Un mes ya había pasado desde que Karina llego a vivir con Bastián, las cosas cada día parecían empeorar, Bastián actuaba hermético y muy fastidiado con su sola presencia y aunque ella aparentaba no darle importancia la verdad era que cada palabra de Bastián la lograba lastimar. Bastián ignoraba el impacto de cada una de ella en Karina, que gritaba a gritos un poco de atención y comprensión qué él no estaba dispuesto a darle.
Aquel sábado sería la noche en que Karina entendería el porque jamás debió desobedecer una orden directa de Bastián y él conocería una Karina qué jamás pensó se esconderia detrás de tanta rebeldía y desinterés. —Bastian necesito salir, desde que llegue aqui me has mantenido encerrada. Quiero conocer el el lugar —Lo abordó apenas lo vio salir de su habitación, vestido de traje de diseñador. —No estas aquí de paseo Karina. Esta es tu cárcel, estas aquí porque no puedes estar en ninguna otra parte sin meterte en problemas —Karina soltó un bufido molesto al escucharlo. —No seas ogro solo será un rato, al menos al centro comercial.....Ya no soporto el encierro —Se quejo. —Mientras vivías aquí se hace lo que yo dijo y si no te agrada recoges tus cosas y vuelve con tu padre —Le reto. —Sabes que no puedo volver.....Solo déjame salir prometo comportarme, nadie notará mi presencia. —No. Más te vale quedarte aquí Karina —Camino hasta la puerta y se detuvo antes de salir del todo —Te lo digo enserió, no salgas —Le advirtió antes de marcharse cerrando la puerta tras él. Karina espero el tiempo prudente y al ver que ya no regresaría, corrió a su habitación quito la bata qué cubría su cuerpo dejando revelado sus perfectas curvas bajo un vestido a mitad de rodillas, ceñido al cuerpo. Coloco maquillaje y corrió a la habitación de Bastián en donde pensó encontrar alguna dirección donde poder ir y divertirse. Como si el destino tenia una forma extraña de actuar, lo primero que llego sus manos fue una tarjeta del un bar uno al que Bastián se había negado a ir por la fama que tenía aquel lugar. Allí a diferencia de los lugares que él frecuentaba, el abuso era el denominador de lugar, las mujeres Allí no tenían opción a negarse y muchos menos a decir la palabra "no". Después de un día tortuoso en los juzgados Bastián un tanto casado subió a su auto con la idea de ir a liberar estrés cuando un mensaje de texto lo hizo apretar el volante con fuerza y soltar algunas maldiciones mientras encendía el motor y aceleraba esperando llegar a tiempo. Cada tarjeta tenía un numero qué indicaba el cliente portador de ella. Cuando Karina la mostró las alertas del dueño del club se activaron que no dudo en poner sobre Karina una orden de darle un escarmiento por atreverse a usar una invitación que no le pertenecía. Karina recorrió el lugar con mucha atención, el mismo estaba lejos de ser lo que ella esperaba, penso sería un bar con buena música, buenos tragos y chicos con quien bailar, pero en cambio el lugar estaba lleno de mujeres semi desnudas sentadas en la piernas de hombres que las tocaban y besaban sin importar que el resto los viera, incluso algunas estaban de rodillas dando sexo oral como si fuera algo normal con tanta multitud. Siguió recorriendo el lugar para encontrarse con pequeños cubículos en los cuales parejas o trios tenían sexo de manera en las que ella jamas pensó podría hacerse, después de todo seguía siendo casi virgen, despues de Bastián no había estado con nadie mas y habían cosas que ella aún no conocía. Mientras recorría el lugar no dejaba de preguntarse como "san Bastián" como lo llaman asistía a esos lugares, con su imagen intachable y perfecta nadie creería que tenía esos gustos. Se encogió al pensar en él, no era más que un hipocrita que la juzgaba por todo mientras él aparentaba tener una vida llena de rectitud. Desecho sus pensamientos al ver como una chica era prácticamente obligada a intimar con un hombre asqueroso, aunque la chica no se quejo solo bastaba ver su mirada para saber que aquello no era de su agrado, pero quien lo estaria con semejante hombre desalineado, parecía haber tenido un guerra con el jabón y la afeitadora. No logrando aguantar aquella escena de giro con la determinación de salir de allí, había sido un error haber tomado las cosas de Bastián y encima de todos asistir a un lugar que ella no conocía. Pero antes de poder alejarse un hombre bastante fornido se detuvo frente a ella impidiendo su partida. —Tienes agallas para entrar aquí sin ser Invitada —El hombre le dijo en tono serio, mientras