VIKTORNo puedo evitar sentir que el mundo se desmorona a mi alrededor. Desde que escapamos de las garras de los Stardark, cada día ha sido una lucha constante por la supervivencia. Leni, mi hermana, es como una sombra que me sigue, y no puedo soportar la idea de perderla de nuevo. La furia hierve en mí, un fuego que quema con cada pensamiento que la separa de mí. La última vez que la vi, su rostro estaba marcado por el miedo, pero también por una chispa de esperanza. Ahora, esa esperanza se siente distante, como un eco que se desvanece en la oscuridad.—Gracias por salvarme —me dice Leysa, su voz temblorosa, pero con una sinceridad que me conmueve.La miro a los ojos, y en ese instante, el caos del mundo exterior se silencia. En su mirada, veo la fragilidad de nuestras vidas, la lucha por encontrar un propósito en medio de la desesperación. Leysa ha sido un faro de luz en esta tormenta, y aunque me preocupa que su gratitud sea solo una forma de aferrarse a la vida, no puedo evitar se
LENINo puedo creer que todos quisieron matarme. Esa simple frase retumba en mi mente como un eco interminable, un recordatorio de la traición que se cierne sobre mí. Las sombras de la guerra han dejado cicatrices no solo en la tierra, sino también en los corazones de aquellos que aún permanecen en pie. Mientras los ecos de la batalla se desvanecen, el verdadero desafío parece haber comenzado. —Leni —me llama Ardian, acercándose con esa mezcla inquietante de determinación y vulnerabilidad en sus ojos—. Necesitamos hablar.El aire entre nosotros se siente pesado. Las palabras que no se han dicho flotan como fantasmas, y la tensión se corta con un cuchillo. Aún recuerdo el momento en que todo cambió, cuando el caos de la guerra nos convirtió en enemigos y, de alguna manera, en cómplices. —¿Qué hay que hablar? —respondo, tratando de mantener la voz firme, aunque mi corazón late con fuerza en mi pecho—. ¿Acaso quieres discutir sobre lo que acaba de suceder? La traición, la violencia… to
LENI Los ecos del agua aún resonaban en mi mente cuando sentí que el frío me envolvía, abrazándome como un manto oscuro y pesado. Cerré los ojos, sintiendo que caía al abismo, una caída sin fin, un vacío que me arrastraba hacia lo desconocido. Pero, en un instante fugaz, la presión se desvaneció y una mano fuerte me sacó de las profundidades. Abrí los ojos con dificultad, y vi a mi hermano Viktor, sus ojos llenos de determinación mientras me llevaba a cuestas, alejándome de la orilla. —¡Viktor! —grité, tratando de procesar lo que sucedía, pero su respuesta fue un silencio tenso, solo roto por los gritos de Ardian y Dax que resonaban detrás de nosotros. —¡Viktor, déjala! —gritó Ardian, su voz cargada de desesperación—. ¡No es seguro todavía! —¡Cállate! —respondió Viktor, sin detenerse—. ¡No puedo dejarla aquí! La adrenalina corría por mis venas, pero el mundo giraba a mi alrededor. Las sombras del bosque se alargaban, y el eco de sus voces se desdibujaba en mis pensamientos. Dax,
LENI —Leni, tienes que comerte el corazón de un lobo, o morirás —repitió mi hermano al ver que me rehusaba. —¿Qué has dicho? —pregunté, sintiéndome como si el suelo se abriera bajo mis pies. La mirada de Viktor, fría y calculadora, se mantuvo fija en la mía, mientras las palabras que acababa de pronunciar resonaban en mi mente. "Asesinar lobos y comerse su corazón" era una frase que no debería haber salido de su boca, y aún así, ahí estaba, en el aire, envenenando el ambiente con su significado. —Es un ritual, Leni —respondió Viktor, su voz carente de emoción—. Una forma de obtener poder. La fuerza de la manada. Náuseas subieron por mi garganta. La idea de hacer algo tan monstruoso me revolvía las entrañas. Aún recordaba el día en que vi a un lobo caer, herido, su mirada llena de dolor y desesperación. No podía imaginarme participando en la caza, mucho menos en un ritual como ese. —Eres un monstruo —logré susurrar, mi voz temblando bajo el peso de la incredulidad. Dax, mi mejor
