15. SU CUERPO ES PERFECTO.

Arthur.

El día transcurrió rápidamente, y cuando finalmente regresé a casa, el sol estaba comenzando a ocultarse. El jardín estaba en silencio, pero pude ver a mis hijas afuera, Leyla jugando junto a Lía y Ayla bajo la vigilancia de Lucrecia Me acerqué a mi hija que estaba sentada en una silla observando a su hermana correr por el césped.

—¿Cómo estás, pequeña? —le pregunté, dándole un beso en la frente.

Ella arrugó la cara, aún sintiéndose mal por la reciente cirugía que había tenido. Me dolía verla así, pero sabía que pronto se recuperaría.

Ella me sonrió débilmente, mientras Leila corría hacia mí y me abrazaba fuerte. Sentí cómo mi corazón se llenaba de calidez al tenerlas cerca. En esos momentos, nada más importaba. Lía se acercó y saludó.

—Es muy tarde para que las niñas sigan afuera —dije, acariciando la cabeza de Leyla.

—Sí, señor, ya las llevaré adentro —respondió Lía, mientras comenzaba a recoger las cosas del jardín.

La observé fijamente. Lucrecia se llevo a Leyla y yo carg
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