Mariel…
Bueno de mí no hay mucho que pueda contarles, soy Mariel Lamberts, hija del increíble Magnate Russel Lamberts y Catalina Lamberts. Mis padres han forjado su imperio a lo largo de los años gracias a nada más y nada menos que; El football americano.
Mis padres son los dueños de uno de los equipos mejor valorados en el mundo: Los Green Bay Parkers, con un valor estimado de más de $2,800,000,000.00 millones de dólares anuales así que, ya saben más o menos mi patrimonio familiar.
Desde pequeña me intereso el manejo de esto pues soy sumamente aficionada al deporte, es el corazón de mi nación así que, por ende, debía aprender cómo era.
Se que sonara extraño que, como mujer, busque dominar un mundo dónde solo los hombres han tenido acceso, pero, siempre hay una excepción. Mi único hermano, mi gemelo, nunca le ha interesado hacerse cargo de la firma y eso fue algo que molesto demasiado a mi padre.
Tanto que hubo un tiempo en que lo desheredo y le quitó toda ayuda financiera, pero, como el hombre que es mi hermano, supo salir adelante y creo su propio camino, junto con un amigo de él, iniciaron su propio taller mecánico, el cual ha tenido demasiado éxito, más por la galanura que es mi hermano.
Los dos somos fanáticos de las carreras, los autos, la acción. Así que no hay ni una duda de que somos hermanos de sangre, él es mi otra mitad, por la cual doy hasta mi vida. Además de que es un maldito playboy y de los peores, pero, digamos que se nos da a ambos.
En fin, volviendo al tema del legado de mi familia, cuando tenía 26 años le sugerí a mi padre que me diera la oportunidad de dirigir la firma, al principio se negó rotundamente alegando que ese no era el trabajo de una mujer, pero, como no me gusta que me digan que no, lo rete.
― ¡Padre dame la oportunidad! Verás que puedo ser mejor que cualquier persona que busques. ― me Cruze de brazos mientras lo retaba con la mirada.
Estábamos en su estudio, ya había pasado un mes desde mi primera petición y él se había negado sin darme una sola oportunidad, pero no me rendiría tan fácil.
― ¡Ya te dije que no! No es tu deber ni tú obligación querer ocupar el puesto que le toca a tu hermano, tu único deber es gastar el dinero de papá y después encontrar un buen esposo ― bufé antes sus palabras, ¿Que acaso me cree una princesa?
― Te das cuenta de tus palabras, papá quiero ser más que eso. Quiero brillar por mí misma y sabes que tengo la capacidad, solo, no me das la oportunidad de demostrarlo ― estaba enojada, furiosa, fastidiada. ¿Cómo podía creer que por ser mujer yo quería eso? ¿Que acaso no puedo ser como él o incluso mejor? ¿Que por ser mujer mi destino solo es gastar y tener marido?
― No y mil veces no hija, es un ambiente cruel donde los hombres son despiadados y no arriesgare a mi única hija a que ellos te quieran lastimar ― se levantó de su silla y se acercó a mí, debo decir que sus palabras me conmovieron, pero, podía demostrarle que de luchar contra ellos, tengo la capacidad siempre lo he demostrado.
― Dale una oportunidad Russell, no sabes de lo que es capaz tu hija si no lo intentas ― mi madre entró al estudio y hablo con una voz apacible y dulce que, haría caer a cualquiera y ahora lo hizo con mi papi.
― ¡Gracias mami! ― sonreí y corrí a abrazarla, ella es mi mayor ejemplo.
― Amor, no te metas en esto no hay discusión, por favor ella... No puedo arriesgarla a ese ambiente ― agachando la cabeza mi padre contestó, sabía que le tenía miedo a mi mamá.
― Ella se ha defendido desde que es pequeña de todo aquel que quiera abusar o pasarse de listo y tú lo sabes ― inquirió alzando la ceja mi mamá.
― Pero...
― No hay peros Russell, ella quiere ser diferente, jamás ha jugado con muñecas, siempre adoro las emociones locas y desatrampadas. Debes entender que tu hija no es como yo, ni como las demás hijas de tus socios. Ella es como tú y lo sabes. ― escuchar esas palabras de mi dulce madre casi me hicieron llorar, no sabía que me tenía en tan alta estimada.
― Ay mami, te amo ― no dude en decírselo y es que, en mi familia, a pesar de que siempre hemos tenido dinero, jamás ha faltado el cariño o las muestras de afecto como en muchas otras familias de la alta sociedad, mis abuelos y mi única tía siempre hemos convivido en armonía por lo que no conozco de peleas familiares por la herencia ni nada por el estilo.
― ¿Estás segura de que quieres entrar a este mundo Mariel? ― pregunto mi padre acercándose a mí con las manos en sus bolsillos.
