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Capítulo 7 “Disculpas”

Luego de hablar por un rato más en la piscina decidimos salir ya que eran alrededor de las cuatro de la tarde.

- Perfecto, mi ropa está empapada, no puedo irme así. - Se quejó.

- Tengo la solución - Aseguré - ¡Rosa!

Rosa llegó segundos después.

- Dime.

- ¿Podrías buscarme ropa limpia? Y a Lucas tráele algo de mi hermano, en su habitación debe haber ropa todavía, por favor Rosa.

- De inmediato.

- No sabía que tenías un hermano - Me dijo Lucas cuando Rosa se fue.

- Tiene 25 años y vive en Estados Unidos desde los 20 con su sueño de viajar por el mundo, pocos de mis amigos lo conocen.

- Vaya, tiene un gran sueño.

Asentí.

- Aquí está la ropa, Amélie. - Llegó Rosa.

- Gracias, Rosie.

Tomé mi ropa y Lucas la de mi hermano cada uno se dirigió a un baño y nos cambiamos.

Cuando salí me dirigí a la cocina donde estaban Lucas y Rosa tomando unos batidos y riéndose.

- Creo que tienes una obsesión nada sana por los batidos. - Hablé haciendo que ambos girarán a verme.

- No hay que negar que los batidos de Rosa son deliciosos. - Alguien habló a mis espaldas haciendo que saltara del susto cuando giré me di cuenta que era Phillip.

Rosa se sonrojó.

- Ni tanto. - Habló ella.

- ¿Que ni tanto? Son exquisitos - Volvió a decir Phillip.

Rosa se sonrojó aun más.

Lucas y yo nos dimos una mirada cómplice.

- Nosotros nos vamos a hacer unas cosas... importantes - Dijo Lucas.

- Sigan hablando ya venimos. - Dije.

Lucas y yo salimos de la cocina y nos sentamos en el sofá.

- Esos dos tienen algo ¿no? - Preguntó Lucas.

- Eso creo, cada vez que hablan Rosa se pone como un tomate.

- Es una lástima, si no fuera por Phillip yo me estuviera casando con Rosa para tomar de sus batidos todos los días.

- Necesitas un psicólogo, esa obsesión no es nada sana.

- No es una obsesión solo...

Lucas dejó de hablar cuando sonó la puerta principal. Giré para verificar quien era y me sorprendió ver a mis padres.

- ¿Qué hacen aquí tan temprano? - Les pregunté.

- Nos vamos esta noche para Inglaterra, nos invitaron a un torneo de golf, volvemos en una semana - Dijo mi madre.

- ¡ROSA! - Gritó mi padre.

Una Rosa con el labial corrido corrió hacia mi padre.

- ¿Qué desea, señor Jussieu? - Preguntó Rosa recuperando el aliento.

- Haz nuestro equipaje de una semana, nos tenemos que ir en una hora.

- Si señor.

Rosa corrió hacia el piso de arriba y mis padres subieron a su habitación.

- Oh, por una semana, los extrañaras ¿no? - Dijo Lucas.

- Obvio que no, nunca están en casa, para mí es lo mismo.

- Vaya, yo no se que haría sin mamá durante una semana.

- Es diferente - Dije y luego una sonrisa formó mi rostro - Se van durante una semana ¿sabes lo que eso significa?

- ¿Que te portarás bien y serás una buena hija?

- No, significa fiesta en mi casa este sábado en la noche. - Le dije emocionada.

Las fiestas en mi casa eran legendarias y las mejores, tenía un tiempo sin hacerlas así que esta sería increíble.

- Ugh - Fue lo único que dijo Lucas.

- Vendrás ¿No?

- Odio las fiestas.

- Oh vamos, esta será fabulosa, tienes que venir.

- Repito, odio las fiestas.

- Y yo ir a estudiar pero aún así tengo que.

- No es lo mismo.

- Claro que si y vendrás, me aseguraré de eso.

Nos quedamos un rato en silencio giré a ver a Lucas y tenía una mueca de disgusto en su cara.

- ¿Qué pasa? - Le pregunté curiosa.

- Estaba recordando como Nathan te pedía hoy que fueras a su casa a "ver películas" - Su cara de disgusto aumentó se notaba lo molesto que estaba - ¿Sabes que no era sólo para ver películas? ¿Verdad?

- Si, lo sé. - No quería girar a verlo.

- Es un completo idiota, espero que nunca le hayas entregado tu... florecita, porque eso sería...

- Wow wow, te estás pasando de la raya.

- ¿Eso significa que si se la diste?

- ¡No es tu problema! ¡No te debería importar! - Exclamé.

- ¡Pero si me importa!

- ¡Si! ¡Si le di mi virginidad! ¡¿Podrías dejarme en paz?! - Estallé.

