Jazmín y yo comenzamos a platicar e hicimos click al instante, para mí era la mujer más hermosa del mundo. Morena, ojos cafés, delgada, un poco más bajita que yo, pero era muy muy bella.
Iniciamos una relación a los 6 meses de conocernos, para mí ella era el ángel que llegó a mi vida en una época de tristeza y oscuridad. Mi madre la adoraba y, aunque no era de familia rica, la acepto con todo el cariño que una suegra puede dar.
― Cariño deseo que me hagas tuya ― estábamos en su apartamento, se lo había regalado yo como obsequio de cumpleaños, al igual que se lo amueble y le compré un auto.
― Mi amor yo también lo deseo ― le susurre al oído mientras nos besábamos en el sillón, la adoraba y quería que todo fuera correcto con ella, hasta quitarle la virginidad.
― ¿Entonces por qué no me arrancas la ropa ya de una vez amor? ― podía sentir el deseo emanar de su cuerpo al igual que del mío, pero, era un hombre inexperto y quería entregarme a ella cuando fuéramos esposos.
― Mi amor, sabes que te amo. Pero quiero esperar hasta la boda y darte todo como te lo mereces, quiero que llegues de blanco al altar conmigo y poder decir que eres mi esposa y mi mujer en todos los sentidos.
― ¡Siempre con lo mismo Jack! ¡Matas la pasión con tus estupideces! ― molesta se levantó y fue a la cocina, en realidad no quería hacerle eso, pero para mí era muy importante esa parte. Ella se merecía el cielo y las estrellas.
― ¡Mi amor no te enojes conmigo! Solo compréndeme jazmín.
― Lo sé, lo sé, solo que te deseo mucho y quiero estar contigo en todos los aspectos Jack ― miraba a la ventana de la cocina y se abrazó a sí misma.
― Ya soy tuyo, solo esperemos a la boda, falta un mes y después te haré mía hasta el amanecer ― la abracé por la cintura y puse mi cabeza en su cuello dejando delicados labios.
― Cierto, estoy feliz por qué seré tu esposa y la señora Black mi amor ― se volteo y me miro a los ojos, los suyos vislumbraban inocencia y amor... O eso creía yo.
― Ya lo eres mi amor, ya lo eres...
Justo cuando creía que al fin podía ser feliz al lado de la mujer que amaba, todo se derrumbó. Llegué a su apartamento por qué no me contestaba las llamadas y la modista la estaba buscando para que se probará el vestido de novia.
Abrí la puerta pues tenía la llave, entre y me quedé helado por los sonidos que escuchaba desde la cocina. Me acerque lentamente mire como estaba encima de la mesa y se besaba salvajemente con otro hombre.
― ¿Estás segura de que ese hombre caerá jazmín? ― le pregunto , yo me quedé pasmado, miraba escondido en la pared como ella disfrutaba de ese acto sin remordimientos.
― Es un idiota que ni siquiera ha tenido relaciones, ha sido fácil engañarlo amor. ―
La sangre me hervía y el corazón me dolía, pero ahí estaba, mirándolos como un idiota masoquista. Quería saber sus planes y que más deseaban hacer.
― Entonces, te casas y lo matamos querida mía ― el idiota sonrió y ella lo besó en los labios.
― Claro mi vida, pero debo tener un hijo con él, así nadie me reclamará su herencia y será toda nuestra ― soltó una risa ligera acompañada de un suspiro.
― Solo por qué será tu hijo lo querré mi reina, y después todo su dinero será nuestro. Solo no te olvides de matar a su madre también, para no dejar cabos sueltos ― en el momento en que revelaron sus planes no pude contenerme y arremetí contra ellos.
― ¡¿Así que este es tu maldito secreto jazmín?! ― los dos me voltearon a ver y palidecieron. Jazmín se separó de su amante empujándolo asustada.
― ¡Mi amor no es lo que piensas!
― ¿A no? ¡¿Entonces que es?! ¡Estás grabando alguna película erótica mientas yo soy tu maldito espectador! ― en ese momento no podía controlar mi enojo que tome por el cuello a jazmín, mis ojos se llenaban de lágrimas y dolor.
― ¡Déjala en paz bastardo! ― empuje a jazmín contra la pared y golpee el hombre con todas mis fuerzas en la cara.
― ¡Eres un Maldito Jack! ¡Déjalo en paz no lo lastimes! ― jazmín suplicaba mientras yo arremetía contra el imbécil en el suelo, no podía detenerme pues estaba completamente enloquecido.
― ¡¿Lo amas?! ¡Contesta! ― me levanté y le grité.
