—No se debe llorar, eso es de débiles. —gruñó Seth, mirando a su padre con rechazo.Dun tosió, bajando la vista al suelo. Su hijo nunca fue sentimental ni mucho menos expresivo con respecto a sus sentimientos.—Lo que te ocurre ha de ser una artimaña de bruja. Deben estar confundiendo tus sentidos. —Seth miró a su padre con severidad. —Es la única explicación lógica.Soltó un gruñido de fastidio. Quería regresar con Lumen, en el vinculo de compañeros sintió que algo estaba sucediéndole y ella no respondió. Temía que le hicieran daño en su ausencia y la de Zack.Uno de los sirvientes de la reina ingresó al salón, con la cabeza gacha, mostrando respeto y haciendo una reverencia cortés.Al ver otra persona ingresando al lugar, Dun se sentó en la silla tratando de estabilizarse. Respiró profundamente. Quizás su hijo tuviera razón y solo fuera una alucinación. Se repitió que no era posible, que su esposa estaba muerta hacía muchos años y nada se la devolvería.—Señor. —se dirigió a Dun. —E
Lumen—¡No hagas eso! —chilló la esclava, al verme verter mi propia sangre sobre una de las heridas de WendyLa esclava trataba de apartarme a los empujones y Seth la apartó a ella, sin lastimarla, sabía que eso me molestaría mucho.Los nervios me hacían temblar, dejé caer los hilos de sangre de mi mano temblorosa tratando de rogarle a la diosa luna por una respuesta positiva de su parte. Yo sabía perfectamente que mi aura no era tan poderosa y que las habilidades de curar por sangre eran solo de los prodigios.Cerré los ojos mientras las lágrimas me caían por las mejillas. Solté un sollozo, aferrándome a Wendy, esperando que mi sangre que fundiera con la de ella.Sentí una quemazón que fue recorriendo mi nuca y luego, llegó a mis ojos. por el reflejo del cristal de la ventana vi que se tornaron como los de mi loba, como cuando estaba molesta o enfurecida.Las heridas de Wendy comenzaron a resplandecer débilmente. Fueron cerrándose poco a poco.Mis ojos no podían creer lo que estaban
NarradorEl sitio donde debían ir a poner orden estaba marcado en el mapa, que Jimmy iba examinando con sumo cuidado. Siempre había estado él antes que Zack, en las exploraciones, pero ahora no le molestaba estar siguiéndolo. La verdad, si era sincero, le importaba muy poco eso de las jerarquías.—¿Es una mina de oro? —preguntó Zack, entusiasta, no podía dejar de pensar en otra cosa que no fuera en llegar.Estaba eufórico por la misión, era mucha responsabilidad. Su velocidad aumentó y a Jimmy le costó seguirlo por el bosque. Ambos estaban en su forma de lobo, junto con otros exploradores que debían ubicarse más lejos para cubrir el terreno de posibles imprevistos y documentar si había algo interesante, como recursos u enemigos, en los alrededores.—Sí, es una mina que da oro en abundancia. Sin embargo, está cerca del territorio del antiguo Sombra de Lobo, el lugar de… —murmuró Jimmy, saltando a través de unos arbustos.—De la mascota odiada de mi amigo. —Zack respondió con sarcasmo,
Jimmy se dio la vuelta para que Zack comprendiera que no estaba abierto a negociar nada.Soltó un bufido de resignación.—Haz lo que quieras. —miró al cielo, consternado, tratando de pensar que demonios le iba a decir a los demás.Tendría que largarse ahora mismo para que los exploradores no los alcanzaran ni sospecharan nada.—Si Athius llega, dile a él que me defienda. Nadie lo contrariará. —Jimmy hizo una mueca a modo de despedida. —Volveré cuando los haya curado.El lobo rojo se marchó por el sendero, trepando por la colina con una gran habilidad. Utilizó al máximo su velocidad para localizar a los otros exploradores e indicarles que era hora de regresar al castillo. Así podría cubrir a Jimmy. Los exploradores no hicieron preguntas, debían pensar que el lobo con franjas los alcanzaría después.Zathun apenas si respiraba. Lysa, que podía moverse, se veía poseída por el dolor de las heridas.Verlos así era algo muy incómodo. Jimmy trató de poner la mente en blanco para pensar. Las o
