Capitulo 3

La pregunta asaltó su mente como si nunca antes la hubiese formulado ¿La extrañaba? ¿De verdad lo hacía? Cuatro horas y casi trescientos cincuenta kilómetros separaban a Londres de Liverpool. Sin embargo, la distancia no era lo suficientemente grande para evitar las extrañas ocasiones en que su madre dejaba atrás su antiguo hogar para hacerle una de sus incómodas, inesperadas y desagradables visitas.

Cinco años habían transcurrido desde que tomo la decisión de marcharse de casa, sin dinero para pagar una plaza y terminar una carrera universitaria sin el apoyo moral o económico de su madre cuyo único propósito en la vida parecía ser tenerla subyugada a su voluntad.

—Hola Madre...

Marines Williamson era una mujer hermosa, quien aun con el pasar de los años mantenía un rostro casi intacto. A Angie no dejaba de sorprenderse por el increíble parecido físico que compartía con ella, aunque físicamente eran como dos gotas de agua, no podía ser más diferente la una de la otra. Era una mujer hermética y fría, poco dada a los sentimentalismos.

— ¿Qué te parece si tomamos una taza de té y charlamos un poco, querida?

¿Té? Angie odiaba el té, le repugnaba.

—Claro.

Maia apareció en la habitación con esa máscara de seriedad que solo era visible cuando la madre de Angie estaba cerca. Ambas se habían convertido en mejores amigas en aquel tormentoso periodo de lo que fue su adolescencia, cuando eran dos jóvenes idealizando una vida completamente distinta a la que estaban viviendo. Aun así todo era un paraíso siempre y cuando Marines no se encontrara cerca para socavar la autoestima de su propia hija.

—Marines querida... ¿Qué tal Liverpool?— preguntó Maia sonriendo con picardía, tras propinarle un largo sorbo a su cerveza de una manera poco femenina.

— No me apetece quedarme en este lugar durante mucho tiempo, si es lo que realmente deseas saber, pero agradezco la amabilidad de tu hipocresía. — Respondió mordaz— ¿Qué hay sobre ti? ¿Aún sigues desempleada?

—Se llama residencia médica—Marines ignoró a la morena dirigiendo toda su atención a su hija menor.

— Quería saber cómo estabas, ahora que casi no llamas a casa o visitas a tu madre, tuve que venir personalmente para saber el porqué has estado evitándome.

» ¿Por qué me asfixias? « Gritó en su fuero interno.

—No es así, madre. Lo siento mucho, el trabajo, la universidad. Todo esto es demasiado para mí, es absorbente aunque satisfactorio.

— ¿Encuentras satisfacción en ello? ¡Por favor! Si es demasiado para ti entonces déjalo— replicó con escudriñando su aspecto físico con desdén—Solo mírate, estás pálida y huesuda. Pareces enferma ¿Para eso querías venir a Londres?

Angie inhaló con todas sus fuerzas intentando que las palabras que salían de su boca no llegasen a lastimarla. A estas alturas ya debía estar acostumbrada a las palabras hirientes de Marines pero no lo hacía, estaba a punto de terminar sus estudios y aun así su madre se negaba a perdonarle el haberse marchado de casa.

—En fin...no vine hablar sobre eso —súbitamente el rostro de la mujer se iluminó con una sonrisa— tengo una magnífica noticia que darte.

— ¿SI? Te escucho

—Daphne... nuestra adorada Daphne se casará muy pronto ¿No es maravilloso?

— Fantástico — musitó poco convencida.

No veía el matrimonio o los hijos como un anhelo para su vida, y quizás esa era otras de las razones por las que era una completa decepción para su madre.

Mientras su madre continuaba sonriendo mientras las entrañas de Angie se sacudían violentamente al ver una expresión de infinita felicidad y orgullo que jamás en su vida le había dedicado a ella. En su interior tenía la seguridad de que su madre la comparaba con Daphne, deseaba que fuera como ella.

— Vendrá a la ciudad en unos días... ya sabes, preparativos para la boda, y lo mejor de todo es que desea que tú seas su madrina, he aceptado en tu nombre claro está, ya sabes cuánto te quiere. Le dije que estarías a su completa disposición.

— Pero ¿Qué estás diciendo? — Protestó Maia— ¿es que a caso no escuchas? Angie está a punto de terminar el semestre... no puede con más responsabilidades.

