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Capítulo 8 “El Partido”

- ¡PERMISO! - Grité - ¡A UN LADO!

Estaba corriendo como loca hacia la enorme cancha de fútbol donde sería el partido.

Apenas llegué hacia donde estaban las chicas del equipo de porristas todas me miraron aliviadas.

- ¡Oh Amélie, gracias a Dios que estás aquí! - Exclamó Danielle, una de las animadoras - El partido empezará en unos minutos.

- ¿Vieron el traje de las animadoras del otro equipo? - Preguntó preocupada Chloe - Está muy bonito.

Los del otro equipo se llamaban "Los Halcones" y el traje de las animadores tenía plumas en las mangas simulando alas.

Nuestro equipo eran "Los Tigres" así que nuestro traje tenía estampado de tigre.

- Vamos chicas, entrenamos mucho, lo haremos bien. Sólo confíen en si mismas y crean que ganaremos. Somos las animadoras ¡Animemos esto! - Les alenté.

Todas las chicas asintieron y cuando nos indicaron hicimos nuestra primera rutina, quedó muy bien pero luego Las Halcones hicieron su rutina y noté que era mejor que la nuestra, pero eso no se los diría a las chicas, no quería que se desanimaran.

Todavía quedaba hacer la otra rutina en el medio tiempo y esa era mejor.

Observé al público y noté que la mayoría era de nuestro Instituto ya que este partido era aquí.

Divisé a Lucas entre el público sentando junto a Adele y este levantó sus dos pulgares alentándome, Adele también los levantó más tímidamente pero con una sonrisa.

Cuando Las Halcones terminaron su rutina el partido empezó.

Al principió Los Halcones eran los que tenían más dominio del balón y no dejaban que ninguno de los de nuestro equipo lo tomara. Eran buenos. Estaba preocupada. Hasta que Nathan le quitó el balón a uno y se lo pasó a Adam, este lo tuvo por un momento esperando que Nathan se adelantara y luego se lo dio a Nathan el cual metió el balón en la arquería haciendo un gol.

- ¡SIIII! - Grité.

Todos en el lugar gritaron emocionados.

Nathan me miró y me guiñó un ojo.

Me sonrojé.

Luego de eso Los Halcones hicieron un gol también y al rato Adam metió otro.

Unos minutos después marcaron que era el medio tiempo.

Estábamos ganando.

Ahora le tocaba a Las Halcones empezar con su rutina pero se notaba que estaban desanimadas ya que su equipo estaba perdiendo así que la rutina no les salió tan bien.

Luego nosotras hicimos nuestra rutina la cual quedó perfecta.

Cuando la terminamos el público nos aplaudió fuertemente.

Vi las caras de las chicas, todas estaban felices.

Cuando el descanso terminó y empezó el segundo tiempo noté que el equipo de Los Halcones jugaban con más fuerzas y a los minutos metieron otro gol.

Los del público los abucheaban pero aún así Los Halcones seguían jugando muy bien.

En el minuto setenta Adam logró meter otro gol.

El público gritaba.

Adam se detuvo y señaló a Adele.

Podía jurar que ella se había sonrojado justo en ese momento.

- ¿A quién señaló Adam? - Me preguntó Chloe sobre el ruido del fondo.

- No lo sé - Me encogí de hombros disimulando mi mentira.

El juego continuó, en el minuto ochenta Los Halcones hicieron otro gol.

Yo sólo insultaba en mi mente a Antoine, nuestro portero, aunque sabía que él hacía lo mejor que podía y ya había detenido varios balones en el partido.

Siguieron jugando, Adam tenía el balón y se acercaba a la portería del equipo contrario, cuando estuvo a punto de meter el gol uno de Los Halcones lo empujó haciendo que Adam cayera al suelo y se golpeara contra el piso fuertemente.

- ¡ESO ES FALTA! - Grité.

Tenía que admitirlo, me gustaba el fútbol y siempre que veía un partido gritaba como loca cosa que había aprendido de mi hermano cuando me obligaba a ver un partido con él.

Unos segundos después Adam seguía en el piso tomando su tobillo y retorciéndose del dolor. Me preocupé por mi amigo así que corrí hacia él cuando noté que se acercaban los enfermeros del Instituto.

- ¿Qué tiene? - Les pregunté a los enfermeros - ¿Es grave?

- Señorita necesitamos espacio.

- Adam ¿estás bien? - Le pregunté.

Él volteó a verme y sólo preguntó:

- ¿Adele sigue aquí?

Giré mi cabeza hacia donde ella se encontraba sentada y la vi mirando a Adam preocupada luchando con unos de seguridad para que la dejaran pasar a la cancha.

Asentí.

Adam sonrió.

- Dile que todos los goles que hice fueron por ella y que espero que haya recibido mi mensaje y deje de ser tan tímida.

- ¿Sabes que no vas a morir? ¿verdad? - Le pregunté.

- Dile a mamá que la amo.

- Pero...

