Capítulo 109 —La función estaba a punto de comenzar.Narrador:Amelia sirvió el desayuno en la cocina. Sasha ya estaba sentada junto a Aylin. Roman tomó un sorbo de café, dejó la taza en la mesa y miró a la empleada.—Amelia, déjanos solos un momento.Ella asintió en silencio y salió, cerrando la puerta detrás. Roman los miró a ambas.Roman se inclinó apenas hacia la mesa y dejó la taza de café sobre el plato con un gesto calmo, pero firme. Miró a su hija, que untaba mantequilla en una tostada sin prestarle demasiada atención, y luego dirigió una mirada breve a Aylin, quien ya sabía lo que venía.—En realidad… nosotros queremos hablar contigo, Sasha.La adolescente alzó la vista de inmediato. Se quedó quieta, con el cuchillo suspendido en el aire y los ojos muy abiertos. Parpadeó, como si el aire de repente pesara distinto.—¿Hice algo malo?Su voz salió un poco más aguda, alerta. Miró a uno y a otro, como si esperara un regaño inminente.Roman negó con suavidad.—No —dijo enseguida,
Capítulo 110 —Miranda era Julieta y Julieta era encantadoraNarrador:El trayecto hasta la mansión había sido silencioso. Miranda había pasado la mitad del camino mirando por la ventanilla, como si reconociera cada árbol, cada curva del sendero. Como si nada hubiera cambiado. Como si todo sí lo hubiera hecho.Dominic manejaba con una sola mano sobre el volante, la otra descansando en el apoya brazos. No había música, no la saludó al subir, no le ofreció conversación. Y ahora, mientras el portón neg*ro comenzaba a abrirse frente a ellos, habló por primera vez.—¿Sabes lo que me molesta más de ti, Miranda?Ella giró la cabeza con lentitud, manteniendo la compostura.—Ya vas a sacar tu libreta, imagino —respondió con voz suave.Dominic sonrió, pero sin humor.—No me vengas con ironías... —soltó un resoplo —lo que más me molesta; es cómo te crees tus propias mentiras.Ella no se inmutó.—No he venido a discutir contigo, Dominic.—Claro que no. Has venido a jugar a la madre arrepentida. A
Capítulo 111 —Recuerdos íntimosNarrador:Roman regresó al jardín con el ceño levemente fruncido, como si no hubiera logrado despejar la mente, pero forzándose a retomar el rol de anfitrión. Sus pasos eran firmes, medidos, como siempre. Cuando se acercó a la mesa, Sasha lo miró enseguida.—¿Y el postre?Él parpadeó, un instante descolocado.—¡Ah, perdón! Recibí una llamada y olvidé decirle a Amalia que lo trajera.Sasha lo miró con una ceja levantada, ese gesto que ya empezaba a parecerse demasiado al de él.—¿Te llamaron justo ahora?—Fue algo del trabajo —respondió con naturalidad —Nada importante.Ella no insistió. No era una ni*ña, pero tampoco se detenía mucho cuando algo le interesaba más que una respuesta vaga. Se levantó con agilidad y recogió su vaso.—Voy yo —dijo, ya caminando hacia la casa —Seguro Amalia está en la cocina. Si se olvidó, no va a perdonárselo.—No se lo olvidó —murmuró Aylin, mientras Sasha se alejaba.—Lo sé —respondió Roman, sentándose otra vez, sin tocar
Capítulo 112 —No te quedes allíNarrador:El jardín había quedado en silencio. Sasha se había retirado con Miranda hacia el invernadero, entusiasmada con enseñarle las plantas que estaban cuidando con Aylin. Amalia había pasado a recoger los platos en cuanto terminaron el postre, con su ritmo rápido y sus pocas palabras.Aylin se quedó sentada en la mesa, aún bajo la sombra del jazmín. Tenía las manos entrelazadas sobre el regazo y la mirada perdida en un punto del césped. Roman estaba a unos pasos, de espaldas, encendiendo un cigarro que no pensaba fumar completo.—No has dicho nada durante el almuerzo —dijo él, sin volverse.—No tenía mucho que agregar.Roman se giró. El sol recortaba su figura contra las ramas. Caminó hacia ella, deteniéndose a un lado de la silla.—¿Estás bien?Aylin alzó el rostro y le regaló una sonrisa pequeña, sin esfuerzo, pero sin brillo.—Estoy bien.Él frunció ligeramente el ceño. No insistió. Se sentó a su lado, estirando las piernas y recostándose hacia a
