Hace casi una semana que Noah y Elizabeth dejaron de verse. Se suponía que ella se iría por unos días, pero estando con su familia, le pidió más tiempo para pasar con ellos. Tenía más de dos años que no los veía y le resultó reparador, ellos eran su lugar seguro y le encantaba compartir su día a día. Noah quiso que Liam la llevara, pero ella no lo permitió. A sus padres no les gustaba el escándalo y llamar la atención, no era parte de la familia Evans. Noah no había recibido ningún mensaje o llamada de su parte. Él sabía que no había buena cobertura, pero no esperaba extrañarla tanto.—Ella está bien, solo fue a donde su familia a disfrutar unos días de descanso —se dijo así mismo, mientras iba a la sala de juegos.Cada día que pasaba eran momentos angustiantes para él. Había decidido meterse de lleno en su trabajo, pero una de sus prioridades se había ido a otra parte y tranquilo, no lograba estar. Sebastian había conseguido más información de lo que esperaban. Liam estaba ayudando
Habían transcurrido nueve días desde la última vez que supo de Elizabeth. Por más que trataba de explicarle a su hijo que ella regresaría, Damian no le creía. En la mansión todo el mundo la echaba de menos, pero al parecer, a la rubia se le había olvidado el camino de regreso a casa.—¿Lloró menos esta vez? —preguntó Ian, Noah negó con la cabeza, tomando un vaso de agua de la nevera.—Son muchos días fuera y él ya estaba acostumbrado a la presencia de Elizabeth diariamente. Es difícil para nosotros adaptarnos a su ausencia.—¿Cómo crees que se siente él? Yo sigo insistiendo, deberías ir a buscarla —Noah le pasó una botella de agua a su amigo.—Se siente abandonado. Así estuvo antes y terminó con fiebre —admitió—, pero no puedo ir a buscarla porque ella me lo pidió. Elizabeth necesitaba ver a su familia.Noah hizo una mueca de desagrado al probar el agua. Tenía un sabor extraño y desagradable.—¿Qué pasó? ¿Por qué tienes esa cara de asco? —Creo que esto está vencido —revisó la etiquet
Había una diferencia muy latente entre Elizabeth y Noah de la noche anterior. Él logró dormir después de diez noches en completo insomnio y ella, por primera vez, en muchos meses, había perdido el sueño. No paraba de reproducir las palabras de Alexis y esa mujer. Su mente la estaba atormentando tanto, que todo su mundo empezó a dar vueltas. Elizabeth, a la mañana siguiente, se desmayó y no tuvo apetito durante la primera hora del día. Todo le daba asco y solo quería volver a casa con Noah y Damian. Sus padres se habían preocupado y le pidieron a su hija menor que la llevara de regreso a la ciudad. Así también, ella buscaba en donde instalarse para empezar sus pasantías. Charlotte viajaría sola mientras encontraba en donde vivir. —¿Te sientes mejor ahora, Eliza? —su hermana estaba pálida—. Déjame llamar a tu novio. Él debe saber que estás enferma.Ella negó con la cabeza.—Es mi período. Está por llegarme y cuando tengo mucho estrés me pongo así —justificó, su mal estado de salud.N
Ambos se extrañaron inexplicablemente. Elizabeth estaba más sensible de lo normal y tocar sus pechos la hacía explorar de sensaciones diferentes. Noah la besó con pasión, necesidad, lujuria. Ella era en ese momento para él, como el único alimento sobre la tierra, y sí, Elizabeth necesitaba que él la devorara completamente.A él no le molestaba su peso, pero la sintió más ligera que días atrás. Entendió que su rostro demacrado se debía a que ella pudo haber estado enferma. Elizabeth estaba sentada sobre sus muslos con las piernas abiertas, rompió el beso mientras sus manos acariciaban sus pechos, haciendo movimientos circulares y apretándolos ligeramente, sus pezones despertaron al mismo tiempo que su piel se erizó. Eran preciosos, al igual que la mujer que amaba. A pesar de haberlos tocado y probado antes, esa noche eran más que perfectos. Deslizó sus manos por sus costados, sintiendo la tibieza de su piel, Elizabeth estaba sedienta de él, se inclinó hacia Noah, besándolo con pasión
