Gracias por todos los lindos mensajes que me han dejado, afortunadamente me encuentro mejor, aún en recuperación pero mejor que antes. Las tqm.
Alek Vólkov —¿Y bien, Dasha? —pregunté nuevamente al notar como se formó un silencio en el ambiente luego de mi llegada. Me encontraba en el despacho junto a mis socios discutiendo temas importantes y armando un plan de venganza contra Lukyan, el hijo de perra que había mandado a balear mi auto semanas atrás. Fueron largas horas que estuvimos allí dentro, por lo que el encontraba algo ansioso por ver nuevamente a Dasha y poder estar con ella. Intenté darle una sorpresa al llegar sin avisar hasta el área de la piscina, dónde se encontraba. Y lo logré, la sorprendí, pero no como yo esperaba. —A-alek, creí que estabas en el despacho —volteó a verme y su nerviosismo pasó desapercibido para mí. Tanto ella, como María y Paula se encontraban en las mismas; nerviosas a más no poder. Desde hacía días la actitud de Dasha no había pasado desapercibida para mí, pues cada vez se encontraba más distante, ida, secreteaba con María a cada rato, dormía más de la cuenta y hacia hasta lo impo
Alek Vólkov Miré con una sonrisa en el rostro todo a mi alrededor y, posteriormente, volteé a ver a Dasha, quién se encontraba a mi lado observando todo también. La miré con ternura y la traje hasta mi pecho, dejé un suave beso en su cabeza y apreté mi agarré en su cintura. Observé cómo las personas iban y venían, como todos los empleados caminaban a pasos apresurados de un lado a otro terminando de acomodar todo y sonreí. —¿Te gusta? —le pregunto con cautela esperando su reacción. Había ordenado que todo saliera a la perfección para que ella pudiera estar feliz, hoy se suponía debía ser el mejor día de nuestras vidas y, me había encargado de hacerlo posible. La pequeña celebración se llevaría a cabo en el jardín de la mansión, ya que habia podido observar que era uno de los sitios favoritos de Dasha, quién se merecía el cielo entero y yo estaba dispuesto a darselo. Como se lo prometí, con una llamada había logrado que en tan solo horas organizaran nuestra boda. Era algo p
Dasha PetrovLo sabía.Alek sabía de mi embarazo y, como lo imaginé, su reacción no fue lo que yo esperaba.Terminé de bajar las escaleras y continúe caminando dispuesta a salir de la mansión de una vez por todas. Me importaba un carajo la jodida boda, porque mi corazón dolía como los mil demonios y no había nada que pudiera aliviar ese malestar.—¡Dasha, maldita sea! —el grito de Alek se escuchó por toda la casa, logrando captar las miradas de los empleados que se encontraban cumpliendo con sus labores.Mismos que al notar las escena, abandonaron la estancia sin decir ni una sola palabra y sin siquiera mirarnos. Sabía que si lo hacían él sería capaz de mandarlos al carajo. Detuve mis pasos y me volteé a verlo porque sabía que sería inútil que pudiera salir de la casa sin antes escucharlo. Alek tenía el control y siempre que podía me lo hacía saber.—No estoy dispuesta a seguir con la conversación, así que te pido la olvides y me dejes salir en paz.—De aquí no saldrás hasta que term
Dasha Petrov—¿Necesita que la ayude en algo más, señorita? —preguntó con amabilidad el chófer y quise llorar al oírlo. Sí, necesito que me ayudes a aliviar el inmenso dolor que siente mi corazón. —No, gracias —respondí como pude con un jodido nudo en la garganta. —¿A qué hora paso por usted? —preguntó nuevamente y miré el centro comercial frente a mí con una leve sonrisa en el rostro. Él creía que yo venía de compras porque estaba triste, cuando en realidad lo que iba a hacer era esperar que se fuera y largarme a quién sabe dónde, pues no sabía ni qué rumbo tomar. Quería caminar y tomar aire fresco, tenía demasiadas cosas qué pensar y no quería tener ni a Alek ni a sus hombres detrás de mí siguiendo mis pasos. Así que se me ocurrió mentirle al chófer diciéndole que me encontraba triste y que venía al centro comercial a comprar para sentirme mejor. Y él obviamente me creyó, pues dijo que no era la primera mujer que conocía hacia lo mismo.Sí él tan solo supiera. —Yo te llamaré