recorría su cuerpo. —Disculpe no entiendo lo que dice, deje una tarjeta en la entrada —Intento parecer serena pero por dentro estaba muy asustada. —Esa invitación no era tuya. De solo verte se que no eres Bastián James, sabes el castigo que obtiene el que se atreve a tomar cosas que no le pertenecen —Karina trago con dificultad al sentir el doble sentido en aquellas palabras, aún así intento parecer serena. —Bastián me dio la tarjeta, pero si le incomoda mi presencia me retiraré enseguida —Trato de rodearlo pero su avance fue detenido por la mano del hombre sosteniendo su brazo. —Te equivocas, aquí eso que hiciste se paga. Bastián no pudo darte esa tarjeta porque él sabe que es intransferible, la robaste y yo te daré el castigo por eso. El hombre sin más arrastró a Karina a una de los cubículos, mientras ella Luchaba por soltarse, a la distancia un chico observaba todo con diversión mientras bebía el contenido de su copa. —Arrodilate —El hombre ordenó mientras intentaba arrancar el vestido que usaba la chica. —Alejate de mí, no te atrevas a tocarme —Le grito ella mientras veia a la multitud afuera aglomerar para ver a través de los cristales que rodeaban el cubículo. Ellos lejos de querer ayudar, parecia disfrutar como ella dentro pedía ayuda e intentaba de manera desesperada alejar lo avances del hombre que parecía querer devorarla y no dejar ni siquiera las sobras. —Te dije que te arrodillaras —La mano del hombre tomo su cabello con tanta fuerza que Karina soltó un gemido doloroso la presión fue tanto que su cuerpo si más remedio se vio obligado a arrodillarse. -No sabe el error que esta cometiendo, va a pagar muy caro estos atrevimiento —El hombre río ante su ante su amenaza. —Abre la boca y dame placer, después de todo solo para eso sirven las mujeres. Mientras Karina sentía como si mundo se le ddsmorabana, Bastian llegaba a la entrada del lugar siendo detenido por seguridad que se rehusaba a dejarlo entrar. No dejaba de repetirse la tranquila que era su vida y como ahora esta aquí luchando por entrar a un lugar el cual se había negado asistir y todo por salvar a Karina, la reboltosa y terqua que no es capaz de seguir un simple orden, como lo fue quedarse en casa. —¡Suelta a la chica! no seas animal - el chico que observaba todo con atención intervino, un arma apuntaba directo a la cabeza del hombre que intentaba forzar a Karina darle sexo oral. —No es tu asunto, infringio nuestras reglas y debe pagarlo —El hombre dijo con molestia. —Bueno supongo que será en otra ocasión, ahora yo la llevaré conmigo —El chico sin dejar de apuntar al hombre que parecía querer partir su cuello se acercó a Karina —Ven florecita tu momento aun no llega —La ayudo a poner de pie y la saco del lugar al cual Bastián al fin había podido ingresar. —Pero mira quien llegó el hombre del momento Bastián James, el abogado más exitoso y aclamado de Nueva York —Aquello salió con burla pero pudo notarse el rencor tras cada una de ellas. Bastian observó con desagrado al tipo mientras Karina sentía tensión en el ambiente, Bastian no le dedico ni una mirada y aun asi pudo saber lo furioso qué estaba. —Karina ven aquí le ordeno sin dejar de ver al hombre. —Cuidate floretica, no volveremos a ver —Dejó un beso de la mejilla de Karina antes de soltar su brazo. —Lo siento Bastián —Se disculpo Karina al llegar junto a él. —Hablaremos luego —le dijo en tono serio mientras la hacía colocarse detrás de él —¿Que haces aquí Cian? —Cuestionó Bastián mientras sentía el agarre de Karina en su espalda. —Quisiera poder decir que estoy aquí de paseo, pero debo ser honesto. Alguien aquí hizo un acuerdo él cual no está cumpliendo entonces me veo en la penosa necesidad de venir a recordar qué hay cosas con las que no se debe jugar. —Tal vez el acuerdo no fue cumplido en su totalidad por lo tanto no hay deuda que pagar —Bastian le respondió en el mismo tono burlesco que Cían había usado con él. —Vamos Bastián la chica a tus espaldas es la prueba viva de como el acuerdo se cumplió, no creo que quieras despedirte de ella ahora. —Vuelve a tu maldito agujero, yo vuelvo a verte cerca de ella otra vez y entenderás el porque debiste mantenerte en las sombras. —Cumple tu parte Bastián, solo hazlo y no tendrás que volver a verme. Por ahora me quedaré aquí algún tiempo, algo me dice que la florecita a tus espaldas va a necesitar que la salvé otra vez. —Estás advertido Cían, mantente alejado. Después de eso Bastian saco a Karina del lugar, en todo el viaje hubo un silencio sepulcral en el