- Eso es algo preciado - Lucas hablaba casi en un susurro - Tenías que hacerlo con alguien especial para ti, no con ese imbécil.

- Él es especial para mí.

- Si, ya me di cuenta - Había tristeza en su cara - Yo... creo que mejor me voy.

- Si mejor.

Lucas se fue molesto y triste era muy bipolar, hace un rato estábamos tan bien y ahora estamos muy mal.

Nuestras conversación siempre terminaban en discusiones.

Al parecer Lucas y yo no estamos hechos para estar juntos y ser amigos.

***

Estaba caminando sola por el pasillo del Instituto. Ya era viernes y en la tarde empezaría el partido de fútbol y tenía que alistarme con las porristas. Caminaba hacia la cafetería cuando un cuerpo se interpuso en mi camino, puse los ojos en blanco cuando me di cuenta que era Nathan y seguí caminando.

Nathan me tomó del brazo haciendo que girara hacia él.

- Melie, yo lo siento mucho. - Su rostro se mostraba arrepentido.

- No quiero tus disculpas.

- Sé que ayer me comporté como un completo idiota con... el fenómeno - Lo fulminé con la mirada - Con Louis.

- Lucas. - Corregí.

- Con él también. - Puse los ojos en blanco - Pero lo siento, te quiero y no quiero que estés enojada conmigo.

- Lo que dijiste estuvo muy mal, Nathan.

- Lo sé, pero ¿podrías perdonarme? - Hizo un puchero que lo hizo ver más atractivo de lo que era - No le dirías que no a esta cara.

Odiaba su carita de perrito, con eso lograba que le dijera que si a todo lo que él quisiera.

- Está bien, te perdono.

Nathan sonrió ampliamente y me abrazó hasta terminar alzándome en sus brazos.

El pánico se apoderó de mí.

- ¡No Nathan, bájame! - Grité.

Si a algo le tenía miedo era a las alturas.

- No hasta que me digas que me amas.

- ¡Bájame Nathan, por favor!

- ¡Dilo!

- ¡Te amo! - Grité - ¡Ahora bájame!

Él me bajó y cuando mis pies tocaron el suelo pude respirar con tranquilidad. Miré alrededor y noté que muchos de los alumnos nos estaban mirando, entre ellos Lucas que estaba justo frente a nosotros.

Me miró inexpresivo y luego se fue hacia la cafetería.

No me importó, aún seguía enojada con él.

Nathan me tomó de la mano.

- Ven, vamos a comer algo. - Dijo antes de dirigirme a la cafetería.

Luego de pedir nuestra comida nos sentamos en nuestro lugar de siempre en el centro de la cafetería con todos los del equipo de fútbol y las animadoras.

- Hoy tenemos que ganar - Dijo Antoine el arquero del equipo de fútbol.

- Vamos a ganar, somos los mejores - Dijo Nathan.

Me desconecté de la conversación cuando los chicos empezaron a hablar de pases, cambios y posiciones en el partido de fútbol.

- Veo que te reconciliaste con Nathan - Me dijo Chloe.

- Si, él se disculpó, algo que tú deberías hacer.

- No tengo porque disculparme.

- Claro que si, lo que dijiste ayer fue horrible.

- Pero era la verdad. Ese amigo tuyo, el nerd, es un bicho raro, lo único que lo salva es que es algo guapo.

- Pero no tienes porque insultarlo.

- Y tú no tienes porque defenderlo.

Me quedé callada.

- Está bien, admito que lo que dije estuvo mal ¿feliz?

- Me conformo. - Sonreí.

Luego empezamos a hablar de nuestra rutina con las animadoras para hoy.

Nos esperaba un partido importante.

***

Cuando terminó la última clase corrí hacia los vestidores ya que tenía que ponerme mi uniforme de animadora porque en una hora empezaba el partido de fútbol y tenía que estar lista lo más pronto posible.

Cuando estaba llegando a los vestidores un cuerpo se interpuso en mi camino pero ya era muy tarde para frenar así que choqué y terminé en el suelo.

- ¡Idiota! ¡Ve por donde caminas! ¡Estoy retrasa...!

Me callé cuando vi un gorro de lana y unos ojos verdes.

- Tengo que irme - Hablé y caminé hacia los vestidores.

Lucas me tomó del brazo haciendo que me girara hacia él.

Bien, no se cual es la manía de los chicos ahora de tomarme del brazo.

¡Dejen que me vaya tranquilamente!

- No Amélie, tengo que hablar contigo. - Lucas miraba mis ojos fijamente.

- Estoy retrasada.

- Sólo son dos minutos.

- Un minuto. - Dije.