― ¡Si! ¡Tú eres solo un maldito desgraciado que fue adoptado imbécil! No mereces lo que tienes y quería quitártelo todo, no vales como hombre pues no provocas ninguna maldita emoción en mi ― me quedé mirando como corría a sus brazos mientras mi alma estaba deshecha.
― Se van a arrepentir los dos ― los amenacé y salí de ahí como alma que lleva el diablo.
Ese día, algo en mi se rompió, algo en mi se perdió. La oscuridad envolvió mi corazón y jure más amar a nadie.
Llegué al club más caro de Pensilvania The Sexy Storm, uno donde nos amigos me habían llevado con anterioridad, pero en donde siempre me negaba a pasar una noche con alguna de las mujeres hermosas que el gerente ofrecía.
― ¡Buenas noches Señor Black! Bienvenido sea usted ― el gerente me saludo en cuanto entre y yo asentí.
― Deme una sala privada y mándeme a su mejor mujer ― ordene y el asintió.
― ¿Viene usted solo? ¿O lo acompaña el Señor Demetrius y Long? ― pregunto mientras le hacía una seña a su asistente.
― Yo solo y, prepáreme algunos juguetes por favor ― él sonrió y asintió.
― Perfecto Señor Black, sígame por favor.
El hombre gordo y lascivo me llevo a una sala bastante interesante, él sabía que yo jamás pedía mujeres y ahora seguro estaba extasiado con verme gastar mi dinero al por mayor.
Minutos después una mujer bastante atractiva entro, me había quitado el saco y la corbata, mientas bebía un dulce vino importado de Francia.
― Estoy aquí para servirle Señor Black ― con una dulce voz se acercó a mi.
― Bien enséñame lo que puedes hacer ― le ordene y ella prosiguio a realizar lo mejor que alguien como ella sabia hacer.
― Disfrutara mucho de mis servicios, se lo aseguro ― se acercó a mí y puso sus manos en mi cuello, la jale hasta pegarla a mí y devore sus labios de manera desesperada.
Ella me correspondió y fue desabotonando mi camisa, me la quite rápidamente al igual que el pantalón pues estaba ansioso de poseerla como ese hombre lo hacía con Jazmín.
― Déjame ayudarte y hacerte feliz hoy ― Mi sueño era casarme y darle mi primera vez a la mujer que amaba, pero tristemente no sería así.
Quería decir que me sentía bien pero no fue así, me sentí un completo perdedor quien había ido a buscar con quién desquitarse ante el engaño de la mujer que yo amaba. Me levanté sin siquiera mirar a la chica rubia quien estaba sumamente sonrojada y despeinada.― Retírate, dile a tu jefe que has hecho un buen trabajo, se te pagará bien ― aún desnudo tome mi pantalón y saqué mi billetera y le di uno fajo de billetes a la chica que se levantaba y tomaba su ropa mirándome como si quisiera decirme algo.― Pero señor...― ¡¿Que?! ¡¿No oíste?! ¡Lárgate mujer y toma los malditos billetes! ― enojado se los arroje y ella asustada los tomo, no sin antes darle una última mirada llena de molestia la cual paso de largo pues no estoy para conse
Mariel…Bueno de mí no hay mucho que pueda contarles, soy Mariel Lamberts, hija del increíble Magnate Russel Lamberts y Catalina Lamberts. Mis padres han forjado su imperio a lo largo de los años gracias a nada más y nada menos que; El football americano.Mis padres son los dueños de uno de los equipos mejor valorados en el mundo: Los Green Bay Parkers, con un valor estimado de más de $2,800,000,000.00 millones de dólares anuales así que, ya saben más o menos mi patrimonio familiar.Desde pequeña me intereso el manejo de esto pues soy sumamente aficionada al deporte, es el corazón de mi nación así que, por ende, debía aprender cómo era.Se que sonara extraño que, como mujer, busque dominar un mundo dónde solo los hombres han tenido acceso, pero, siempre hay una excepción. Mi único hermano, mi gemelo, nunca le ha i
Después de 4 largos años aún sigo al frente del equipo y aún me doy mi lugar como se debe. Me encanta vivir al límite de todo placer, de toda diversión, así que, ahora conocerán un poco de mí.― ¿Iremos hoy al Club Mable? ― pregunto Lena mientras estaba toda acostadita en el sillón de mi oficina.― Llama a Paola, quizás ella quería ir, además es viernes ― contesté sin mirarla, estaba revisando la agenda de los próximos partidos pues apenas empezaba la temporada para el Super Bowl 2018, teníamos que llegar a jugar en él, como siempre lo habíamos hecho.― Bueno, será emocionante. A no ser que quiera desperdiciar el tiempo con ese disque novio que tiene ― dice con tono burlón.― Bueno, supongo que coge bien. Una nunca sabe ― soltamos una risa algo fuerte, adoro a esta chica.
