ARDIANMiles de pensamientos viajan en dirección de una sola cosa, o, mejor dicho, de una sola persona; Leni Marshall. No he hablado con ella desde aquella noche en la que le dije que asistiría a mi boda como una invitada más, una muy especial. Nunca ha estado en este mundo antes, por lo que no tiene idea de lo que significa esto. Busqué soluciones, una parte de mí quería que este lazo con Leni, funcionara, aunque una vez más, el resultado de cada una de ellas, era el mismo de siempre; Leni muerta. Todos están sobre mí, el consejo lunar, mi padre, la manada, incluso la que será dentro de poco, mi esposa, lo que se espera de mí como alfa, una luna fuerte como Silver, hará más sólida la alianza que tengo con los demás, solo es eso, es lo correcto. —Ardian. No hace falta que voltee, supe desde qué Reinhold entró al castillo, que era él. —La boda es un hecho —digo sin apartar la vista del enorme jardín que colinda con el bosque brumoso que rodea el castillo. Abajo, los preparativos
NARRADOR OMNISCIENTE—¡Hagan algo de inmediato! El pecho de Ardian subía y bajaba debido al disparo de adrenalina que corría por todo su torrente sanguíneo; la cabeza le estallaba, no dejaba de comparar la sensación aplastante en su pecho con ser herido con hierro caliente, parte por parte del cuerpo. Luego de que Leni cayera muerta en medio de la iglesia, ordenó la cancelación del banquete, pese a que su padre y ahora su esposa no estaban de acuerdo; le importó poco, incluso que los ancianos de la corte lunar estuvieran presentes. Solo tenía un objetivo: reparar el daño que le había hecho a Leni, asesina o no. Tarde comprendió que ella no tenía la culpa de nada, mucho menos de haber nacido con la sangre de los dioses Lycans más tiranos que habían existido en su mundo. Y ahora estaba observando a detalle, con ojo crítico, cada uno de los movimientos que realizaban los sanadores de medianoche, lobos milenarios con poderes extraordinarios y con más capacidades curativas que los sa
LENIEsa voz… —Demasiado tarde, Ardian, ella ahora es mía. Algo en mi pecho se expande: una ola de calor y los recuerdos que atesoraba del pasado, golpean cada pared de mi cabeza. El niño castaño de ojos grises, con el que jugaba cuando era pequeña, aparece en mi mente. Respiro profundo, lo último que recuerdo es haber sentido una opresión dura en el pecho. Al observar a Ardian mordiendo a Silver, el dolor era incalculable e imposible de soportar, se trataba del equivalente a quemarse vivo. Respiro con profundidad, despertando por completo. El rostro de Dax aparece delante de mí, aunque él no me mira; sus ojos fieros están anclados en alguien más. —¡Despertó! —grita otra persona. —Leni —dice Dax, mi viejo amigo, y quien, al verlo, tengo la necesidad de abrazarlo. —Dax —mi voz tiende de un hilo. Una sonrisa de media luna se ladea en su rostro. —Hazlo, si eso es lo que quieres —arguye con ojos amplios y curiosos. Dax es la única persona que conozco y que nunca me ha tratado mal
LENISus labios chocan con ferocidad, el impacto provoca que abra la boca para tomar aire, algo que Ardian aprovecha para invadirme. Su lengua encuentra la mía y me atrae más hacia su cuerpo. El salvajismo que hay en el acto, me produce un cúmulo de sensaciones que no puedo controlar, lo mismo que descifrar. —Ardian —mascullo, colocando las palmas de mis manos sobre su pecho. Ya no existe la conexión que antes invadía mi mente y nublaba mi buen juicio; no hay nada. Recuerdo querer este apetito incontrolable, desear estar siempre a su lado, ahora es diferente, sigue siendo un completo desconocido, como al principio. —¿Qué haces? —le pregunto al romper el beso. Su respiración se sigue agitando. El color rojo de su mirada me indica que está dejando que su lobo interno lo domine. “Nos quiere, no lo permitas” me dice mi loba. —Quiero estar sola —trago grueso—. Estoy cansada. —No —expresa sin ninguna emoción aparente. —¿Qué quieres de mí? —me incorporo al mismo tiempo que él—. Sabes