- Yo quería disculparme. Ayer te hablé muy mal. Es tu vida, tú haces lo que quieras con ella - Lucas se rascó la nuca nervioso. - Sólo me alteré cuando me enteré de... ya sabes y no se porque actué así. Sólo... lo siento.

Sus ojos llenos de arrepentimiento me conmovieron.

- Sólo te perdono si vas a mi fiesta de mañana en la noche.

- Sabes que odio las fiestas.

- Entonces no te perdono. - Me di la vuelta dispuesta a caminar.

- Está bien - Sonreí y él puso los ojos en blanco - Iré a tu tonta fiesta.

- Oye, no es tonta.

- Si ajá - Dijo Lucas sarcásticamente.

- Pero quiero que vayas, prométeme que irás.

- Está bien, lo prometo.

Sonreí.

- ¡Oigan chicos! - Adam corría hacia nosotros - Quiero presentarles a alguien.

- Claro - Dijimos Lucas y yo al mismo tiempo.

- ¡Ven! - Gritó Adam.

- ¡No! - Una voz de chica le respondió a lo lejos.

- ¡Todo va a estar bien! ¡No te van a comer! - Volvió a gritar Adam.

- ¡Odio que siempre me digan eso!

- Un segundo. - Nos dijo Adam y corrió hacia el final del pasillo y luego nos trajo casi arrastrando a una chica que se tapaba el rostro con un libro. Vestía un suéter gris, unos pantalones negros y unos zapatos negros y su cabello que no era muy largo tapaba su cara, además del libro que me impedía ver su rostro. - Ella es Adele, mi novia.

Adele le pateó detrás de la rodilla haciendo que Adam cayera al piso.

- No soy tu novia - Apenas podía escuchar su voz, hablaba tan bajo que parecía que susurrara.

- Bueno, mi futura novia - Adam sonrió - Es MUY tímida y quiero presentárselas para que vea que hay vida fuera de los libros y que el mundo no es tan horrible y cruel como ella piensa.

Me acerqué a ella y le extendí mi mano.

- Mucho gusto, soy Amélie.

- Hey Ady, quita ese libro y muestra tus hermosos ojos. - Adam le arrancó el libro de la mano y Adele al ver que estaba descubierta tapó su rostro con su cabello.

- Dame mi libro - Pidió ella.

- No hasta que saludes.

Tomó mi mano con mucha timidez y luego me soltó rápidamente.

- H-Hola - Susurró.

Era bonita, su piel era trigueña y su cabello castaño que le llegaba hasta los hombros, tenía cejas gruesas y ojos cafés o eso creo.

No entendía porque era tan tímida.

- Él es Lucas - Le presenté ya que él no se movía. - Es el nerd del instituto.

- Ya nos conocemos - Dijeron ambos al mismo tiempo.

- Adele era mi compañera de asiento antes de que te colocaran a ti.

- Oh, ya entendí.

- No seas tan tímida Adele, eres una gran chica - Le animó Lucas.

Ella se quitó lentamente el cabello del rostro.

- Gracias - Susurró.

- ¡Wow! - Adam aplaudió - ¡Ese es un gran progreso!

- Tonto - Susurró Adele.

- Escuché eso - Respondió Adam - Lucas, te quería pedir un favor, necesito que le guardes un puesto a Adele junto a ti durante el partido y te asegures de que no se vaya, quiero que me vea hacer muchos goles hoy.

- No te preocupes, yo me encargo. - Respondió - Y quería agradecerte de nuevo por tratar de salvarme de una golpiza de Nathan.

- No te preocupes, es mejor prevenir que lamentar. - Luego me miró a mí y sonrió - Veo que te sirvió mi consejo espero que...

- ¿Qué consejo? No se de que hablas - Lucas se rascó la nuca.

- El que me pediste para...

- ¡AMÉLIE, ADAM! - Gritó Chloe corriendo hacia nosotros - ¿Por qué no se han cambiado? ¡Ya el partido va a empezar!

- Tiene razón - Dije - Tenemos que cambiarnos Adam.

Él asintió y se acercó a Adele.

- Por favor quédate hasta el final del partido. - Adam le rogó y se acercó a ella tomando su mejilla con una mano - Quiero que sepas que cada gol que haga son para ti y significan "Confía en ti misma", "Eres hermosa" y "No seas tímida".

Adele se sonrojó tanto que sentí que sus mejillas explotarían.

No conocía ese lado romántico de Adam.

- Suerte - Le susurró ella.

- No la necesito - Le guiñó un ojo y se dirigió a los vestidores.

Lucas se acercó a mí y me dijo:

- Te esperan, ve a cambiarte. Suerte.

- No la necesito - También le guiñé un ojo y me dirigí a los vestidores.

- ¡Por lo menos trata de ser un poco más original, princesa! - Escuché que me gritaba Lucas.

Tonto.

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