Capítulo 27

Abro los ojos y lo primero que siento es pesadez en todo mi cuerpo, como si no hubiera dormido en miles de años y por fin despertaba de un sueño eterno, es como si cada uno de mis músculos se abrieran en mil pedazos, lo segundo que diviso es un techo blanco con una lámpara que destella con luz blanca chillante, intento mover primero una mano y luego la otra, sigo con las piernas y todo parece ir en orden, intento incorporarme pero me cuesta trabajo.

Las imágenes de lo sucedido vienen a mí como vendaval y repaso cada momento, cada palabra en mi mente, no encuentro nada que me sirva de utilidad, pero al escuchar como llaman por alguna bocina a un doctor, confirmo que me encuentro en el hospital. Hago un nuevo intento por incorporarme y la punzada de dolor al lado de mi costado izquierdo no tarda en devolverme a mi primer estado de reposo.

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