Capítulo 112 —No te quedes allíNarrador:El jardín había quedado en silencio. Sasha se había retirado con Miranda hacia el invernadero, entusiasmada con enseñarle las plantas que estaban cuidando con Aylin. Amalia había pasado a recoger los platos en cuanto terminaron el postre, con su ritmo rápido y sus pocas palabras.Aylin se quedó sentada en la mesa, aún bajo la sombra del jazmín. Tenía las manos entrelazadas sobre el regazo y la mirada perdida en un punto del césped. Roman estaba a unos pasos, de espaldas, encendiendo un cigarro que no pensaba fumar completo.—No has dicho nada durante el almuerzo —dijo él, sin volverse.—No tenía mucho que agregar.Roman se giró. El sol recortaba su figura contra las ramas. Caminó hacia ella, deteniéndose a un lado de la silla.—¿Estás bien?Aylin alzó el rostro y le regaló una sonrisa pequeña, sin esfuerzo, pero sin brillo.—Estoy bien.Él frunció ligeramente el ceño. No insistió. Se sentó a su lado, estirando las piernas y recostándose hacia a
Capítulo 113 —Entonces descansa conmigoNarrador:El sol ya empezaba a bajar, y la luz filtrada entre los árboles pintaba el jardín de un tono más cálido, más íntimo. Desde lejos se oían risas apagadas: Sasha y Miranda seguían en el invernadero, y por el entusiasmo en la voz de la niña, parecía que no dejaba de hablar.Aylin y Roman seguían en el jardín, de pie, cerca del sendero. Él la rodeaba con los brazos desde atrás, el mentón apoyado suavemente sobre su hombro. No decían nada, pero no necesitaban palabras. Se habían quedado así, respirando en calma, como si en ese pequeño gesto estuviera contenido todo lo que no podían explicarse. Aylin le acariciaba los brazos con lentitud, mientras Roman cerraba los ojos, dejando que ese momento lo sostuviera un poco más.Las risas se fueron acercando. Sasha apareció primero, con la chaqueta atada a la cintura y las mejillas encendidas.—¡Ay, no saben todo lo que hablamos! —anunció, agitada —¡Ni se imaginan lo que sabe de plantas! Me enseñó cóm
Capítulo 114 —Sus recuerdos... no tan ajenosNarrador:La luz de la mañana entraba por las cortinas a medio cerrar de la cocina. Amalia terminaba de servir el desayuno mientras Sasha, ya vestida para ir al colegio, se sentaba frente al tazón de fruta que Aylin había preparado. Roman leía el periódico en la pantalla del móvil, pero su atención estaba dividida. Aylin, en cambio, no fingía estar haciendo otra cosa: observaba a Sasha con discreción, esperando.—¿Dormiste bien? —preguntó Aylin, sirviéndole jugo.—Sí —respondió Sasha sin levantar la mirada —Me dormí enseguida.Roman dejó el móvil sobre la mesa, boca abajo.—¿Soñaste con algo?—No —dijo ella. Luego dudó unos segundos —Bueno… no me acuerdo.Aylin intercambió una mirada rápida con Roman.—¿Todo bien con lo de ayer? —insistió ella, con suavidad.Sasha asintió mientras removía distraídamente los trozos de banana con la cuchara.—Sí. Me cae bien. Me gusta hablar con ella.—¿Con Julieta? —preguntó Roman.—Ajá —murmuró —No pensé que
Capítulo 115 —La que él besaba como si le fuera la vida en ello.Narrador:Sasha caminaba entre los pasillos del vivero con la emoción a flor de piel. Tenía las manos llenas de pequeñas macetas y hablaba sin parar, mientras Miranda la seguía con una sonrisa templada.—Mira, estas calios están hermosas —dijo Sasha, señalando un estante repleto de flores en tonos pastel.—¿Te animas a ir a preguntarle a la vendedora si tienen más del color lila? —propuso Miranda —Estaba cerca de la entrada, junto al rosalero.—¡Sí! —dijo Sasha, girando sobre sus talones —¡Ya vuelvo!Salió casi corriendo por el sendero de piedra, y apenas desapareció de la vista, Miranda giró el rostro con calma hacia donde Aylin observaba desde una sección de helechos. No hubo sorpresa. Solo un instante de reconocimiento silencioso.—No tenías que mantener tanta distancia —dijo Miranda, con voz neutra —No vine armada.Aylin se acercó con lentitud. Caminó hasta quedar frente a ella, sin nada en las manos.—Me gusta observ
