LENIHay demasiadas cosas que desconozco, que no comprendo del todo, el cuerpo me duele por completo y he tenido un poco de fiebre, pero nadie ha venido a verme en cuatro días, solo una chica me ha traído agua y pan, uno que no tardé en devorar como animal salvaje el primer día de mi pesadilla, sigo sin recordar nada, todo es como un sueño borroso, y aún siento el olor de la sangre impregnado en mi piel. Ardian dice que soy mitad lobo y mitad humana, una Stardark, sin embargo, me cuesta creerlo, nunca he sido nada especial, jamás sentí que hubiera algo diferente en mí. De lo único de lo que sí estoy segura, es de que ese chico, por alguna extraña razón, me atrae demasiado y siento cosas por él. El sonido de pasos acercándose hace que me haga un ovillo en la esquina de la celda en donde me encuentro, la oscuridad cubre mi presencia y a esta distancia, puedo divisar que se trata de una chica pelirroja, quien abre la celda. —Tienes que venir conmigo —me habla con cierto atisbo de tris
LENI—¡Pero es que eres una tonta! No es así, tienes que comenzar por las sábanas y luego por la ropa del alfa. Cada una de mis extremidades arden de dolor, si mis compañeras de la agencia para niñeras me vieran en este momento, se burlarían y seguro que me compararían con la versión antigua de Cenicienta. Aunque lo más probable es que Annora se enfade por el trato que me están dando. Como quisiera regresar a mi mundo, admito que no era una buena vida, pero al menos era dueña de la mía, aquí, no soy más que la sirvienta personal de Ardian King, llevo una semana tratando de sobrevivir, no me habla más de lo necesario, no me mira siquiera, y cuando lo hace, solo recibo el odio más cruel. La idea de que soy mitad lobo hace mella en mi sistema, sigo sin sentirme diferente, lo mismo que sigo sin recordar nada de lo que pasó esa noche en la que asesiné a Carlota King. Ardian ha puesto muchas tareas para mí, desde atender su habitación, hasta servirle la comida que preparan para él y Silv
LENINo tengo idea de cómo es que salí del castillo. Pude haber escapado, pero no lo hice al final, por dos cosas: aunque lo hiciera, no sé en dónde se encuentra el portal del que habló Ardian; además, una parte de mí sigue queriendo estar cerca de él, una parte que parece estar conectada y magnetizada a este sitio. Logro escabullirme sin ser vista hasta la habitación. Para mí buena suerte, la puerta está abierta. Entro y me meto en la cama con la intención de dormir un poco más; al final, no puedo hacerlo. —Estaré bien —me susurro, abrazándome a mi cuerpo. Toda la habitación está helada. No tarda en hacerse de día; el sueño me quiere vencer. Sin embargo, no puedo dormir. Rindiéndome, me pongo de pie, me alisto y enseguida se abre la puerta, apareciendo el alfa con el ceño ligeramente fruncido.—Veo que no te encerraron como ordené —su voz sigue teniendo esa nota cruel que me eriza la piel. No respondo. —Solo he venido a avisarte que me voy y a advertirte que no hagas nada est
ARDIANPensar en Leni no ayuda a tranquilizar esta marea de emociones que me aplastan el pecho. Al principio no quise creer que Leni fuera capaz de tanto, pero son varios testigos los que vieron lo que sucedió, una sirvienta, Silver y el pequeño Don, tantos no pueden equivocarse. Si bien, la muerte de mi madre no me ha afectado tanto como la de mi hermano mayor, sigue siendo familia, todo el mundo me advirtió sobre los Stardark, sin embargo, mi lobo interno sigue aferrado a la idea de no dejarla ir, de creer en ella, una parte de mí, muy en el fondo, quiere pensar que ella es inocente. Lo vi en su mirada, el miedo, la confusión, puede que ella ni siquiera recuerde lo que pasó, es mitad humana, pero si no actúo de esta forma, si no cumplo con mi deber como alfa y rey de Tafaryen, entonces ella sí correrá un grave peligro del que ni siquiera yo seré capaz de protegerla. —No pareces tener buena cara. Levanto la mirada, los ojos de Robert Arcade, están puestos sobre mí. El padre de Si
NARRADOR OMNISCIENTELa sangre le hervía a Ardian, con cada golpe certero que le atestaba a aquel chico, despertaba un instinto asesino que nunca había sentido antes, era como si el aire de pronto fuera una neblina sofocante que le aplastaba el pecho, hasta que el tacto dé a quien había estado repudiando estos días, lo paralizó. —Por favor, detente. El suave tono de voz de Leni, lo congeló, pudo percibir el miedo, la incertidumbre y el dolor en la última nota descendiente, su pecho subía y bajaba de manera frenética, mirando al chico pálido, se apartó de él. —Vete —demandó. Él no lo pensó dos veces y salió despavorido, ¿qué era en lo que estaba pensando antes de lanzarse de esa manera con un miembro de su manada? Se pasó una mano por el cabello, lleno de desesperación. —¿Qué estabas haciendo con él? —le preguntó a Leni. A quien no se atrevía a ver. —Nada. —No mientas —en menos de un parpadeo le rodeó el cuello, acorralándola contra la pared—. Te vi sonriéndole y te ha tocado.
