Elizabeth no supo por qué Noah actuó tan extraño esa noche, pero trató de no darle muchas vueltas al asunto. Tenía algo más importante por lo que debía pensar.Quitarse el vestido.Todo le dolía y ni siquiera podía intentar bajar la cremallera. Recordó que la señora Gabriella le había dicho que buscara vestidos que fueran fáciles de quitar, pero como la joven rubia era tan sabia, decidió usar el que tenía la cremallera en la parte de la espalda.«Debí hacerle caso y utilizar uno normal», se quejó, revisando su celular.No tenía más opción que buscar a una persona para que la ayudara. Obviamente, no sería Noah porque ya era muy tarde y él quería estar con Damian. Habían pasado quince minutos desde que solicitó ayuda y esa persona no vivía muy lejos, así que lo estaba esperando ansiosa para darse una ducha, tomar sus calmantes e irse a dormir.La puerta del departamento es abierta y la figura de un hombre aparece en ella.—Iba a morir esperando por ti —se quejó, mirando a Liam.—Vine lo
Estaba esta persona en su oficina viendo alguna información sobre la vida de la persona que más odiaba en su vida. No podía esperar verlo destruido o muerto. Tenía sed de sangre, tenía ganas de hacerlo sufrir, aunque fuera una cuarta parte de lo que él había sufrido. Odiaba a Noah de una manera exagerada. Cualquier persona podría decir que era envidia, pero no. El odio simplemente fue creciendo día a día y esa mañana, lo había odiado mucho más. Supuestamente, era el hombre más importante de Inglaterra, pero nadie sabía que Noah era un bastardo infeliz. Un asesino vestido de traje y corbata. Deseaba hacerlo pagar por todo lo que vivió y lo haría por donde más le dolía. Su hijo. Un mocoso que se había convertido en un estorbo inalcanzable. Tenía más seguridad y dañaba todo su plan perfecto. Meses y meses de preparación de posibles accidentes y nada que podía sacarlo del medio. Estuvo tan cerca de lograrlo, pero apareció un estorbo mayor. —¿Qué descubriste de ella? —preguntó, a una
Elizabeth había disfrutado mucho de su domingo en casa. Era la primera vez en mucho tiempo que lograba dormir lo suficiente sin temor a ser echada. Su cuerpo dolía menos y su brazo le daba pequeños corrientazos que la hacían sentir incómoda.Descubrió que era muy difícil intentar rascarse el codo.Aun con todo eso, limpió el departamento con ayuda de Liam y las órdenes de Ethan. Echaba de menos a su mejor amiga, pero no la había vuelto a llamar y Jessica tampoco la había buscado. Le gustaba tener amigos hombres porque eran más chismosos que las mujeres y le enseñaban el arte de conquistar a Noah.—Como quisiera que conocieran a Jessica. Ella es muy divertida y como persona es un sol —se lamentó, entregándole un vaso de agua a Ethan.—¿Y por qué no la llamas? ¿Es bonita? Dile que tienes un amigo soltero —ella lo miró mal.—No le gustan los babosos —se sentó en el sofá con una sonrisa, al ver la cara de Ethan, con la boca abierta.Liam puso la cena en la mesa de café que Elizabeth había
Elizabeth miraba a Noah con rabia y él, bueno, él solo la miraba como siempre. Eso la hacía molestar mucho más. Ella podía aguantar muchas cosas, pero le molestaba muchísimo el hecho de que justamente él, la tachara de infiel.No podía siquiera pensar que algo como eso hubiese salido de su boca. Elizabeth no le había dado motivos para que la llamaran así.Para empezar, ellos no tenían nada.—¿Y eso para ti es una respuesta? —le preguntó con desdén.—Sí, Elizabeth, porque justamente eso es lo que está sucediendo —tragó grueso.—Nosotros somos jefe y empleada. No nos une ningún tipo de relación. ¿Qué te dio a suponer que yo era infiel? Somos personas libres e independientes. Mi documento de identidad dice que soy soltera, Noah —respondió con tranquilidad.Él rió de lado, pero realmente lo hizo por cortesía.—Te recuerdo que nunca me has mostrado tu documento de identidad, así que no, no sé qué dice —ella se quiso reír, pero no era el momento.Noah la había ofendido y sí, tal vez fue por