Capítulo 116 —Tu eres únicaNarrador:La galería estaba cerrada al público ese día. Roman había ido a revisar unas piezas recién llegadas, aunque en realidad necesitaba tiempo lejos de la casa, del caos, de la confusión que se estaba filtrando, lenta pero constante.Estaba en el segundo piso, revisando una serie de registros contables, cuando escuchó pasos en el hall. No eran de Dominic, no eran del personal. Y no estaba anunciado nadie.—No sabía que tenía que pedir cita para verte —dijo una voz familiar desde la entrada.Roman levantó la mirada sin sorpresa.Miranda estaba allí, de pie en el umbral, con ese aire tranquilo que no usaba desde los viejos tiempos. Llevaba una chaqueta ligera y el cabello recogido, nada provocador, solo controlado, calculado.—¿Quién te dejó pasar? —preguntó Roman, sin levantarse.—Tu seguridad sigue confiando más en mi cara que en tu juicio —respondió ella, caminando con calma hacia el escritorio.Roman se recostó contra el respaldo de la silla, cruzando
Capítulo 117 —InvaluableNarrador:Roman bajó las escaleras con paso firme, sin apuro, pero con la tensión visible en los hombros. Al llegar al hall principal, la vio. Miranda estaba de pie junto a Sasha, con una mano apoyada en el respaldo del sofá, como si ese lugar le perteneciera por derecho.Sasha levantó la vista y sonrió al verlo.—Papá, Julieta me estaba contando sobre unas esculturas que solían estar en la entrada de casa. Dice que algunas podrían volver a conseguirse.Roman no apartó la vista de Miranda.—Sasha, ¿puedes darnos un momento? Sube y quédate con Aylin, por favor.Sasha asintió, un poco desconcertada, pero obedeció sin protestar. Se alejó sin entender del todo la tensión que flotaba. Miranda, en cambio, lo entendía perfectamente. Caminó junto a Roman en silencio, hasta que él abrió la puerta de una sala lateral. Una vez adentro, cerró tras ellos.—¿Qué estás haciendo?—Estaba hablando con Sasha —respondió Miranda, como si la pregunta le resultara exagerada.—Le esc
Capítulo 118 —Ni se te ocurra volver a mentirmeNarrador:Aylin caminó hasta la puerta del hall y se asomó al exterior. Uno de los hombres de Roman, que esperaba junto a uno de los coches, se acercó al verla.—¿Podrías llevar a Sasha de regreso a la mansión? —preguntó con voz serena, pero firme —Dile a Amalia que estaremos allá más tarde.—Sí, señora Adler, de inmediatoEl hombre asintió sin hacer preguntas. Aylin volvió al interior y se acercó a Sasha y a Roman, que aún estaban junto al pedestal vacío.—Sasha, —dijo con suavidad —quiero que vayas adelantándote a casa. Él te llevará.—¿Por qué no me llevas tu de vuelta? —preguntó la niña, algo confundida.—Porque necesito hablar con tu papá a solas.Roman giró apenas el rostro hacia ella, atento. Sasha la miró por un segundo más, luego asintió con un gesto leve. Sabía que, cuando Aylin hablaba así, no era el momento de discutir.Apenas Sasha salió por la puerta acompañada del hombre de Roman, el silencio se instaló en el hall como un p
Capítulo 119 —No fue justo, no fue nobleNarrador:Aylin aún lo tenía a centímetros, acomodándole el cuello de la camisa, con esa sonrisa peligrosa dibujada en los labios. Roman no podía moverse. Su cuerpo empezaba a recuperar el control, pero su cabeza… no. Su cabeza solo pensaba en ella.En todo lo que era. En todo lo que le despertaba. En todo lo que aún no había hecho con ella.—¿Sabes qué pensé aquella noche? —murmuró Roman, la voz baja, ronca.Aylin alzó la vista, curiosa.—¿Qué noche?—La primera. Cuando rompiste el jarrón. Cuando cerré esta puerta.Aylin no dijo nada. Roman la tomó de la cintura, la alzó con facilidad y la sentó sobre el borde del escritorio, sin romper el contacto visual.—Pensé en lo que te haría si fueras mía. Pensé en todas las formas posibles de quitarte esa ropa que llevabas… y hacerte rogar por más.Ella no se movió. No necesitaba hacerlo. Sus pupilas lo decían todo. Estaba ahí para eso. Para lo que viniera.Roman deslizó las manos por sus muslos, subien