Lumen—Desearía que me hubieras mentido... Quisiera tanto odiarte como el primer día en el que te vi. ¡Podría estar mejor ahora si quisiera matarte! —grité, mi voz, se quebraba por el dolor.La transformación fue agresiva conmigo misma. Mi pelaje de loba de plata resplandecía, ante la luna que brillaba en el cielo. En mi forma de loba, mis colmillos eran tan afilados como espadas.Y a pesar de ser tan imponente y majestuosa, no lograba mantenerme demasiado en pie, la poción que tenía corriendo por mi sangre hacía mis sentidos mucho más débiles.Imaginé que era la más fuerte, que mi manada confiaba en mí para ser la nueva alfa.Y eran todas mentiras. El enorme lobo alfa me observaba con los colmillos blancos y resplandecientes asomándose.No decía nada, yo no era de su importancia. Era un estorbo del cual, se desharía muy pronto. Su pelaje era como el manto de la noche, de un color negro majestuoso.Del doble de mi tamaño y sus garras cortaban con una facilidad sorprendente. Gruñía, es
Me dirigí hacia el corazón del bosque de nuestro territorio. No teníamos permitido ir mucho más allá. Como lobos jóvenes, no se nos permitía explorar sin la compañía de alguno de los más experimentados.Yo salí del territorio muchas veces con mi padre, conocía a otras manadas y también estudiaba sus costumbres.Descubrí que muchos tenían reglas que me parecían horribles. Incluso había manadas donde las lobas no podían ascender a rangos altos.Sentí el viento entre mis patas, en mi pelaje. Me sentía tan viva cuando era una loba, correr, trepar, cazar. La velocidad que alcanzaba, todo eso me hacía sentir más viva que nunca.Bauticé a mi loba como Silver, porque era tan preciosa que no se me ocurría otro nombre que le hiciera justicia.—¿Preparada? Van a nombrarnos. —le dije a mi loba, conectándonos en nuestro enlace mental.—Por supuesto. Somos fuertes. —rugió Silver, dando vueltas, eso me pareció extraño.Estaba bastante alborotada.—¿Qué sucede? —pregunté, algo incómoda por su compor
NarradorEn la gran sala este de la mansión de la manada Lamento de Sangre, la reunión se llevaba a cabo.Allí, en el centro, Belcekar, el rey alfa, discutía sobre los asuntos que apremiaban. Su hijo se había marchado ya hacia la celebración de la primera cena que inauguraba la temporada de eventos de la gran cacería.La mansión de la manada real era de un tamaño magistral. Allí, vivían casi cien lobos con distintos rangos y utilidades. Los más poderosos tenían cuartos lujosos y una vida de millonarios. Los más débiles, eran esclavos que usaban para las tareas que nadie quería realizar. El lugar estaba repleto de tesoros de todas las conquistas que ganaron. No había una sola expedición que no hubieran ganado. La manada era sumamente poderosa.Contaban con una fuerza de al menos treinta lobos de gran poder para pelear. Todos bajo el mando del gran hijo del alfa, Athius, que comandaba a los lobos de una manera excepcional, colmando de victorias a la manada.Belcekar poseía cerca de tres
Lumen—Te ves increíblemente hermosa, amiga mía. Los deslumbrarás a todos. —dijo Wendy, cuando me indicó que podía verme en el espejo.Ya estaba lista. El vestido que me puse acrecentaba mis formas femeninas. El color violeta me sentaba bien. Mi cabello ondulado y castaño caía por debajo de mis hombros.Abracé a Wendy.—Tú también te ves maravillosa. —sonreí, era cierto, ella también se veía muy bonita.En esta manada, las mujeres poseíamos una belleza natural notable. Todos en otras manadas nos lo recordaban.Mi madre llegó para buscarme para que llegáramos juntas y así, diera comienzo la gran cena. Entramos a la enorme sala con la cabeza en lo alto. Sentí las miradas de todos al entrar.Dentro de esta sala había al menos más de cien invitados. Estaban aquí, ya habían llegado y por el apretón leve de mi madre, era un poco tarde. Mi padre ya estaba en el centro de la reunión con los otros alfas. El olor de un alfa era característico, su poder era tan grande que se sentía en los huesos