― Padre, dame la oportunidad, lo haré bien y no te voy a decepcionar ― el rostro se me ilumino y mi sonrisa no podía desaparecer, estaba increíblemente feliz.
― Bien, mañana te llevaré a las oficinas del equipo, te presentaré ante todos, pero debes saber esto hija ― me toma de los hombros y su rostro denota seriedad ― este mundo o eres cazador o eres presa. Los hombres somos ambiciosos y al ver qué tú, como mujer, quieres estar al frente de un equipo de football americano, un deporte dónde solo reinan los varones, te van a querer destrozar. Pero no los dejes, rómpeles las bolas si lo deseas, papá siempre te cubrirá.
― Lo haré padre, nadie me va a menos preciar de ese debes estar seguro ― me abrazó con fuerza al igual que a mí madre.
Después de eso mi padre me presentó ante la junta directiva, ¿Y qué creen? Si, paso lo que él me dijo. Todos estuvieron muy en contra de mí, querían literal sacarme a patadas si no es por qué mi familia es la dueña, creo que ya estaría en la calle.
Pero no me deje, puse las cartas sobre la mesa y les demostré mi valía, les demostré lo que Mariel Lamberts puede hacer y no solo romper sus malditas bolas y hacerlas picadillo.
Aprendí, cada jugada, cada posición del deporte, aprendí como se maneja la NFL. Aunque en el corporativo hay muchas mujeres que trabajan, ninguna está al frente de algún equipo si quiera.
Descubrí que este deporte es una mafia donde los más poderosos se regordean de los millones que los jugadores les hacen ganar, son crueles, despiadados, malditos y asquerosos. Pero ¿Adivinen qué? Yo también lo soy.
Cómo dice el dicho "Soy una mujer, escúchenme rugir", les demostré a cada uno de esos malditos que mi vagina tenía más poder que sus asquerosos miembros, soy dura, inmutable y no por nada. Los jugadores de mi equipo me apodan "La diabla".
Si suena un poco descabellado, pero, les exijo resultados si quieren que les pague. Nunca me pierdo un solo juego, nunca faltó a ninguna reunión, es así como me gane un lugar en este mundo dirigido por hombres.
Mi madre dice que debí ser niño pues, siempre he sido todo lo contrario a lo que ella esperaba y no es que se avergüences de mí, sé que me ama, pero jamás quiero ser como dicta la sociedad, yo soy yo y eso es lo que importa. Una vez me preguntó si no me gustaban las mujeres a lo que yo me reí con fuerza y créanme que se lo que me encanta y sin son los penes.
Nunca seré lo que los demás esperan de mí, quizá por eso mi círculo de amigas es sumamente reducido, pero, con ellas me conformo. Somos las tres tal para cual, Paola, Lena y yo, somos la bomba que ese mundo necesita y más adelante les diré el porqué.
Después de 4 largos años aún sigo al frente del equipo y aún me doy mi lugar como se debe. Me encanta vivir al límite de todo placer, de toda diversión, así que, ahora conocerán un poco de mí.― ¿Iremos hoy al Club Mable? ― pregunto Lena mientras estaba toda acostadita en el sillón de mi oficina.― Llama a Paola, quizás ella quería ir, además es viernes ― contesté sin mirarla, estaba revisando la agenda de los próximos partidos pues apenas empezaba la temporada para el Super Bowl 2018, teníamos que llegar a jugar en él, como siempre lo habíamos hecho.― Bueno, será emocionante. A no ser que quiera desperdiciar el tiempo con ese disque novio que tiene ― dice con tono burlón.― Bueno, supongo que coge bien. Una nunca sabe ― soltamos una risa algo fuerte, adoro a esta chica.
― ¿Qué crees que nos encontremos esta noche? ― pregunto Lena mientras subíamos las escaleras, contoneaba las caderas como toda una diva y como de hacerlo si estábamos por entrar al lugar donde cualquier fantasía podía ser hecha realidad.― No lo sé, quiero algo ligero pero poderoso está noche ― conteste con sinceridad, no estaba de humor para algo más intenso, solo, quería relajarme.― Tienes razón, hoy debe ser algo ligero pero que nos llene por completo ― llegamos a la puerta roja y la asistente nos pido nuestras entradas. Esta era custodiada por un hombre bastante fuerte pues, está zona era demasiado exclusivo y solo si tenías el dinero suficiente podías entrar. Aunque nunca faltaban lo que quisieran colarse y disfrutar de este suculento postre de manera gratuita.
