había esperado todo este tiempo para verla renacer. Cuando combinó sus poderes con los del Conde Dremogues,  ella se volvió casi indestructible aunque no inmortal.

— ¿Pero qué hay de él?

—Los ancianos robaron el cuerpo del vampiro durante una noche de luna roja. Los mortales calmaron sus miedos al meter una estaca en un mortal. Nunca le habían visto de cerca realmente como para saber si era o no aquel que buscaban.

Nuestros líderes llevaron al verdadero Conde a un viejo castillo en Inglaterra. Ahí fue puesto bajo un poderoso sortilegio. La única que podría romperlo era su amada  Morgana pero ya estaba muerta.

Vaya noche aquella, la sangre fluía por la ciudad, fue… asombroso.

—Hay algo que no entiendo. A ella la mataron en Blackburn Inglaterra, ¿no se supone que reencarnaría allá, cerca de sus restos?

—La madre y padre de Luci vinieron a vivir a Estados Unidos, pensaron que alejándose de Inglaterra estarían a salvo.

A pesar de eso, cien años después, la profecía se cumplió, reencarnando en la última de su línea genética.

—Luci.

—Exacto. Los encargados de custodiar a la bebe temían por ella, así que se presentaron en casa de la familia, mataron a sus padres y criaron a Luci haciéndola pensar que eran sus progenitores.

—Entonces Nana estaba en lo cierto.

—Nana perdió la razón cuando se dio cuenta de las cosas.

Luego de lo  sucedido, tratamos de llevar las cosas lo más normal posible. Para Lucianna todo era confuso, aun así decidió volver a la Universidad. Yo quería convencerla de retirarse pues existían peligros en cada lugar, pero insistía en que aún no era su tiempo, deseaba disfrutar un poco más de su vida mortal.

 Estábamos juntos únicamente durante las horas en que yo le daba clases a su grupo. Ya ni siquiera íbamos a la cafetería.

—Lucianna, te llevaré a casa.

—No gracias, me iré sola

—No puedo dejarte ir sola, sabes que es muy peligroso. Criaturas inmortales te están buscando.

—Ese incidente quedó atrás. Has visto que ellos no pudieron hacerme nada.

—Pero mataste al Gonimbus más poderoso, ¿crees acaso que los demás se quedarán tranquilos?

—Bueno, basta ya de sobreprotegerme, entiende que no puedo dejar de vivir.

—Debo insistir y si debo vigilarte las 24 horas lo haré. Lucianna, por ahora ella vive en ti y tienes el privilegio de la inmortalidad si se le puede llamar de esa manera, aunque nadie pueda matarte en esencia, te harán sufrir por medio de innumerables torturas.

—Luca, me habías dicho que  Morgana Mullister no era inmortal, ¿cómo es posible entonces que Lucianna gozara de ese privilegio?

—Morgana estuvo ausente durante 100 años, en una especie de refugio al cual había accedido durante su muerte, ahí fue capaz de continuar con la magia negra.

Luci estuvo casi 15 días sin hablarnos, en el fondo sabía que  Morgana la controlaba. Pero mamá no podía aceptarlo, le había tomado cariño y su actitud la lastimaba, a raíz del llanto de mi madre, mi familia comenzó a alejarse de Luci,  ya no la veían con los mismos ojos.  

Después de entregar unos exámenes la encontré esperándome en mi auto, a decir verdad su reaparición me tomó con la guardia baja.

—Hola Luca

— ¿A cuál de las dos debo hablarle?

—A mí, Lucianna. Oh Luca, cuanto lo siento.

—Es difícil, no sé qué debo hacer ahora. ¿Realmente nunca me amaste? Entiendo que Morgana te domina, pero no solo te mantuviste fuera de contacto con los demás mortales, me sacaste del juego a mí también, eso sin hablar de mi madre, está bastante afectada por tu actitud y por la forma en que la trataste.

—Creí que era lo mejor, Morgana me dijo que de no hacerlo ustedes se convertirían en sus primeras víctimas.

—Lo siento Luci, tampoco he sido muy comprensivo… te amo.

—Un momento Luca, ella volvió así como así y solo con decirte eso consiguió tu perdón.

—Bueno Cat, ¿pero que tienes en contra de Luci? durante todo mi relato te he notado agresiva.

—Acaso importa... es decir... ella no está, qué más da lo que siento.

—Si sigues así, te costará mucho aceptar el final de mi historia. Ambas están estrechamente relacionadas, estas unida a ella más de lo que te imaginas.  

Mi esperanza era pensar que en esa ocasión  iba a reaccionar distinto, quizás lograría dominar a  Morgana o al menos la mantendría bajo control.

—Vamos a casa Luci, déjame cuidarte

—Necesito que estemos juntos, debemos unirnos y no permitirle ganar.

—Lucianna, ha llegado la hora de solicitar a los líderes tu transformación, este asunto hay que discutirlo con mi padre.

Lo sé y acepto hacerlo, será la única forma.

En  casa le recibieron de forma muy normal. Ella y mi madre se fueron a preparar la cena, mientras hablaba con mi padre. 

—Padre, sabes que me preocupa su situación, es importante lograr convertirla porque de no hacerlo...