— Creo que mi hija es perfectamente capaz de hablar por sí misma ¿No es cierto?

—Sí madre... yo — suspiró —No tengo ningún problema. Estaría encantada de ayudar en lo que necesiten.

No, no quería hacerlo, pero las palabras emergieron de su boca antes de que pudiera hacer algo para detenerlas. Maia la fulminó con la mirada tras darle un puntapié atinando en su rodilla. Angie se quejó en silencio simulando felicidad ante su progenitora mientras tomaba su té a pequeños sorbos.

— Mi tesis está casi lista... y para entonces la entrevista con el señor Hannover será agua pasada.

Comentó dándole un sorbo al té, reprimió una arcada de asco. Dios santo ¡Cuánto odiaba el té!

—Espera un momento ¿Cómo que Hannover? ¿De qué me perdí?

—Evans me llamó a su oficina. Me asignaron una entrevista con el Señor Ian Hannover.

— Santísima m****a ¿Hablas en serio?— May casi se ahogó con la bebida, Angie no pudo evitar reír.

— El doctor Hannover ¿Lo conoces?

— ¿Qué si lo conozco? Es la nueva cabecilla de la Jet set Inglesa y un excelente doctor cirujano, en mi vida aspiro a ser la mitad de buena que él ¿Cómo es que conseguiste una entrevista con semejante personaje?

— No lo sé, supongo que tuve algo de suerte

Como era costumbre en aquellas visitas, la noche se hizo más larga de lo normal. Su madre se había aprovechado de ella como siempre y aunque Maia se quemara de rabia por dentro, había aprendido a no entrometerse en el interminable drama familiar que rodeaba a los Ross.

Mentalmente Angie también había cuestionado la rápida e impulsiva decisión de ayudar a su madre y acceder a la ridícula propuesta de ser la madrina de algo en lo que no creía en absoluto. La idea de ser usada como un objeto decorativo para rellenar los espacios en las fotografías le parecía nefasto, ella misma quería golpearse por ello. Aun así, el hecho de que su progenitora enfocara toda su atención en el ''Gran acontecimiento'' hizo que el encuentro no se convirtiera en un completo infierno para ella, a excepción por el comentario sobre su extrema delgadez, esa noche pasó desapercibida así que el sacrificio había valido un poco la pena. Al día siguiente a esa misma hora, Marines estaría de camino a Liverpool y la normalidad que había construido lejos de ella volvería a reinar en su vida.

Ambas amigas tomaron asiento en el estrecho y avejentado sofá de la sala, Maia se obligó a cerrar la boca y hacer silencio a regañadientes. Acto seguido, ambas observaron el contenido de la carpeta que Evans le había entregado a la ojiazul unas cuantas horas atrás con la boca abierta. En esta había una serie de documentos y credenciales de valor. Pases a ruedas de prensa y una carta de invitación con el nombre de Angie a la residencia de Hannover.

— ¿Kensington? Joder, esa casa es un castillo— expresó May negando con la cabeza— esto tiene que ser una broma... Angie ¿sabes lo que significa?

— ¿Qué si cometo el más mínimo error no podré encontrar trabajo en lo que me reste de vida?

May ladeo la cabeza dudando por un segundo.

—También, pero me refiero a que esta puede ser una gran oportunidad. — Hizo una pausa— Escucha, Hannover no solo es el Doctor más famoso de todo el continente, es heredero de la fortuna más grande de Gales ¿entiendes? Después de la realeza están los Hannover... de hecho, yo solicité hacer residencias en su hospital. Pero tendré que conformarme con una institución pública.

—Estás exagerando, y... estés en el lugar que estés, tu residencia será genial. Ya lo verás.

—Lo adoro, De verdad quisiera tener tu optimismo, amiga. Pero no estoy exagerando, esa gente es muy poderosa.

—No comprendo ¿Si es tan importante porque querría ser un simple doctor?

— ¿Simple? —Maia bufó— Aquí lo verdaderamente importante es que el nunca ha dado una entrevista antes y nadie sabe porque ¿ahora entiendes porque te digo que es la oportunidad de tu vida? Todo el mundo verá lo que tienes para decir sobre él.

Las palabras de Maia quedaron resonando en la mente de Angie. La emoción que había sentido fue eclipsada por la realidad y lo importante que sería conocer a Ian, comprendió que con él tendría la oportunidad podría cambiar su vida drásticamente.

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