- Adiós Mélie, fuiste una gran amiga. - Adam cerró sus ojos y sacó su lenta fingiendo terriblemente estar muerto.

- Levántate muchacho, sólo es una torcedura en el tobillo, tienes que ir a la banca - Le dijo uno de los enfermeros.

- No me dejan morir en paz - Exclamó indignado Adam.

Solté una gran carcajada.

Adam se levantó con un tobillo vendado y con ayuda de los enfermeros se sentó en la banca, colocaron un suplente y el partido continuó.

El empujón que le habían dado a Adam fue contado como falta así que Nathan cobraría el penal.

Era el minuto ochenta y ocho así que Nathan no podía fallar este penal para que pudiéramos ganar.

Cuando se colocó en posición todo el lugar se quedó en completo silencio. Nathan corrió hacia el balón y lo pateó, el balón pasó entre las manos del arquero y entró en la arquería haciendo el último gol de la noche.

Sonó una trompeta indicando que los noventa minutos habían concluido y que habíamos ganado el partido.

El público estalló en aplausos, gritos y vítores.

Las porristas gritábamos el nombre de nuestro equipo y todos los jugadores corrían a levantar a Nathan pero este se apartó de ellos y corrió hacia mí me tomó de la cara y me besó apasionadamente frente a toda la preparatoria le correspondí el beso de inmediato.

Estaba completamente feliz.

Cuando nos separamos noté como los del equipo de fútbol y las animadoras nos miraban y también mucha gente del público nos veía también.

Mis mejillas se sonrojaron.

Visualicé a Lucas mirándome fijamente, levanté mis dos pulgares tratando de demostrarle lo feliz que estaba y tratando de agradecerle su apoyo pero él sólo me dio una mala mirada.

Bipolar.

- Amor, voy a hablar con los chicos, en un rato hablamos, te amo - Nathan me dio un corto beso y se dirigió hacia donde estaban los demás del equipo.

Caminé hacia las animadoras y cuando me vieron todas corrieron a abrazarme.

- Gracias por el ánimo, eres la mejor, Amélie. - Me dijo Isabelle.

- La rutina estuvo increíble - Dijo Chloe.

- Una de las mejores - Habló Lissa.

Todas se pusieron a hablar de un nuevo traje pero yo me aparté y me dirigí a la banca donde estaba Adam sentado hablando con Adele a su lado.

Me acerqué lentamente ya que no quería interrumpir su conversación pero no pude evitar escuchar un poco.

- Te juro que podía ver la luz al final del túnel - Dijo Adam - Pero te recordé y sentí que todavía tenía razones para seguir viviendo.

Adele se sonrojó y miró al suelo tímida.

- M-me preocupaste. Obviamente no te creo ese cuento de que ibas a morir, pero si me preocupó que tu herida fuera grave.

- No te preocupes más, sólo es una torcedura - Adam acarició su mejilla - ¿Podrías verme a los ojos?

Ella levantó su rostro del césped y conectó su mirada con la de Adam.

Se miraron durante unos segundos y luego Adam dijo:

- Me encantan tus ojos cafés.

No resistí más y grité como una fangirl loca.

Ambos giraron a verme.

- Lo siento, es que su romance es tan hermoso que no puedo resistirme. - Les dije avergonzada.

- No tenemos ningún romance - Dijo Adele tímida y volviendo a mirar el césped.

- Por ahora - Respondió Adam.

- Definitivamente ya los shippeo. - Hablé emocionada - Pero yo realmente vine a preguntarte Adele si sabes que se hizo Lucas, ya no está en su asiento.

Y era cierto, hace unos minutos volteé a verlo y ya no estaba.

- Me dijo que no se sentía muy bien y que se iría a su casa, debe estar en el estacionamiento o seguro ya se fue.

- Gracias.

Corrí al estacionamiento dando la vuelta a todo el Instituto. El estacionamiento estaba solo, solo habían unos cuantos carros que aún quedaban distinguí unas luces encendiéndose en un rincón así que corrí hacia allá.

Me acerqué y noté que era Lucas encendiendo una motocicleta.

- No sabía que tenías una motocicleta, nerd. - Le dije. Lucas se sobresaltó del susto pero luego volvió a su rostro serio.

- Hay muchas cosas que no sabes de mí, princesa.

- ¿Por qué te fuiste tan rápido? - Le pregunté - Estamos celebrando.

- No quería estar más allí.

- ¿Por qué?

- Porque si.

- Esa no es una respuesta.

Lucas suspiró con molestia.

- Para mí si.

- Pues para mí no.

Noté como su rostro mostraba lo fastidiado y molesto que estaba. Yo no entendía su repentino cambio de humor.

- ¡¿Por qué no me dejas en paz por un momento?! - Gritó.

- ¡¿Pero cuál es tu problema?! - Le grité. - ¡Eres tan bipolar!

- Déjame sólo. Si quieres vete con tu novio pero déjame solo.