—… ella estaría en peligro siempre. Te entiendo Luca, pero ella…

—… ¿ella…?

—Olvídalo.

—Dímelo, puedes ser honesto conmigo.

—Hemos tenido una buena relación durante todo este tiempo, por eso no puedo mentirte, no me agrada a quién has escogido como tu pareja. Sé que tener a Morgana dentro debe ser difícil pero hay momentos en los que aún es Lucianna. Ella podría esforzarse más.

—Te entiendo, ya verás una vez que sea inmortal.

—No estoy seguro de que vaya a cambiar, pero adelante. Es necesario transformarla.

—Por un lado las brujas le protegen, los Gonimbus anhelan eliminarla a toda costa. Solo habría que viajar a Irlanda, no quisiera darle la oportunidad  a nuestro líder de considerar la posibilidad de eliminarla.

—No lo creo hijo, porque para él es mejor tenerla en nuestro grupo. Con la transformación, pondríamos a  Morgana a dormir, mas no la sacaríamos de su cuerpo, por lo que contaría con sus conocimientos, de cualquier forma ella vale más como Tsugniss que muerta.

Repentinamente, unos Gonimbus bastante jóvenes nos tenían sujetos, de movimientos lentos y pausados, pero tan fuertes que nos era imposible soltarnos. Pocos segundos después desaparecieron sin dejar rastro. Entonces fui a buscarlas, ellos se habían llevado a Luci, mamá había quedado inconsciente por lo que Gaetano la llevó al cuarto de curaciones, no pasaron más de dos minutos cuando despertó sintiéndose muy mal.

—Luca, ellos se la han llevado.

—Lo sé, pero no deben estar lejos. Quédate tranquila, descansa que yo me haré cargo.

—Lo siento, yo no...

—No debes disculparte. Ellos han podido atraparnos a nosotros. Era imposible que lograras protegerla.

La peste a Gonimbus llenaba el bosque completo, para mi sorpresa logramos divisarlos, después de valorar la situación decidimos actuar, nos colocamos frente a ellos, bloqueándoles el paso. Nuestro encuentro duró pocos minutos, cuando acabamos, descubrí que Lucianna no estaba. Por más que traté, no fui capaz de encontrarla.

Los días pasaban, papá había pedido audiencia a nuestro líder, Augustus Povonof y yo debía hablar con él, esa era nuestra única oportunidad de ser recibidos, pero si  no aparecía no serviría de nada

Morgana se comunicó conmigo y me dijo que la tenían en unas cuevas en Ontario, que le habían llevado ahí para quemarla. Llegaría durante la madrugada pues los Gonimbus son torpes durante el día, salen de ser necesario pero no son tan hábiles como en las noches.

Traté de contactarla, recorrí la ciudad en la espera de algo, su olor, su voz pero nada, era buscar a ciegas.  Morgana solo había dicho “cuevas... Ontario”

— ¡No! <<Grité>>

la gente a mí alrededor me miraba sorprendida.

—Disculpe usted señora, mi prometida ha venido a Ontario y me había pedido encontrarnos en unas cuevas, pero su teléfono se quedó sin batería antes que lograra decirme la ubicación, ¿sabe usted si hay muchas cuevas, o por donde se encuentran?

—Sí, están a 10 km de aquí, hacia el sur. Lo extraño es que ese lugar no está abierto al turismo, han sido declaradas como peligrosas.

—Bien, con más razón he de apurarme. Gracias.

El pasaje era estrecho, su aroma me indicaba claramente el camino a seguir, Aquel lugar parecía una vieja mina, todo sucio y maloliente <<lo que me hizo enfurecer, la habían hecho caminar por ahí>>. Luego de una hora la vi, estaba encerrada en una especie de celda, apenas era capaz de respirar.

Me transporté al interior, al acercarme noté que estaba helada. Debía darme prisa y sacarla de ahí, fácilmente rompí las cadenas y la tomé en mis brazos, luego nos transportamos  a casa. Normalmente me es imposible transportar mortales, pero en su caso  Morgana y Luci eran la misma.

Al llegar ya tenían tanto las mantas térmicas como medicamentos para tratarla, fue arduo lograr subirle la temperatura, pero luego de un rato se había recuperado. Lo más difícil sería marcharme cuando aún estaba débil, no obstante debía hacerlo.

—La protegeremos con nuestra vida.

—Lo sé pero es difícil.

—Ve tranquilo Luca, ellos me cuidarán.

—Luci,  en este momento  es mejor convertirte en Tsugniss. Me hubiese gustado esperar un poco, pero dadas las circunstancias debemos acelerarlo. Lamento mucho que estés pasando por esto pero debes entender que mi existencia entera está dedicada a protegerte.

—Por mi culpa están arriesgando sus vidas. Lo mejor sería ir con ellos, al fin y al cabo es mi destino, ya está escrito. No puedo creer que hasta tu madre se vio implicada en esto, pudieron haberla lastimado mucho más.

— Aún no lo entiendes ¿verdad? Para mí representas más que la vida entera, te amo. No quiero que te conviertas en una bruja o que mueras durante la transformación.

—De acuerdo, sabes no quiero que nada te suceda o a tu familia, sé que al ser  Morgana podría lastimarles y me aterra.

—Descansa que te necesitamos fuerte.

                

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