Capítulo 113 —Entonces descansa conmigoNarrador:El sol ya empezaba a bajar, y la luz filtrada entre los árboles pintaba el jardín de un tono más cálido, más íntimo. Desde lejos se oían risas apagadas: Sasha y Miranda seguían en el invernadero, y por el entusiasmo en la voz de la niña, parecía que no dejaba de hablar.Aylin y Roman seguían en el jardín, de pie, cerca del sendero. Él la rodeaba con los brazos desde atrás, el mentón apoyado suavemente sobre su hombro. No decían nada, pero no necesitaban palabras. Se habían quedado así, respirando en calma, como si en ese pequeño gesto estuviera contenido todo lo que no podían explicarse. Aylin le acariciaba los brazos con lentitud, mientras Roman cerraba los ojos, dejando que ese momento lo sostuviera un poco más.Las risas se fueron acercando. Sasha apareció primero, con la chaqueta atada a la cintura y las mejillas encendidas.—¡Ay, no saben todo lo que hablamos! —anunció, agitada —¡Ni se imaginan lo que sabe de plantas! Me enseñó cóm
Capítulo 114 —Sus recuerdos... no tan ajenosNarrador:La luz de la mañana entraba por las cortinas a medio cerrar de la cocina. Amalia terminaba de servir el desayuno mientras Sasha, ya vestida para ir al colegio, se sentaba frente al tazón de fruta que Aylin había preparado. Roman leía el periódico en la pantalla del móvil, pero su atención estaba dividida. Aylin, en cambio, no fingía estar haciendo otra cosa: observaba a Sasha con discreción, esperando.—¿Dormiste bien? —preguntó Aylin, sirviéndole jugo.—Sí —respondió Sasha sin levantar la mirada —Me dormí enseguida.Roman dejó el móvil sobre la mesa, boca abajo.—¿Soñaste con algo?—No —dijo ella. Luego dudó unos segundos —Bueno… no me acuerdo.Aylin intercambió una mirada rápida con Roman.—¿Todo bien con lo de ayer? —insistió ella, con suavidad.Sasha asintió mientras removía distraídamente los trozos de banana con la cuchara.—Sí. Me cae bien. Me gusta hablar con ella.—¿Con Julieta? —preguntó Roman.—Ajá —murmuró —No pensé que
Capítulo 115 —La que él besaba como si le fuera la vida en ello.Narrador:Sasha caminaba entre los pasillos del vivero con la emoción a flor de piel. Tenía las manos llenas de pequeñas macetas y hablaba sin parar, mientras Miranda la seguía con una sonrisa templada.—Mira, estas calios están hermosas —dijo Sasha, señalando un estante repleto de flores en tonos pastel.—¿Te animas a ir a preguntarle a la vendedora si tienen más del color lila? —propuso Miranda —Estaba cerca de la entrada, junto al rosalero.—¡Sí! —dijo Sasha, girando sobre sus talones —¡Ya vuelvo!Salió casi corriendo por el sendero de piedra, y apenas desapareció de la vista, Miranda giró el rostro con calma hacia donde Aylin observaba desde una sección de helechos. No hubo sorpresa. Solo un instante de reconocimiento silencioso.—No tenías que mantener tanta distancia —dijo Miranda, con voz neutra —No vine armada.Aylin se acercó con lentitud. Caminó hasta quedar frente a ella, sin nada en las manos.—Me gusta observ
Capítulo 116 —Tu eres únicaNarrador:La galería estaba cerrada al público ese día. Roman había ido a revisar unas piezas recién llegadas, aunque en realidad necesitaba tiempo lejos de la casa, del caos, de la confusión que se estaba filtrando, lenta pero constante.Estaba en el segundo piso, revisando una serie de registros contables, cuando escuchó pasos en el hall. No eran de Dominic, no eran del personal. Y no estaba anunciado nadie.—No sabía que tenía que pedir cita para verte —dijo una voz familiar desde la entrada.Roman levantó la mirada sin sorpresa.Miranda estaba allí, de pie en el umbral, con ese aire tranquilo que no usaba desde los viejos tiempos. Llevaba una chaqueta ligera y el cabello recogido, nada provocador, solo controlado, calculado.—¿Quién te dejó pasar? —preguntó Roman, sin levantarse.—Tu seguridad sigue confiando más en mi cara que en tu juicio —respondió ella, caminando con calma hacia el escritorio.Roman se recostó contra el respaldo de la silla, cruzando