Capítulo 30 —Oficialmente le has vendido tu alma al Diablo.Narrador:Roman no se movió, ni un músculo, solo la miró, frío, intenso, como si tratara de decidir si acababa de escucharla bien o si tenía que reírse en su cara.—¿Cuánto?Su voz salió baja, suave.Aylin respiró hondo, apretando las manos sobre su regazo.—Doscientos mil dólares.El silencio que siguió fue como un abismo sin fondo.Roman ladeó la cabeza, la mandíbula tensándose de manera casi imperceptible.Aylin vio el destello en sus ojos. Ese brillo oscuro, afilado, que significaba que algo estaba a punto de estallar. Pero él no estalló, no aún.Solo se inclinó ligeramente hacia ella, con la lentitud calculada de un depredador. Roman entrecerró los ojos.—Ni aunque fueras legal podrías conseguir esa cantidad en un banco, Aylin.Ella tragó saliva con dificultad. Lo sabía. Sabía que pedirle esto a él era como poner su cuello en la guillotina y entregarle la cuerda. Y, aun así, lo hizo. Porque no tenía opción, porque era est
Capítulo 30 —Es un mafioso, lo llaman el Diablo…Narrador:Aylin se puso de pie, con las piernas más temblorosas de lo que le hubiera gustado admitir. Roman no se movió, pero su mirada la siguió, oscura, expectante, caminó lentamente hasta la puerta. Cada paso era una sentencia. Cerró los dedos alrededor del picaporte, giró el seguro.El sonido metálico se sintió como un eco en el silencio de la oficina.Aylin no volteó de inmediato. Se quedó allí, de espaldas a él, sintiendo el peso invisible de su presencia sobre su piel.—Es mucho dinero —murmuró. Roman no respondió. Aylin cerró los ojos un segundo, tratando de controlar el temblor en sus manos. —Supongo que va a cobrarme… como se acostumbra en estos casos.El silencio de él la hizo estremecer. Se giró lentamente. Roman seguía en su sitio, apoyado contra el escritorio, pero la forma en que la miraba era diferente. No había burla, no había prisa. Solo algo más denso, más peligroso. Aylin tragó saliva y bajó la vista. Llevó las manos
Capítulo 31 —El cruceNarrador:Aylin apenas pudo sostenerse en pie. Su cuerpo temblaba, sus rodillas amenazaban con doblarse, y su respiración era un desastre. Roman la había dejado ahí, de pie en medio de su oficina, con el pulso descontrolado y la piel ardiendo de deseo y rabia a partes iguales.Él, en cambio, estaba perfectamente sereno. Tranquilo. Malditamente seguro de sí mismo mientras terminaba su whisky con la misma calma con la que la acababa de dejar temblando.Aylin intentó recuperar el aire, pero fue inútil. Sentía cada palabra de él recorriéndole el cuerpo como una quemadura.Roman sonrió apenas, con esa arrogancia suya que la volvía loca.—Mírate… —murmuró, casi en tono de burla—. Pareces a punto de gemir, preciosa. —Aylin apretó los labios con fuerza, queriendo fulminarlo con la mirada. Él dejó el vaso sobre el escritorio con un movimiento preciso, luego se enderezó y tomó su saco del respaldo del sillón con total calma. —Vamos —dijo entonces, como si nada hubiera pasa
Capítulo 32 —Solo un nombre...Narrador:Aylin dejó escapar una risa rota entre sollozos, secándose las lágrimas con la palma de la mano.—Qué lindo que se preocupe por la integridad de la gente que cruza…Roman la miró, entrecerrando los ojos apenas.—Me importa una mie*rda esa gente. —Aylin se quedó en silencio. Roman se inclinó un poco hacia ella, apoyando el codo en el volante, su mirada oscura perforándola en la penumbra del coche. —Si cruzan, cruzan. Y si no, también me da lo mismo. ¿Las condiciones en que lo hacen? No es mi problema. Nunca lo ha sido. —Su tono fue seco, sin el menor atisbo de compasión—. Esto es un negocio, Escalante. Ni más, ni menos.Aylin sintió un nudo en la garganta.—¿Por que esto es diferente entonces?… —murmuró, con un hilo de voz.Roman no desvió la mirada, no intentó suavizar la brutalidad de sus palabras.Solo la sostuvo en ese abismo oscuro que era su presencia.—Contigo —su voz descendió a un susurro áspero— es diferente sí. —Se hizo un silencio es