El castaño comenzó a besar y devorar mis labios con fervor, sentía sus manos recorrer mi piel mientras Paolabesaba su cuello. Si algo teníamos es que en ocasiones compartíamos un hombre y solíamos disfrutar de ese tipo de experiencia así que, ya no era nuevo notar que él nos deseaba a las dos.Lena por su parte ya se había perdido con el pelinegro quien sabe dónde y la verdad no me importaba, el alcohol ya estaba haciendo su parte en mi organismo y el ambiente estaba bastante caliente y tentador.— Vallamos a un lugar más cómodo — mencioné mientras el castaño devoraba la boca de mi amiga con alevosía sin igual. Me levanté sin esperar a que ellos me siguieran y, como mi mente ya estaba nublada por la cantidad alocada de Whisky que había bebido, creí entrar a la puerta correcta.Cuando la abrí está me llevo a
Jack...Cuando Eric y Martín me convencieron de venir a este tonto club en Wisconsin, una tonta ciudad donde del frío es horrible aún en el mes de abril. Tengo una reunión con un Directivo de la NFL justo en esta ciudad, sede de los Green Bay Parkers, un poderoso equipo, pero, quien no le llega ni a los talones al mío.— Vamos hoy al Maple hermano — dice Eric cuando estamos en la camioneta que nos lleva al hotel donde se llevará a cabo la reunión el día de mañana por la tarde.— Ustedes vallan, yo tengo cosas que hacer — sin despegar la vista de mi computadora les confirme.— ¡Vamos Jack! No has salido con nosotros en un mes y de verdad que las nenas deben extrañart
Cuando reaccione ella ya estaba arriba de mí, sus labios probaron los míos y yo, solo podía mirar aquellos ojos azules y labios rojos como el carmín. Mi cuerpo, por alguna extraña razón, comenzó a sentir calor.— ¿Que estás haciendo? — pregunte, embelesado por esta mujer que me hacía sentir emociones que hace tanto no experimentaba.— Se que lo deseas tanto como yo, así que gocemos está noche y hazme tuya hasta el amanecer — sus labios se estamparon con los míos dándome una corriente de electricidad que hizo temblar todo mi cuerpo.Comenzó a menear sus caderas sobre mí y podía sentir la humedad de su feminidad. Cuando percibí que mi pene iba endureciéndose poco a poco la locura y la emoción me envolvieron que la acerqué más a mí besando sus labios con una alevosía sin igual.Su aroma era exquisito, su piel suave como la seda, el mero tacto de ella me producía mil sensaciones que hace tanto no experimentaba. Recorrí
— Ya llamé a la gerencia mi señor, en un momento nos atenderán — dijo Steven mientras empujaba mi silla de ruedas por el ancho pasillo, se notaba que no había muchos accesos para discapacitados o más bien, ningún hombre como yo vendría a estos lugares a no ser que fuera rico y poderoso.— Excelente, llama a los demás hombres, que estén alerta a mis órdenes. Tenemos mucho trabajo que hacer y ahora añadiré una tarea más para ti — explique mientras nos acercábamos a la oficina, estaba muy ansioso y esperaba que el dueño del local pudiera darme acceso a lo que necesitaba.— Bienvenido Señor, pasé por favor — el gerente abrió la puerta antes de que pudiéramos tocar así que, supuse ya nos esperaban de antemano.— Gracias, disculpe el atrevimiento — hablé en tono sincero, pero firmé, debía mostrarle quien era para que accediera a ayudarme.— Díganme, ¿En qué les puedo ayudar? — el hombre se sentó en su silla como si fuera
Mariel...Llegué a mi apartamento después de manejar por un buen rato hasta el lugar donde vivo, desde que me hice cargo del negocio de mis padres decidí que lo mejor era vivir mi vida aparte, así no molestaba a mi madre con, según ella, mis gemidos locos y chillones.Deje mis llaves y mi bolso en mi sala, me quite los zapatos y los aventé por quién sabe dónde, la cabeza me estaba matando y quería un buen baño.Entre a mi cuarto y me quite toda la ropa, tome la toalla y cuando entre al baño, la tina me miraba con ojos seductores. « ¡Si mi vida ya voy a ti corazón! » exclamé y abrí la llave caliente mientras me sentaba para que callera sobre mi cabeza mientras con la otra llave se llevaba la tina.Rocíe los productos que uso para el cuidado de mi piel, pues en eso soy bastante vanidosa. Deje que la espuma y el olor a lavanda m
Jack...― Ahora que tenemos las imágenes, manda a investigar a todas la mujeres que, aún entrado a este establecimiento, busca las cámaras de los lugares aledaños. De alguna forma tengo que encontrarla ― Ordene a Steven una vez que salimos del local y me ayudó a subir al auto.― Si señor, se hará como usted diga ― respondió y puso en marcha el auto. Tenía, aparte de él, dos guardaespaldas más que siempre iban detrás mío. Jamás escatimaba gastos en mis seguridad pues ya había sufrido algunos atentados en el pasado, lo mejor era evitar esas situaciones y tener gente que me protegiera.― Llévame al hotel, para poder prepararme para la reunión de hoy ¿Te has comunicado con Ryan Evans? ― pregunté por mi subordinado, él estaba a cargo de la dirección cuando yo no quería asistir o cuan