Jack...
― Ahora que tenemos las imágenes, manda a investigar a todas la mujeres que, aún entrado a este establecimiento, busca las cámaras de los lugares aledaños. De alguna forma tengo que encontrarla ― Ordene a Steven una vez que salimos del local y me ayudó a subir al auto.
― Si señor, se hará como usted diga ― respondió y puso en marcha el auto. Tenía, aparte de él, dos guardaespaldas más que siempre iban detrás mío. Jamás escatimaba gastos en mis seguridad pues ya había sufrido algunos atentados en el pasado, lo mejor era evitar esas situaciones y tener gente que me protegiera.
― Llévame al hotel, para poder prepararme para la reunión de hoy ¿Te has comunicado con Ryan Evans? ― pregunté por mi subordinado, él estaba a cargo de la dirección cuando yo no quería asistir o cuan
La mujer solo me miro por unos segundos y después siguió su camino, me le quedé mirando como un tonto por mucho tiempo hasta que Steven me saco de mis pensamientos empujando mi silla hasta el lugar designado que tenía en la inmensa mesa en esta sala.― Señor la reunión ya va a empezar, ¿Desea que le traiga algo? ― me preguntó susurrando en mi oído.― Solo una botella de agua, deja las carpetas en la mesa ― conteste sin dejar de mirarla, algo en ella me llamaba increíblemente la atención, pero, otra parte de mi dudada.¿Como una chica como la de anoche asistiría a una reunión cómo está? ¿Quién era? ¿Qué demonios hacia aquí?― ¿Así que usted el Señor Black? O ¿Me equivoco? ― un hombre de piel morena, bastante fornido me preguntó con cierta duda y desd&eac
Mariel....La forma en la que ese hombre me observa me pone nerviosa, su mirada es penetrante y fría. Cómo si pudiera leer cada parte de tu alma, hasta los lugares más recónditos de ella.Siento que de alguna manera es el hombre de anoche, pero, no recuerdo haber visto una silla de ruedas en la habitación. Podría decir que es el hombre a quien vi cuando acompañe a los otros dos papuchos junto con mis amigas, pero, el que me hizo tocar el cielo innumerables veces, no lo creo.Lo que más me sorprendió fue el hecho de que, congeniamos muy bien en las palabras. La forma en que insulto al tonto de Levi, me hizo reír fuertemente. Nadie se había atrevido a si quiera levantarle un poco la voz, más que yo obvio en algunas ocasiones.Pero Jack Black « Que sensual suena ese nombre »supo callarlo y darle donde más le duele; sus escánda
Jack...No negaré que me sorprendió que aceptara mi ayuda, me sentía nervioso cuando nuestros ojos se cruzaban, pero debía disimularlo. No podía negar que deseaba que ella fuera la mujer de anoche, quizás por eso la estaba ayudando, por qué mi deseo de que Mariel Lamberts fuera la musa de mi corazón se hiciera realidad.Después de dos horas debatiendo y reorganizando los calendarios de juegos, la reunión había terminado, podía observar como Félix miraba con rencor a Mariel, podría ser algún examante de ella. Sonreí de vez en cuando al notar que sus planes no habían salido como querían o que nadie apoyaba a Mariel, era inaudito que la discriminaran por eso.En cierta forma la entendía, se lo que es que he menosprecien por sé quién eres. Por cómo te vez, por lo que te convertiste. O quizás por lo que la vida quiso que fueras. No sabía mucho de ella, pero ya me daría el tiempo de investigar a profundidad.— Señor Black
Mariel...Estar anonadada era una descripción vaga ante la, intensa y loca revelación que esté hombre frente a mí me estaba dando. Su mirada era firme y su rostro no mostraba otra expresión que seriedad y decisión.«Pero ¡¿Quién mierda se creía que era?!» nadie nunca nadie fue tan directo como él lo había hecho, sostuve mi copa por un buen tiempo mirándolo con frialdad. Esa petición de me hacía tan estúpida y ya decía yo que nada era gratis en esta Maldita vida.— Señor Black ¿Se está escuchando hablar? — pregunté alzando un poco la voz. Estaba molesta, irritada. ¿Por quién me consideraban estos hombres? Se que amo vivir al máximo mi sexualidad, pero eso no significa que le abro las piernas a cualquiera.— No sé qué tiene de malo. No le es
Mientras manejaba el timbre de mi celular sonó, miré de reojo quien era y sonreí como hace tiempo no lo hacía.— ¡Hermano! — grité de felicidad, mi hermano Brian era mi sostén cuando no tenía a quien acudir o no sabía qué hacer.— ¿Haber cuando se le ocurre a mi hermosa hermana llamarme? — sonreí ante sus palabras, había estado inmersa en mi trabajo que olvidé a mi único amigo del alma y mi gemelo.— Lo siento, la temporada está por empezar y sabes que esto es un caos.— Lo sé, oye ¿Por qué no vienes a la pista conmigo y los muchachos? Quizás un poco de adrenalina te relaje — sonreí emocionada y acepte, realmente quería despejar mi mente de la reunión de esta tarde, así como la charla tonta que tuve con Jack Black.— Tu di Rana y yo salt
Mire a mis chicos cuando estaba el la línea de meta, todos se acercaron impactados por la forma en que los supere, yo jadeaba por aire, si bien hacia bastante ejercicio hace mucho que no jugaba un partido. Solté el balón y me recargue en mis rodillas por qué de verdad estaba exahusta.— ¡Señorita Lamberts! — el entrenador se acercó y me dio una botella de agua.— Gracias... — la tomé casi toda de golpe, respiré y el sudor inundaba mi cabello y cara.— ¿Se encuentra bien? — Janneth se acercó con una toalla para mí sudor, los chicos se pusieron alrededor de mi, podía ver sus rostros lleno de emocionen complicadas.En cierta forma los comprendo, una mujer al frente de un deporte que juegan hombres, es algo raro de ver pero no por ello deben menospreciarme o algo por el estilo, este el el Siglo XXI uno donde las mujeres podemos tener más poder que lo que ellos se imaginan, somos poderosas y podemos hacer lo mismo
3 días después....— ¿Si bueno? Este es Jack Black...—Señor Black.... Acepto su oferta...Jack...Me encontraba en mi mansión después de llegar del viaje desde Wisconsin. Aunque tenía mi Jet disponible a todas horas, eso no significaba que fuera un viaje placentero. Deje Wisconsin la misma noche que Mariel rechazo mi oferta.Sabía que se enfrentaría a un infierno sola pero si ella así lo quizo, está bien. Ya vendría después a rogar mi ayuda, mientras la tendría vigilada por si algo pudiera pasarle. Me concentre en mi labor y revise cada pendi
Mariel...Me quedé en shock por todas las malditas noticias que estaban diciendo, todos esos chismes donde se me acusaba de promiscua, de puta, de perra desgraciada. Simplemente no los podía creer.La sangre me hervía del coraje que se generaba dentro de mi corazón, este equipo era mi vida, mi ser, mi todo y ellos querían tumbarlo simplemente por ser mujer y bloquearles todas sus malditas trampas. Pero no me dejaré, me van a conocer tal cual soy: dicen que soy una perra, eso seré. Una maldita perra sin corazon.— ¿Que debemos hacer señorita? — me preguntó Janneth algo preocupada.— Déjalos que sigan con sus chismes, hablaré c