Noche de bodas

El regreso a Nueva York fue rápido, no hicieron solo firmar el acta de matrimonio y en ese instante Bastian la hizo subir al auto y de allí directo al aeropuerto.

La molestia en Bastian eran tan visible que Karina a su lado trataba de no hacer ruido ni siquiera al respirar, estaba aterrada, Bastian nunca le había causado mi miedo pero ahora sentía pavor, sabía que en cualquier momento el explotaria y ella sería la que recibiera toda su rabia.

En parte tenía la culpa, dijo algo que ambos se habían guardado por años y aunque nunca había hecho el acuerdo de no decirlo fue más que obvio por cómo se dieron las cosas que ese era un secreto el cual era prohibido decir.

Al llegar al departamento de Bastián escuchó como la puerta fue azotada tras ella, cerro los ojos y pidió poder salir ilesa, antes de poder voltear a enfrentar la mano de Bastián tomo su brazo y la giro con fuerza.

—Así esperas que tenga fe en ti —La respiración de Bastián salía entrecortada, un mirada perversa se reflejaba en su orbes tanto que Karina soltó un jadeo desesperado mientras trataba de safarse.

—Bastián te aseguro que tampoco quería eso.... Yo solo, eres abogado podemos divorciarnos no tengo problema con eso —le dijo ella un tanto desesperada.

—Divorcio, crees que es fácil, apenas entable la demanda él lo sabrá, al menos por ahora no podemos hacerlo.... Vas a quedarte aquí pero tendrás reglas Karina, muchas. Tal y como dijiste el día que llegaste, si yo tengo una vida miserable tu también.

—No voy a molestar lo prometo —Bastián empezó a reír sin gracia ante sus palabras.

—Tu sola presencia es una molestia —Aquello incómodo a Karina, esas palabras le dolían.

—Estás molesto Bastián, pero podrías dejar de decirme cosas así, aunque te parezca increíble eso me afecta —Bastián trago con dificulta al ver la súplica en su mirada.

—No podrás salir, vas a ponerte a estudiar y será de manera virtual, no hay permisos para salidas a ninguna parte, será como si tu no existieras en Nueva York nadie sabrá de ti y menos que estoy casado. A la primera falla Karina, sin importar que castigo me de tu padre voy a sacarte de aquí y llevarte con él y que haga contigo lo que le plazca.

—¿Estudiar? ya tengo un título.....

—No me importa, consigue otro pero aquí no vas estar sin hacer nada, te quiero ocupada.

—¡Bastián! espera no te vayas —Le pidió Karina al verlo caminar hasta la puerta.

—No quiero verte y más te vale quedarte aquí.

Se fue después de decir eso mientras Karina solo lo observaba con cara de alivio, pudo ser peor pensó aunque todavía tenía cosas que decirle y peticiones que hacer pero él no estuvo dispuesto a escuchar.

La noche llegó y con ella la soledad de Karina, de pie frente a la ventana observaba el movimiento de la gran ciudad, las luces de los autos, los edificios y la personas caminando en las aceras y ella allí sin poder salir, y aunque sintió el impulso de salir y olvidar la adviertencia de Bastián decidió no hacerlo.

Se propuso comportarse, ser una una buena chica, tal vez no tan obediente como el espera pero si lo suficiente para que el empezará a bajar las barreras que había impuesto hacia ella.

Con la decisión de mostrar que ella era mucho más de lo que él creía, después de limpiar el desastre que había hecho en la cocina, tomo una ducha, coloco algo cómodo y bastante revelador, lista para dormir.

—Donde deje mi móvil —empezó a rebuscar y al no encontrarlo salío a buscarlo a la cocina.

Mientras ella daba el recorrido de la habitación a la cocina, en la sala bajo la oscuridad Bastian tomaba un trago de licor tratando de calmar la creciente furia en su interior, había ido al club privado pero ninguna mujer allí se le antojo lo suficiente para liberará aquel estrés, en su cabeza solo estaba ella Karina, metida como una maldición para terminar de arruinar el día tan nefasto que ya había tenido.

Al verla quedo estático, desde su posición podía ver claramente la figura de la chica, que solo tenia puesta una pantaleta de algodón dejando su culo perfectamente marcado, un sonido un tanto parecido aun gruñido resono en su pecho siguió recorriendo su cuerpo para toparse con su espalda también descubierta en donde se rebelaba un tatuaje, que empezaba en su nuca y seguía hasta su espalda baja, era un caminos de patalos de flores con alas, trazaba justo la línea de su espalda y al girar en el costado de su muslo izquierdo otra mancha de tinta llamo su atención.

Karina siempre vestida de manera discreta pocas veces usaba cosas reveladora, y ahora entendía el porqué, estaba ocultando aquellos tatuajes que su padre jamás le permitirá tener, sin ganas de quedarse con las gana de ver de cerca el tatuaje en su pierna, camino hasta la luz de forma sigilosa, Karina después de recuperar su celulr intento volver a la habitación para encontrarse de golpe con Bastián qué la observaba con diversión.

—¡Bastián! iré a mi habitación ahora —dijo tratando de irse lo más rápido posible.

—Karina ven aquí —La voz de Bastián salió demandante lo que provocó que ella empezara a correr con prisa hasta la habitación.

La sentirse segura sé dejo caer en la cama mientras se regañaba así misma por haber salido así de la habitación, pero Bastian estaba decidido a ver de cerca aquel tatuaje, con la lleve de la habitación abrió la puerta y entro encontrando a Karina acostada con las piernas encogidas dejando ver el tatuaje de una rosa rodeada de ramas llenos de espínas, su vista recorrió su cuerpo y allí tendida en la cama despertó la lujuria en él.

—Vaya, vaya no dejas de sorprender Karina —Le dijo mientras desabotonaba su camisa dejando su perfecto torso al descubierto.

Karina al verlo se incorporó quedando con su cuerpo pegado al respladar de la cama.

—¿Que haces? —Le cuestionó.

—Eres mi esposa y esta es nuestra noche de bodas y tu Karina vas a complacerme —Karina sintio su sangre congelarse mientes Bastian retiraba sus pantalones dejando su pene verse matarcado a travez de la tela del calzón.

—¿Estas bromeando? —siguió cuestionando Karina.

—No —Respondió cortante mientras terminaba de quitar la única prenda que todavía cubría su cuerpo.

Karina observó atenta aquel trozo de carne qué la apuntaba con fiereza, debía decir qué lucia bastante apetecible y sobre todo amenazante, ella no recordaba que Bastián tuviese un miembro tan enorme y gruesos a la vez.

Bastian sonrió con arrogancia al ver la mirada de Karina recorrer su pené con lujuria, sabía lo qué provocaba en las mujeres. Se subió a la cama tomo sus piernas y la arrastró hasta él en donde no demoro en acomodarse entre ellas y tomar con demanda unos de sus senos en su boca.

—Bastián espera —Le dijo Karina conmocionada —Me odias como es que vas a tener sexo conmigo.

—Te odio, pero una cosa no tienes que ver con la otra. Ahora calla y usa esa boca en algo más placentero —Le dijo tomando esta vez el espacio entre sus piernas sacando un jadeo de Karina qué aun no podía creer lo que estaba por pasar.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP