Noah quería hacer algo especial para Elizabeth, pero los dos habían quedado agotados del viaje y se quedaron dormidos hasta el día siguiente. Era gracioso porque sí, después de hacerla conocer la isla y caminar por horas, regresaron al yate y cayeron rendidos. Los primeros rayos de sol golpearon los ojos de Elizabeth, que trataba de adaptarse a la luz, mientras tomaba una taza de café. Dubrovnik era hermoso. Nunca había imaginado que podía pisar en algún momento de su vida, las costas de Croacia. Ella estaba sentada en las escaleras que daban a la cubierta del yate. Hacía un poco de frío, pero no se atrevía a caminar sola por ahí. Le daba terror caerse y ser asesinada por delfines.Elizabeth estaba feliz de estar con Noah. Él era tan diferente a como una vez su mejor amiga lo describió y hasta el que ella conoció. Sonrió escuchando las gaviotas porque se había dado cuenta de que amaba la parte fría y amorosa de Noah O'Brien.—Así que los bonitos amaneceres aquí, te han robado de mi l
Todo había sido perfecto, el viaje, las conversaciones, lograr conocer esa parte de Noah que mantenía oculta a todo el mundo, la había hecho feliz. Elizabeth estaba muy enamorada de su jefe y por primera vez, después de salir de la relación con Liam, pudo sentir que era recíproco.Por supuesto que era terca, pero debía cerciorarse de que, en serio, él la quisiera, aunque sea, una milésima de lo que ella sentía.Por esa razón, el miedo se apoderó de la pobre chica, cuando mencionó a Alexis y saber que había descubierto la amenaza que le hizo, metiendo a Damian. Y no, ella no sabía de lo que era capaz de hacer Noah, pero sí sabía de lo que era capaz Alexis.Noah intentó acercarse para apagar la música, pero asustó a Elizabeth. Él sonrió porque le pareció gracioso que ahora ella le tuviera miedo. Pero no estaba asustada de él. Tenía miedo de lo que pudiera hacer Alexis.—Solo voy a buscar mi celular para detener la música. No te voy a lastimar, si es lo que estás pensando —dijo, con una
Hace casi una semana que Noah y Elizabeth dejaron de verse. Se suponía que ella se iría por unos días, pero estando con su familia, le pidió más tiempo para pasar con ellos. Tenía más de dos años que no los veía y le resultó reparador, ellos eran su lugar seguro y le encantaba compartir su día a día. Noah quiso que Liam la llevara, pero ella no lo permitió. A sus padres no les gustaba el escándalo y llamar la atención, no era parte de la familia Evans. Noah no había recibido ningún mensaje o llamada de su parte. Él sabía que no había buena cobertura, pero no esperaba extrañarla tanto.—Ella está bien, solo fue a donde su familia a disfrutar unos días de descanso —se dijo así mismo, mientras iba a la sala de juegos.Cada día que pasaba eran momentos angustiantes para él. Había decidido meterse de lleno en su trabajo, pero una de sus prioridades se había ido a otra parte y tranquilo, no lograba estar. Sebastian había conseguido más información de lo que esperaban. Liam estaba ayudando
Habían transcurrido nueve días desde la última vez que supo de Elizabeth. Por más que trataba de explicarle a su hijo que ella regresaría, Damian no le creía. En la mansión todo el mundo la echaba de menos, pero al parecer, a la rubia se le había olvidado el camino de regreso a casa.—¿Lloró menos esta vez? —preguntó Ian, Noah negó con la cabeza, tomando un vaso de agua de la nevera.—Son muchos días fuera y él ya estaba acostumbrado a la presencia de Elizabeth diariamente. Es difícil para nosotros adaptarnos a su ausencia.—¿Cómo crees que se siente él? Yo sigo insistiendo, deberías ir a buscarla —Noah le pasó una botella de agua a su amigo.—Se siente abandonado. Así estuvo antes y terminó con fiebre —admitió—, pero no puedo ir a buscarla porque ella me lo pidió. Elizabeth necesitaba ver a su familia.Noah hizo una mueca de desagrado al probar el agua. Tenía un sabor extraño y desagradable.—¿Qué pasó? ¿Por qué tienes esa cara de asco? —Creo que esto está vencido —revisó la etiquet
