Katherine Damon me llevó a un hotel. Bueno, a todos. Pagó habitaciones para todos en el mismo piso, para que estuviésemos más seguros, solo por si acaso. Nos íbamos a quedar dos días allí en el hotel hasta que con Damon encontráramos una mansión que fuese adecuada para todos nosotros. Éramos muchas personas para vivir juntos, así que sí os í necesitábamos una mansión. Tenía previsto ir a la casa de mi madre el día de hoy. La llamé cuando bajamos del avión para decirle que iría a visitarla esta noche con una persona que había conocido, y le confesé que estaba saliendo desde hace meses con un chico muy bueno y muy apuesto. En realidad, no le confesé, sino que le mentí. Mamá me preguntó por qué se lo decía recién el día de hoy, pues durante tanto tiempo le dije que no había encontrado a nadie, y una de esas veces fue hace unos pocos días. Mamá estaba más que sorprendida con la noticia, pero supongo que se encontraba feliz de que su hija encontrara a alguien del cual enamorarse. Pero ma
Katherine Mi madre estaba emocionada de verme frente a ella, así que no contuvo de darme un abrazo fuerte que duró un momento. Damon, a nuestro lado, nos observaba con una sonrisa en el rostro. Y pensar que en poco tiempo le iba a decir que iba a ser abuela... Mamá se separó de mí para ver a Damon y le sonrió amablemente. —Buenas noches, señora, soy Damon, el novio de su hija —se presentó, entregándole las flores. Mi madre estaba encantada, se le notaba a kilómetros. Tomó las flores y las observó con emoción y entusiasmo—. Espero que le gusten las rosas rojas. —¡Me encantan! Es un placen conocerte, Damon. Pasen, la cena estará pronto. Cenaremos en el patio —avisó, toda emocionada. Mamá me jaló del brazo para decirme algo al oído, algo que, era obvio, que Damon iba a escuchar por ser hombre lobo. —Este hombre es demasiado guapo. ¿Dónde lo conseguiste? Me gusta mucho para ti. No dije nada y le sonreí a mi madre, para ir hasta el patio a ver a mis padres y a mis hermanos. Pr
Katherine Ya notaba que mi madre me miraba mucho el vientre siempre que podía, pero cada que yo me daba cuenta de ello, ella giraba la cabeza y se hacía la distraída. Esto ya comenzaba a ser un poco preocupante para mí. No es que fuera algo que ella no tenía que enterarse, porque la semana entrante se lo íbamos a tener que decir para que se fueran preparando para la llegada de su nieto, pero me inquietaba la manera en la que me observaba porque, por más de que yo era una persona adulta y ya me estaba por casar, no sabía del todo cómo es que iba a ser su reacción y la de mi padre. Damon ya me notaba un poco nerviosa, por eso me tomaba de la mano por debajo de la mesa para que me calmara un poco. Él oía los latidos de mi corazón tan acelerados, y yo escuchaba los latidos del suyo tan calmados. Quería tener la compostura que Damon tenía, pero simplemente no podía porque no paraba de rondar por mi cabeza qué reacción tendrían mis padres al saber sobre el bebé que venía en camino. Casi
Katherine Sé que había pasado muy poco tiempo desde que conocí a Damon, pero yo le había contado varias cosas importantes de mi vida a él, pero él no a mí. Le conté sobre lo más básico para que se adentrara en mi vida, para que conociera lo más importante que tenía, como lo eran mis padres, mi familia, pero Damon no había mencionado más que una o dos veces a sus padres. Ni siquiera sabía si ellos estaban dentro del país o qué, si sabían que Damon era un hombre lobo y si él tenía algún otro hermano más. Sentí la necesidad de hacer algunas preguntas para resolver mis dudas. No quería parecer que invadía su privacidad porque esa no era mi intención, pero si íbamos a casarnos tan pronto e íbamos a tener un hijo tan pronto y yo ya formaba parte de su manada (bueno, casi) era momento de que él me dijera, al menos, lo más básico. Lo más fundamental. —Espero que tus padres no me detesten por esto. Ah, y que no piensen que soy una interesada, porque eso puede parecer cuando se enteren de
