Elizabeth había ido al hospital para una consulta de rutina y checar el avance en su cuerpo después del accidente. Según los exámenes, todo estaba bien y los pequeños corrientazos que le daba su brazo, era porque tenía inflamados los tendones que unían los músculos al hueso. La doctora le había explicado que eso sucedía comúnmente entre los deportistas o el uso excesivo del codo, pero debido a su accidente, también le tocó a ella.Ella había dejado de caminar hacia la mansión después de conseguir un guardaespaldas, así que le prestó muy bien hacerlo en ese momento. Demoraría más, pero despejaría su mente.De todas maneras, lo necesitaba. Ya no podía hacer nada. Su agobio le estaba comiendo sus pensamientos.—Dios, Elizabeth, al fin llegas a casa. Estábamos asustados porque no aparecías. ¿Estás bien? ¿Todo salió bien en el hospital? —la señora Gabriella la recibió en la entrada de la casa.—Caminé, por eso he llegado tan tarde, pero todo salió bien. Solo debo seguir teniendo reposo —co
Elizabeth fue suspendida de sus labores para que pudiera descansar. Se despidió de Damian, que hizo pucheros y se fue molesto a su habitación. La señora Gabriella le dió comida para dos días y luego Liam le haría llegar el resto de ella. Noah, a pesar de salir con Damian, ninguno dijo más nada. Para ellos ya no había tema de conversación que les sirviera.Ella supo que Noah la espiaba y por esa razón compró cortinas grandes, para cubrir el ventanal. Se podía entender que fuera su casa, pero se sintió invadida.Vió a lo lejos a como se iba acercando su amiga y su corazón se aceleró por temor a que las cosas también salieran de mala manera con Jessica.—Dios mío, Eli... —su amiga la abrazó con cuidado.Después de todo, había pasado un mes.—Tus padres...—Lo sé, perdón. De verdad que no imaginé que ellos podrían llegar tan lejos. Yo no les dije nada y me he mudado de casa porque es insoportable vivir con ellos —se sentó, limpiando algunas lágrimas.Ellas habían quedado en verse en el ca
Elizabeth no esperaba recibir una llamada de Liam a mitad de la noche. Ella por lógica, casi muere del susto, pero después de escucharlo divagar por un rato, entendió las intenciones.Llamada telefónica:—¿Estás hablando en serio, Liam? —le preguntó, incrédula.—¡Sí, nuestro jefe nos acaba de transferir el dinero para el pasaje! Iremos a Estados Unidos porque según él, Damian le falta conocer Disneyland de ese país.Ella quitó el celular de su oído y lo miró con confusión. Se iba de viaje en unos días, pero si estaba suspendida...—¡En mi pasaporte están mis datos verdaderos, Liam! Si Noah descubre la verdad, estoy más que muerta. Creo que mejor...—Noah me ha transferido a mí para que te compre el boleto de avión. Sebastian me llamó y me comentó que debido a la confianza que hay entre nosotros, yo me haría cargo de tus necesidades y documentos.«¿Está asumiendo que yo mantengo una relación con Liam? Ni siquiera porque le dije todo sobre nosotros», pensó indignada.—¿Por qué no me pre
Después de dieciocho horas de viaje y tres escalas después, habían llegado a Orlando. Todos estaban extremadamente agotados, Damian decidió dormir entre los brazos de Noah y Gabriella porque Elizabeth tenía su yeso y, obviamente, no se podía.Claramente, el piloto del jet privado de Noah intentó hacer el viaje más cómodo para Damian y les hizo descansar en cada escala. También porque el viaje era horriblemente largo y lamentablemente, vivían al otro lado del mundo. Todos sintieron pesar de que el primer viaje para el pequeño, fuera en otro continente.—Fue un día duro, campeón. Lo hiciste increíble —Noah besó la frente de su hijo, mientras lo arropaba en la cama.Elizabeth lo miraba desde la puerta esperando que le dijera a donde estaría su habitación. Salieron el jueves por la mañana y solo quería llegar a una cama y poder dormir. Le dolía todo el cuerpo y necesitaba tomar sus calmantes.Noah dejó la puerta a medio cerrar y ambos salieron a la sala. Se estaban quedando en un lujoso
