Emma Spencer.Ver a Parker sonreír y conversar tan interesado con otra mujer, hizo que algo dentro de mí se incendiara. Es como si mi sangre hirviera solo por el simple hecho de que otra mujer lo mire con ojos de deseo. Lo sé, es absurdo, infantil y francamente estúpido.“A eso se refería Parker, con ser posesivos y territoriales, Emma. Pues noticia de última hora: estamos celosas.”“Lo sé, Mia, pero es estúpido. Yo sé en mi corazón que Parker no haría lo que Alberto nos hizo.”“¡Shhhh! No me hables de ese idiota, Emma. Mira que si lo tuviera enfrente le reviento la nariz a puñetazos… ¡Ese maldito hijo de puta! ¿Acaso se cree el gran macho que puede venir a engañarnos?” Resopla y termina diciendo, “ni que fuera tan bueno en la cama.”Suspiro y le digo, “y, aun así, duele que nos haya engañado…”“Territoriales y posesivas, Emma… incluso con ese payaso. Era nuestro.”“Pero ya no. Y es una buena cosa, porque Parker y Peter nos provocan sensaciones que jamás hemos sentido, Mia.”“Sí, esto
Emma Spencer.Me quedo pensando en lo que Maddie me dijo. ¿Las diosas han intentado hablar conmigo? ¿Debo aprender a escuchar? Es algo curioso que mi hija de cinco años me indique que debo aprender a escuchar.El problema de todo esto es que no sé a qué se refiere con “escuchar.” ¿Debo prestar mayor atención a mis sueños? ¿Debo concentrarme para hablar como a nivel subconsciente? ¿Debo someterme a hipnosis para desbloquear mi tercer ojo? Suspiro, ya que todas estas preguntas solo me están dando jaqueca.“Quizás es todo eso, Emma. Todo esto es tan nuevo para ti como para mí. Quizás esta noche, después de que Parker nos marque y con el anillo puesto, podamos escucharlas.”“Hum…” solo me limito a decir.“¡Ay, Emma!”“¿Qué pasó?” Le digo volviendo mi atención a su voz.“¡Detesto no poder ayudarte en esto! Me siento…”“¿Inútil? ¿Impotente? ¿De manos atadas?”“Ya, pero no tienes por qué ser tan gráfica.” Mia se recuesta en el suelo, molesta.Me encojo de hombros y le digo, “no quise ser mal
Emma Spencer.“¿Sorpresa?” Pregunto sin poder creer que estoy viviendo esto. Los ojos de Parker brillan entusiasmados como si fuera un niño pequeño.Me dice, “sí, nena. Este yate es tuyo. Es un regalo. Aquí podrás escapar cada vez que quieras o que necesites.”“Pero no sé nada sobre yates o embarcaciones, Parker.”“No te preocupes, nena. Aprenderás porque yo te enseñaré. Las manadas reales del norte y del sur tienen su propia flota naval, entonces es necesario que sus soberanos conozcan cómo funciona.”“Estoy… sin palabras, Parker.” Miro a mi alrededor absolutamente conmovida y solo me limito a decirle, “gracias, cariño.”Él me sonríe, se acerca a mí, toma de mi barbilla y me da un tierno beso, haciendo que las deliciosas chispas bailen por mi piel.Suspira, se muerde el labio y se aleja diciendo, “Esta noche eres mía, Emma. Y planeo disfrutarte lo más que pueda.”Mia me dice, “Wow... no sé tú, Emma, pero mis bragas se humedecieron. ¡Sáltate la comida y ve directo al postre!”Intento
Emma Spencer.Lo último que recuerdo es el intenso dolor de mi cuello… ¡Ah! Y el orgasmo… ¡Oh! ¡Pero que orgasmo me provocó Parker! En toda mi vida me había sentido así. Nunca había tenido una conexión tan grande con alguien. Es como si él supiera exactamente cómo y dónde tocarme, enloqueciéndome de placer.Suspiro y digo, “Mia, ¿estás ahí?”“¿Mia?”Entre la oscuridad, veo que la luz llega suavemente, aclarando la imagen que se despliega ante mi vista. A lo lejos, veo la silueta de tres mujeres caminando hacia donde estoy. Sé que son mujeres porque llevan ligeros atuendos que bailan con la tenue brisa.El espacio en donde estoy es como un bosque al lado de un río. Puedo sentir la brisa en mi cara, escuchar el sonido del agua y oler la tierra húmeda. Sí, esto es un sueño, es uno verdaderamente vivido.“¿Aló? ¿Me escuchan? ¿Dónde estoy?”Las tres mujeres se quedan delante de mí observándome. Sus caras no arrojan nada. Una de ellas tiene su cabello rubio casi blanco y la otra es de color