auto, Bastián tenía su mirada fija en la carretera, sus nudillos estaban de color blanquecinos por la presión con la que agarraba el volante, el aire dentro del pequeño espacio era pesado tanto que Karina empeza a sentir que se ahogaba, sus dedos se convirtieron el desahogó a su inquietud, se había puesto en peligro y eso de seguro le traería más problemas. —Si tú no quieres conservar tu patética vida entonces terminala —Fue lo primero en decir Bastián al entrar se departamento —Le hiciste la vida imposible a tu padre no lo harás conmigo —Saco un arma, quito el seguro y la puse frente a ella. —Solo quería divertirme..... —Esa lugar no es para tí Karina. Te di una maldita orden antes de irme pero tú.... Me tienes harto en este tiempo que llevas aquí solo me has amargado la existencia. Ve y armas tus maletas volverás con Igor. —No Bastián, si me envías de vuelta él. No puedo hacer eso, no puedo aceptar esa vida —le dijo en súplica. —Debiste pensar en eso antes. Se acabó Karina, acostúmbrate a tu realidad ahora, fuera de allí solo estorbas. Se fue después de decir aquello, dejando a una Karina al borde de las lágrimas, ella también estaba harta, tal vez morir sería la solución. Se rehusaba a volver y ser recluida en un convento, esa no era la vida que lleva deseaba para ella. Dejo de pensar, tomo el arma qué Bastián le había dado y mientras lloraba un estruendo resonó en aquel lugar. Bastián desde su habitación dejo caer el móvil qué reposaba en su mano, mientras corría acelerado y lleno de miedo después de escuchar aquel disparo.Bastian salió a toda prisa para encontrase con Karina de rodillas en el suelo y el arma tirada a un lado de ella. Sin perder tiempo se acercó y tomo el arma mientras respiraba aliviado, aunque la habia dejado allí, no espero que ella se atrevería a usarla, se regaño mentalmente por eso, por muy enojas que estuviera aquellas eran cosas que no debía hacer. —Levantate Karina —Le dijo después de ver que seguía en la misma posición entre sollozos. La verdad es que nunca la había visto llorar, ella siempre actuaba como si nada le importara, como si todo le daba igual, pero ahora tenía de rodilla frente a él una Karina qué nunca se había mostrado ante él. —No me hagas volver Bastian, prometo no volver hacer algo arriesgado —Soltó con pesar mientras se incorporaba y lo veía a los ojos. —No creo en nada de lo que dices, no es la primera vez que prometes algo así y vuelves fallar, yo no voy a cargar con eso ya te lo dije. —Tal vez si no insistieran en mantenerme encerrada todo el tie
24 años atrás El pequeño Bastian de apenas cinco años de edad, se despertó en medio de la noche al escuchar ruidos provenientes de la habitación de sus padres. Frotó sus pequeños ojitos y bajó de su cama con la curiosidad de ir a ver qué sucedía. Sus pequeños pasitos resonaban en el suelo de madera de aquella casa, pero nadie prestó atención y mucho menos al ruido que hacía el niño en llamar a sus padres. Al llegar a la puerta de la habitación su pequeño cuerpo de quedo inmóvil al ver a su padre amordazada, siendo sujetado por dos hombres mientras luchaba por soltarse y su madre estaba siendo ultrajada de maneras muy crueles y despediadas que él a su edad no lograba entender, todo lo que sabía era que su madre estaba sufriendo por lo que aquellos hombres le estaban haciendo. Sus manitos se convirtieron en puños mientras sus tiernos y asustados ojos se llenaban de lágrimas, un ruido sordo seguido por los gritos de su madre lo hizo quedar aún más en shock. Su padre que antes luch
—Bonito lugar —Le dijo mientras recorría la estancia y corría hacia la cocina para buscar algo de comer —Casi muero de hambre, tuve que pedir el baño prestado en recepción, cielos Bastian pensé que serías más amable con tus visitas….. pero jamás pensé qué papá no te hubiese informado de mi llegada. En fin ya está hecho, podrías decirme cual es mi habitación. Le dijo mientras intentaba salir con las manos llenas de comida, acción qué alteró a Bastian era excesivo con mantener todo en orden y sobre todo limpio. —No se te ocurra salir de aquí con eso. Lo comes aquí dentro o vas al comedor —Karina rodó los ojos al escuchar su orden, tomó asiento mientras Bastian intentaba por todo los medios contactar a Igor. —No quiere responder ya deja de marcar —Le dijo ella. Karina terminó su comida y después de dejar todo como lo encontró salió a escoger una habitación. —Está me gusta, la tomaré. —No te pongas muy cómoda, no vas a quedarte aquí mucho tiempo —Le dijo en tono seco uno q