Como lo veo dudar por un momento, decido meter un poquito más de presión, porque aunque le preocupe la niña mimada porque "la quiere", su vida también le importa, a pesar del entrenamiento al que ha sido sometido. -Y también, porque ahora que sabes esto, tú estás bajo mi mira. -¿A qué te refieres? -Te dije, muy pocos saben de mí y de ésta operación, y no la arriesgaré por un "chico enamorado". Dejarte vivo, si no estás para colaborar conmigo, no es algo que vaya a pasar. -¿O sea que...? -Sí, si te niegas, puedes darte por muerto. No me interesa que prometas o jures que no le dirás a nadie, soy muy desconfiada, y si no tienes algún tipo de utilidad para mí, entonces eres prescindible y, por consiguiente, fácil de hacer desaparecer y que te reemplacen. -El Presidente no te lo permitiría. -Él no me dirá nada, porque sabe que si hago alguna cosa, sobre todo cuando me encargo de alguien, es porque tengo una razón válida. No podrás escudarte tras de él. Si tienes mi marca sobre
Reviso la cámara para ver si el ángulo es el apropiado y la ajusto solo un poco antes de estar satisfecha y encaminarme hacia el punto estratégico que elegí para esperar a mis "invitados". Oculta entre las sombras, reviso la hora en mi teléfono y devuelvo la atención a las pantallas que muestran la grabación de las cámaras que coloqué afuera en tiempo real, para poder anticiparme a su llegada. Falta poco para que ellos aparezcan, solo unos pocos minutos, y la anticipación me está poniendo la piel de gallina. Tengo los sentidos en alerta, todos y cada uno, atenta a cualquier movimiento, cualquier sonido, mas nada da siquiera una muestra de vida, salvo algún que otro vehículo de carga que pasa alejado, llevando lo que parece ser un embarque de conteiners a otra bodega, la cual se encuentra en el bloque siguiente. Nada del otro mundo, han estado descargando desde que llegó hace casi una hora y, como lo revisé sin que me vieran y no encontré nada sospechoso o que pudiera representar u
Mientras intento normalizar mi respiración y dejar de toser por el humo, me mantengo atenta al exterior y a lo que ocurre, en caso de que alguien se acerque aquí y pueda encontrarme. Me duele la espalda y, estoy segura, tengo algo clavado en ella. Esas cosas no es bueno sacarlas, a menos que estés seguro de que no han hecho ningún tipo de daño severo, de lo contrario, podrían traer grabes consecuencias. Además, si tengo razón, sumaré una cicatriz más a mi colección, cosa que a muchos les parecería un horror y, en mi caso, ya me da exactamente igual. Como dice el dicho: ¿qué le hace una mancha al tigre? La terminaré cubriendo con maquillaje como a todas las otras que ya poseo y que, según el Presidente, nadie debe ver. Dicho sea de paso, ya tocaría un retoque, tendría que hacer que llamen a la mujer... Un sonido de pasos acercándose me pone en alerta y, aún con dolor en el hombro, donde recibí gran parte del impacto, agarro una beretta de nueve milímetros y apunto a la entrada, por
-¿Y por qué tendría que hacerlo? -¿Fui a buscarte a la bodega? ¿Te saqué de ahí antes de que alguien te atrapara? ¿Te traje a que te curaran? ¿No es suficiente motivo para ti? Me parece que me merezco algunas respuestas. -¿Yo te pedí que hicieras algo de todo eso? -Bueno, no, pero... -Pero nada, cuando haces algo que nadie te pidió, no esperes que alguien te lo devuelva, porque si no lo piden, lo haces porque quieres, lo que implica que "no hay un favor que devolver". Así que, dicho de otra forma, yo no te debo nada. Si esperabas algo a cambio, entonces lamento decepcionarte. -Puede que quizás tengas razón en cuanto a eso, no me lo pediste, mas también estoy buscando lo que me pediste sobre las huellas y el ADN que tú... -Y por eso te pagaré; no es un favor, es trabajo. ¿Entiendes la diferencia? En cuanto mis palabras salen disparadas de mi boca, noto cómo la suya se aprieta con fuerza, incluso soy capaz de percibir su mandíbula contraída casi dolorosamente, y sus manos en el
Ese pedido bajo, casi un susurro, me hace suspirar con frustración, porque aunque me moleste de sobremanera, es casi como si hubiese saltado con garrocha sobre los muros que acabo de levantar... inútilmente. ¿Por qué no puede dejar las cosas así? ¿Por qué no puede simplemente dejarlo estar? ¿Es tan difícil el hacer lo que le digo? ¿Tan complicado dejar estar el tema? Miro sus ojos y encuentro inmediatamente la respuesta: no servirá de nada negarme a responder, él no va a dejar de insistir, hasta que no le explique el por qué realmente a fondo. No me va a dejar en paz y solo se pone en peligro inútilmente una y otra vez con su maldita terquedad. Gruño frustrada y hundo mis dedos en mi cabello, tirando de las mechas rubias para intentar mantenerme lo más tranquila que puedo y no hacer una locura de la que me pueda arrepentir. Escojo mentalmente mis palabras con cuidado y respiro profundo cuando creo que puedo hablar sin gruñir.-Escucha, no puedo, ¿sí? Tú crees que es muy simple, pero
-Y eso lo reduce a, déjame ver... ¡Ah, cierto! Al noventa y cinco porciento del personal de la Casa Blanca y toda persona que asista a la universidad, ya sea alumnos, profesores o administrativos. Síp, una lista muy corta.-El sarcasmo no es necesario. -Y tu pregunta ridícula. Por supuesto que sé que hay alguien, ¿creés que no lo pensé? Pero si supiera quién es el topo a mi alrededor, te aseguro que ya me habría encargado de su triste y soplón trasero. Con que solo sospechara de alguien, sería suficiente para ponerme a investigar todo sobre él o ella, incluso el número de veces que va al baño por día si me fuese útil, lo que fuera para silenciarlo.-¿Y qué harás entonces?-Conseguí ojos y oídos discretos de la Casa Blanca, mas el tema sigue siendo la universidad. No puedo hacer lo mismo ahí sin delatarme más, no sé quién podría ser y hay demasiadas personas, demasiadas opciones. Podría ser tanto alguien de arriba, con poder para mantenerme bajo su ojo, o alguien de quien no sospechar
Cuando el despertador por fin suena, gruño completamente frustrada. No he dormido absolutamente nada, porque entre el dolor que volvió por la finalización del accionar de los analgésicos y la bronca por lo que pasó anoche, que no pude desfogar porque no puedo ir al gimnasio así como estoy, no pegué ojo en el tiempo que me quedaba para poder descansar. Solo pude pensar y repensar en lo que hablé con J.J. y en quién es el maldito soplón que causó todo esto. Voy a encontrarlo, sin lugar a dudas, y cuando lo haga, va a pagármelas muy caro. Miro la hora y suspiro: aunque me gustaría, no puedo quedarme en cama, Alegra vendrá dentro de poco para trabajar en la tarea que se nos asignó y, aunque en ese momento me pareció la mejor idea de todas el decirle que viniera temprano para tener más tiempo y que solo viniera hoy a la Casa Blanca (todo para no tener que pasar mucho tiempo en el cuarto rosa), ahora me arrepiento y mucho, porque lo que menos tengo ahora mismo, es paciencia y ganas para f
-¿No te gusta el cuarto?-Bueno, no es que sea feo, pero... no, la verdad no mucho. Me siento como si estuviera en la habitación de una niña.-¿Y por qué no dijiste nada antes?-La verdad es que, digamos que no te sentía demasiado accesible como para ser completamente honesta. -¿Y qué cambió?-No lo sé con certeza, solo sé que has estado actuando diferente de forma sutil y que, por alguna razón, siento que puedo abrirme más contigo que antes. No es que anteriormente no me pudiera expresar contigo o que pensara que no podía hablar de forma honesta completamente, es solo que, creo que las experiencias que has estado viviendo, aunque hayan sido horribles, te han ayudado a ser un poco más receptiva, quizás. -Puede que tengas razón. -Eres más tranquila, no gritas demasiado y hasta se puede mantener una conversación más profunda sin que te "aburras" y quieras en seguida cambiar de tema. Esas palabras me dejan muda por un momento, dejándome ver que he estado siendo "demasiado" yo en el ú