Elizabeth había ido al hospital para una consulta de rutina y checar el avance en su cuerpo después del accidente. Según los exámenes, todo estaba bien y los pequeños corrientazos que le daba su brazo, era porque tenía inflamados los tendones que unían los músculos al hueso. La doctora le había explicado que eso sucedía comúnmente entre los deportistas o el uso excesivo del codo, pero debido a su accidente, también le tocó a ella.Ella había dejado de caminar hacia la mansión después de conseguir un guardaespaldas, así que le prestó muy bien hacerlo en ese momento. Demoraría más, pero despejaría su mente.De todas maneras, lo necesitaba. Ya no podía hacer nada. Su agobio le estaba comiendo sus pensamientos.—Dios, Elizabeth, al fin llegas a casa. Estábamos asustados porque no aparecías. ¿Estás bien? ¿Todo salió bien en el hospital? —la señora Gabriella la recibió en la entrada de la casa.—Caminé, por eso he llegado tan tarde, pero todo salió bien. Solo debo seguir teniendo reposo —co
Elizabeth fue suspendida de sus labores para que pudiera descansar. Se despidió de Damian, que hizo pucheros y se fue molesto a su habitación. La señora Gabriella le dió comida para dos días y luego Liam le haría llegar el resto de ella. Noah, a pesar de salir con Damian, ninguno dijo más nada. Para ellos ya no había tema de conversación que les sirviera.Ella supo que Noah la espiaba y por esa razón compró cortinas grandes, para cubrir el ventanal. Se podía entender que fuera su casa, pero se sintió invadida.Vió a lo lejos a como se iba acercando su amiga y su corazón se aceleró por temor a que las cosas también salieran de mala manera con Jessica.—Dios mío, Eli... —su amiga la abrazó con cuidado.Después de todo, había pasado un mes.—Tus padres...—Lo sé, perdón. De verdad que no imaginé que ellos podrían llegar tan lejos. Yo no les dije nada y me he mudado de casa porque es insoportable vivir con ellos —se sentó, limpiando algunas lágrimas.Ellas habían quedado en verse en el ca
Elizabeth no esperaba recibir una llamada de Liam a mitad de la noche. Ella por lógica, casi muere del susto, pero después de escucharlo divagar por un rato, entendió las intenciones.Llamada telefónica:—¿Estás hablando en serio, Liam? —le preguntó, incrédula.—¡Sí, nuestro jefe nos acaba de transferir el dinero para el pasaje! Iremos a Estados Unidos porque según él, Damian le falta conocer Disneyland de ese país.Ella quitó el celular de su oído y lo miró con confusión. Se iba de viaje en unos días, pero si estaba suspendida...—¡En mi pasaporte están mis datos verdaderos, Liam! Si Noah descubre la verdad, estoy más que muerta. Creo que mejor...—Noah me ha transferido a mí para que te compre el boleto de avión. Sebastian me llamó y me comentó que debido a la confianza que hay entre nosotros, yo me haría cargo de tus necesidades y documentos.«¿Está asumiendo que yo mantengo una relación con Liam? Ni siquiera porque le dije todo sobre nosotros», pensó indignada.—¿Por qué no me pre
Después de dieciocho horas de viaje y tres escalas después, habían llegado a Orlando. Todos estaban extremadamente agotados, Damian decidió dormir entre los brazos de Noah y Gabriella porque Elizabeth tenía su yeso y, obviamente, no se podía.Claramente, el piloto del jet privado de Noah intentó hacer el viaje más cómodo para Damian y les hizo descansar en cada escala. También porque el viaje era horriblemente largo y lamentablemente, vivían al otro lado del mundo. Todos sintieron pesar de que el primer viaje para el pequeño, fuera en otro continente.—Fue un día duro, campeón. Lo hiciste increíble —Noah besó la frente de su hijo, mientras lo arropaba en la cama.Elizabeth lo miraba desde la puerta esperando que le dijera a donde estaría su habitación. Salieron el jueves por la mañana y solo quería llegar a una cama y poder dormir. Le dolía todo el cuerpo y necesitaba tomar sus calmantes.Noah dejó la puerta a medio cerrar y ambos salieron a la sala. Se estaban quedando en un lujoso