NARRADOR OMNISCIENTELos ojos de Ardian no se apartaron de Leni mientras ella se encontraba sumida en un sueño profundo, tras haberla hecho suya. Poco a poco cerró los ojos, hasta perder consciencia de todo. Tenía en mente varios asuntos por resolver; uno de ellos, el más importante, era la conexión que tenían, y que, debido a su error, se rompió. Se sentía frustrado, cabreado, ardido y celoso por la marca de la mordida de Dax Lancaster. Su padre movió las piezas para que el juego estuviera a su favor. Tenía el conocimiento de lo que iba a suceder al tomar a Silver como luna. Guardó todo para sí mismo, por la ambición y el poder que quería seguir teniendo sobre la manada. Su matrimonio era una cortina de humo, un analgésico para desaparecer las inseguridades de todos, para eliminar el miedo que yacía en sus miradas el día de la ceremonia. Al haber mordido a Silver, su lazo con Leni se rompió, pero nació uno más poderoso con su Luna, uno que le permitía sentir, como suyas, sus emocio
ARDIANNo he podido conciliar el sueño, llevo despierto más de quince horas seguidas y la falta de descanso comienza a afectar mis sentidos. Hace dos noches que me he mantenido alejado de Leni, solicité que se le proporcionara una habitación cercana a mí, pero lo rechazó. ¿La razón? De acuerdo con Rita, la omega a la que le asigné ayudarla en cualquier cosa que desee, solo dijo que no se sentía cómoda estando cerca de la realeza, prefiriendo, de esta manera, permanecer en la habitación de antes. Por otra parte, está Silver. No importan todos los métodos que utilice para que esté entre sus piernas, fui sincero. Ella solo es la máscara que los King usarán frente al mundo. La puerta se abre y me alegra ver a Don, caminando por su cuenta. Ese niño sin duda tiene la sangre de un rey, y la mirada tétrica que tenía mi hermano mayor.—No estás contento —advierto el enfado en sus pupilas. —Silver jamás será mi mamá —se detiene delante de mí, con las manos en los bolsillos—. Me gusta Leni, de
LENIHe perdido la cuenta del tiempo en el que he estado aquí, en este mundo, dentro de las mediaciones del reino Tafaryen. Continúo recordando con tristeza mi vida, mi trabajo, la agencia de niñeras a la que asistía con entusiasmo, puede que suene demente, pero incluso extraño a mi padre y a mi hermanastro, aunque en realidad esto fue parte de su culpa, si no me hubiesen vendido por sus apuestas, Ardian y yo nunca nos hubiésemos familiarizado. “No estás sola, Leni”, la voz de Cristal, me saca de mi ensimismamiento. “Lo sé, estaba pensando que, si pudiéramos salir de aquí y cruzar la barrera, podríamos ir a casa y hablar con mi padre. Estoy segura de que él puede darme algunas respuestas” “Ardian nunca nos dejará ir”.Me estremezco ante la idea de que aquella pesadilla se haga realidad. La inquietud me inmoviliza por unos segundos, la voz de mi loba se desvanece hasta ser un débil susurro. La piel se me eriza de manera instantánea, me retiro del lago y me pongo en pie. Mis ojos obs
ARDIANEn mi infancia, adquirí la capacidad de observar a mi hermano mayor como un héroe, siempre siguiendo las normas: el hijo perfecto, el rey que todos amaban y el esposo que toda mujer quería en su cama, el amante más deseado. Era un ejemplo a seguir no solo para la manada, sino también para mí. Hasta que rompió las reglas, levantó una rebelión contra el sistema que ha funcionado por siglos. Desde su fallecimiento, no puedo permitirme cometer los mismos errores que él. Las responsabilidades recaen en mis hombros y el bienestar de la manada es primordial. El único fallo en mi ecuación es Leni. —Pareces distraído por algo. La voz de Silver me libera de mis pensamientos, levanto la mirada, sus ojos de tonalidad verde oscura se abalanzan en mí, y puedo experimentar sus emociones debido a la mordida que provocó un lazo entre ambos. Estoy convencido de que puede sentir las mías de vuelta, está enfadada, confundida, dolida y celosa. —¿Qué es lo que te inquieta? —inquiere con la caute