Quería decir que me sentía bien pero no fue así, me sentí un completo perdedor quien había ido a buscar con quién desquitarse ante el engaño de la mujer que yo amaba. Me levanté sin siquiera mirar a la chica rubia quien estaba sumamente sonrojada y despeinada.
― Retírate, dile a tu jefe que has hecho un buen trabajo, se te pagará bien ― aún desnudo tome mi pantalón y saqué mi billetera y le di uno fajo de billetes a la chica que se levantaba y tomaba su ropa mirándome como si quisiera decirme algo.
― Pero señor...
― ¡¿Que?! ¡¿No oíste?! ¡Lárgate mujer y toma los malditos billetes! ― enojado se los arroje y ella asustada los tomo, no sin antes darle una última mirada llena de molestia la cual paso de largo pues no estoy para consentir a nadie.
Me vestí rápidamente como pude, tome una botella de vino y sin usar la copa bebí de ella directamente, mi corazón dolía demasiado. Quizás el alcohol sería un buen curandero está noche.
A partir de ese momento me perdí en un mundo de lujuria y perversión, mis amigos estaban más que emocionados de que podían al fin llevarme, según ellos, a mejores ambientes y un nivel superior.
Eric y Martín eran mis dos cómplices en todo este mundo de obscenidades, se preguntarán ¿Que paso con Jasmín y su amante? Bueno hice lo que cualquier millonario rico haría. Me vengue de la peor manera.
Busque la forma en que desprestigiaran a su amado Carlos que era un Arquitecto poco conocido con ambiciones demasiado altas, perdió su empleo al igual que ella. La dejé en la calle pues le arrebaté todo lo que le había regalado. Al grado que varias veces me fue a pedir perdón a las oficinas de mi empresa, pero siempre la rechace como perro pateado.
Tristemente debí haber tratado con ella y alejarla de mí, ya que en la desesperación de no tener nada, haber perdido a sus padres pues no tenía ni para pagar los gastos médicos se ellos, busco hacerme daño sin que yo me diera cuenta.
Un día salí del Storm bastante ebrio, aunque mis amigos me dijeron que debía evitar conducir de esa forma, no les hice caso, tome mis llaves y maneje mi auto por las calles solitarias de esa ciudad. Quería perderme un instante pues, aunque no quisiera aceptarlo; jazmín seguía muy clavada en mi pecho y no había podido olvidarla con nadie.
Aceleré el auto sin percatarme que alguien me seguía de cerca, seguí manejando hasta que en un cruce que había semáforo en rojo no me detuve y otro carro impacto contra el mío con una fuerza bastante potente la cual me hizo dar varias vueltas sobre la calle que estaba en bajada.
Las bolsas de aire no respondieron por lo que mi cuerpo recibió todos los golpes hasta casi quedar inconsciente, lo último que recuerdo es a alguien acercándose a mí con algo que parecía ser un chuchillo.
― Hoy pagarás todo lo que me has quitado Jack Black, eres un ser despreciable que merece quedar marcado de por vida ― escuché la voz de jazmín y reaccioné en ese instante.
― Jazmín... ¿Qué intentas hacer? ― como pude hable y ella solo se rió como desquiciada, abrió la puerta mirándome con odio, uno que no sabría cómo explicarlo.
Yo no podía moverme, mis piernas no me respondían y todo mi cuerpo dolía como el infierno.
― Solo te pagaré con la misma moneda que tú, de por sí eres feo ahora lo serás más y nadie, escúchame bien, nadie te amara nunca ― acercó el cuchillo a mi rostro, se reía de manera escalofriante y juro que jamás había visto está faceta de ella, realmente asustaba.
― ¡Ni si quiera te atrevas a tocarme maldita loca o me las pagarás muy caro! ― intenté que mi cuerpo reaccionara, pero por más que lo hacía no me respondía.
― ¡¿Crees que tus amenazas me asustan?! Ya no más Jack Black, es hora de que pagues con sangre ― levantó el cuchillo y de un solo movimiento me rasgo el rostro desde mi mandíbula hasta mi ojo derecho.
― ¡Aaaah! ¡Maldita Jazmín! ― fue lo único que pude articular pues el dolor fue demasiado para mí que caí desmayado en ese justo momento.
Solo escuchaba la risa escalofriante de jazmín, sus ojos llenos de odio y como anhelaban vengarse de mí. Cuando desperté estaba conectado a muchos aparatos, la luz me cegaba y sentía todo mi cuerpo arder.
― ¡Mi niño has despertado! ― escuché la voz de mi madre y me di cuenta de que solo podía abrir un ojo y para colmo, no sentía mis piernas.
― Má... Mamá... ― intente hablar, pero mi boca estaba seca.
― Shh mi niño deja llamo al médico ― mire como apretó un botón y en unos minutos tenía frente a mí a una doctora junto con sus enfermeras.
― Bien Señor Black que bueno que está despierto, le haré unas preguntas para determinar su estado de salud.
― No tienen nada de buenos ― conteste ― y sea rápida que quiero descansar ― ella solo se río de lado y negó con la cabeza.
