Emma Spencer.Camino al internado.Luego del paseo en el auto, Harry hizo que me bajara. Al salir, observé que en frente nuestro había un jet privado.Su beta me empujó por la espalda, gritando: “¡Camina!”Me detuve, giré sobre mis talones y absolutamente carente de emoción le dije: “Tócame una vez más y te cortaré los testículos y los meteré por tu garganta.” El beta se quedó sin palabras, pálido.Harry, por el otro lado, soltó una gran carcajada tirando su cabeza hacia atrás. “Es el insulto más gracioso que he escuchado…”Luego, cuando fue capaz de calmarse, se secó una lágrima, se acercó a mí y dijo: “Me calienta que seas tan dura, putita. Eso hace que sea más divertido el domarte.”Le levanté una ceja y le dije: “No sabía que era puta. Creo que tendré que cobrar entonces. Estoy perdiendo dinero.”Mostró sus dientes en una sonrisa. Se puso las manos en los bolsillos y dijo: “Bien. No te llamaré puta. Te has ganado que te llame por tu nombre.”“Oh, pues gracias, rey Harry. ¡Cuánta n
Emma Spencer.Luego de darme cuenta de que mis poderes no funcionaban en este lugar, mi mente quedó en blanco. Nunca creí que eso sería posible que sucediera. Sin embargo, Mia me sacó de mi estado de conmoción.“¡Emma! ¡Reacciona, joder! Si te quedas callada, creerá que las tiene todas de ganar. ¡Ponlo en su lugar! No necesitamos de la magia para patearle el trasero.”Sabía que lo que Mia me decía era correcto. Nunca he necesitado de la magia para poder defenderme, pero algo dentro de mí se sentía insegura.Le levanté una ceja a Harry y le dije: “Con magia o sin ella, te puedo patear el trasero cualquier día.”Me observó por unos segundos, sin decir nada, su vista fija en la mía. Luego, se acercó un poco más a mi cara con solo unos centímetros de distancia. Estaba lo suficientemente cerca como para hacerme sentir sofocada, invadida e incómoda.“¿Por qué escucho tres corazones más aparte del tuyo?”Mis ojos se abrieron como platos. ¡Mierda! Al no funcionar la magia aquí, el hechizo de
William Reed.Una vez que aterrizamos, vi cómo Emma se fue en un auto sola. Detrás de ella iba Harry acompañado de su beta. Afortunadamente, nadie hizo preguntas y yo, ocultando mi esencia, pude pasar desapercibido.Honestamente, era bastante conveniente de que nadie me conociera.A penas aterrizamos, llamé a Peter. Efectivamente, Warren no tenía idea y los planes eran volar a Chicago. Cuando Peter le dijo, estaba furioso. Se culpaba de no haber sabido antes y también cuestionó el bienestar de los pequeños.Creo que ese era un miedo que todos teníamos. Incluso, sabiendo lo que sé, puedo entender el actuar de Paul y Scott. Las niñas eran su familia.Pero Peter no es tan flexible como yo. Así que he aprendido a conocer que peleas pelear.Anna arregló que me fuera con el resto de los guerreros hacia el internado. Harry había dado la orden de que así fuera.Cuando llegamos allí, sabía que debía volar bajo. No podía levantar ninguna sospecha, por mi bien y el de Emma.Nos llevaron hacia un
William Reed.Abrí mucho los ojos, cuando escuché la voz preguntarle al doctor que era lo que había dicho.Él se apartó de la mampara y dejó pasar a los visitantes: Warren, Peter y Parker.Nos miró a ambos y volvió a preguntar: “¿Qué fue lo que dijiste? ¿Cómo es posible que el pelaje de su lobo sea el mismo de mi familia?”Peter intervino diciendo: “¡Oh, m*****a sea! Ahora no es tiempo para eso. ¡Muévete!” —y empujando a Warren hacia un lado, pasó por enfrente de él.Se puso al lado de la cama de Emma, tomó su mano y la besó. Warren se quedó viéndolo en silencio, pero desde aquí podía sentir sus celos.El doctor se aclaró la garganta y dijo: “Príncipe Warren, nuestra alfa, quedó casi al borde de la muerte después de pelear con su padre.”“¡Detente! ¿Dijiste nuestra alfa? ¿Dónde está mi padre?”Él suspiró y dijo: “Muerto. La alfa lo asesinó en una pelea por el título. Ella está…”Warren lo agarró de su ropa y le gritó: “¿Ella está qué?”El médico lo miró con los ojos bien abiertos y el