― ¿Qué crees que nos encontremos esta noche? ― pregunto Lena mientras subíamos las escaleras, contoneaba las caderas como toda una diva y como de hacerlo si estábamos por entrar al lugar donde cualquier fantasía podía ser hecha realidad.― No lo sé, quiero algo ligero pero poderoso está noche ― conteste con sinceridad, no estaba de humor para algo más intenso, solo, quería relajarme.― Tienes razón, hoy debe ser algo ligero pero que nos llene por completo ― llegamos a la puerta roja y la asistente nos pido nuestras entradas. Esta era custodiada por un hombre bastante fuerte pues, está zona era demasiado exclusivo y solo si tenías el dinero suficiente podías entrar. Aunque nunca faltaban lo que quisieran colarse y disfrutar de este suculento postre de manera gratuita.
El castaño comenzó a besar y devorar mis labios con fervor, sentía sus manos recorrer mi piel mientras Paolabesaba su cuello. Si algo teníamos es que en ocasiones compartíamos un hombre y solíamos disfrutar de ese tipo de experiencia así que, ya no era nuevo notar que él nos deseaba a las dos.Lena por su parte ya se había perdido con el pelinegro quien sabe dónde y la verdad no me importaba, el alcohol ya estaba haciendo su parte en mi organismo y el ambiente estaba bastante caliente y tentador.— Vallamos a un lugar más cómodo — mencioné mientras el castaño devoraba la boca de mi amiga con alevosía sin igual. Me levanté sin esperar a que ellos me siguieran y, como mi mente ya estaba nublada por la cantidad alocada de Whisky que había bebido, creí entrar a la puerta correcta.Cuando la abrí está me llevo a
Jack...Cuando Eric y Martín me convencieron de venir a este tonto club en Wisconsin, una tonta ciudad donde del frío es horrible aún en el mes de abril. Tengo una reunión con un Directivo de la NFL justo en esta ciudad, sede de los Green Bay Parkers, un poderoso equipo, pero, quien no le llega ni a los talones al mío.— Vamos hoy al Maple hermano — dice Eric cuando estamos en la camioneta que nos lleva al hotel donde se llevará a cabo la reunión el día de mañana por la tarde.— Ustedes vallan, yo tengo cosas que hacer — sin despegar la vista de mi computadora les confirme.— ¡Vamos Jack! No has salido con nosotros en un mes y de verdad que las nenas deben extrañart
Cuando reaccione ella ya estaba arriba de mí, sus labios probaron los míos y yo, solo podía mirar aquellos ojos azules y labios rojos como el carmín. Mi cuerpo, por alguna extraña razón, comenzó a sentir calor.— ¿Que estás haciendo? — pregunte, embelesado por esta mujer que me hacía sentir emociones que hace tanto no experimentaba.— Se que lo deseas tanto como yo, así que gocemos está noche y hazme tuya hasta el amanecer — sus labios se estamparon con los míos dándome una corriente de electricidad que hizo temblar todo mi cuerpo.Comenzó a menear sus caderas sobre mí y podía sentir la humedad de su feminidad. Cuando percibí que mi pene iba endureciéndose poco a poco la locura y la emoción me envolvieron que la acerqué más a mí besando sus labios con una alevosía sin igual.Su aroma era exquisito, su piel suave como la seda, el mero tacto de ella me producía mil sensaciones que hace tanto no experimentaba. Recorrí
— Ya llamé a la gerencia mi señor, en un momento nos atenderán — dijo Steven mientras empujaba mi silla de ruedas por el ancho pasillo, se notaba que no había muchos accesos para discapacitados o más bien, ningún hombre como yo vendría a estos lugares a no ser que fuera rico y poderoso.— Excelente, llama a los demás hombres, que estén alerta a mis órdenes. Tenemos mucho trabajo que hacer y ahora añadiré una tarea más para ti — explique mientras nos acercábamos a la oficina, estaba muy ansioso y esperaba que el dueño del local pudiera darme acceso a lo que necesitaba.— Bienvenido Señor, pasé por favor — el gerente abrió la puerta antes de que pudiéramos tocar así que, supuse ya nos esperaban de antemano.— Gracias, disculpe el atrevimiento — hablé en tono sincero, pero firmé, debía mostrarle quien era para que accediera a ayudarme.— Díganme, ¿En qué les puedo ayudar? — el hombre se sentó en su silla como si fuera