ARDIANNo puedo apartar la mirada de Leni Marshall, a quien he estado observando con discreción todo este tiempo que hemos permanecido dentro de la tienda de la modista, una anciana muy reconocida en todo el reino, por su buen gusto y la excelencia en las telas de sus vestidos, no quiero estar aquí, tanto como Leni no está disfrutando de estar detrás de Silver como un pequeño y frágil cachorro. Ella es mitad loba, y algo me dice que el día en el que mi lobo viera a la suya, el lazo que nos une se fortalecería, lástima que eso nunca pasará, los celos me siguen carcomiendo, otro la tocó, deslizó sus brazos por su suave piel. —Ardian. La voz chillona de Silver me pone de mal humor, levanto la mirada, sus ojos tienen un brillo que me da náuseas, trae puesto el vestido de novia más costoso y lleno de las mejores joyas. No puedo evitar imaginarme ese vestido en Leni. —¿Qué te parece? —se da una vuelta de cuerpo completo—. A mí me encanta. Detallo su figura, sus curvas, sus pechos, Silv
ARDIANMiles de pensamientos viajan en dirección de una sola cosa, o, mejor dicho, de una sola persona; Leni Marshall. No he hablado con ella desde aquella noche en la que le dije que asistiría a mi boda como una invitada más, una muy especial. Nunca ha estado en este mundo antes, por lo que no tiene idea de lo que significa esto. Busqué soluciones, una parte de mí quería que este lazo con Leni, funcionara, aunque una vez más, el resultado de cada una de ellas, era el mismo de siempre; Leni muerta. Todos están sobre mí, el consejo lunar, mi padre, la manada, incluso la que será dentro de poco, mi esposa, lo que se espera de mí como alfa, una luna fuerte como Silver, hará más sólida la alianza que tengo con los demás, solo es eso, es lo correcto. —Ardian. No hace falta que voltee, supe desde qué Reinhold entró al castillo, que era él. —La boda es un hecho —digo sin apartar la vista del enorme jardín que colinda con el bosque brumoso que rodea el castillo. Abajo, los preparativos
NARRADOR OMNISCIENTE—¡Hagan algo de inmediato! El pecho de Ardian subía y bajaba debido al disparo de adrenalina que corría por todo su torrente sanguíneo; la cabeza le estallaba, no dejaba de comparar la sensación aplastante en su pecho con ser herido con hierro caliente, parte por parte del cuerpo. Luego de que Leni cayera muerta en medio de la iglesia, ordenó la cancelación del banquete, pese a que su padre y ahora su esposa no estaban de acuerdo; le importó poco, incluso que los ancianos de la corte lunar estuvieran presentes. Solo tenía un objetivo: reparar el daño que le había hecho a Leni, asesina o no. Tarde comprendió que ella no tenía la culpa de nada, mucho menos de haber nacido con la sangre de los dioses Lycans más tiranos que habían existido en su mundo. Y ahora estaba observando a detalle, con ojo crítico, cada uno de los movimientos que realizaban los sanadores de medianoche, lobos milenarios con poderes extraordinarios y con más capacidades curativas que los sa