Emma Spencer.En la soledad de mi mente, me encontraba caminando descalza. Mi inconsciente recreaba diferentes escenarios para visitar: playa, montaña, bosque.Con cada pensamiento que fluía, mi mente me llevaba a un lugar distinto. Desconozco si es un mecanismo de defensa, pero esto hacia la soledad un poco más tolerable.Según recuerdo habían pasado varios días desde mi pelea con Harry, pero no he podido despertar. He escuchado lo que sucede a mi alrededor, pero es como si mi cuerpo simplemente se negara a hacerlo.He intentado, en numerosas ocasiones, conectar con mi cuerpo; sin embargo… sin éxito.Mi mente recreaba en bucle, lo que ocurrió con Harry. Aún sentía su corazón palpitante ralentizarse en mis manos.Por más que intentaba sacudirme el sentimiento de culpa, este no se iba.Aún me atormentaban sus ojos con todas las emociones que lo albergaron en el segundo que entendió que el juego había acabado.Sabía que era necesario. Entendía que era algo que se debía hacer. No obstante
Warren Foster.Fruncí el ceño al entrar en la habitación y ver que no había nadie, excepto un dormido William, tomado de la mano con Emma.¡Carajo! Les dije que la protegieran, pero no había nadie custodiando la puerta. ¡Malditos novatos!Con furia, fluyendo por las venas, salí de la habitación en busca de los guerreros. Los vi que venían caminando perezosamente hacia mi dirección. Probablemente, era cambio de turno.Dejé caer todo mi comando alfa en contra de ellos, gruñéndoles: “¿Por qué m****a no están protegiendo la puerta de su alfa? ¿Y si hubiera entrado Ezra? ¡Qué m****a les pasa, joder!”Los dos guerreros se retorcían en el suelo de dolor. Con un sudor corriendo por sus frentes, uno manejó decir: “Lo… sen…timos… al…fa.”Dejé caer el comando. Los dos hombres jadearon mientras su espalda estaba en contra del suelo. Me acerqué a ellos y les dije: “A la próxima vez que no vea a nadie custodiando la puerta de Emma, les juro que los haré pedazos. ¡Muévanse!”Aturdidos, los dos guerre
Warren Foster.El escuchar hablar a William y verlo tan asustado, nos dio una idea general de lo que verdaderamente estaba pasando por la mente de Emma.Los cuatro nos quedamos viendo por unos segundos sin saber qué decir o hacer. De repente, las máquinas sonaron y Emma comenzó a tener convulsiones.“¡Carajo!” —Grité mientras apretaba el botón rojo, para que vinieran las enfermeras.“¡Emma!” —gritó Parker, sin saber qué hacer.En realidad, ninguno sabía qué hacer. Afortunadamente, la caballería llegó de inmediato.La pusieron de lado y le inyectaron algunos medicamentos para que la convulsión cesara. En cuarenta segundos, Emma estaba otra vez tranquila.“Doc. ¿Qué está pasando?” —Preguntó William.“No lo sé. No debería tener convulsiones y ya debería haber despertado.”“Brown, ¿es posible que las convulsiones sean producto de que Emma se niega a despertar? —le pregunté.El hombre frunció el ceño en señal de confusión. “¿A qué se refiere, alfa?”William se me adelantó y dijo: “Entré a
Emma Spencer.“¿Warren?” —le susurré, como si recién estuviera saliendo de un trance que tenía mi mente nublada.Frunció el ceño, me miró como si no me reconociera y preguntó: “¿Qué le pasó a este lugar?”La poca luz que había en el espacio se apagó, dejándolo en absoluta oscuridad. Con la vista perdida, me susurró: “Hace frío.”Y en ese momento entendí de que mi amado había decidido darse por vencido. Le grité: “¿Warren? ¡Oh, no! Diosa mía, no, por favor… ¡WARREN!”Tiré de él, con las lágrimas saliendo como cascadas. “Por favor, cariño… ¡No me dejes! ¡¡ALGUIEN QUE ME AYUDE!! ¡Warren, quédate conmigo! Pelearé, te juro que no volveré a darme por vencida… ¡Pero quédate a mi lado!”Lo abracé fuerte contra mi pecho, cerré los ojos fuertemente y, siguiendo mi instinto, invoqué todo mi poder, el cual nos llevó a otro lugar… uno cálido, uno que nos juraba bienestar.Desconozco cuanto tiempo pasó, pero un bip incesante se escuchaba a mi lado. Voces conversaban sobre temas que desconocía… Se m