Noah había pasado la mejor noche de su vida. Hicieron el amor tantas veces, que supuestamente, cayeron rendidos al salir el sol. Él estaba terminando de vestirse para buscar a Damian en sus clases de defensa personal.Era un buen sábado y pretendía disfrutarlo con su chica. Era la primera vez en muchos días que amanecía sin náuseas y con buen humor. Al terminar de poner sus zapatos, su celular empezó a sonar, miró la pantalla del aparato y le pareció extraño que el vigilante de su departamento lo estuviera llamando.Llamada telefónica:—¿Todo bien, Andrés? Es bastante raro que me llames. ¿Hubo algún problema en el edificio? —le preguntó, al atenderlo.Miró el lugar en donde Elizabeth había dormido la noche anterior, y se levantó de la cama.—No, en el edificio no ha sucedido nada. Pero se trata de la chica que estaba viviendo en su departamento. Vino muy temprano y sacó varias maletas de ahí. Le he preguntado si necesitaba de mi ayuda, pero amablemente se negó.Noah frunció el ceño si
Un mes de completa agonía para Noah y contacto cero con Elizabeth. Él ya no recordaba que era dormir o estar tranquilo. Sus malestares estaban latente día tras días y de esa misma manera, él nunca dejó de ir a la policía para que reabrieran el caso de Aurora. —¿Cómo que no puedes hacer nada? ¡Ella me robó dinero e intentó asesinar a mi hijo! ¿Por qué no la meten presa? ¡También fingió su muerte! —le gritaba al detective, que había ido a su oficina. —Hay que investigar y tengo que analizar lo que ustedes me den, Noah. Tengo que seguir órdenes y ya ha pasado mucho tiempo del caso de Aurora. Cuando mi jefe me permita retomarlo, podré ayudarte, pero mientras tanto, debo seguir recolectando pruebas para cuando el momento llegue —el detective quería ayudarlo, pero se escapaba de sus manos. —Tengo que esperar a que Aurora le haga daño a mi mujer y a mi hijo. Claro, eso tiene más sentido —se levantó de su silla y fue en busca de un vaso de whisky, solo que al llegar al bar, recordó, que nad
Aunque era un evento familiar, Noah acostumbraba que sus empleados, disfrutaran el día. Se contrataba a otras personas, para que ellos tomaran un descanso y compartieran como familia. Esa había sido una tradición desde que Damian nació, solo que a su antigua mujer, por supuesto que no le gustaba.Damian no paraba de reír y estar feliz porque Elizabeth, su persona favorita después de su padre, si había ido a su cumpleaños. El pequeño estaba cumpliendo por fin seis años y estaba a solo pasos de la adultez.—Ya soy casi un adulto, papá. No necesitas tomar mi mano para yo subir al castillo inflable —se dirigió a Noah, que intentaba ayudarlo.—Claro, pero todavía no tienes altura para subirte. Eres un adulto pequeño y quiero ayudarte —su hijo lo miró serio.—Le diré a Elizabeth... Yo ya soy un adulto —dejó que lo subiera y se fue a disfrutar de su momento.Noah se acercó a su mujer y ambos veían la sonrisa de Damian. Él no podía creer que sería padre de nuevo. Nada más con imaginarlo, sent
El mundo les sonreía a los dos, parecía que todo era un sueño en donde podrían vivir felices para siempre. Damian había regresado al colegio y Noah asistió a la entrevista, durante el último mes, aunque el trabajo se le había hecho imposible, su padre había decidido retirarse y con el compromiso de Elizabeth y él, la compañía pasaba a sus manos. Noah pasaba a ser el hombre más influyente e importante de Londres. Le llevó años, pero por fin, había logrado lo suyo. Su legado recién empezaba.—¿Cuándo te vas a Alemania? —le preguntaba a su amigo, que también debía asistir a la entrevista—. ¿No te parece que estás posponiendo demasiado la mudanza?Ian termina de acomodar su corbata, ya que a él le tocaban las sesiones de fotos.—Estoy en eso, Noah. Solo que no he encontrado algo en Alemania que me anime a ir —frunció el ceño, ante esa respuesta.—¿El dinero no te mueve a irte? —lo mira con sorpresa—. ¿Qué te retiene en Londres? Y no es que me incomoda, pero últimamente estás viniendo mu