Capítulo 33 —Te lo adevertíNarrador:El trayecto hasta la mansión fue un infierno de anticipación contenida.Roman no le soltó el muslo en ningún momento.Primero, fue solo una caricia, lenta, provocadora, el roce de sus dedos deslizándose sobre la tela de su pantalón. Luego, la presión aumentó, sus dedos hundiéndose en su piel con una firmeza que no dejaba dudas de su intención.Aylin apoyó la mano sobre la de él, no para detenerlo, sino para afirmarse en lo que estaba pasando. Roman la miró de reojo. La forma en que ella lo observaba, con los labios apenas entreabiertos, la respiración cada vez más errática y sus ojos encendidos por la misma necesidad que le recorría el cuerpo a él, lo hizo curvar los labios en una sonrisa oscura.Apretó más fuerte. Aylin ahogó un jadeo. Roman sintió el estremecimiento recorrerle la piel como una descarga eléctrica.Si no estuvieran en el mal*dito coche, la hubiera tomado ahí mismo.Cada semáforo en rojo, cada mal*dito segundo de espera, era una to
Capítulo 34 —Buena chica...Narrador:Roman bajó por su cuerpo con una precisión que la hizo temblar.Cada beso, cada roce de su boca sobre su piel, la hacía retorcerse bajo él.—No te muevas —murmuró contra su vientre. Aylin jadeó cuando sintió su lengua trazar un camino descendente, lento, tortuoso, directo a donde la estaba matando la necesidad. Roman la sujetó por los muslos y la obligó a abrirse para él, con la misma autoridad con la que dirigía sus negocios. —Así. Quiero verte perder la cabeza.Y lo hizo. La besó con descaro, con hambre, con esa necesidad casi animal que la hizo arquear la espalda y agarrarse de las sábanas como si se fuera a caer al abismo.—Mier*da… —soltó sin pensar, sintiendo su lengua deslizarse, jugar con ella, devorarla como si fuera su último maldito manjar.Roman sonrió contra su piel, orgulloso de lo que estaba logrando.—Eso… así me gusta.Siguió. Más lento, más profundo, más sucio.Aylin apenas podía respirar. Su cadera se movía sola, buscando más fr
Capítulo 35 —A la mañana siguienteNarrador:El sol se filtraba a través de las cortinas, pintando la habitación con un tono cálido y perezoso. Aylin pestañeó lentamente, sintiendo el peso del sueño todavía atrapado en sus párpados. Su cuerpo dolía en los mejores lugares, su piel todavía vibraba con la memoria de la noche anterior. Se movió un poco y entonces lo sintió. Roman. Su brazo estaba sobre su cintura, su respiración lenta contra su cuello, su presencia envolviéndola incluso dormido.Aylin tragó saliva, sintiendo el pulso acelerarse sin querer.El caos de la noche anterior se filtró en su mente en un torbellino de imágenes. Su boca, su lengua, sus manos. Su maldita forma de hacerla perder el control, de retorcerla hasta dejarla rogando, temblando, rota en el mejor sentido posible.Y ahora… estaba atrapada en su abrazo.Movió la pierna con cuidado, pero apenas se deslizó un centímetro, sintió la presión de sus dedos hundiéndose más en su cintura.—No —murmuró él, con la voz pa
Capítulo 36 —No quiero ser la mujer del DiabloNarrador:Roman entró a la mansión en silencio, con la ropa empapada de sangre ajena, la mandíbula tensa y las manos aún hormigueándole por el recuerdo de los golpes. No se detuvo en el vestíbulo, no miró a nadie. Subió las escaleras con pasos firmes, directo a su habitación.Aylin lo vio desde el pasillo. La respiración se le cortó.No había sido capaz de sacarlo de su mente en todo el día. Había intentado convencerse de que lo correcto era mantener la distancia, pero al final, había decidido ceder. Iba a ir a su habitación. Iba a entregarse. Iba a…La ropa tirada en el suelo la detuvo en seco, la sangre.El aire se le atascó en la garganta.Dio un paso dentro del dormitorio, con las manos temblando.La camisa, el saco, los pantalones… todo estaba empapado, desgarrado en algunas partes. El olor metálico flotaba en el aire, impregnando cada rincón de la habitación.El miedo le hizo un nudo en el estómago.¿Era su sangre? Un sonido la hizo