Tercer punto de vista.

El rey Peter podía sentir las emociones tumultuosas de Emma mientras ella les decía que esto tenía que acabar. Y honestamente, como ella se sentía, él también.

Era como si la vida los estuviera despojando poco a poco de todo lo que era suyo: su paz, su libertad y su familia… Harry no podía ganar. Se negaba a permitir que ese mal nacido cantara victoria.

Sin quitarle la mirada a Emma, escuchó cómo sonaba el maldito teléfono. Lo tomó y contestó sin mirar. “¿Qué pasa?” —dijo molesto.

“Bennett. Te tengo una propuesta que no podrás rechazar.” El rey Peter conocía muy bien esa voz, ya que lo había atormentado en sus pesadillas, cuando el imbécil lo desafió abiertamente por el teléfono.

Frunció el ceño y dijo: “¿Warren?”

“No tengo mucho tiempo, Bennett. Sé que mi padre te está atacando porque quiere capturar a Emma y eso es algo que no puedo permitir. Emma también es mía y sé que mientras ella esté allá, ustedes la protegerán. Pero tú y yo sabemos que esto no puede con