Dicho esto arrancó la motocicleta y se fue dejándome molesta y confundida.

Este chico me estaba enloqueciendo.

Volví a la cancha donde estaban casi todos los estudiantes celebrando todavía.

Me acerqué hasta los chicos del equipo de fútbol que hablaban con las animadoras.

- Tenemos que celebrar - Dijo Antoine.

- Oh si - Respondió Chloe - ¿Qué hacemos?

- Pues les tengo la solución - Hablé - ¡Fiesta en mi casa mañana en la noche!

- ¡SIII! -Gritaron todos.

- Oh ¡Eso es increíble! - Me dijo Chloe - ¡Las fiestas en tu casa son las mejores, Amélie!

- ¡Lleven alcohol! - Grité.

- ¡SIII! - Gritaron todos.

Todos estaban tan felices que llegué a pensar que estaban drogados.

- ¡Denme dinero! - Les grité.

- ¡NOO! - Respondieron todos.

Bien, no estaban drogados.

***

- Oh Rosa, estos wafles están deliciosos. - Le dije mientras me metía otro bocado a la boca.

Rosa había inventado unos wafles dietéticos que estaban realmente exquisitos.

- Gracias, Mélie. - Me sonrió.

Apenas estaba llegando a mi casa ya que me había quedado con Nathan la noche anterior y estaba realmente hambrienta así que me terminé mi plato de wafles en cinco minutos.

Me levanté para lavar mi plato. Yo sabía que ese trabajo era de Rosa pero me gustaba ayudarla a veces.

Cuando terminé me dirigí al estacionamiento ya que tenía que hacer algo importante antes de preparar todo para la fiesta.

- Buenos días, Phillip. - Saludé a nuestro chofer.

- Buenos días, Amélie.

- Yo... quiero ser directa porque la curiosidad me carcome - Le dije - ¿Qué hay entre tú y Rosa?

- Vaya, sí que fuiste directa - Phillip sonrió - Ella es mi novia desde hace tres años aunque nos conocemos desde hace más de diez años y cada vez que la veo siento que me enamoro mucho más. Es como mi sol, sin ella mi vida no sería la misma.

- Awww ¡Qué lindo! - Exclamé enternecida.

Tengo que admitir que me encanta el amor y esas cosas románticas.

- ¿Puedo confesarte algo? - Me preguntó acercándose más a mí como para decirme un secreto.

- Claro.

- Hace un año que quiero pedirle que sea mi esposa.

Phillip sonrió.

- ¡Oh Dios! ¿En serio? - Pregunté - ¿Por qué no se lo pides ya?

- Porque no me alcanza el dinero para comprar un anillo y no quiero darle uno sencillo, ella se merece lo mejor.

Acabo de morir de ternura.

- ¿Sabes qué? Yo luego me encargo de eso pero ahora quiero que vayas a la cocina y le digas que se vista porque la llevarás al mejor restaurante de París.

- Pero no tengo el dinero y estoy trabajando, además eso es con reservación.

- Ustedes son nuestros mejores empleados, necesitan un tiempo para ustedes, yo ya hice la reservación y les pagaré todo.

- Oh no Amélie, no es necesario que hagas todo esto.

- Claro que sí así que ve allá y pídele que se arregle, su reservación es a las 5:00 pm y luego les reservé una habitación en el hotel junto al restaurante y volverán mañana en la tarde. Irán y pasarán un día como una pareja normal.

- Gracias de verdad, Amélie.

- Es un placer. Ahora ve.

Phillip corrió hacia la casa dispuesto a buscar una Rosa.

Mis chistes seguían siendo horribles.

***

- Ya nos vamos, Amélie - Me dijo Rosa la cual se veía muy hermosa con su vestido elegante y su cabellos suelto - No hagas nada que nos pueda quitar el trabajo. Te portas bien. No quiero fiestas.

- Claro, está bien, nada de tonterías - Le tranquilicé - Chloe viene en unos minutos y tendremos una noche de chicas.

- Perfecto.

- Adiós Amélie - Se despidió Phillip.

- Adiós.

Sabía que estaba mal mentirles pero se los recompensé con la cena romántica y el hotel.

Apenas salieron llamé a Chloe.

- Hey Chloe, ya puedes venir.

- En un minuto estoy allí.

Cuando Chloe llegó nos pusimos a decorar todo el lugar. Colocamos las luces de colores para apagar las principales, escondimos todo lo que pudiera romperse en el sótano y pusimos algo de alcohol en el pequeño bar que había en mi casa.

Si, teníamos un bar.

Al rato llegó el DJ que preparó todo su equipo de música y el barténder que traía más alcohol. También contraté a dos grandes hombres de seguridad ya que siempre habían peleas en esta clase de fiestas.

Cuando todo estaba prácticamente listo y faltaba sólo una hora para la fiesta subí a mi habitación con Chloe para arreglarnos.

No sé porque pero sentía que esta fiesta iba a ser emocionante.

Espero que les guste.

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