Emma Spencer.Luego de ver mi primer poder desbloqueado, con Parker nos quedamos en silencio por unos momentos, mirándonos fijamente. No sé qué es lo que pasa por su cabeza, pero sé que se está cuestionando todo.Suspiro, lo tomo de la mano y le digo, “ven conmigo.”Lo llevo de regreso a la cama. Él se recuesta de espaldas y yo me acurruco en su pecho, escuchando el ritmo de su corazón, el cual late fuerte y constante.Le acaricio el pecho y siento como se estremece ante mi tacto. Sonrío porque es encantador saber que tu pareja se ve afectado por ti. Él acaricia continuamente mi pelo.Me aclaro la garganta y le digo, “Cuando caí dormida, después de que me marcaste, vi a mamá y a las diosas.”Sus caricias cesan y se queda inmóvil. Después de unos segundos, me dice, “¿Qué te dijeron?”Suspiro mientras le digo, “muchas cosas.”“¿Te importaría elaborar, nena?”“No teníamos mucho tiempo para hablar, así que me dijeron todo lo que podían en ese breve lapso. Según mamá, le puso cinco sellos
Emma Spencer.Mis ojos se abren de par en par, sin poder creer a quién tengo delante de mí. Automáticamente, Mia cambia a modo pelea y, al verlo, ruge con todas sus fuerzas en mi cabeza, ensordeciéndome.Me quedé unos segundos en estado de conmoción masiva, sin poder articular una sola palabra.Alberto, al ver que no digo nada, demuestra su incomodidad en su lenguaje corporal, colocando sus manos delante de él. Un tenue sudor brilla en su frente y en su mirada solo hay arrepentimiento.Suspiro, cierro los ojos y le digo, “¿Qué haces aquí, Alberto? Creo que no tenemos nada de qué hablar.” Camino por su lado y me siento en mi silla, atrás de mi escritorio. Me apoyo bien en el respaldo, mientras me cruzo de piernas.“Tenemos mucho de qué hablar, Emma. Hay muchas cosas que no sabes y que ahora te ponen a ti y a Maddie en peligro.”Frunzo el ceño y le hago el gesto para que tome asiento. Me aclaro la garganta y le digo, “¿Qué es lo que me tienes que decir?”Mira sus manos que se encuentran
Emma Spencer.“Emma, disculpa, pero tengo que preguntarte…”Alberto me suelta en seco y veo cómo William está a punto de transformarse. Su cuerpo tiembla, sus ojos están casi negros. ¡Mierda!“Vete de aquí, ahora, Alberto.”“No te puedo dejar aquí, sola con él.”“No me hará daño. Lo sé. Pero a ti… eso no puedo asegurarlo. ¡Corre, ahora!”Alberto, sin esperar que se lo dijeran dos veces, corre rápidamente fuera de la oficina saltando por la ventana. Yo me coloco delante de William con las manos estiradas en señal de que se detenga.Le digo, “William, yo sé que no me harás daño. ¿Cierto?”Un gruñido sale de su pecho, sin dejar de temblar. Cuelgo mi cabeza hacia el lado y le digo. “¿Hermes? Dale el control a William. Déjame hablar con él, por favor.”“Él no está aquí.”Abro mucho los ojos, trago fuerte y le digo, “Está bien. ¿Y qué planeas hacer, Hermes?”“Quiero destrozarle el cuello a Alberto.”Me cruzo de brazos, levanto una ceja y le digo, “Pues a mí también me hubiera gustado hacer
William Redd.Cuando vi que Alberto tenía abrazada a Emma, casi pierdo la cordura. Quería matarlo con mis propias manos. Quería saciar estas ganas impetuosas de romperle la cara, ya que ese infeliz pudo tenerla toda para él por cinco años y yo ni siquiera he podido estar un momento a solas con ella.Cada día se hace más insoportable esta carga de tener que ocultarle que es mía y que la necesito tanto conmigo. No sé cuanto más podré soportarlo. Suspiro al ver mi realidad.Me sacudo los pensamientos y vuelvo al ahora. Con Parker acabamos de descifrar el próximo movimiento de Harry.“Emma, tienes que irte de aquí. Debes volver a la mansión. Si lo que pensamos es cierto, entonces Harry te puede atacar en cualquier momento.”Parker le dice, “William tiene razón, nena. Esto ya se está tornando muy peligroso. Tú recién estás despertando tu magia, al igual que a tu loba, acabas de conocer a tus parejas… Ha sido mucho, nena. Temo por tu seguridad.”Veo como Emma asiente en silencio, mientras s