Dasha PetrovMiré las paredes del departamento y sujeté mis manos entre sí intentando calmar y no dar a demostrar mis nervios. Sergei se encontraba en la cocina preparando café para, según él, ponernos al día con el chisme. Luego de que me hubiera ido a buscar a la cafetería, me había traído a su departamento para que pudiéramos conversar a gusto y sin interrupciones. —¿Te sientes mejor? —su pregunta me sacó de mis pensamientos. Lo miré con atención y asentí. Me tendió la taza de café y la acepté gustosa. Al instante la llevé hasta mis labios y al notar lo caliente que estaba, soplé hasta que finalmente pude darle un sorbo al café. El líquido amargo llegó hasta mi paladar dejando un saber agridulce. Luego, quemó ligeramente mi garganta al pasar por la misma, pero ligeramente por lo que continúe tomando hasta que sentí que era suficiente. Dejé la taza de café encima de la mesita que tenía frente a mí y le presté atención a Sergei, quién se había sentado a mi lado también. —Sí, af
Alek Vólkov(Maratón 1/13)Tiré la puerta del despacho con fuerza y me acerqué hasta el mini bar que se encontraba allí, me serví un trago, me lo bebí de un solo golpe y maldije en voz alta al sentir como el jodido Vodka quemó mi garganta. Dasha se había ido a quien sabe dónde a correr para despejar su mente porque ya no se sentía segura a mi lado, porque la hice sentir mal con mis palabras y jodida actitud. ¡Maldita sea! De mal humor y sin poder controlar mi furia, lancé el vaso de mi vista logrando que el mismo se convirtiera añicos en el piso de mármol. Grité, comencé a golpear y desordenar todo intentando calmar mis demonios, esos que me susurraban al oído que si seguía con mi jodida actitud podía perder a Dasha. Sabía que había sido muy duro y más teniendo en cuenta que ella más que nadie deseaba ese embarazo, pero no podía evitar sentirme furioso conmigo mismo por no poder aceptar a mi hijo, fruto de nuestro amor y, quién además de todo, no tenía la culpa de mis jodidos tra
Dasha Petrov(Maratón 2/13)Mi corazón frenético me recuerda que aún sigo ahí de pie, frente a la puerta y, para completar, Alek está mirándome fijamente con cara de pocos amigos esperando una respuesta de mi parte.Misma que no llega al instante, pues parece que mi cerebro y boca decidieron dejar de funcionar a último momento.—A-alek —tartamudeé sin saber qué carajos hacer o decir.Un movimiento detrás de su espalda me hizo salir de mis pensamientos y, como lo presumía, pude observar a Logan y Vlad se encontraban detrás de él junto con varios de sus hombres.Los mismos me dedicaron una fugaz mirada, pues inmediatamente la presencia de Sergei a mis espaldas captó completamente su atención.Lo supe por los pasos que se escucharon detrás de mí, posterior a la voz de mi amigo preguntando dónde me encontraba.Esto no pintaba nada bien, joder.—¿Quién tocaba la puert...? La pregunta de Sergei quedó en el aire una vez estuvo a mis espaldas e imagino se dio cuenta de la presencia de Alek,
(Maratón 3/13) Alek Vólkov Abrí la puerta de la habitación con cautela y entré aún con todo oscuro y sin querer encender la luz, pues Dasha se encontraba dormida y no quería despertarla. Luego de traerla a la fuerza de la casa de Sergei, ella se encontraba demasiado alterada y apenas me escuchaba, por lo que me tocó convencerla de que no le haríamos nada a su amiguito. Promesa que me tocó cumplir, por lo que me tocó llamar a Vlad y decirle que lo dejara en paz, pues dejaría pasar nuestras cuentas pendientes solo por Dasha. Únicamente por ella. Para mí buena suerte, ella me creyó y accedió a venirse por las buenas, así que al llegar a la mansión, la traje directamente hasta nuestra habitación y, como era de esperarse, se quedó dormida. Sabía que estaba pasando por demasiado estrés y eso no era bueno, por lo que decidí dejarla sola un rato para que pudiera descansar lo suficiente y así yo poder drenar mi furia. Fui al gimnasio y me descargué con el saco de boxeo tanto como