― Valla que tiene un buen temperamento Señor Black, pero tranquilo que será breve ― me pasó una lámpara por mi ojo lo que me cegó.
Me hicieron varios exámenes y entre esas cosas me revelaron que había sufrido una severa lesión en mi espalda la cual me quitó la movilidad de mis piernas, afortunadamente no había sido tan grave según ellos pues había la posibilidad de que quedara parapléjico. Mi madre lloraba y me abrazaba pues la noticia fue muy impactante para mí.
Cuando recordé lo que jazmín había hecho con mi rostro les exigí que me dejaran verme en el espejo, mi madre se negó mucho tiempo hasta que logré convencerla. Me pasó un espejo pequeño y tomo mi mano al verme nervioso.
― Hijo, solo no te vayas a molestar, trata de estar tranquilo cuando mires y no olvides que mamá te ama ― asentí y pedí que me quitarán la venda. Con mi otro ojo miraba como la tela iba cada vez quitándose y me dejaba ver la horrible cicatriz que había quedado justo a la mitad de mi cara.
Apreté los puños mientras miraba el horrible reflejo que estaba delante de mi, no me podía reconocer, no podía si quiera imaginarme de esta forma. Lo bueno de todos esto es que podía aún ver con mi ojo derecho y eso quitó un poco de la angustia que tenía.
Me odie justo en el momento en que mis ojos miraron al engendro que se reflejaba en el espejo, las lágrimas querían salir, pero no debía dejarlas, la irá y el odio crecieron en mi corazón y solo quería matarla con mis propias manos a esa mujer que me trajo está desgracia.
― ¡La mataré mamá, la mataré! ― grité histérico mientras aventaba todo lo que tenía frente a mí.
― ¡Hijo no tiene caso, ella se suicidó! ― mire a mi madre perplejo y no podía creer que eso fuera cierto.
― ¡No,no,no! ― quise levantarme pero no pude y fue cuando mi madre me abrazo y yo ya no pude más que me desahogue con ella, llore como nunca lo había hecho pero me jure a mí mismo que esa sería la última vez que lo hacía, jure que sobre mi alma solo habría dolor y oscuridad. Así como la vida me había pagado así lo haría yo...
― Jefe, es hora de ir. El partido está por comenzar y el señor Evans quiere su presencia en la sala VIP ― la voz de mi asistente me regresa a mi realidad, justo 10 años después de ese incidente, ahora tengo 34 años y sigo postrado en esta silla de ruedas.
― Vámonos, no hagamos esperar a mi títere ― moví mi silla y mi reflejo en la ventana llamo mi atención, usaba está máscara que me cubría la mitad de mi cara.
― Entendido señor.
Jalo mi silla y me guío hasta el ascensor, desde ese incidente mi vida se volvió un día gris, pedí que toda evidencia de mi rostro anterior fuera borrada, me volví un hombre que hace negocios desde las sombras y que controla todo a su alrededor.
Nada se me escapa, tomo lo que quiero a mi gusto incluyendo, los fetiches sexuales.
Mariel…Bueno de mí no hay mucho que pueda contarles, soy Mariel Lamberts, hija del increíble Magnate Russel Lamberts y Catalina Lamberts. Mis padres han forjado su imperio a lo largo de los años gracias a nada más y nada menos que; El football americano.Mis padres son los dueños de uno de los equipos mejor valorados en el mundo: Los Green Bay Parkers, con un valor estimado de más de $2,800,000,000.00 millones de dólares anuales así que, ya saben más o menos mi patrimonio familiar.Desde pequeña me intereso el manejo de esto pues soy sumamente aficionada al deporte, es el corazón de mi nación así que, por ende, debía aprender cómo era.Se que sonara extraño que, como mujer, busque dominar un mundo dónde solo los hombres han tenido acceso, pero, siempre hay una excepción. Mi único hermano, mi gemelo, nunca le ha i
Después de 4 largos años aún sigo al frente del equipo y aún me doy mi lugar como se debe. Me encanta vivir al límite de todo placer, de toda diversión, así que, ahora conocerán un poco de mí.― ¿Iremos hoy al Club Mable? ― pregunto Lena mientras estaba toda acostadita en el sillón de mi oficina.― Llama a Paola, quizás ella quería ir, además es viernes ― contesté sin mirarla, estaba revisando la agenda de los próximos partidos pues apenas empezaba la temporada para el Super Bowl 2018, teníamos que llegar a jugar en él, como siempre lo habíamos hecho.― Bueno, será emocionante. A no ser que quiera desperdiciar el tiempo con ese disque novio que tiene ― dice con tono burlón.― Bueno, supongo que coge bien. Una nunca sabe ― soltamos una risa algo fuerte, adoro a esta chica.
