Capítulo 16

Rodrigo le ofreció otra copa de vino que Alex declinó. Ya había tomado dos durante la cena y no estaba acostumbrada al licor.

Durante un rato escucharon a Mirtha en el piano, hasta que ésta dijo que ya era suficiente y con una sonrisa se despidió de los jóvenes.

—Es hora de que este par de viejos se vaya a la cama. Por favor, Alex, siéntete como en tu casa. Mauricio, hijo, hazla sentir cómoda. Buenas noches.

Se despidieron y los dejaron solos.

Mauricio invitó a Alex a sentarse en el porche para disfrutar de la brisa nocturna.

Era una hermosa noche, callada y con un cielo lleno de estrellas que disfrutaban sentados en el pintoresco sillón tipo columpio que adornaba el lugar.

—Espero que no te estés aburriendo, Alex. Nuestra familia tiene costumbres sencillas.

—Al contrario, hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto una velada. Mis noches generalmente son bastante solitarias y no tan agradables como ésta. Gracias por invitarme. La he pasado muy bien y mis chicos son tan felices aquí qu
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