Había sido el día más feliz para todos. Las fotos familiares y grupales no dejaron de aparecer en los celulares. Muchas selfis para los grupos familiares y aunque Elizabeth quiso enviarle a su familia lo bien que se la estaba pasando, prefirió esperar. Ella debía primero hablar la situación con sus padres.No se iban a enojar por el repentino cambio de trabajo. Era obvio que ese tipo de cosas sucedieran y mucho más, si era fuera del pueblo, de donde creció, pero, siempre existía un pero en ese tipo de situaciones.Su familia no sabía que ella era la niñera de un millonario y que ese día se encontraba de viaje en Disney con la familia de su jefe.—Papá, quiero llevarme a ese perro. Elizabeth no tiene mascota y él, si la va a cuidar —la vocecita de Damian, la hizo regresar a la realidad.—¿Sabes si a ella le gustan los perros? Pluto es una mascota muy grande. ¿Y si mejor le regalas a Minnie Mouse? —Noah señalaba el estante frente a ellos.Aunque todos estaban en su mundo, llegaba un mom
Noah tuvo que esperar a que su miembro dejara de estar despierto, cosa que le hizo gracia a Elizabeth, más que todo porque nunca por su mente pasó que él se sintiera de la misma manera que ella. El deseo era evidente, solo que los miedos a ambos les ganaba. Pero todo en la vida tenía un límite y ellos habían llegado al suyo. El beso que se dieron en el restaurante había sido especial para los dos, sus carnosos labios se habían vuelto en una adicción por la que daría lo que fuera por volver a tenerlo sobre los de él. La llevó a su habitación después de unas horas de conversación. Igualmente, todo fluía con ella. El alivio de Noah era grande porque Sebastian le envió un mensaje para informarle que Damian se había dormido con Gabriella y lo llevaría en la mañana con él. Su guardaespaldas le estaba concediendo un minuto más con Elizabeth. —Gracias por traerme. Estuvo muy divertido todo y la comida, aunque fue poquita, me llenó —sonrió. Realmente ninguno pudo comer más nada porque su
Todo parecía una mentira. Ambos habían deseado ese momento por tanto tiempo, que simplemente era un sueño en ese instante. Como por arte de magia, los nervios y la ansiedad desaparecieron, dando lugar a la calma y a esa agradable sensación que afloraba cada vez que ellos se acariciaban. Esa dulce paz, en la que Elizabeth envolvía a Noah, cuando sus manos se entrelazaban y cada uno buscaba refugio en la mirada del otro, sabiendo que allí nada malo podía pasar.La respiración agitada de los dos y el sonido del aire acondicionado, era lo único que rompía el silencio de la habitación. Al principio, Noah solo logró apreciar su torneado cuerpo y su cabello rubio, que, parecía flamear por sobre su hombro derecho. Con una mezcla de excitación, se acercó y sin mediar palabra, se fundieron en un apasionado beso. La pequeña mano de Elizabeth, recorrió con delicadeza la espalda de Noah y se posaron alrededor de su nuca, mientras él acariciaba y apretaba sus suaves muslos. Después de besar su cue
Elizabeth había pasado la mejor noche de su vida. Le dolía todo el cuerpo, pero juró a los cielos que había valido la pena. Aunque empezó como una locura, no fue solo sexo. Noah era un experto en lo que hacía y no mentía. De la misma manera en la que él te cuidaba, te llevaba a las estrellas rápidamente. Habían pedido servicio a la habitación porque pronto debían regresar a Londres. El viaje fue suspendido porque apareció un problema en la compañía y necesitaban de Noah con urgencia. Todo estaba preparado para ir directamente al aeropuerto y saldrían después de desayunar. Solo que Elizabeth no sabía en ese instante mientras se terminaba de poner un vestido largo de verano, qué tipo de relación tendría con su jefe. A diferencia de Noah, que recibió el desayuno típico americano, entre los miles de pensamientos sobre Elizabeth. Se sentía un poco culpable por haber sido tan rudo con ella, pero había dormido completamente relajado. Era la primera vez en mucho tiempo que dormía con una mu