― ¿Qué crees que nos encontremos esta noche? ― pregunto Lena mientras subíamos las escaleras, contoneaba las caderas como toda una diva y como de hacerlo si estábamos por entrar al lugar donde cualquier fantasía podía ser hecha realidad.― No lo sé, quiero algo ligero pero poderoso está noche ― conteste con sinceridad, no estaba de humor para algo más intenso, solo, quería relajarme.― Tienes razón, hoy debe ser algo ligero pero que nos llene por completo ― llegamos a la puerta roja y la asistente nos pido nuestras entradas. Esta era custodiada por un hombre bastante fuerte pues, está zona era demasiado exclusivo y solo si tenías el dinero suficiente podías entrar. Aunque nunca faltaban lo que quisieran colarse y disfrutar de este suculento postre de manera gratuita.
El castaño comenzó a besar y devorar mis labios con fervor, sentía sus manos recorrer mi piel mientras Paolabesaba su cuello. Si algo teníamos es que en ocasiones compartíamos un hombre y solíamos disfrutar de ese tipo de experiencia así que, ya no era nuevo notar que él nos deseaba a las dos.Lena por su parte ya se había perdido con el pelinegro quien sabe dónde y la verdad no me importaba, el alcohol ya estaba haciendo su parte en mi organismo y el ambiente estaba bastante caliente y tentador.— Vallamos a un lugar más cómodo — mencioné mientras el castaño devoraba la boca de mi amiga con alevosía sin igual. Me levanté sin esperar a que ellos me siguieran y, como mi mente ya estaba nublada por la cantidad alocada de Whisky que había bebido, creí entrar a la puerta correcta.Cuando la abrí está me llevo a
Jack...Cuando Eric y Martín me convencieron de venir a este tonto club en Wisconsin, una tonta ciudad donde del frío es horrible aún en el mes de abril. Tengo una reunión con un Directivo de la NFL justo en esta ciudad, sede de los Green Bay Parkers, un poderoso equipo, pero, quien no le llega ni a los talones al mío.— Vamos hoy al Maple hermano — dice Eric cuando estamos en la camioneta que nos lleva al hotel donde se llevará a cabo la reunión el día de mañana por la tarde.— Ustedes vallan, yo tengo cosas que hacer — sin despegar la vista de mi computadora les confirme.— ¡Vamos Jack! No has salido con nosotros en un mes y de verdad que las nenas deben extrañart
Cuando reaccione ella ya estaba arriba de mí, sus labios probaron los míos y yo, solo podía mirar aquellos ojos azules y labios rojos como el carmín. Mi cuerpo, por alguna extraña razón, comenzó a sentir calor.— ¿Que estás haciendo? — pregunte, embelesado por esta mujer que me hacía sentir emociones que hace tanto no experimentaba.— Se que lo deseas tanto como yo, así que gocemos está noche y hazme tuya hasta el amanecer — sus labios se estamparon con los míos dándome una corriente de electricidad que hizo temblar todo mi cuerpo.Comenzó a menear sus caderas sobre mí y podía sentir la humedad de su feminidad. Cuando percibí que mi pene iba endureciéndose poco a poco la locura y la emoción me envolvieron que la acerqué más a mí besando sus labios con una alevosía sin igual.Su aroma era exquisito, su piel suave como la seda, el mero tacto de ella me producía mil sensaciones que hace tanto no experimentaba. Recorrí
— Ya llamé a la gerencia mi señor, en un momento nos atenderán — dijo Steven mientras empujaba mi silla de ruedas por el ancho pasillo, se notaba que no había muchos accesos para discapacitados o más bien, ningún hombre como yo vendría a estos lugares a no ser que fuera rico y poderoso.— Excelente, llama a los demás hombres, que estén alerta a mis órdenes. Tenemos mucho trabajo que hacer y ahora añadiré una tarea más para ti — explique mientras nos acercábamos a la oficina, estaba muy ansioso y esperaba que el dueño del local pudiera darme acceso a lo que necesitaba.— Bienvenido Señor, pasé por favor — el gerente abrió la puerta antes de que pudiéramos tocar así que, supuse ya nos esperaban de antemano.— Gracias, disculpe el atrevimiento — hablé en tono sincero, pero firmé, debía mostrarle quien era para que accediera a ayudarme.— Díganme, ¿En qué les puedo ayudar? — el hombre se sentó en su silla como si fuera
Mariel...Llegué a mi apartamento después de manejar por un buen rato hasta el lugar donde vivo, desde que me hice cargo del negocio de mis padres decidí que lo mejor era vivir mi vida aparte, así no molestaba a mi madre con, según ella, mis gemidos locos y chillones.Deje mis llaves y mi bolso en mi sala, me quite los zapatos y los aventé por quién sabe dónde, la cabeza me estaba matando y quería un buen baño.Entre a mi cuarto y me quite toda la ropa, tome la toalla y cuando entre al baño, la tina me miraba con ojos seductores. « ¡Si mi vida ya voy a ti corazón! » exclamé y abrí la llave caliente mientras me sentaba para que callera sobre mi cabeza mientras con la otra llave se llevaba la tina.Rocíe los productos que uso para el cuidado de mi piel, pues en eso soy bastante vanidosa. Deje que la espuma y el olor a lavanda m