Katherine Me sorprendía que Damon supiera tanto de brujería, pero más me sorprendía lo que me acababa decir respecto a lo que a lo que Kyle estaba haciendo para perseguirme. Tal vez él estaba buscando la forma de averiguar en dónde es que me encontraba, pues ya se había dado cuenta de que Damon, la manada, Alexa y yo, salimos huyendo de la ciudad para estar protegidos. Creo firmemente que la promesa que Kyle nos hizo de perseguirnos hasta conseguir lo que quería, la iba a cumplir al pie de la letra. Estaba angustiada porque no sabía qué nos podía deparar el futuro, pues Kyle podía aparecer en cualquier momento a hacer sus estúpidas locuras. El tema, ahora, es que no solo éramos nosotros los que estaban en peligro aquí, pues mis padres vivían en California, y si Kyle nos encontraba, tal vez iba a querer meterse con mi familia para lastimarme y vengarse de que no quise ir con él cuando me lo pidió. Ese hombre estaba jodidamente loco y sé que era capaz de hacer lo que se le diera la g
Katherine Damon se subió al auto y yo también. Miraba por la ventana y me centraba en el aire fresco que se adentraba por la ventana del auto. Necesitaba despejarme y despertarme un poco, porque sentía que me podía quedar dormida en cualquier momento. Estaba muy cansada como para no quedarme dormida en pleno viaje a la casa de esa bruja que, supuestamente, podía ayudarnos a bloquear el acceso a Kyle a mis sueños. Lo malo es que era un poco lejos de donde nos encontrábamos, así que teníamos un pequeño viaje que hacer para encontrarnos con ella. —¿Te sientes mejor? —Me estoy durmiendo, Damon —sonreí, cansada, parpadeando varias veces. —¿Estás mejor de la descompostura de anoche? —Sí, mucho mejor. Espero que le viaje en auto no me haga mal. —Te compraré algo si lo necesitas. Ya que estamos aquí, solos, y que tenemos un poco de camino por recorrer, me gustaría que habláramos sobre el bebé. —¿De qué quieres hablar? —De que es hora de que vayamos eligiendo nombre, ¿no te parece
Damon Tengo que admitir que me dolió mucho cuando Katherine me dijo yo la estaba usando para tener a un hijo. Apenas soltó las palabras me quedé completamente de sus palabras, pues no me podía creer que ella pensara así de mí. Me quedé procesando la información que acababa de recibir. Mi primer instinto fue enojarme con ella por ofenderme de esa manera, pero calmé enseguida, pues creo que su inseguridad y angustia eran algo demasiado normal y de esperarse. Yo no podía pretender que ella se sintiera segura tan rápido conmigo. Era lo que quería, pero tenía que ver más allá: yo llevaba un buen tiempo dentro de este mundo de hombres lobos y maldiciones, y ella recién acababa de entrar hace apenas unos días. Y, con el embarazo, las dudas, los miedos, y la maldición que traíamos encima nuestro, tenía que comprenderla. Me costaba, pero tenía que comprenderla. Así que me calmé y procuré seguir calmado. La abracé y la reconforté en mis brazos cuando Katherine empezó a llorar con más fuerza.
Katherine Odiaba este mundo sobrenatural. Sus reglas me parecían lo más estúpido que podía existir en el mundo. ¿Por qué inventaron reglas de ese tipo? Era espantoso saber que tú le debías lealtad a alguien, y que, encima tenías que pedirle permiso para hacer algo tan básico en la vida, como lo era enamorarse. Era una completa locura. Yo no quería seguir estas reglas. No me entraba en la cabeza cómo tantos lobos seguían a sus alfas y se inclinaban a ellos como si fuera su amo. Aunque, tengo que admitir que, Kyle, tenía algo que a mí me llamaba la atención. Era algo que estaba en lo más profundo de mí, detrás de todo el miedo que le tenía y que él me producía. Era como un instinto de hacerle caso, o, al menos, eso fue lo que sentía la primera vez que lo vi. Pero mi mente racional era más fuerte que ello. Yo no me podía rebajar a inclinarme a alguien, y mucho menos a Kyle, que estaba completamente loco y que me quería lastimar en todas las oportunidades que tenía a la mano. Y, si en