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Capitulo 2 — ¡No te amo!

Jazmín y yo comenzamos a platicar e hicimos click al instante, para mí era la mujer más hermosa del mundo. Morena, ojos cafés, delgada, un poco más bajita que yo, pero era muy muy bella.

Iniciamos una relación a los 6 meses de conocernos, para mí ella era el ángel que llegó a mi vida en una época de tristeza y oscuridad. Mi madre la adoraba y, aunque no era de familia rica, la acepto con todo el cariño que una suegra puede dar.

― Cariño deseo que me hagas tuya ― estábamos en su apartamento, se lo había regalado yo como obsequio de cumpleaños, al igual que se lo amueble y le compré un auto.

― Mi amor yo también lo deseo ― le susurre al oído mientras nos besábamos en el sillón, la adoraba y quería que todo fuera correcto con ella, hasta quitarle la virginidad.

― ¿Entonces por qué no me arrancas la ropa ya de una vez amor? ― podía sentir el deseo emanar de su cuerpo al igual que del mío, pero, era un hombre inexperto y quería entregarme a ella cuando fuéramos esposos.

― Mi amor, sabes que te amo. Pero quiero esperar hasta la boda y darte todo como te lo mereces, quiero que llegues de blanco al altar conmigo y poder decir que eres mi esposa y mi mujer en todos los sentidos.

― ¡Siempre con lo mismo Jack! ¡Matas la pasión con tus estupideces! ― molesta se levantó y fue a la cocina, en realidad no quería hacerle eso, pero para mí era muy importante esa parte. Ella se merecía el cielo y las estrellas.

― ¡Mi amor no te enojes conmigo! Solo compréndeme jazmín.

― Lo sé, lo sé, solo que te deseo mucho y quiero estar contigo en todos los aspectos Jack ― miraba a la ventana de la cocina y se abrazó a sí misma.

― Ya soy tuyo, solo esperemos a la boda, falta un mes y después te haré mía hasta el amanecer ― la abracé por la cintura y puse mi cabeza en su cuello dejando delicados labios.

― Cierto, estoy feliz por qué seré tu esposa y la señora Black mi amor ― se volteo y me miro a los ojos, los suyos vislumbraban inocencia y amor... O eso creía yo.

― Ya lo eres mi amor, ya lo eres...

Justo cuando creía que al fin podía ser feliz al lado de la mujer que amaba, todo se derrumbó. Llegué a su apartamento por qué no me contestaba las llamadas y la modista la estaba buscando para que se probará el vestido de novia.

Abrí la puerta pues tenía la llave, entre y me quedé helado por los sonidos que escuchaba desde la cocina. Me acerque lentamente mire como estaba encima de la mesa y se besaba salvajemente con otro hombre.

― ¿Estás segura de que ese hombre caerá jazmín? ― le pregunto , yo me quedé pasmado, miraba escondido en la pared como ella disfrutaba de ese acto sin remordimientos.

― Es un idiota que ni siquiera ha tenido relaciones, ha sido fácil engañarlo amor. ― 

La sangre me hervía y el corazón me dolía, pero ahí estaba, mirándolos como un idiota masoquista. Quería saber sus planes y que más deseaban hacer.

― Entonces, te casas y lo matamos querida mía ― el idiota sonrió y ella lo besó en los labios.

― Claro mi vida, pero debo tener un hijo con él, así nadie me reclamará su herencia y será toda nuestra ― soltó una risa ligera acompañada de un suspiro.

― Solo por qué será tu hijo lo querré mi reina, y después todo su dinero será nuestro. Solo no te olvides de matar a su madre también, para no dejar cabos sueltos ― en el momento en que revelaron sus planes no pude contenerme y arremetí contra ellos.

― ¡¿Así que este es tu maldito secreto jazmín?! ― los dos me voltearon a ver y palidecieron. Jazmín se separó de su amante empujándolo asustada.

― ¡Mi amor no es lo que piensas!

― ¿A no? ¡¿Entonces que es?! ¡Estás grabando alguna película erótica mientas yo soy tu maldito espectador! ― en ese momento no podía controlar mi enojo que tome por el cuello a jazmín, mis ojos se llenaban de lágrimas y dolor.

― ¡Déjala en paz bastardo! ― empuje a jazmín contra la pared y golpee el hombre con todas mis fuerzas en la cara.

― ¡Eres un Maldito Jack! ¡Déjalo en paz no lo lastimes! ― jazmín suplicaba mientras yo arremetía contra el imbécil en el suelo, no podía detenerme pues estaba completamente enloquecido.

― ¡¿Lo amas?! ¡Contesta! ― me levanté y le grité.

― ¡Si! ¡Tú eres solo un maldito desgraciado que fue adoptado imbécil! No mereces lo que tienes y quería quitártelo todo, no vales como hombre pues no provocas ninguna maldita emoción en mi ― me quedé mirando como corría a sus brazos mientras mi alma estaba deshecha.

― Se van a arrepentir los dos ― los amenacé y salí de ahí como alma que lleva el diablo.

Ese día, algo en mi se rompió, algo en mi se perdió. La oscuridad envolvió mi corazón y jure más amar a nadie.

Llegué al club más caro de Pensilvania The Sexy Storm, uno donde nos amigos me habían llevado con anterioridad, pero en donde siempre me negaba a pasar una noche con alguna de las mujeres hermosas que el gerente ofrecía.

― ¡Buenas noches Señor Black! Bienvenido sea usted ― el gerente me saludo en cuanto entre y yo asentí.

― Deme una sala privada y mándeme a su mejor mujer ― ordene y el asintió.

― ¿Viene usted solo? ¿O lo acompaña el Señor Demetrius y Long? ― pregunto mientras le hacía una seña a su asistente.

― Yo solo y, prepáreme algunos juguetes por favor ― él sonrió y asintió.

― Perfecto Señor Black, sígame por favor.

El hombre gordo y lascivo me llevo a una sala bastante interesante, él sabía que yo jamás pedía mujeres y ahora seguro estaba extasiado con verme gastar mi dinero al por mayor.

Minutos después una mujer bastante atractiva entro, me había quitado el saco y la corbata, mientas bebía un dulce vino importado de Francia.

― Estoy aquí para servirle Señor Black ― con una dulce voz se acercó a mi.

― Bien enséñame lo que puedes hacer ― le ordene y ella prosiguio a realizar lo mejor que alguien como ella sabia hacer.

― Disfrutara mucho de mis servicios, se lo aseguro ― se acercó a mí y puso sus manos en mi cuello, la jale hasta pegarla a mí y devore sus labios de manera desesperada.

Ella me correspondió y fue desabotonando mi camisa, me la quite rápidamente al igual que el pantalón pues estaba ansioso de poseerla como ese hombre lo hacía con Jazmín.

― Déjame ayudarte y hacerte feliz hoy ―  Mi sueño era casarme y darle mi primera vez a la mujer que amaba, pero tristemente no sería así.

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