Ariam le escudriñó el rostro a Damián, no podía creer que aquello que estaba diciendo ese hombre fuera verdad.

—No puede ser—, murmuró. —Eso es imposible.

—Puede que te cueste creerlo, querida—, dijo Damián con una sonrisa fría,—Pero es la verdad. Si investigas un pocos te darás cuenta de lo que te digo.

Damián le agarró la barbilla, pero Ariam la quitó de inmediato.

—Te lo dejo de tarea preciosa, que pases una linda noche —dijo el hombre dando media vuelta y marchándose.

La chica se quedó pensativa por unos segundos, luego recordó a las personas en la bodega y recordó que por ahora no tenía tiempo para sus problemas personales. Ya contaba con prueba suficiente de lo que ocurría en el crucero, pero, lo más importante no lo tenía y eso era la lista de las personas involucradas.

No sería fácil conseguirla más no imposible, fue hasta la cocina del barco, donde Nilvia, trabajaba como parte del personal de la cocina. Esa fue la única manera de infiltrarse sin llamar la atención y poder est