LENI Observaba a Melisa desde la distancia, su figura aún tendida en el suelo, envuelta en una manta que apenas lograba ocultar las cicatrices de su reciente encuentro con la brutalidad. Habían pasado varias horas desde que Ardian y yo estuvimos a punto de compartir un momento que podría haber cambiado nuestras vidas, pero el destino, siempre caprichoso, decidió interrumpirnos con el grito desgarrador de Melisa, que apareció herida en medio del bosque. Las imágenes de su rostro pálido y de su respiración entrecortada resonaban en mi mente, como un eco que no me dejaba en paz. Mientras los demás miembros del grupo buscaban agua y comida, no podía deshacerme de la inquietud que se había apoderado de mí. La mirada de Melisa, llena de miedo y desesperación, me seguía persiguiendo. No podía evitar sentir desconfianza. Algo en la forma en que había llegado a nosotros me llenaba de desasosiego. "¿De verdad fue un ataque de los lobos Stardark?", me repetía en mi mente. "¿O hay algo más qu
LENISeguía pensando en todo. Mi hermano me repitió todo. No podía creer lo que acababa de escuchar. Las palabras de Viktor flotaban en el aire como un eco aterrador, y mi corazón latía desbocado. La idea de que la anciana Greta había orquestado toda la guerra y estaba detrás de la amenaza a mi bebé me dejó aturdida. Ellos seguían discutiendo sobre todo, llevaban horas haciéndolo. Sin poder contenerme más, salí de mi escondite, con la mente revuelta y el cuerpo tembloroso. Mirando a todos, les pregunté, con la voz entrecortada:—¿Qué acaba de pasar ahora?Al instante, noté que los gemelos estaban presentes. Sus rostros estaban marcados por la fatiga y las heridas, lo que me hizo sentir una punzada de preocupación. Nadav, el más expresivo de los dos, alzó la vista hacia mí.—Llegamos hace dos horas —explicó, su voz resonando con un tono grave—. Los lobos de Rihannon nos estuvieron siguiendo, pero logramos perderlos en el camino.La angustia se apoderó de mí, y la necesidad de saber más
LENI El aire en el bosque se volvía cada vez más denso a medida que seguía a Dax. Podía sentir la ansiedad apoderándose de mí, como una sombra acechante. La oscuridad parecía engullir todo, y el sonido de nuestras pisadas se perdía en el silencio abrumador. Dax avanzaba con firmeza, como si supiera exactamente a dónde iba. Yo, en cambio, me sentía perdida, como un reflejo de este lugar que llamaban "Almas Perdidas". —¿Por qué hemos parado aquí? —pregunté, tratando de mantener la voz firme, aunque mi corazón latía desbocado. La incertidumbre me consumía, y la idea de que no había lobos cerca para cazar me llenaba de inquietud. Dax se giró lentamente, sus ojos oscuros brillaban con una intensidad que nunca había visto antes. Había algo en su mirada que me puso en guardia. —Necesito que entiendas algo, Leni —dijo, y su tono era grave, como si estuviera a punto de revelarme un secreto oscuro—. Lo que llevas dentro no es un lobo. Es una abominación. Mi estómago se retorció. No podí
ARDIAN La lluvia caía en torrentes, convirtiendo el suelo en un lodazal resbaladizo. Miraba cómo Reinhold y Nadav regresaban de la cacería, sus rostros empapados y la ropa cubierta de barro. En sus manos sostenían los corazones de los lobos que habían cazado, símbolos de su valentía y ferocidad. Pero en mi interior, la tormenta que se desataba era mucho más intensa que la que caía del cielo. Me preguntaba en cada instante qué había hecho sufrir a Leni. Las visiones de su angustia, de su dolor ante la locura de Dax, se repetían en mi mente. ¿Era esto lo que quería para ella? ¿Una vida marcada por el miedo y la desesperación? —Ardian —me llamó Viktor al acercarse, sosteniendo una taza de café humeante entre sus manos—. Toma esto. Necesitas estar alerta. Agradecí el gesto y tomé la taza, sintiendo el calor abrazador. —No es seguro lo que dijo Dax —continuó Viktor, su mirada fija en mí—. En el peor de los casos, Leni podría sobrevivir al parto. Ella es poderosa. No morirá tan fác