Había una diferencia muy latente entre Elizabeth y Noah de la noche anterior. Él logró dormir después de diez noches en completo insomnio y ella, por primera vez, en muchos meses, había perdido el sueño. No paraba de reproducir las palabras de Alexis y esa mujer. Su mente la estaba atormentando tanto, que todo su mundo empezó a dar vueltas. Elizabeth, a la mañana siguiente, se desmayó y no tuvo apetito durante la primera hora del día. Todo le daba asco y solo quería volver a casa con Noah y Damian. Sus padres se habían preocupado y le pidieron a su hija menor que la llevara de regreso a la ciudad. Así también, ella buscaba en donde instalarse para empezar sus pasantías. Charlotte viajaría sola mientras encontraba en donde vivir. —¿Te sientes mejor ahora, Eliza? —su hermana estaba pálida—. Déjame llamar a tu novio. Él debe saber que estás enferma.Ella negó con la cabeza.—Es mi período. Está por llegarme y cuando tengo mucho estrés me pongo así —justificó, su mal estado de salud.N
Ambos se extrañaron inexplicablemente. Elizabeth estaba más sensible de lo normal y tocar sus pechos la hacía explorar de sensaciones diferentes. Noah la besó con pasión, necesidad, lujuria. Ella era en ese momento para él, como el único alimento sobre la tierra, y sí, Elizabeth necesitaba que él la devorara completamente.A él no le molestaba su peso, pero la sintió más ligera que días atrás. Entendió que su rostro demacrado se debía a que ella pudo haber estado enferma. Elizabeth estaba sentada sobre sus muslos con las piernas abiertas, rompió el beso mientras sus manos acariciaban sus pechos, haciendo movimientos circulares y apretándolos ligeramente, sus pezones despertaron al mismo tiempo que su piel se erizó. Eran preciosos, al igual que la mujer que amaba. A pesar de haberlos tocado y probado antes, esa noche eran más que perfectos. Deslizó sus manos por sus costados, sintiendo la tibieza de su piel, Elizabeth estaba sedienta de él, se inclinó hacia Noah, besándolo con pasión
Noah había pasado la mejor noche de su vida. Hicieron el amor tantas veces, que supuestamente, cayeron rendidos al salir el sol. Él estaba terminando de vestirse para buscar a Damian en sus clases de defensa personal.Era un buen sábado y pretendía disfrutarlo con su chica. Era la primera vez en muchos días que amanecía sin náuseas y con buen humor. Al terminar de poner sus zapatos, su celular empezó a sonar, miró la pantalla del aparato y le pareció extraño que el vigilante de su departamento lo estuviera llamando.Llamada telefónica:—¿Todo bien, Andrés? Es bastante raro que me llames. ¿Hubo algún problema en el edificio? —le preguntó, al atenderlo.Miró el lugar en donde Elizabeth había dormido la noche anterior, y se levantó de la cama.—No, en el edificio no ha sucedido nada. Pero se trata de la chica que estaba viviendo en su departamento. Vino muy temprano y sacó varias maletas de ahí. Le he preguntado si necesitaba de mi ayuda, pero amablemente se negó.Noah frunció el ceño si
Un mes de completa agonía para Noah y contacto cero con Elizabeth. Él ya no recordaba que era dormir o estar tranquilo. Sus malestares estaban latente día tras días y de esa misma manera, él nunca dejó de ir a la policía para que reabrieran el caso de Aurora. —¿Cómo que no puedes hacer nada? ¡Ella me robó dinero e intentó asesinar a mi hijo! ¿Por qué no la meten presa? ¡También fingió su muerte! —le gritaba al detective, que había ido a su oficina. —Hay que investigar y tengo que analizar lo que ustedes me den, Noah. Tengo que seguir órdenes y ya ha pasado mucho tiempo del caso de Aurora. Cuando mi jefe me permita retomarlo, podré ayudarte, pero mientras tanto, debo seguir recolectando pruebas para cuando el momento llegue —el detective quería ayudarlo, pero se escapaba de sus manos. —Tengo que esperar a que Aurora le haga daño a mi mujer y a mi hijo. Claro, eso tiene más sentido —se levantó de su silla y fue en busca de un vaso de whisky, solo que al llegar al bar, recordó, que nad